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Posibles regalos para incluir en la carta de los Reyes Magos de niños con autismo

Hoy hemos publicado en 20minutos 16 recomendaciones de juguetes procedentes de ocho expertos: maestros, psicólogos, científicos… Os recomiendo echar un ojo porque hay buenas ideas, regalos diferentes a lo típico que vemos recorriendo pasillos de jugueterías o catálogos comerciales.

Viéndolo me daba cuenta, porque lo sé de primera mano, que no siempre es fácil confeccionar una lista de regalos para un niño con autismo. Con mi hijo nos sucede, le interesan pocas cosas y él no pide nada, somos nosotros los que tenemos que imaginar qué le gustaría, que vendría bien. Arriesgándonos a no acertar una vez está el cacharro en casa.

Con autismo o sin autismo, cada niño es un mundo, bien lo sé. Igual que mi hija nunca ha jugado con muñecas, objetos que con Jaime han ido bien, que le han gustado, puede que a otros niños con autismo no les encajen. Y está antes la persona (con su forma de ser e inclinaciones) que el diagnóstico, como siempre he defendido.

El Trastorno del Espectro Autista es además un universo muy amplio. Poco tiene que ver mi hijo, que apenas dice unas pocas aproximaciones a palabras con once años y es altamente dependiente, con chavales de alto funcionamiento o con asperger.

No obstante, me voy a aventurar a recomendar hoy aquí unos cuantos chismes que tal vez puedan servir de inspiración si tenéis un niño con autismo cerca. También tal vez para niños con alguna discapacidad que tenga algún punto de conexión con el autismo que haga que estas recomendaciones encajen.

Estoy evitando regalos que responden a necesidades cotidianas, como la ropa, y aquello que para mi hijo sería un trabajo más que una diversión. Puzles, encajables, pinturas, juguetes de causa y efecto, muñecos con los que intentar el juego simbólico… He buscado aquello que le gusta, que le causa placer, satisfacción, alegría o calma.

Insisto en que suelto ideas posibles, pero vosotros conocéis a vuestros hijos mejor que nadie. Elegid en función de sus intereses, gustos, necesidades…

Cualquier sugerencia, será bienvenida.

Empiezo por algo que Jaime conoce por su sesión diaria de estimulación sensorial y que estará bajo el árbol este año: una manta de peso. Las hay de muchos modelos y tamaños, la idea es cubrirse con ellas, en el sofá, el suelo o en la cama, notando el peso sobre el cuerpo, una sensación positiva que produce calma. También invita a veces al juego. Aunque hay bastante diferencia de precios, lo cierto es que no son baratas, pero si sois mañosos se pueden confeccionar.

Cascos que mitigan el sonido. Ya os hablé hace poco de ellos en este blog. Jaime tiene unos, ya un poco deteriorados pese a que no llevan mucho en sus manos (en sus orejas), así que estas navidades vendrán otros. También relacionados con desajustes sensoriales, si queréis saber más sobre ellos os invito a leer el post que escribí este mismo mes al respecto.

Peluches de gran tamaño. He elegido ese, que me recuerda a Tristón, pero siendo blandito cualquiera vale. Jaime duerme abrazado a un oso gigante que va pidiendo un relevo de tanto lavado. El sentido es similar al de la manta de peso, una sensación agradable,mide tacto profundo, que agrada y ayuda al sueño.

Instrumentos musicales como tambores, timbales, cascabeles, flautas, órganos… Jaime hace un par de años recibió unos cuantos tambores, no infantiles sino de tienda de música, y los ha usado bastante.

 

La típica pelota de pilates (sí, no están siendo recomendaciones de pequeño tamaño precisamente, soy consciente). Les suele gustar no sólo para subirse encima y balancearse, con o sin ayuda, también para jugar a lanzarla y devolverla, incluso mientras se columpian. Ya veis que la mayoría de las recomendaciones se mueven en un plano sensorial.

Columpios. La estimulación vestibular es beneficiosa y columpiarse suele encantarles a todos. Permite detener la diversión para que se comuniquen pidiendo más. Hay muchos tipos de columpio, para exterior y para interior. Teniendo en cuenta la seguridad y el peso del niño. Os confieso que yo estoy muy frustrada por no ver la manera de meter uno en casa, porque Jaime lo disfrutaría mucho.

