Archivo de abril, 2017

El armario de Blanca Suárez, la chica del cable

Tenemos la gran suerte de vivir en un país con denominación de origen en vinos, aceites, espárragos, y, en mi opinión, actores. Si a eso le sumas la cantidad de eventos y alfombras que les hacemos pisar, el resultado de sus apariciones es una mezcla entre sus gustos personales, su estilo y lo que les recomiendan los especialistas en estilismo para sacarse partido.

 

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Una de ellas, y además de mis actrices favoritas desde El Barco, es Blanca Suárez. Lo mejor de la madrileña es que se atreve con todo, desde un largo hasta los pies hasta el corte más mínimo luciendo piernas con aplomo.

Ha sido una de las primeras en llevar la tendencia del long bob (media melena) y en cada aparición pública demuestra la versatilidad del corte: ondas estilo años 50, recogido, trenzas, rizos desechos, liso…

A la hora de quedarme con las claves de sus estilismos (algo complicado por lo que os decía de que prueba todo) el color negro es uno de sus aciertos en cualquiera de sus conjuntos. Para ocasiones más formales apuesta por escotes en pico luciendo el pecho natural (¡hurra!) y anchuras que marcan su silueta, mientras que para eventos y promociones durante el día apuesta por cortos midi. Aunque para mí uno de los complementos que más me gusta es que a diferencia de otras celebrities, Blanca Suárez siempre posa con la sonrisa.

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Dolce & Gabbana y las escandalosas zapatillas ‘bodyshaming’

Amo la firma italiana. Me encanta que una marca profundice en la cultura de un país, en este caso el suyo propio, y la proyecte internacionalmente colección a colección. Dolce & Gabbana, formada por la ex pareja Stefano Dolce y Domenico Gabbana son una firma de referencia mundial cuando se habla del mercado italiano (por mucho que entre sus compatriotas no sean tan estimados).

«Soy delgada y guapa», la declaración en las nuevas zapatillas de D&G. INSTAGRAM

Cualquiera podría pensar que el hecho de que hayan sido la marca elegida por Madonna o Kylie Minogue les permite poder tomarse ciertas licencias en el plano artístico. No olvidemos que estamos hablando también de los primeros en lanzar una colección de hiyabs para el mercado árabe, algo que fue conflictivo el año pasado poniendo de relieve cuál es la postura de los diseñadores si crean una línea que precisamente constriñe a la mujer. Os lo diré en bajito, que mi IP es milanesa y no quiero desatar la furia de ambos titanes: vender.

Sí, vender. «Poderoso caballero es Don Dinero», decía Quevedo antes de que tan siquiera existiera la industria de la moda, pero es algo que han querido hacer desde Coco Chanel, liberando a la mujer del corsé, hasta Dolce & Gabbana poniéndole un velo que la cubriera.

Pero como hay muchas formas de vender, no todas pueden parecernos igual de apropiadas. Y parece que el denominador común de estos dos últimos años es el escándalo. El hilo del tanga a la vista de Versace, campañas protagonizadas por modelos sumisas de Yves Saint Laurent y, el nuevo grito en el cielo 2.0: las zapatillas «Soy delgada y guapa» de D&G.

Resulta curioso que hace un mes, en la Semana de la Moda de Milán, la marca presentara su colección con un desfile protagonizado por modelos de diversas edades, alturas y tallas, algo que podría parecer novedoso y de una apertura de miras nunca vista en la pasarela y, un mes después, vuelva a 1940 con este mensaje.

Lo más irónico de todo el asunto es que ya son varios los medios que se han hecho eco de la burrada lo poco apropiado que puede resultar este mensaje en unas zapatillas teniendo en cuenta la de movimientos bodypositive que animan a las personas a aceptarse independientemente de sus tallas.

De esta manera, Stefano Gabbana, que prácticamente vive en las redes sociales, se ha dedicado a compartir en su Instagram todos los artículos en referencia a las zapatillas y a meterse con aquellos que los han escrito afirmando que «con esa estúpida información solo estáis haciendo a nuestra marca más fuerte y famosa«.

Famosa sí, desde luego, pero ¿es esta la fama que quieren? Quiero pensar que no estará tan orgulloso como se muestra en su Instagram teniendo en cuenta que, después de que empezara a insultar y a llamar «gordos» a los que comentaban la fotografía de su zapatilla, esta ha desaparecido misteriosamente.

 

‘Sunset shadow’, la sombra de ojos que nos sentará bien a todas

Con el reinado de los tonos tierra y nude en labios, colorete y paletas de sombras, una tendencia ha nacido como contrapunto: las sombras atardecer o #sunseteye, que, si has nacido en los 90, te recordará al maquillaje con el que venían tus muñecas Barbie, Bratz o MyScene.

