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Lo que quiero para Reyes

No sé si es vuestro caso, pero me consta que mañana es el día favorito del año para mucha gente.  Y no es ya por los regalos que recibas, es por los que das, por el recuerdo de la magia de nuestra niñez, por el reflejo de la magia en los niños, por el ambiente festivo…

Esto es lo que le he pedido a mi santo para Reyes. Y para mi cumpleaños el próximo mes de marzo. Para todos mis regalos de reyes y cumpleaños.

Y, paquetes aparte (o no), esto es lo que pediré a mis hijos y a todos aquellos a los que quiero.

¡Feliz día de Reyes!

MAGOLA marzo 30 CUIDADO

Y, ya sabéis, hoy a la cama prontito.

 

 

Época de catálogos, cartas, compras…

Ayer andaban ya colocando las luces de Navidad por mi barrio. Queda poco para que las enciendan. Y este pasado fin de semana ya estaba la Plaza Mayor en Madrid con sus típicos puestos esperando a ser abiertos.

La Navidad está a la vuelta de la esquina y se nota en la decoración de las calles, en los turrones copando las zonas de los helados en los supermercados, en los anuncios de la Lotería y también, sobre todo cuando hay niños en la casa, en los catálogos de juguetes.

Todas las grandes superficies y jugueterías ofrecen estos días sus catálogos de juguetes, con su modelo de carta a los Reyes al final.  Y en muchas casa es lectura obligada para concretar qué pedir. Pero viene bien a veces un paseo por alguna juguetería, para poder ver si lo que se promete en la foto se parece a lo que en realidad se quiere.

(GTRES)

(GTRES)

En nuestra casa la norma es pedir un único juguete en cada casa (la propia, la de abuelos y tíos), así que hay que pensar bien lo que se quiere. Una vez decidido recortamos lo juguetes seleccionados de los catálogos o los imprimidos tras coger la foto en Internet y colgamos las dos cartas en la cocina, para que los Reyes las vean bien y para que los peques vayan creando expectación. Con Jaime es especialmente útil, así va viendo lo que va a llegar en mes y medio a casa. Jaime, por su autismo, aún no pide ningún juguete, así que somos nosotros con ayuda de su hermana los que elegimos aquello que creemos que más le puede gustar.

Y tras los catálogos y las cartas vienen las compras. No sé a vosotros, pero a mí no me gusta dejarlo para el último momento.  Noviembre es un buen mes para asegurarte de tenerlo todo y no andar luego con agobios y carreras por no encontrar lo que han pedido. Además, suele ser en noviembre cuando hay mayores ofertas. Como mucho compramos los regalos durante los primeros días de diciembre.

En los últimos años estoy cogiendo la costumbre de comprarlos por Internet, por precio, por comodidad y por rapidez. Además, comprando online es más sencillo hacerlo a escondidas. Me consta que, entre los padres recientes que me rodean, también es una tendencia en auge.

Mi referencia a la hora de comprar online son Amazon y eBay, sobre todo la primera tiene una experiencia de compra y un servicio post venta fantástico. No por nada es el gigante del comercio electrónico. Aunque más vale acudir a esos sitios teniendo muy claro lo que se quiere comprar. Pero hay muchos sitios interesantes para comprar que  se están poniendo las pilas digitales, como Dideco, Imaginarium o, desde hace pocos días, Disney Store.

Y a mí me gusta, siempre que puedo, comprar directamente en sitios más modestos: por ejemplo directamente cuentos a pequeñas editoriales o juegos de mesa, que ya sabéis que me encantan, en comercios online discretos.

 ¿Cómo os organizáis vosotros para elaborar la carta a los Reyes? ¿Y para comprar lo que piden?

Los regalos preferidos de Reyes

Julia llevaba desde antes del verano pidiendo «una heladera para hacer helados». Teníamos clarísimo que iba a ser su regalo favorito, no por nada lleva un año insistiendo en que de mayor quiere ser cocinera y astronauta. Nosotros hemos implantado la costumbre de hacer un único regalo en cada casa, y ella quería que la heladera viniera a la nuestra para ser el primero que se encontrase.

