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¿Qué tipo de detalles quieres que tu pareja tenga todo el año contigo?

Cuando tenía dieciocho años advertí a la que ahora entonces era mi pareja y ahora es el padre de mis hijos que no se le ocurriera regalarme nada por San Valentín. A la niña que yo era, aquello, que aún se celebraba poco en España, le parecía una cursilada. Al niño con el que salía entonces le pareció estupendo no tener que complicarse la vida y gastar dinero.

Hace 22 años de aquello y jamás hemos celebrado San Valentín de ninguna manera especial en todo este tiempo. He ido viendo como la fiebre de San Valentín arreciaba desde entonces, como ganaba presencia cada año en escaparates, portadas de medios de comunicación, publicidad o en la recepción de notas de prensa relacionadas con el tema desde finales de enero.

Y también sigo viendo a mucha gente que reniega de ella. Lógico. Acción reacción. Dicen que es una fiesta comercial y que los detalles pueden generar durante todo el año. Cierto, pero cuando les escucho siempre me planteo en qué detalles están pensando. ¿Un libro, unas entradas, flores… fuera de fechas señaladas? Es cierto que a todos nos gusta recibir presente de quienes queremos. También hacerlos. Pero no son esos los detalles que yo pido (y procuro dar) durante todo el año a mi pareja.

Los detalles que quiero y que me demuestran su amor, los detalles que me empeño en regalarle, son otros:
– Erradicar los celos, cualquier sombra de ellos. Los celos no demuestran amor sino inseguridad, falta de confianza y un sentido de posesión injustificado.
– los gritos y la falta de respeto. Puede que con tu pareja haya mucha confianza, que haya encontronazos y enfados, pero nada, absolutamente nada, justifica que se pierdan los papeles hasta el punto del insulto o el menosprecio.
– La corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, del hogar. No es una cuestión de ayudar sino de asumir por igual las responsabilidades asumidas.
– El apoyo a lo que el otro emprenda, decida aprender, intente o persiga.
– Darme espacio, independencia, capacidad de obrar y reaccionar por mí misma.
– Mantener la ilusión en el otro y demostrarla, conservar el deseo y el gusto por compartir vivencias, momentos, risas, recuerdos y anécdotas.
– Ser honestos uno con el otro. Pedir perdón y buscar soluciones cuando toque. Caer y levantarse. Ser valientes también cuando corresponda.

¿Y las joyas, los bombones y las cenas con velas? Sin eso puedo vivir perfectamente.

(GTRES)