Viendo la segunda temporada de la serie de televisión Roma (muy recomendable, por cierto), me llamó la atención una escena del primer episodio.
Julio César ha sido asesinado, está tendido y amortajado mientras su esposa le vela. Se acerca entonces una esclava acompañada de una mujer joven con grandes pechos, un ama de cría, que se descubre un pecho y deja caer un chorro de leche sobre la boca del cadáver.
Me resultó tan curioso que volví a poner el fragmento con los comentarios de los creadores de la serie.
Allí explicaron que se trataba de una antiquísima práctica de origen etrusco.
Consistía en despedir al muerto de la misma manera que se le recibió cuando nació, dándole como último alimento el que había sido el primero y cerrando así perfectamente el ciclo.
Y aunque a muchos les pueda parecer grotesco, a mí me pareció un ritual funerario precioso.