Entradas etiquetadas como ‘trabajo’

Hay madres recientes que no pueden permitirse caer enfermas

Seguro que la historia os suena si tenéis niños pequeños. Tu hijo va al cole, allí le contagian un catarro que el peque supera sin grandes complicaciones. Tres días después caes tú. Y el catarro se convierte en un gripazo de los que te tumban.

Pues eso me ha pasado a mí. He ido al médico, que me ha confirmado que además del lote habitual de afonía, tos y mocos, tengo sinusitis y conjuntivitis. La cosa se ha traducido en antibióticos y en dos días laborales/escolares tirada en el sofá tanto tiempo como he podido para recuperarme lo antes posible.

Soy una afortunada. He podido permitirme descansar para restablecerme. He contado con mi santo y con la ayuda de varios familiares para llevar y traer a Julia y Jaime a sus colegios, que son distintos y a mucha distancia uno de otro, para llevar a Jaime una de esas tardes a la piscina y a Julia a inglés y para quedarse con Julia otra de esas tardes.

Soy perfectamente consciente de que muchas madres no pueden. Si caen enfermas tienen que tirar de medicamentos y arrastrarse para cumplir con sus tareas y atender a sus hijos, que tal vez pierdan sus actividades extraescolares, lo que tampoco es un drama. Son mujeres que no tienen familia de la que tirar cerca, que crían a sus hijos sin ayuda de su pareja, que tienen trabajos de esos que se pierden si no acudes y no están las cosas como para verse en el paro. Yo conozco unas cuantas, tal vez vosotros también.

Así que me consta que hay muchas madres recientes que no pueden permitirse caer enfermas. Y me gustaría creer que cada vez serán menos, pero no lo tengo nada claro…

“Al menos ahora tengo tiempo para dedicarme a mis niños”

He estado haciendo memoria y he oído esa frase, más o menos con las mismas palabras, al menos una decena de veces. Tanto a madres como a padres recientes, pero sobre todo a las primeras. En una de esas ocasiones fui yo la que las pronunció. Pasar más tiempo con nuestros niños pequeños es el consuelo de las madres recientes que se quedan en paro.

Te ves en la calle, echas cuentas y te dices: bueno, así puedo cuidar mejor de mis peques, prescindir de la guardería o de los abuelos, llevarles al cole desayunados en casa y traerles del cole a comer, llevarles al parque por la tarde…

Y cuentas con los meses de prestación que tienes por delante (que a partir de lo dicho hoy por Rajoy será inferior) y con el sueldo de tu pareja, si es que tienes pareja, si es que esa pareja no está también en paro, o sin paro.

Y sigues buscando un trabajo que no aparece mientras disfrutas de la compañía de tus hijos pequeños. En cierto sentido las madres con hijos pequeños en paro son unas privilegiadas, saben que pueden buscar consuelo en esos bracitos tiernos y esos besos húmedos que son como un masaje para el corazón. Pero antes o después necesitarás de nuevo trabajar, porque tienes que mantener a esos niños y no quieres que ellos tengan que prescindir de nada a lo que están acostumbrados.

Y el tiempo pasa, y no llegan ofertas, aunque eres aún joven, aunque al mismo tiempo eres experimentada, aunque gracias a tus hijos has aprendido a asumir responsabilidades y sacrificios y a valorar lo realmente importante de la vida. No llegan porque tienes a tu cargo esos hijos que te hacen olvidar la crisis con sus risas. No llegan porque no hay. No hay trabajo en este país.

Y lees noticias sobre los españoles que se buscan la vida en otros países, a muchos les va bien. Y piensas que si no tuvieras niños pequeños te atreverías… ¿Pero cómo desarraigarlos? ¿Cómo empezar una vida en un país del que desconoces el idioma con niños pequeños y sin el apoyo familiar?

Por miedo a verse en esa situación también he oído a bastantes madres contar cómo han accedido a trabajar más horas, a aceptar cambios de turnos u horarios con los que es imposible conciliar, a asumir más responsabilidades sin subida del sueldo, incluso con bajada.

Y, hoy pensando en ellas, no soy capaz de ver luces en el horizonte más allá de los abrazos tiernos y esos besos húmedos.

En días tan negros como el de hoy, más que nunca, habrá que recordar lo que realmente importa.