Hay bastantes niños que, en algún momento, desarrollan cierta fijación por los cables o cuerdas, por sacudirlos. A Jaime le pasó y las serpientes de goma, después de perder varios cargadores entre sus manos (y alguna correa de perro), fueron la salvación. Ahora ya no le llaman tanto la atención, pero durante mucho tiempo era fácil verle pasear con una de estas serpientes en la mano, dentro y fuera de casa. Precisamente por eso su hermana, que adora el universo de Harry Potter, dice que es de Slytherin.

Si tienden también a morderlas, conviene mirar que no sean tóxicas. Claro que también hay mordedores. No me gusta recomendar tiendas, pero hay una por la que merece la pena pasarse en busca de inspiración, porque está especialmente pensada para chavales con discapacidad: Hop Toys. De ahí han salido esos mordedores.

Las categorías en las que se divide esa juguetería no es muñecas, construcción o coches. Allí son: Espacio multisensorial, exploración sensorial, motricidad, lenguaje y comunicación, aprendizaje lúdico, vivir en sociedad, actividades creativas, autonomía y ayudas técnicas. Y si se les consulta algo, responden rápido sabiendo de lo que hablan.

Termino recomendando algo tan sencillo como un álbum de fotos. A muchos niños con autismo les gusta ver fotos suyas, de su familia, de sus actividades. Los álbumes nos suelen durar medio año como mucho, pero Jaime los disfruta a conciencia. También está la opción de imprimir fotos, plastificarlas y ponerles anillas o canutillos. Se crean a nuestro gusto, incluso creando una historia. Probablemente para mi hijo no hay regalo mejor.

¿Y para los vuestros?

¿Qué opinan los profesores de los regalos que las familias les suelen hacer al final del curso?

Casi diez años de blog dan para mucho, y he escrito en dos ocasiones de los regalos que las familias le dan al final de curso a los profes, que se entregaron por toda España a lo largo de la pasada semana. Un tema que cada año, cuando acaba el curso (bueno, y también si el profesor se va antes por algún motivo o si se casa, es padre o incluso es su cumpleaños), es recurrente entre padres recientes.

Este año ha salido de nuevo a colación, por supuesto. En mi entorno, físico y virtual, hay gente que me pregunta si ya he escrito del tema. Gente que me comenta que participa sin estar de acuerdo por no ser el raro que no quiere entrar en la rueda del agradecimiento organizado, gente que sí que ha dado el paso de distanciarse de esta práctica, gente que lo defiende como un bonito gesto sin más complicación, gente que me cuenta que está de acuerdo en dar un detalle pero que se está yendo de madre y que ha visto regalos tipo iPad, viaje de tres días a un parador o bolsos de casi mil euros entregados a modo de regalo de despedida de curso.

Pero ya está bien de hablar de lo que los padres opinamos. He recordado que en aquellos dos viejos posts míos hubo muchos profesores dando su opinión. La última entró precisamente la semana pasada y fue la siguiente:

Manuel Rodríguez

Yo soy maestro y también padre. He vivido los malos rollos que se aparecen en torno al regalo del profesor desde estas dos vertientes. Por supuesto estoy totalmente en contra del regalo al profesor. Yo siempre hago saber a principios de curso a la madre delegada que no acepto regalos. Será mi educación, o seré tonto para algunos compañeros. Lo cierto es que desde pequeño mi padre me enseñó a no aceptar dinero de familiares. Fíjense tan pequeño y con 5 euros que me ponían en la mano para comprar caramelos… mi padre me educó en no aceptar regalos. Y también aprendí de pequeño que por encima del dinero existen sensaciones y sentimientos que no se pueden expresar con dinero ni nada material. Y por mucho que mi compañera me cuente lo bien que se lo pasó con el spa, el masaje para ella y su compañero… sigo con mis principios. Con el paso del tiempo mi postura de no aceptar regalos ha calado hondo en los padres y se está contagiando el deseo de no hacer regalos al profesor. Por mucho que le pese a algunos de mis compañeros.

Una vez me intentaron dar 150€ en tarjeta regalo de El corte inglés. Que no acepté. Al principio las madres se enfadaron conmigo porque no podían recuperar el dinero. En esa clase los niños me requerían mucho. Así que un sábado por la tarde convoque a todos los padres en El corte inglés (ya en verano), me ayudó la madre delegada, y con esos 150 euros hicimos un regalo a los niños y niñas. Y ese sábado fue inolvidable para mí y sobre todo para los padres. Cada vez que me los encuentro, me lo recuerdan, y comentario es, «esto que hicisteis aquel sábado si que fue un regalo que guardaré en mi corazón».