INSTAGRAM

La mezcla nace de la combinación de amarillos, naranjas, rojos y rosas con un toque de azul y las pestañas bien marcadas. Aunque puede parecernos peor idea que combinar sandalias con calcetines en realidad es una tendencia muy veraniega que, para planes festivaleros o un poco más formales de media tarde, encaja a la perfección.

Ni las más reticentes (véase yo que uso una micra de sombra y siempre de color discreto) no podrán resistirse, ya que la mezcla de tonos, por extraño que parezca, es favorecedora para prácticamente cualquier color de ojos y de piel que se tenga.

#fullspectrumpalette #day2 #motd #sunseteyes

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Si os animáis a hacerlo, aquí tenéis un tutorial que os enseña a combinar los diferentes colores:

Carta a mi yo de 50 años (para cuando los tenga)

Querida yo de 50 años:

Antes que nada, lo siento.

Lo siento porque no me estoy echando crema de protección 50 todos los días antes de salir de casa. Ambas sabemos que lo he intentado, pero que soy un desastre y me acabo olvidando. Lo siento porque no soy capaz de beber los famosos dos litros de agua que recomiendan al día. Lo siento porque no consigo eso de pedirme un té verde cuando hay plan de cañas con los amigos en un bar.

@meetingmara

Te diré que llevo 25 años vistiendo como me da la gana y espero que, 25 años después, sigas haciéndolo. Me dan lo mismo los artículos de «Prendas que no deberías llevar a partir de los 30» o «Las reglas para maquillarte si tienes más de 40». No lo sigas, no hagas caso, viste, calza y maquíllate como te salga de las narices, como te sientas favorecida y a gusto contigo misma a pesar de que vaya en contra de lo que te recomienden.

Lo siento porque no tienes cientos de amigos de la infancia. Supongo que aprendí demasiado pronto que mi tiempo era una inversión y que no merecía la pena emplearlo en todo el mundo. Pero si has sido lo bastante lista, algo de lo que no tengo duda, conservarás esas pocas amistades que he ido coleccionando a lo largo de los años. Esas que sabes que se han ganado el derecho de ser amigos, y de las que tienes la gran suerte de poder llamarles así. Los que, a falta de más hermanos, espero que sean los posibles tíos postizos si has tenido hijos. Que si no los has tenido, tampoco pasa nada. Vale que molaba la idea de ser madre, pero oye, allá tú con nosotras.

Espero que estés haciendo deporte. No digo que seas la amante del gimnasio que soy ahora, pero que andes, que corras, que no pases el día sentada, que nos dijeron que nuestro metabolismo va de lento casi hacia atrás y que si no tienes el tiroides ya parado del todo ambas sabemos que acabará sucediendo. No te pido que estés delgada, musculosa o con la tripa plana, pero sí que estés sana. Que el cuerpo es patrimonio de ambas.

Espero que sigas sonriendo cada día de tu vida porque encuentres un motivo para hacerlo. Que le den por culo a las arrugas de expresión. Acuérdate de mamá y de lo guapa que nos ha parecido siempre. También te pido que no te niegues pequeños placeres: bebe una copa de vino de vez en cuando, coge una onza de chocolate negro a escondidas y sigue disfrutando de cómo se deshace en la boca.

Quiere, quiere mucho. Sigue queriendo sin miramientos aún cuando puedan hacerte daño. Tienes un corazón así que aprovéchalo al máximo. Quiere incluso cuando no sea correspondido, cuando sepas que se va a acabar o a miles de kilómetros, pero quiere.

No dejes de formarte, de aprender, no pierdas la curiosidad por lo que te rodea. Sigue creciendo, sí, con 50. Si algo nos enseñó el abuelo es que la juventud reside en mantener la mente fresca aún cuando el cuerpo va en silla de ruedas. No dejes esa buena costumbre de leer unas páginas de un libro antes de irte a dormir. Dedícate tiempo a ti, que lo necesitas y no tiene nada de malo ni de egoísta encontrarlo.

En definitiva, siento si estás «pagando» alguno de mis desaciertos, pero lo bueno de que tengas 50 años es que verás las cosas con perspectiva y sabrás que hemos vivido cada segundo de estos años. Recuerda que te quiero. Siempre lo he hecho y nunca dejaré de hacerlo.

Mara

Yezzy Supply, la colección de joyería de Kanye West que le encantaría a tu abuela

Inspirada en el arte florentino del siglo XIV, Kanye West, el productor, rapero, diseñador y quién sabe qué otra profesión podré añadir el próximo mes, ha lanzado una línea de joyería que bien podría haberse copiado de las medallas de oro de Primera Comunión que te regala tu abuela.