La canción que dedicó Donna Summer a las madres trabajadoras

Imagino que a estas alturas ya sabéis de sobra que Donna Summer murió ayer a los 63 años. Todos los medios recuerdan hoy a la reina de la música disco (parece su segundo apellido oficial). Tal vez su música no os guste, pero hoy que es viernes quiero dejaros un un tema suyo dedicado a las madres trabajadoras, currantas dentro y fuera de casa y que también merecen sus momentos de desahogo. Se llama She Works Hard For The Money (ella trabaja duro por dinero).

Escuchad la canción, seguro que os anima un poquito el viernes. Y así recordamos de paso a esta cantante que ha hecho bailar olvidando sus pequeñas miserias y problemas brevemente a tanta gente.

¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos?

Eso quiere saber la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, pero ha decidido no preguntárselo a padres y madres recientes sino a los niños. Por eso ha lanzado el III Concurso Escolar “¿Cuánto tiempo tienes para mí?”.

La recepción de trabajos termina el 30 de abril y está dirigido en dos categorías a niños de Primaria y Secundaria, es decir, de seis (Jaime no puede participar por poco) a dieciseis años.

Entre los Premios hay viajes a Port Aventura, lotes de libros de la Editorial Anaya y de la Editorial Santillana, así como, suscripciones a una de las revistas de Editorial Bayard.

La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles es una entidad sin ánimo de lucro cuyos fines son concienciar a la sociedad sobre el valor del tiempo y la importancia de su gestión, y promover medidas que faciliten una racionalización de los horarios en España, así que cuentan con toda mi simpatía.

Os dejo con parte de las bases del concurso (PDF), por si os animáis:

Los participantes tendrán que presentar distintos tipos de trabajo según las edades. Estos trabajos podrán realizarse individualmente o en grupos de hasta 3 alumnos.

– Educación Primaria: Dibujo tipo póster en tamaño A4.
– Educación Secundaria: Entrevista imaginaria a sus padres (puede elegir al padre, a la madre o a ambos), es decir, el alumno debe ponerse en la piel del periodista y en la de sus padres.

Los trabajos, que se entregarán por cuadriplicado para ambas modalidades, deberán ir firmados con seudónimo. Todo ello se remitirá a ARHOE en un sobre grande junto con los datos del participante y del colegio al que el alumno asiste.

El Jurado estará constituido por representantes de diferentes ámbitos de la sociedad civil determinados por ARHOE y del Grupo de Trabajo “Horarios Escolares” de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles. Su labor será valorar la imaginación, el grado de participación de los padres en la actividad planteada, la claridad y corrección expositiva y, el nivel de importancia concedida explícita o implícitamente por el concursante a la necesidad de conciliar el horario laboral, familiar y personal.

Hay más discriminación por ser mujer que por ser madre

Se lo he oído a varios interlocutores y con pocas diferencias en el discurso ese concepto vinculado al Día de la Mujer que hoy celebramos: hay más discriminación por ser madre que por ser mujer. Terrible. Y además me lo creo.

Aquí os dejo un comunicado de la Fundación Madrina relacionado con eso.

El noventa por ciento de las mujeres sufre «mobbing» maternal en sus lugares de trabajo y la maternidad se ha convertido en un factor de exclusión laboral y social para las mujeres y su embarazo supone «un factor de riesgo», según la Fundación Madrina.

Según esta fundación, una organización de carácter benéfico y asistencial que centra su labor en atender a las jóvenes embarazadas sin recursos, existe una «violencia o abuso» en todos los ámbitos -cita el familiar, el personal y el laboral- por el hecho de ser madres o de estar embarazada.

La maternidad está «penalizada» en el mundo laboral y la paternidad sin embargo está «premiada», según la Fundación Madrina, que mantiene que el mundo laboral prima a los trabajadores sin cargas familiares y sin menores a cargo.

Esta organización ha hecho público un comunicado con motivo del Día de la Mujer y tras las declaraciones realizadas ayer por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, y en el mismo apunta hasta ochenta medidas o recomendaciones que favorecerían la igualdad.

Entre ellas, reclama una ley de apoyo integral a la mujer madre y a la infancia, una ley para fomentar la adopción nacional, y un pacto social para preservar los derechos de la mujer madre y proteger su empleo.