Así que he decidido recuperar los que otros veintidós maestros y profesores me comentaron y traerlo aquí, a modo de reflexión y de invitación para que otros también opinen.

El anonimato de los comentarios de un blog invita a los indeseables, a los poco respetuosos con las opiniones ajenas, a los que tienen ganas de bronca, a los que disfrutan provocando… pero también pueden servir, como en este caso, a que se exprese lo tal vez no se puede de otra manera, porque es muy difícil decir «no gracias» o «preferiría que» ante un presente en nombre de unos niños.

Gema

Yo como maestra veo exagerado regalos caros, el propio profesor se ve en una situación incómoda y los padres no tienen esa obligación, pero en cambio siempre me ha gustado lo de regalar alguna manualidad, un álbum de fotos o un montaje de vídeo con fotos de todo el curso, ese tipo de detalles, cuesta mucho menos, hace más ilusión y yo creo que el profesor lo agradece más, yo por lo menos, creo que valoras más el trabajo del profesor si dedicas un poco de tu tiempo a recopilar y preparar unas fotos que simplemente recoger dinero y comprar cualquier cosa como si fuese un mero trámite.

Guillermo

Hola, soy maestro de Primaria con más de 20 años de dar clases. El tema de los regalos es muy espinoso. Particularmente he tenido años con regalos (algún bolígrafo, una placa, etc) y muchísimos que no ha habido nada. Particularmente, prefiero que no haya regalos. Me quedo con las caras de los niños cuando les dices que al año siguiente sigues con ellos o que no lo haces. Cuando te traen algo se lo agradeces, pero muchas veces sabes que es por no dar la nota frente a otros padres, sabiendo que esa madre no te puede ni ver aunque su hijo te adore. Ya pasaron los años de los aguinaldos, las propinas y los regalos al Maestro (fuerza viva del pueblo). Somos trabajadores como el resto, con una función que cumplir (aunque a diario hagamos de padres, psicólogos, enfermeros, etc mucho más de lo que nos obliga nuestro trabajo). Si alguien quiere agradecer a un maestro su trabajo, es muy fácil… un gracias y feliz verano, esperó verte en septiembre ! Es el mejor regalo para un docente de vocación.

Elsa

Como hija de maestra, con suerte emancipada en breve, he de decir que por lo menos para mi madre los detalles que hacen personalmente los niños, manualidades, cartas, bizcochos… son los que más ilusión le hacen, de hecho un año sí que quisieron regalarle bisutería los padres y ella lo rechazó, será porque es profesora de educación física. En todo caso en casa tiene su vitrina con las manualidades más extrañas. Concretamente uno que me emociona hasta a mí, es una carta que le escribió una niña colombiana que tuvo que volver a su país porque sus papás se quedaron sin trabajo. Destilaba amor, cariño y respeto, ¡hasta se la quería llevar con ella!. Desde mi opinión deberíamos dejar lugar a la imaginación de los niños dejar que ellos se expresen sobre ese maestro si le quieren y si les ha tratado y educado bien, en vez de irnos a lo materialista y capitalista que la mayoría de las veces son regalos vacíos. Esos sí que terminan en la basura porque no significan nada.

David

Para los que piensan que un maestro por ver que una familia no le ha hecho regalo, al año siguiente va a mirar mal a su hijo, no tienen ni idea de lo que sentimos por los 25 niños que al menos 25 horas semanales están a nuestro cargo. Y digo al menos porque otros se pasan casi 50 horas en el colegio. Intentamos hacer nuestro trabajo lo mejor que podemos y sabemos, y si alguien quiere tener un detalle con nosotros que lo tenga, como yo lo hago, regalándole un CD con las fotos que he ido haciendo durante el año o comprando materiales para el día de la madre. Porque me regalen algo valorado en 100 euros tu hijo no va a tener mejores notas. El mejor regalo es el último día de cole y un niño se te acerca y te dice que te va a echar de menos.