La diferencia es que en vez de llevar a la familiar Virgen o a un Jesusito, las joyas de Kanye West muestran los bajorrelieves de Donatello.

El diseñador, en colaboración con Jacob Arabo (joyero fundador de Jacob&Co, una marca de joyería conocida dentro del mundillo del hip hop), declaró a la revista Vogue que esta colección nacía de su deseo de «crear algo que representara el amor atemporal«.

Un amor que por lo visto para el rapero está representado por 12 piezas, collares, brazaletes y anillos en oro puro de 18 kilates para que casi puedas sentir como que llevas la dote puesta.

Si a eso le sumas el peso de la cadena y que las medallitas no son precisamente pequeñas (échale un vistazo a la foto a Kim Kardashian luciéndolas), te quedas con una colección muy poco discreta, pesada y no para todos los gustos:

YEEZYSUPPLY

YEEZYSUPPLY

YEEZYSUPPLY

Pero no te preocupes, si no tienes entre 4.000 y 10.000 dólares (que es lo que cuestan las piezas de la colección) no vas a tener que lucirlas nunca.

Ojalá te quieran fea

Pero fea de verdad. Fea de esos días en los que tú misma te miras al espejo y te niegas a aceptar que eres la persona que te devuelve la mirada. Te deseo a alguien que en ese momento te vea preciosa por ser tú la que lleva esa cara de fea. Alguien que vea más allá de tus ojeras, arrugas y esos pelos misteriosos que empiezan a salir por la edad en lugares insospechados.

PEXELS

Ojalá (que también) te quieran maquillada. Ojalá aprecien la de tiempo que le has dedicado a tu ahumado hollywoodiense, a tus labios perfilados al milímetro. A tu cutis de muñeca solo que en vez de Famosa, de Kiko, Mac o Astor. Pero, sobre todo, te deseo a alguien que te diga que te prefiere sin tanto maquillaje encima porque eres «más tú».

Ojalá te quieran peluda si decides que no quieres seguir depilándote. Te deseo a alguien que haga bromas con tu bigote, entrecejo o con los pelos que recorren tus piernas, ingles, axilas, espalda, ombligo… Te deseo a alguien que te desee independientemente de si por tu piel han pasado cuchillas, ceras o nada en absoluto.

Ojalá te quieran alta, con unos tacones y una falda. Ojalá adoren cómo te hacen las piernas. Pero te deseo a alguien que te vea en pijama, con una camiseta vieja, haciendo footing o sudada y te convenza de que no has perdido un ápice de atractivo.

Te deseo a alguien así porque no te mereces menos. Pero ojalá entiendas que ese alguien que, estés como estés, siempre te va a ver en tu mejor momento, eres tú. Una vez lo entiendas, ya puedes buscar a alguien más ahí fuera.

Las cejas pluma, una tendencia para atrevidas

Instagram es el nuevo caldo de cultivo de las tendencias, ya sean de maquillaje, moda o peinados. Si existe está en Instagram.

La última moda demencial es la nueva manera de llevar peinadas las cejas: el efecto pluma.

Stella Sironen, una maquilladora finlandesa cuyas creaciones son imaginativas a más no poder (arcoiris, purpurina…), ha sido la pionera en lucir las fantasiosas cejas.

Estéticamente hemos pasado, en apenas 10 años, de llevar las cejas depiladas al máximo (como si lleváramos una fila de hormigas en la frente) a insistir en su grosor e incluso exagerarlo, por lo que el primer requisito para lucirlas es tenerlas tupidas.

Para conseguir este efecto basta con dividir la ceja a la mitad horizontalmente, peinar la parte superior hacia arriba, la inferior hacia abajo y mantenerlas con algún tipo de fijador (laca o jabón pueden hacer el apaño).

Llamativas y originales, las cejas pluma no parecen una elección a tener en cuenta para el día a día a no ser que queramos asemejarnos a una mariposa con sus antenas.

¿Volveremos a enseñar el hilo del tanga?

Abril, año 2006, un día de clase por la tarde de esos en los que empieza a hacer calor. Tienes lección de filosofía y dejas vagar la cabeza alejada de Platón y Descartes. Tu mirada vaga por la clase hasta que se cruza con algo llamativo, un tanga fosforito que sobresale del pantalón de la chica de delante.

Por mucho que quieras quitar la vista, toda tu atención está en esos tres hilos de tela que forman un triángulo invertido que casi parece que pide auxilio saliendo de las entrañas de un vaquero. Era algo que no querías ver, pero una vez dabas con ello, no podías dejar de mirarlo. El triángulo o hilo del tanga siempre estaba ahí, acompañando a las mujeres en los primeros años del 2000.