En el caso de Jaime, que no pide aún nada y nosotros intentamos pensar en qué regalos le gustarían y le vendrían bien, creo que el favorito es una serpiente de goma a la que puede retorcer y hacer oscilar. Algo que antes de tenerla hacía con las correas de nuestra perra.

Obviamente ha habido más. Por mucho que intentamos moderarnos (no solo por la regla del regalo único, también procurando que no sean regalos excesivamente caros), y creo sinceramente que lo hacemos bastante, siempre acaban recibiendo más juguetes de los que pueden abarcar. Por eso en pocos días llegará la tarea de seleccionar qué juguetes hay que jubilar ya, donando los que estén bien y tirando a la basura los que estén estropeados. Pero de momento, toca disfrutar.

Julia también ha tenido un juego de cocinar con plastilita, una caja de Playmobil y un disfraz de médico. Jaime una nueva mochila para el cole, un cuaderno viajero a estrenar y un juego de pinchitos.

¿Cuáles han sido los juguetes de Reyes favoritos de vuestros peques?

La primera cabalgata

Hoy, por vez primera, iremos con los niños a la cabalgata de los Reyes Magos. No a la de Madrid capital, que en años anteriores hemos visto por la tele. Nosotros vivimos en otra ciudad madrileña y nos parece una locura desplazarnos al centro con los peques. Julia es muy pequeña, Jaime tiene autismo y la paciencia justa, y nos da la impresión de que hay demasiado barullo.

Iremos a la que se lleva a cabo en nuestra ciudad. Y acudiremos al inicio de la cabalgata, que es un lugar más tranquilo y la hora es más temprana. Para cuando llega a la zona cercana a nuestra casa, ya sería demasiado tarde, y todo el mundo sabe que en la noche de Reyes hay que acostarse prontito para ver al día siguiente los regalos bajo el árbol.

Estamos deseando ver disfrutar de la magia de estos días. Ver la ilusión en los ojos infantiles viendo a los Reyes, dejándoles en casa leche y galletas y levantándonos por la mañana para ver los regalos. Si ya la mañana de Navidad fue una gozada, la de Reyes, que en nuestra familia es la fiesta grande, va a ser aún mejor. Es el primer año en el que Julia la disfrutará plenamente.

La cabalgata es un buen calentamiento. ¿No os parece? ¿Vosotros iréis?

Para finalizar os dejo con la lista que hizo un lector con las mejores cabalgatas de Reyes.

Las imágenes son de cabalgatas de toda España ede años anteriores.

¡Qué poco dura la magia!

Definitivamente, los tres años son la edad en la que se desata la magia de la Navidad y los Reyes Magos. El año pasado, cuando Julia tenía dos, también se enteró y lo disfrutó. Pero nada que ver con la explosión de estas fiestas.

En Nochebuena dejamos leche y galletas (las de dinosaurios, sus favoritas) para Papá Noel y una zanahoria bien grande para Rodolfo y sus amigos. Dejamos encendido el árbol de Navidad de las hadas, importantísimo. A la mañana siguiente vino corriendo a nuestro dormitorio, el primer año que sucede, gritando «ayer me dormí muy pronto, ayer me dormí muy pronto». Le habíamos dicho que era un requisito imprescindible para que viniera Papá Noel.

«Corre al salón, ve a ver si Papá Noel ha dejado regalos debajo del árbol y nos lo cuentas», dijo mi santo. Julia salió como un sputnik y volvió dando saltitos, con la cara tan iluminada que hacía sombra al árbol. «¡Hay regalos! ¡Vamos, vamos! ¡Ha venido!».

