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Gastaban bromas a sus hijos para ganar seguidores y acabaron perdiendo su custodia

La exposición de los niños en YouTube, Instagram y demás redes sociales es algo que me preocupa. Y ojo, he dicho ‘en’ y no ‘a’. Es cierto que hay que andar con pies de plomo respecto a la actividad y el tiempo dedicado de los menores a Internet, pero siempre he defendido que son instrumentos que piden resultar muy útiles y motivadores si se saben gestionar. En cambio, los niños que están en esas redes, como protagonistas, es algo que me parece que encierra muchos más riesgos.

En Internet primero fueron los blogs de maternidad. Blogs como éste, que pronto cumplirá una década. Los había que mostraban imágenes de los niños, pero la gran mayoría compartíamos reflexiones, trucos, consejos, experiencias, anécdotas, planes… La explosión de Instagram y de YouTube hace poco ha cambiado el foco. Ahí lo importante no es lo que se escriba, sino lo que se vea. Todavía en YouTube se puede comunicar más, pero sobre todo Instagram está centrado en el consumo de fotos, sin que el texto importe, limitando sus caracteres, impidiendo enlaces… y favoreciendo que se exponga en exceso a los niños. Niños que no pueden dar su consentimiento o que no entienden lo que implica darlo. Niños que se convertirán en adolescentes y en adultos que no sé qué pensarán de esa exposición pública de su infancia. Haciendo también que muchos padres, que estamos ahí más o menos, manejemos esas herramientas con cierta incertidumbre y distinto grado de conservadurismo, con nuestras propias reglas que nada aseguran.

Pero por mucho que cada padre tenga distintos límites, para mí hay una exposición que sin duda excede cualquier dictado del sentido común, que es la de usar a los niños para reírse, ridiculizarles, gastarles bromas que les hacen pasarlo mal, da igual el calibre. En algunos casos me atrevería a decir que roza el maltrato infantil y que pone en peligro el vínculo entre padres e hijos.

Hace ya tiempo que abundan, sobre todo en YouTube. Dudo que haya alguien medianamente conectado a redes sociales que no haya visto, por poner un ejemplo, los vídeo se con las reacciones de los niños que encuentran porquerías dentro de los paquetes que les trajo Santa Claus.

Un ejemplo de esta práctica llevada al extremo (por la fama y el dinero todo vale) ha ocurrido hace escasos días en Estados Unidos. Lo recoge estupendamente de Abby Ohlheiser en dos reportaje para The Washington Post. Está en inglés, eso sí, pero os invito a leerlos porque aunque sea un caso extremo genera unas cuantas reflexiones.

Os resumo un poco el asunto:

Unos padres con un canal en Youtube con casi 800.000 suscriptores se dedican a gastar bromas a sus cinco hijos o hacer que los hermanos se las gasten unos a otros, incluso en venganza. Bromas con frecuencia de mal gusto, que les hacen llorar, les ridiculizan, les hacen pasarlo mal… y que sorprendentemente tiene cientos de miles de visionados porque parece ser que todo es muy divertido de ver.

Ya no es algo que podamos comprobar, en caso de que hubiera curiosidad por hacerlo. Esos vídeos ya no existen por la polvareda que se levantó. «Justicia colectiva viral» lo llamó Ohlheiser. Incluso reconocidos youtubers como Keemstar o Philip DeFranco reprobaron el canal tras ver algunos de los vídeos. YouTube reaccionó tibiamente, eliminando la publicidad del canal.

En esta captura del canal podéis ver cómo era antes. Ahora solo están visibles esos padres, a los que les han quitado la custodia, defendiéndose.

Ohlheiser describe uno de esos vídeos: los padres acusando a dos de sus hijos de haber derramado tinta en la alfombra, haciendo llorar a los niños que no dejan de jurar que no han sido ellos. Tres minutos después la madre saca riendo un frasco de tinta para hacer bromas, que se elimina fácilmente. Los niños siguen sentados en la cama, con los rostros rojos y entre sofocos mientras sus padres siguen riendo. Y los hay peores, hay uno en el que obligan a uno de los niños a abofetear a su hermana.