Plantean también un salario base maternal, una baja por paternidad o maternidad de hasta dos años y que el trabajo doméstico como consecuencia del cuidado de hijos menores sea considerado como un trabajo con derecho a cotización, prestación social y pensión.

Me gustaría que me contaséis si vosotros lo habéis experimentado, si habéis vivido en carne propia ese mobbing, esas piedras puestas en el camino de las madres recientes.

Las cifras de la desigualdad cuando hay niños por medio

Os recomiendo una noticia que publicamos este fin de semana llamada: La desigualdad de la mujer, en cifras: se constata en educación, empleo y conciliación.

En ella se dan toda una serie de datos reveladores, pero yo he querido traer aquí unos cuantos detalles centrados en la maternidad:

– El 38,2% de las mujeres ha dejado de trabajar durante más de un año tras nacer su hijo, frente al 7,4% de los hombres que lo ha hecho.
– El 97,3% de las personas ocupadas a tiempo parcial por hacerse cargo del cuidado de los hijos de menos de 14 años son mujeres.
– Entre los desempleados por hacerse cargo de los hijos el 82,2% son mujeres.
– Para periodos superiores a un año, un 7,4% de hombres ocupados han dejado de trabajar después del nacimiento de su hijo, una cifra que se eleva al 38,2% en el caso de las mujeres.
– A medida que aumenta el número de hijos de menos de 12 años disminuye la tasa de empleo femenino, pero no ocurre así en el caso de los hombres: la tasa en el caso de ellas pasa del 68,4 al 62,3 y en ellos se eleva del 79,3 al 82.
– Las mujeres dedican de media diaria cuatro horas y 29 minutos al hogar y la familia y los hombres 2 horas y 32 minutos.

No sé a vosotros, pero sí que me cuadra con lo que veo.

De hecho he podido comprobar que, cuando el niño tiene una enfermedad o un trastorno grave, es aún más habitual que sea la mujer la que deje de trabajar, reduzca su horario, cambie todo su día a día y sus aspiraciones.

Y me consta que mucha gente considera normal que sea así, que seamos las mujeres las que tiremos del carro de los niños.

Efectivamente cuando los niños son muy pequeños y, sobre todo si toman el pecho, el hombre no puede sustituir la labor de crianza de la mujer. Pero creo sinceramente que es un error entender que debe ser así por norma.

Igual que es un error asumir que muchas de esas mujeres no han elegido a sus hijos por encima de su carrera profesional a conciencia, de forma voluntaria y están perfectamente felices con su decisión.

Una vez lo hablaba con uno de mis jefes hace años. Yo creo que en gran medida hay menos mujeres en altos cargos por razones muy criticables que atentan la igualdad de oportunidades, pero también en parte precisamente porque ellas hacen (hacemos) la elección de no supeditar su vida, la mayoría de las horas del día, su salud, sus relaciones al trabajo.

No tengo nada claro que la igualdad real pueda ser representada con números.

Los puentes en lunes y las fiestas escolares

Eso me preguntó esta semana un amigo tras el anuncio de nuestro recién estrenado presidente de que todas las fiestas (salvo unas pocas aún por conocer) se trasladarían a lunes para evitar puentes.

Y lo que le dije es que desde el punto de vista de intendencia familiar de una madre reciente era hasta bueno. A mi santo y a mí nos resulta imposible coger todos los puentes que hay, como casi a cualquier trabajador, pero los colegios hacen puente siempre. A veces más que puentes se les puede llamar viaductos o acueductos. Y eso supone para los padres recientes bastantes quebraderos de cabeza.

Mi amigo me contestó que ya era la segunda persona que le decía lo mismo.

Y sí, ya sé que los colegios no son aparcaniños. Pero, siendo realistas, la conciliación es complicada y con puentes que se convierten en semanas enteras de fiestas aún más.

Sin ir más lejos, este año las fiestas navideñas caen bastante mal. Toca trabajar esta semana completa y la que viene también. Pero hoy mismo Jaime ya está de vacaciones.

No sé que haría sin la ayuda de los abuelos.

¿Cómo os apañáis vosotros?

Porque somos legión

Hablo de las mujeres que trabajamos e intentamos concilar (preciosa palabra), las supermujeres de las que habla Virginia Pérez en su último post y que os recomiendo. Si no nos apoyamos entre nosotras, mal vamos.