Juan

Soy profesor en secundaria y bachillerato. A mí no me regalan nada, ni lo espero; en los últimos diez años, solo la madre de un alumno al que ayude un poco un verano (nada, resolver alguna duda tomando un helado, recomendar alguna lectura interesante, poco más) tuvo el detalle de regalarme un libro como gesto de agradecimiento. También mis alumnos a veces me han sorprendido con algún pequeño detalle, como el primer curso del que fui tutor, hace años, que al finalizar el curso me regalaron una especie de diploma firmado por todos, que reconozco me hizo aflorar una lagrimilla y que guardo como un tesoro. Y los alumnos de 2º de bachillerato, que suelen tener algún detalle con sus profesores el día que se hace la fiesta de graduación (una botella de vino, cosas así). Caso distinto con sus tutores, a los que rivalizan por hacer el regalo más caro (relojes buenos, bonos de hotel, etc), cosa que ya me parece excesivo. Por otra parte, tengo una niña pequeña, todavía no va al cole, pero cuando vaya, sí que seré de los partidarios de obsequiar con pequeños detalles, no cosas caras ni importantes, a sus maestros, especialmente a los que le traten bien y le enseñen cosas buenas y útiles. Pienso que un maestro es algo más que un simple empleado con su sueldo, es un segundo padre/madre, enseñan cosas buenas y que duran toda la vida. No soy partidario de las cosas caras, pero alguna botellita de buen vino seguro que caerá, bastante atacados ya están desde el poder como para que la gente normal no les reconozcamos.

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La otra carta de nuestros niños, más importante que la de los reyes magos

imageHay muchos vídeos virales (o con aspiraciones de serlo) circulando por ahí con niños como protagonistas. Vídeos que apelan a la lagrimilla, que nos recuerdan lo que realmente importa. Publicidad de marcas que apelan a que somos seres emocionales. Coca Cola es experta en este tipo de anuncios. Sabemos que han sido elaborados, a veces con una inversión importante, para hacer que una marca determinada nos caiga mejor a cuenta de hacernos sentir, reflexionar o conmovernos. Aún así los vemos, reflexionamos y nos emocionamos. Y muchas veces lo merecen porque son condenádamente buenos e ingeniosos. Otras veces son sencillos pero transmiten verdades como templos, nada que no sepamos en realidad, pero a veces necesitamos que nos sujeten unos pocos minutos por los hombros para que detengamos nuestra rueda diaria y lo recordemos.

El último vídeo de Ikea es de estos últimos. En él piden a los niños que escriban una carta a los reyes magos, el listado tradicional de juguetes. Luego les dicen que tienen que escribir otra carta, esta vez dirigida a sus padres. Seguro que os podéis imaginar el tipo de cosas que les piden.

Por cierto, que conozco a unos cuantos de sus protagonistas, el vídeo se ha nutrido de las familias de madres blogueras.

¿Visto?

Por eso yo cada vez más partidaria de hacer regalos que implican compartir experiencias: ir a ver un musical, hacer una excursión, un viaje de fin de semana para toda la familia, ir a tirarnos en tiro lona o montar a caballo juntos.

Tal vez tendríamos que empezar a explicar a nuestros hijos que los Reyes magos también pueden traer ese tipo de cosas. Tal vez es culpa nuestra que les pidan objetos pensando que en las alforjas no caben juegos, tiempo juntos, cosquillas, canciones y excursiones. Tal vez no se lo estemos transmitiendo bien.

Muchos de nuestros niños tienen una cantidad de juguetes enorme en casa. Juguetes de todo tipo, objetos apenas amortizados, que se quedaron sin pilas y nunca fueron repuestas, que habíamos olvidado que guardábamos.

¿De verdad necesitan más?

Un buen compendio de consejos a la hora de elegir los regalos de Navidad para los niños

Esta semana he recibido dos tandas de consejos de dos empresas de juguetes con una oferta muy diferente a las de las grandes superficies (esas que siempre cuentan con un pasillo completamente rosa) para acertar con los regalos navideños infantiles.

(GTRES)

(GTRES)

Por un lado ocho recomendaciones de CuCuToys, una tienda decomercio electrónico dedicada en exclusiva al juguete responsable (juguetes que aúnan ecología, seguridad, trazabilidad, comercio justo, no sexismo y durabilidad) y que incluye una reflexión de sus socios fundadores ante las que pocos se mostrarían en desacuerdo: “Analicemos el mensaje que traslada a nuestros hijos un juguete que se rompe a la primera de cambio. Comprar, romper, tirar y volver a comprar. Una espiral de consumismo en la que no hace falta cuidar los juguetes ni responsabilizarse de ellos”.

Por otra parte, otra tienda online llamada Ludomecum especializada en juguetes didácticos y educativos supervisados por pedagogos, avisa de la importancia de tener en cuenta la etapa en la que se encuentra el niño y ofrece un decálogo más centrado en la seguridad.

Todo lo que cuentan es cuestión de sentido común la verdad, la gran mayoría muy obvias, nada que no podamos imaginar por nosotros mismos, pero no sobra recordarlo en estas fechas.