Espero, rezo y confío en que no vuelva a llevarse. La etapa de enseñar la cinturilla de las bragas no fue la mejor de las tendencias de la época. Y aunque muchas de ellas han vuelto y nos estamos subiendo al carro de las chokers, las medias de rejilla o las zapatillas vintage, son tendencias que tienen un pase. En el caso del hilo del tanga, no.

El culpable de este revival es Versus, la línea de Versace, que, en su colección presentada en la London Fashion Week, quiso rescatar esta tendencia con un tanga de grosor nivel cinta americana.

He de admitir que ciertas prendas interiores a la vista, como es el caso de los corsés o el sujetador de encaje, que tanto estamos viendo ahora por encima de la ropa, son underwear que puedo entender que salgan al exterior en algunos casos, no así como el hilo o cinturilla de una braga que es algo hortera que solo encaja en una rave en la puerta de Fabrik.

A mash-up of Versus heritage elements. #VersusFW17

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Katy Perry ya no es la ‘choni’ de la alfombra roja

Años han pasado desde que vimos por primera vez a esa Katy Perry embutida en un corsé disparando nata por las tetas en su videoclip de California Girls. Su estilo llamativo inspirado en las pin up de 1950 hacia que en cada aparición pública nos sorprendiera con lo que fuera que llevara puesto.

Sin embargo el tiempo pasa y la cantante no es la misma que con unos brackets (falsos) entonaba Thank God It’s Friday. Katy Perry esta viviendo lo que se conoce como la madurez estilistica, y no solo en sus elecciones de vestuario sino en lo que a maquillaje y peinado se refiere.

La cantante ha pasado de maquillajes con colores llamativos en los labios junto a unos ojos ahumados impactantes, a colores tierra y pastel con los ojos menos contrastados. Ademas ha cortado por lo sano con su melena y su último cambio estilistico es el pelo corto y rubio al que también se han unido otras celebrities como Scarlet Johansson o Kaley Cuoco.

Ademas, en la alfombra roja ha decidido prescindir de modelos ceñidos y esta reformandose hacia un estilo mas ladylike, moderno y urbano. En otras palabras, ya no es la ‘choni’ de la alfombra roja.

Estos son algunos vestidos que lució durante 2016:

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El corte de la melena empezó a ser una declaración de intenciones de la búsqueda de un estilo mas refinado:

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Su último cambio de look es el corte pixie asimétrico, con uno de sus lados mas largos que el otro y teñida de rubio:

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Y por mucho que he intentado contenerme no he podido evitar incluir algunos de los patinazos mas sonados de la cantante:

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«Tengo dos meses para bajar entre 8 y 10 kilos si quiero ser Miss Venezuela»

¿Sabes cuando de pequeño estás viendo una película de miedo? Te asusta tanto que tienes la cara tapada con un cojín o con tus manos, pero aún así, algo te empuja a lanzar breves vistazos a la pantalla.

Pues algo parecido me pasa con los concursos de belleza. Me aterrorizan a más no poder por lo que simbolizan pero aún así no puedo evitar el morbo de mirar de vez en cuando si capto un retazo en la televisión.

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Con To be a miss no fue así. Cuando supe que habían hecho un documental sobre el certamen de belleza de Miss Venezuela la curiosidad pudo a la aversión. La importancia que tiene, como para que le hayan dedicado un documental, es que en los últimos 60 años, es el país que más premios internacionales de belleza ha ganado, el que cosecha mayor número de Miss Universo y cuyo concurso nacional se transmite en 20 países. En otras palabras, es un negocio.

El filme sigue a tres chicas: Bethania Dávila (17), Mirla Guillen (25) y Kiara Veras (23) en su camino hacia Miss Venezuela. A lo largo del documental las veo subir a un escenario tras otro, a desfilar en bikini donde dicen su altura y peso como si fueran ganado a punto de ser adquirido por una fábrica de hamburguesas, solo que, a diferencia del vacuno, esta manada no tiene casi carne.

«En la agencia me han dicho que tengo dos meses para bajar entre 8 y 10 kilos» dice la más joven de ellas. Cinco horas al día en el gimnasio y hambre constantemente. ¿Para qué? Para ganar un certamen que, para ellas, es un trampolín. «La vida de una persona cambia, da un giro de 360 grados» dice otra. Su casa, una vivienda formada por apenas cuatro paredes levantadas en el suelo, es diminuta. Comparten habitación tres hermanas y en ella guarda además de sus coronas y bandas, una Barbie sin desempaquetar que tiene colgada en su pared. Su primera muñeca, que le regalaron los de la agencia por su cumpleaños.