Tener hijos pequeños en casa nos sirve además a los adultos para reencontrarnos con la ilusión que teníamos de niños. ¡Qué poco dura esa magia! Hay que mimarla, protegerla. Son tan poquitos años…

Despertamos a Jaime y fuimos todos al salón. Jaime, con seis años, no entiende el barullo que montamos. Su autismo le roba la magia de estas fiestas. La mañana de Navidad y de Reyes son uno de esos momentos que desearías con todas tus fuerzas que el autismo ladrón de ilusiones (y de tantas otras cosas) desapareciera.

¿Oro, incienso y mirra? Mejor chocolate, cuentos y un gatito

Somos de los muchos que aprovechan para decorar la casa de Navidad en el puente de la Constitución. Así que ayer, jueves, colocamos árbol y demás adornos. Y yo me llevé como regalo una buena muestra de lógica aplicada infantil protagonizada por Julia (camino de los cuatro años), tras montar el Belén de Playmobil y ponernos a jugar con él:

“¿Le llevaron a un bebé oro, incienso y mirra?”.

“Sí”.

“¿Qué es el incienso y la mirra?”.

“El incienso es una resina que huele muy bien cuando se quema. La mirra, la verdad es que no estoy segura”.

“¿A mí no me van a traer los Reyes Magos eso, verdad mamá?”.

“No, a ti te traerán regalos que te gusten”.

“¿Y al bebé le gustaba el oro, incienso y mirra?”.

“Pues… no lo sé, no creo la verdad”.

“¿Y por qué le trajeron esas cosas?”.

“En aquella época eran muy valiosas”

Julia se queda pensando. Coge un librito de Playmobil y se lo encasqueta a Melchor en la mano.

“Mejor que le lleven un cuento al bebé”.

“¿Oro, incienso y cuentos?”.

“¡Chocolate, cuentos y un gatito!”.

Creo que tiene toda la razón. Cualquier niño preferiría su propuesta, así que nuestro Belen de Playmobil va a ser muy poco tradicionalista a partir de este año.

¿Compramos a nuestros hijos los juguetes que nos gustaron a nosotros?

Llevaba unos días pensando en escribir un post al respecto despues de una charla que tuve con mi cuñada. Ambas acabamos coincidiendo en que los padres recientes (y abuelos y tíos…) tenemos tendencia a comprar a nuestros hijos los juguetes que nos gustaban a nosotros de pequeños.

El padre que se volvía loco con los scalextrics se empeña a regalar trenes, la madre reciente (esa podría ser yo) que pasaba horas con sus animales siempre está dispuesta a agregar algún bicho de plástico a la colección de sus hijos, la abuela a la que le encantan las muñecas no puede resistirse cuando visita la tienda de juguetes a comprarle muñecas a sus nietas, el abuelo que siempre soñó de niño con una guitarra se la regala a su nieto, ese amigo que adora pintar constantemente regala pinturas a los hijos de sus amigos…

No es algo que pensemos necesariamente de forma consciente, pero si a nosotros nos apasionaba. ¡Cómo no les va a gustar a ellos! Además, es cosa sabida que los adultos disfrutamos revisitando nuestra infancia a costa de nuestros niños.

Y muchas veces transmitimos nuestros gustos, o sencillamente ya los habían heredado. Pero otras muchas sucede que se acaban llenando de vías a niños que no le ven la gracia a los trenes, animales a aquellos que lo que quieren en realidad son coches, guitarras a peques que sólo piensan en pelotas o muñecas a niñas que jamás han sentido el impulso de acunar o pasear un bebé de plastico rosa y están deseando un patinete con el que desollarse las rodillas.

En esos casos hay que contenerse y respetar las preferencias del niño.

Aunque no sé si esa es también vuestra percepción…

Y hoy traigo el tema a colación por una nota de prensa que acabo de recibir y que dice que el 74% de los padres y abuelos compra los juguetes que eligen los niños. Hace referencia a un estudio nacional y dice que son los hombres quienes más se dejan influenciar por las decisiones de los pequeños.