Flaco favor nos estamos haciendo a todas si criticamos, si no entendemos a las que quieren aprovechar un momento de tirón profesional haciendo de tripas corazón y sintiéndose más o menos culpables por nadar entre dos aguas, a las que tienen que hacer maratonianas jornadas comerciales para llegar a fin de mes tirando de guardería y abuelos, a las que tienen que viajar a otro país para sobrevivir con dignidad dejando a sus hijos lejos muy a su pesar, las que trabajan en casas ajenas criando niños ajenos con todo el amor del mundo, las que tienen que pelear con el campo.

Pocas son las mujeres que, habiendo sido madres, no viven con esa dicotomía, tirando del carro de los hijos y de muchos carros más. Somos legión en todo el mundo, con muy diferentes circunstancias.

Uno de mis jefes (he tenido la suerte de tener muchos muy buenos) dijo una vez que «lo mejor es enemigo de lo bueno».

Entendámonos.

«Ahora que soy empresaria, cuando voy a contratar a una mujer, lo primero que le pregunto es si se va a quedar embarazada»

En el suplemento de El Mundo ‘Yo, donna’ publicaron hace un par de semanas un artículo en plan tertulia escrita titulado ¿Es más difícil conciliar en tiempos de crisis? el que hablaban sobre el tema Federica Barbaranelli, empresaria y creadora del espacio Federica&Co en el que se venden muebles y dan cursos de cocina, Ana Irusta, directora de Igualdad y conciliación de Banesto, Nieves Alarcón, profesora universitaria de economía y directora del I Máster sobre Conciliación de la Universidad Camilo José Cela y Inés Sainz, socia fundadora de Back Up Comunicación y empresa.

Pues me he quedado tan alucinada, tan indignada, tan ofendida con la postura de la joven empresaria joven Federica (de rosa en la imagen), que he querido hacer un post. Afortunadamente las intervenciones de Ana y Nieves son de las de aplaudir.

He buscado el artículo pero no lo he encontrado, sólo este vídeo, así que os dejo aquí la última pregunta y el debate breve en interesante que generó.

Además de las diferencias entre hombres y mujeres, hay también, y muchas, entre los diferentes trabajadores. ¿Cómo se hace para conjugar sus necesidades y no ser injusto?

Federica: A mí la conciliación me parece muy interesante y factible, pero también muy utópica, porque es difícil educar a la mayoría. ¿Qué pasa con el que está acostumbrado a tomarse la caña con sus colegas? A lo mejor no se va a casa, ¿cómo regulas eso? Yo tengo el caso cercano de una amiga que con cada embarazo ha pedido la baja sin necesidad. Ahora que soy empresaria, cuando voy a contratar a una mujer, lo primero que le pregunto, y es muy desagradable, es si se va a quedar embarazada. Con una tienda, si a los dos meses me falla, tengo que trabajar yo 36 horas, pagarle el sueldo, la baja, cuidarla y aguantarla, porque además no la puedo echar. ¿Cómo evitas que se aprovechen?

Nieves: Hay una palabra: confianza. La conciliación es equilibrio. Una lavadora la puedes poner a las dos de la madrugada, pero con los niños no tienes más remedio que tener unos horarios. Te diré que he estado embarazada dando clase 10 horas de pie y no he faltado ni un día. Que no me digan que la mujer tiene mucha cara.

Federica: No, lo que digo es que hay tramposos.

Inés: Federica, son muchas las que, como esa amiga que mencionabas, utilizan el tener niños, lo que repercute en todas las que un día nos querremos quedar embarazadas. Pero, ¿ella no había dado
síntomas antes de ser irresponsable? No me creo que alguien serio en lo laboral cambie de la noche a la mañana.

Federica: En absoluto, tenía una carrera fenomenal.

Nieves: A mí me damucho miedo que se penalice la maternidad.

Ana: Es que eso sí que no es una elección, sino un derecho. Sólo las mujeres podemos tener hijos, pero cualquier señor que se rompa una pierna va a estar fuera de su puesto más que yo, por ejemplo, que nunca he faltado por enfermedad. Si soy suficientemente buena y estoy comprometida, a mi jefe
no le importará que me ausente. En toda una vida laboral, ¿qué son cuatro meses?