Cody y Emma, de apenas 9 y 11 años respectivamente, eran los que se llevaban la peor parte. Ambos están ahora con su madre biológica que ha obtenido la custodia de emergencia, ya que eran hijos del anterior matrimonio de padre youtuber, mientras las autoridades de Carolina del Norte siguen investigando el caso, tal vez el primer caso que trasciende por abuso a menores en pro de un mayor número de visualizaciones.

Ante la duda, nuestros hijos siempre deberían estar por delante de un puñado de desconocidos. O de cientos de miles de desconocidos. Y deberíamos acostumbrarnos a dudar siempre antes de darle a publicar. Da igual que busquemos la fama en esas redes o simplemente un poquito de popularidad social y ficticia entre los pocos que nos siguen.

Prefiero que mi hija vea al youtuber Luzu que algunas series de Disney Channel o muchos vídeos musicales

Los mismos que no paran de soltar tacos en cualquier sobremesa familiar, que hacen chistes cuestionables delante de los niños, que ven Sálvame mientras ellos juegan o hacen los deberes a su lado y que dejan a sus hijos en libertad ante la tele o los vídeos musicales que puedan aparecer en Youtube, se niegan de entrada a que sus hijos vean a youtubers.

Absurdo. Pero así es.  Percibo en muchos padres la sorpresa, la reprobación, cuando comento que mi hija ve a Luzu, uno de los youtubers españoles que más éxito tiene.

Prejuicios. En parte fomentados por los medios de comunicación que casi siempre que hablamos de youtubers es para recoger cuando sacan los pies del tiesto.

No debería ser preciso recordar que hay que ver las cosas antes de censurarlas. Hay muchos youtubers, muchísimos. Algunos son comunicadores estupendos. Y no se puede meter a todos en el mismo saco ni ignorar tanta variedad.

En Disney Channel hay contenidos de mierda llenos de estereotipos de género y que ensalzan aspectos superficiales (protagonizados por adolescentes y que ven niños de cinco años), y también otros divertidos y educativos. Hay vídeos musicales que son obras de arte y muchos que presentan a las mujeres como cachos de carne y están llenos de mensajes cuestionables.

Exactamente igual hay youtubers cuya calidad deja mucho que desear o que están orientados a un público adulto y no deberían ver niños y otros que son perfectamente aptos para niños de la edad de mi hija (que en marzo cumplirá ocho años).

Una de las muchas responsabilidades que tenemos los padres es ver lo que nuestros hijos quieren ver y decidir si son apropiados. Mi experiencia además me dice que, al menos a la edad que tiene mi hija, agradecen que compartamos sus intereses.

Yo he visto muchos vídeos del canal de videojuegos de Luzu, LuzuGames, junto a Julia y son entretenidos y completamente blancos. Hemos visto vídeos de Pokemon Go, de Pokemon Sol y Luna antes de ponerlo en la carta a los reyes magos, de sus visitas al parque temático de Harry Potter, que ya sabéis que Julia es muy fan, o adivinando pokemons junto a su novia Lanita.

Y no ha pasado nada, salvo que hemos pasado un buen rato. Prefiero con mucho que mi hija vea a Luzu que Violeta o el vídeo de Piki Piki.

Hay otros vídeos de Luzu que muestran videojuegos más adultos o experiencias que a Julia no le van ni le vienen. Esos no se ven y punto. Ella lo sabe y, además, no le llaman la atención. De todas formas, como los vemos juntas no hay peligro. Y si Julia tuviera ya doce o catorce años y le interesaran, no habría el menor problema. Ni mucha diferencia con cuando yo leía a esa edad Micromanía.