Kira, otra de las participantes, sale de un casting (casting por cierto que tiene lugar en una clínica de cirugía plástica) en el que le han dicho que se tiene que «operar la nariz, el busto y una liposucción para aplanar el abdomen. Mi nariz es una nariz chata y tiene que ser más perfilada y respingona».Y es que las ganadoras de Miss Venezuela siguen el canon de belleza anglosajón, a saber mujeres rubias o morenas de piel blanca y rasgos perfilados. «No tienes el tipo de rostro que le gusta a Osmel, te tienes que operar» le espeta una directora de una agencia de modelos a una adolescente. Con «Osmel» se refiere a Osmel Sousa, el presidente de la organización de Miss Venezuela, el «Hacedor de reinas».

«Esas coronas que se les han dado a Osmel Sousa han descabezado a las mujeres.  Mi identidad no la define Miss Venezuela. Que vivamos eso como identidad es un discurso que nos han vendido. Siempre ha ganado la típica mujer blanca». Esto, según Jessie Blanco, profesora universitaria, hace que se mantenga «al pueblo femenino en estado de consumo permanente con esto. Es la forma de tener a la mujer apartada, alejada de la transformación de la cultura del país».

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Las chicas saben que tarde o temprano tendrán que someterse a operaciones, pero declaran que están dispuestas a hacer lo que sea necesario para llegar a Miss Venezuela. Las adolescentes venezolanas han pasado de pedir en su fiesta de 15 cumpleaños el coche a «las lolas» (implantes mamarios) y más de la mitad de las mujeres del país se han sometido a operaciones de cirugía plástica.

(Creía que sería lo bastante fuerte como para no apartar la vista en ningún momento, pero ver como un cirujano clava un bisturí en la aureola de un pezón y lo levanta fue demasiado para mis fuerzas.)

El problema del alto coste de las operaciones es que muchas mujeres recurran a cirujanos que no están especializados en la cirugía plástica, lo que ha provocado varias muertes en el país. «Ves a una Miss Venezuela por televisión y sabes que está operada pero quieres ser como ella» dice una de las aspirantes.

Y, ¿de dónde una chica que trabaja en un centro de llamadas u otra mantenida por su madre que vende helados saca el dinero para operarse? De patrocinadores, reuniones privadas que tienen lugar entre el director de la agencia y el dueño de algún negocio local:

-Lo mas importante en el caso de Mirla es que es soltera y sin perro que le ladre -dice el director de la agencia.

-Bueno si se porta bien… -contesta el dueño de una empresa de reprografía.

-Claro

-Déjame revisar -Aquí imagino que la chica se puso en pie ya que no permitieron grabar imágenes y en el documental solo se reproduce el audio)-. Quizás una cena o algo.

Al salir de la reunión el director de la agencia está exultante: «Te va a pagar todo y es el único sponsor que vas a tener». La chica no sonríe, la que tiene en miras operarse tampoco. Es algo que me llama la atención. Hablan de sueños, de pasión pero no veo la felicidad propia de quien está haciendo algo que le gusta.

Miss Venezuela y Miss Universo empezaron a raíz de la Segunda Guerra Mundial. En el caso del certamen nacional, fue de la mano con el desarrollo del país, lo que hizo que la gente lo relacionara con el éxito económico y triunfo internacional. Sin embargo ahora se ha convertido en lo que es en otros países el fútbol, una mera distracción, el panem et circenses: «La gente no está pendiente de lo que está pasando, solo de lo superficial» afirma la profesora.

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Miss Venezuela es un producto en sí mismo. El hecho de que cirujanos sean jurados del casting hace que sostengan un modelo de negocio en el que ellos mismos están fabricando su cartera de clientas. A su vez, la creación de certámenes de belleza infantiles como Mini Venezuela, hace que desde edades muy tempranas las niñas se vean sometidas a tacones, maquillaje y al escrutinio público en el que con apenas 5 años ya se las juzga como «Rostro más lindo» o «Mejor cuerpo» cuando lo que deberían estar haciendo es jugar. Si una niña crece con esa presión por ser la más guapa es lógico que luego intente presentarse a Miss Venezuela y, seguidamente gastarse el dinero necesario en la inscripción del concurso (unos 50o euros) más las operaciones.

Y mientras tanto, que más de 500 venezolanas fueron asesinadas por violencia doméstica en 2011 o que es el país con mayor número de embarazos adolescentes de Sudamérica no parece tan preocupante cuando televisan Miss Venezuela.