Inés: A mí, como a Federica, la conciliación me parece complicadísima. Históricamente
venimos de una situación que el trabajador no ponía mucho de su parte y el empresario no se terminaba de fiar. Ahora diles que tienen que implicarse los dos, uno dando y el otro confiando.

Nieves: Vivimos en una sociedad absolutamente hipócrita. Hay muchos jefes a los que
les encanta tener niños, pero luego una de sus empleadas les dice que va a ser madre y no reaccionan bien.
Yo he ido a clase con fiebre, con escayola y no me he perdido llevar a mi hija al médico, aunque es verdad que mi director me dio la flexibilidad necesaria.

Inés: En mí es innato lo de echar horas, pero no entiendo esas reuniones interminables que alargan la jornada innecesariamente ni ese cerrazón de no dejarte escribir un informe en tu casa. Ahora
que soy empresaria tengo muy claro que, conforme la firma vaya creciendo, la conciliación va a ser básica. Pero me parece que todavía nos queda mucho.

Nieves: Sí, se necesita tiempo, recursos, conocer las políticas de conciliación y aprender a negociar no sólo con tu jefe, sino también con tu marido y con los niños, atreverte a decirles: «Hoy mamá no va a estar».

Ana: También hemos de ser capaces de desarrollar e inventar medidas de conciliación un poco más fáciles para las empresas y que no sean tan chocantes como la reducción de jornada o la excedencia. Aquí cada uno tiene que pactar, pelear, ser un poco valiente y buscar su espacio. Estoy convencida de que si tú te comprometes en tu compañía y le demuestras disponibilidad, esta te lo devuelve
en forma de flexibilidad, autonomía y valoración de un trabajo bien hecho en tiempo y forma, y no en horas de calentar la silla.

Federica, sin embargo, no termina de ver clara ese nuevo tipo de empresa flexible: «Muchos son como niños: cuando tienen que hacer los deberes, necesitan una estructura. Tú le puedes decir a una persona inteligente, coherente, responsable y con capacidad de organización que se administre su tiempo, pero no todos saben hacerlo».

A su lado, Ana pone el acento precisamente en lo contrario: «Si tratas a la gente como recursos, obtienes unos resultados muy distintos a si los ves como seres humanos».

No quiero ser una ‘superwoman’

No se puede tener todo. Mis hijos aún no lo saben, pero lo aprenderán como lo hacemos todos. No se puede tener todo en esta vida. Pero se puede ser feliz sabiéndolo.

Lo que es muy difícil es ser feliz mientras te empeñas en abarcar todo, en hacerlo todo bien en casa con los niños y en el trabajo, en ser una ‘superwoman’. Eso dicen en un estudio estadounidense que incide en que las mujeres que creen poder con todo tienen más posibilidades de acabar deprimidas y que me creo.

Es más realista pensar que se pueden tener muchas cosas buenas y hacerlo bastante bien, pero asumir que nos equivocaremos, que nos cansaremos, que se nos escaparan vivencias, que a veces se nos hará muy cuesta arriba llegar a casa después del trabajo y jugar, atender y educar a nuestros hijos hasta la hora de irnos a dormir, sin haber tenido ni diez minutos para sentarte en el sofá a ver la tele o leer un libro.

Tengo una amiga y sin embargo lectora que además tiene su propio blog: El diario de Superwoman y que en una vieja entrada contaba:

La primera vez que escuché hablar sobre el síndrome de Superwoman fue en este artículo del periódico El Mundo. Por aquel entonces tenía un lustro y dos hijos menos de los que tengo ahora y la cosa me pareció un poco exagerada. Somos la generación que creció escuchando que es posible tenerlo todo: estamos preparadas, llevamos toda la vida estudiando para ser reconocidas y desde luego, tenemos que tener ambiciones profesionales para serlo.

Cinco años y dos hijos más tarde me topé de narices con una tozuda realidad. El tiempo no es flexible a no ser que logres viajar a la velocidad de la luz. Siempre hay algo a lo que tienes que renunciar, siempre demasiadas cosas que hacer. No puedo ser la madre perfecta (tema del que hablaré mañana), la esposa perfecta, la ingeniera perfecta y la bussines woman perfecta, todo ello en la misma vida.

Yo no quiero ser una ‘superwoman’, no quiero vivir persiguiendo un imposible con el que soñaron otras mujeres. ¿Y vosotras?