He visto a Luzu, en sus vídeos, abogar por jugar limpio, por hacer las cosas como es debido, le he visto explicarse con pasión y de forma amena, se le percibe un tipo sensato y capaz de reírse de sí mismo y es, sin duda, un comunicador fantástico al que imagino muy consciente de que entre los seis millones de seguidores de su canal hay un porcentaje muy elevado de niños (sobre todo en los de Pokemon) y tiene que cuidar en extremo lo que cuenta y cómo lo cuenta.

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YouTube Kids, solo para los niños más pequeños

Screenshot_20160712-123727Nuestros niños usan YouTube. Lo usan desde muy pequeños. He visto a niños con menos de dos años disfrutando de los vídeos musicales de Pica Pica, en la tablet familiar, en su propia tablet (con frecuencia un viejo dispositivo con una buena funda resistente a impactos) o el televisor. De hecho casi toda la televisión que ven Julia y Jaime es vía Netflix o Youtube, apenas ven canales de dibujos convencionales, y he podido comprobar que es una tendencia en aumento.

Cada vez más familias tiramos de aplicaciones como YouTube con una consola, un Chromecast (un cacharrito que te permite poner en la tele lo que tienes en tu móvil o tablet) o una televisión inteligente. Pero a veces pasa que Youtube muestra un vídeo poco apropiado o que encontramos a nuestros niños viendo en la tablet, que manejan con soltura a partir de los tres años o incluso antes, algún contenido que nos hace torcer el gesto. En un despiste mío Julia se me enganchó a esos vídeos absurdos en los que unas manos anónimas abren huevos Kinder uno tras otro para ver qué sorpresa encierran, por suerte pude regatearlo, explicándole de paso lo poco que esos vídeos aportaban. En otro la encontré viendo una parodia bastante poco apropiada de Harry Potter, que ya sabéis que es muy fan.


Por experiencias como la mía, muchos padres estábamos deseando que llegara de una vez YouTube Kids a España, una versión de YouTube largamente esperada con control parental y únicamente con contenidos infantiles que ya ha desembarcado en una decena de países. Ya hablé de ella hace año y medio, cuando se anunció su lanzamiento. Y desde entonces ha vuelto a salir en algunas conversaciones con otros padres que estaban deseando poder echarle un ojo. Justo está disponible para descarga en España desde este mismo miércoles a las 12.30. Y yo llevo un par de días probándola en casa con Jaime.

ipad¿Cómo es YouTube Kids y qué nos ha parecido?

Lo primero: es fantástica para niños pequeños, incluso muy pequeños. A partir de ocho o nueve años es muy probable que un elevado porcentaje de los contenidos les parezcan demasiado infantiles y que echen en falta vídeos a los que están acostumbrados. Aquí no hay youtubers, casi no hay unboxings, apenas tráilers de películas y tampoco vídeos musicales.

Un ejemplo, en lugar de permitir los vídeos musicales que no tienen imágenes o textos poco apropiados, proscribe a todos los que no sean claramente infantiles. A Julia y Jaime les gusta mucho bailar con Katy Perry, con YouTube Kids no van a poder.

Con toda seguridad, un niño de diez años nos mandará a paseo si pretendemos que prescinda de YouTube y se centre en Youtube Kids. Ojalá hubiera una aplicación para niños mayores o preadolescentes, como queráis llamarlos, que permita ver los tráilers de Los Vengadores, los youtubers más inofensivos, vídeos musicales aptos…  O al menos la opción de incluir cierto control parental en el YouTube clásico para ellos.

No sé vosotros, pero a mí casi me preocupa más un niño de nueve años que uno de cuatro con una tablet con YouTube en sus manos.  De momento esos niños que ya están encaminándose a la adolescencia o empezando a nadar en ella tendrán que seguir en la jungla del YouTube adulto con al supervisión (ayudada o no de herramientas tecnológicas) que los padres y tutores podamos dar.

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Ya (casi) tenemos una versión de Youtube para niños que tiene buena pinta

youtubekids3Es noticia de ayer que Google ha lanzado una versión de Youtube para niños: Youtube Kids. Como podéis deducir se trata de un Youtube capadito para que nuestros niños no puedan acceder a contenidos poco apropiados para ellos. Dicen que también lo han hecho más intuitivo y sencillo de usar, algo que imagino que está bien para los niños más pequeños, porque a partir de cuatro o cinco años sé de primera mano que se manejan perfectamente.

Me parece buena idea, la verdad.
Cada vez más nuestros niños tienen su ocio digital en tabletas. Incluso tienen sus propias tabletas. Al menos en mi casa pasa. Julia utiliza más su viejo iPad que la tele, en él tiene juegos, Clan TV y aplicaciones educativas. Por cierto, que es la primera versión del iPad, sin cámara, sin poder actualizar ya sistema operativo ni instalar muchas nuevas apps, pero sigue siendo perfectamente válido y es más duro que los trescientos espartanos juntos; ya he perdido la cuenta de los trastazos que se ha llevado, incluyendo pisotones de Jaime y la caída de una taza en todo el centro de la pantalla.

Volviendo a la nueva versión de Youtube para niños, me encantaría poder contar aquí lo que me parece de primera mano, pero de momento sólo está disponible para Android y por lo visto no está en España, así que me quedo con las ganas. Pero lo que he visto tiene muy buena pinta, con una selección interesante. En el canal de televisión han seleccionado contenidos como Pocoyó, El tren Thomas, o los canales de DreamWorks o Barrio Sésamo, pero son los otros canales los que a priori me parecen más interesantes. No está nada mal tener un equipo de profesionales seleccionando los contenidos de youtube más interesantes. Espero que cuando llegue a España siga habiendo una mayoría de contenidos en inglés como los que estoy viendo.

Lo cierto es que lo que me extraña es que no existiera ya antes esta versión. El pasado mes de diciembre ya fue noticia que los niños mandaban mucho en los vídeos más vistos en Youtube, con Pocoyo, Cantajuego, Peppa Pig y ‘la que has liao pollito’ en el top ten. Tener segmentado al público infantil es una buena oportunidad de generar pasta para la empresa yanqui. De hecho otra de mis curiosidades por probarla es ver el cómo, qué y dónde de la publicidad que aparece.

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Os confieso que aún pareciéndome una buena idea, no sé si nosotros quitaríamos el youtube convencional del iPad de los niños. En casa disfrutamos de muchos vídeos que no creo que entren en el redil de Youtube Kids, como grabaciones caseras de pollitos, gatos o perros naciendo, locas versiones de Disney, programas en inglés de MasterChef Junior, trailers de películas viejas y nuevas, viejos dibujos animados, vídeos de lugares que vamos a visitar con ellos, las paradas de DisneyLand… En el caso de Jaime los vídeos estrella son los videoclips de música adulta e infantiles (Cantajuego, Pica Pica…) y las canciones de Glee.

Y no he olido aún el peligro del youtube adulto: lo más raro que he visto a Julia viendo en Youtube tras trastear entre las sugerencias (que suelen ser bastante apropiadas) son niños japoneses desempaquetando juguetes o Peppa Pig en italiano. También es cierto que aún no están escribiendo en la caja buscadora, que debe ser lo que realmente abre las puertas a cualquier cosa. En cualqueir caso me preocupa más el acceso de los niños a redes sociales que a Youtube, la verdad. Por suerte aún me quedan unos cuantos años para ello.

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Un descubrimiento maravilloso cada día

la foto(7)Hoy le he explicado a julia lo que son los renacuajos, cómo las ranas ponen unos huevos de los que eclosionan unos bebés-rana que parecen pequeños peces negros. Esos bebés se esconden bajo las rocas del río (no, en el mar imposible, se morirían) para que no se los coman y, poco a poco, van apareciendo las piernecitas y los bracitos y achicándose la cola. Al final son una pequeñas ranitas perfectas que ya solo tienen que crecer y hacerse grandes, como ella.

Le he contado que yo, de pequeña, cogía renacuajos y los guardaba hasta que se hacían ranitas. Luego volvían al río. Es muy importante devolverlos al río. De hecho es incluso preferible hoy día no cogerlos y observarlos en su habitat. Y también que cada vez hay menos ranas porque los ríos están más sucios. Ha descubierto además que las ranas no solo son verdes, que las hay de muchísimos colores.

Youtube es una herramienta de descubrimiento fantástica, si se sabe usar.

Y a las pruebas me remito:

No es que quiera que Julia sea una experta en batracios. No nos ha llevado mucho tiempo, han podido ser diez minutos en total. Y no creáis que ha sido nada especialmente preparado: se lo he contado en el vestuario de la piscina. El vídeo lo hemos visto luego en casa.

Me encanta hacerlo, me gusta muchísimo descubrirle todas las  maravillas cotidianas que hay en el mundo. Esas pequeñas cosas que los adultos sabemos y pasamos por alto y que para ellos son casi magia.

Es un bonito propósito procurar explicarles el mundo en el que viven, gotita a gotita, día a día, aprovechando cuando ellos muestran interés por algún tema o contestando de la manera más ajustada posible a sus inquietudes.

Alguno hay que me dice que estoy creando una ‘marisabidilla’, prefiero creer que ayudo a que mi hija tenga una mente inquisitiva y predispuesta al aprendizaje. Tener interés por saber durante toda la vida es más importante incluso que saber.

Ojalá pudiera hacerlo con Jaime.

Explorando Youtube con año y medio

Es sorprendente la cantidad de contenido infantil que hay en youtube. Y ha sido mi hija la que ha descubierto estos vídeos que hoy os voy a mostrar.

Estábamos viendo I like elephants, una canción que nos encanta a las dos, en youtube y apareció una imagen de un pato entre los nuevos vídeos sugeridos.

«¡Pato! ¡Pato!» me pidió.

Lo puse y salió un nuevo vídeo que también nos gustó a las dos:

Ya un par de semanas antes habíamos descubierto otra canción que nos divierte mucho de la misma manera. «¡pótamo!»

El caso es que de nuevo le llamó la atención una nueva sugerencia:

«¡Bebé! ¡Bebé!»

Y así hemos conocido las canciones de flowgo.com protagonizadas por bebés danzantes. Hay infinidad de ellas.

Últimamente me los pide siempre que puede en el ordenador. Está fascinada viendo a los bebés cantar y bailar aunque no entienda ni jota.

No creo que tarde en pasar la novedad. No sé si por ahí os harán gracia a alguno. Desde luego en este caso le gustan más a ella que a mí.

Pero ahí os dejo con unos cuantos ejemplos.

Ver partos en youtube

Hablaba con una amiga el otro día de que me había dado por ver vídeos de partos en youtube.

Creo que me ayuda a familiarizarme con el proceso, a verlo aún más natural de lo que lo intuyo, a que no me tome por sorpresa…

Tal vez simplemente como se acerca ese momento de forma inminente es algo que me pide el cuerpo.

De hecho es obvio que en mis posts de las últimas semanas he tratado más veces sobre el parto que en todo el año anterior. Y es probable que siga así durante unos días, tendréis que tener paciencia conmigo.

Ella en cambio me decía que no puede verlos. Que se pone mala. Sobre todo si salen episiotomías, así que se niega.

No sólo vídeos. También las imágenes de los libros de consulta sobre embarazos y partos le resultan desagradables.

Sabe que tendrá que pasar por ello en algún momento y lo afronta con buen ánimo, pero no quiere verlo. Ni el propio ni ajenos.

Y no es una mujer a la que la sangre la desmaye precisamente.

Cada madre futura es un mundo imagino.

Aquí os dejo uno de una simulación apta para todos lo públicos que reproduce el proceso final y me parece instructiva e interesante.

Por cierto que el peque nació con 38 semanas y dos días de edad gestacional, por cesárea programada eso sí. Y ya pesaba casi 3.600 kilos.

Hoy Julia lleva 38+3 días en mi vientre. Así que ha superado la marca uterina de su hermano.