Es cierto que en todos ellos parecen ignorar que los niños empiezan a elegir muy pronto lo que desean recibir en el saco de Santa Claus o en las alforjas de los Reyes Magos, pero también es cierto que los padres podemos (y debemos) influir bastante en sus decisiones.

Por cierto, con los cuentos siempre se acierta. Con la mayoría de juegos de mesa también. Actividades al aire libre, obras de teatro, musicales, visitas a museos… también son una excelente opción teniendo en cuenta que en muchos hogares ya desbordan juguetes hasta un punto vergonzante. Y siempre está la opción de hacer regalos solidarios, de hecho no quiero dejar de traer aquí la recomendación del blog vecino En busca de una segunda oportunidad de regalar el apadrinamiento de un animal para inculcarles el amor y respeto por otros seres vivo:

Aquí las ocho primeras recomendaciones:

  1. Compra en pleno uso de tus facultades mentales. Escoger juguetes es una cosa muy seria. Planificar las compras y buscar previamente información sobre los juguetes es mejor idea que lanzarse a la vorágine del centro de la ciudad en plena víspera de fiestas. Las prisas y las hordas de gente nos aturden demasiado como para hacer una elección racional. Huye de uno y otro para comprar en pleno uso de tus facultades mentales.
  2. La seguridad es lo primero. Aunque la legislación vigente es cada vez más restrictiva, debemos estar alerta, ya que año tras año somos testigos de la retirada masiva de juguetes que no garantizan la seguridad mínima y que incluso han provocado accidentes. Evita comprar en típicos comercios con productos de procedencia dudosa, y confía en las tiendas especializadas.
  3. Juguetes a prueba de niños. No están los tiempos para ir tirando el dinero en juguetes que se rompen con solo mirarlos. Aunque suene a obviedad, los juguetes han de estar pensados por y para los niños, soportando sus envites sin alterarse. Los juguetes duraderos pueden tener muchas vidas a través de varios niños y transmiten una importante lección. El futuro es reutilizar y cuidar de las cosas para prolongar su vida útil.
  4. Lee con atención las instrucciones de uso. ¿Qué no te has enterado en condiciones de la dinámica del juego? Vuelve a leer. Si al segundo intento sigues sin tener una idea bien definida, éste no es definitivamente el juguete que buscas. El uso del juguete no está claro para ti y probablemente tampoco lo estará para el niño al que vas a regalárselo.
  5. Elige juguetes adecuados a su edad y nivel de desarrollo. Es fundamental que el juguete sea adecuado a la edad y al nivel de desarrollo del niño. Si el juguete es muy adelantado para su nivel de desarrollo, es posible que creemos una frustración innecesaria al pequeño, que no tendrá las capacidades necesarias para entenderlo y aprovecharlo. Si por el contrario el juguete es demasiado básico, se aburrirá, desmotivará y lo dejará rápidamente de lado.
  6. ¿Qué valores transmite? Los juegos tienen una enorme incidencia en el desarrollo del niño y en sus actitudes futuras. Los expertos recomiendan identificar cuáles son los valores que transmiten los juguetes elegidos en función de lo que queramos potenciar en nuestro niño. Solo hace falta dar una pensada al uso que le dará a ese juguete y asociar ese uso a una serie de valores. Los juguetes pueden ser sexistas, racistas, violentos… pero también pueden fomentar la igualdad, la tolerancia, la solidaridad… que cada cual decida.
  7. Diversidad de materiales. La gran mayoría de los juguetes infantiles de hoy están elaborados con plásticos y materiales sintéticos, que pueden ser atractivos visualmente pero que también pueden tener serias limitaciones en cuanto a tacto u olfato. La diversidad de materiales y, especialmente, el acceso a materiales naturales, permite al niño ver, oler y sentir, todos ellos elementos básicos para su desarrollo.
  8. Que sea para jugar. La principal función de un juguete es que se pueda jugar con él. Sí, es una obviedad, pero a menudo se nos olvida y nos dejamos engatusar por juguetes deslumbrantes llenos de luces, sonidos y movimientos autónomos, que relegan al niño a la posición de simple espectador. Y cuando se acaban las pilas, se acaba el juego. El juguete debe hacer al niño protagonista, y debe ser un apoyo, soporte o herramienta para su juego.

La conclusión es obvia, comprar con cabeza y evitar las compras impulsivas.

Vamos con la segunda tanda de consejos, en la que se hace hincapié en la edad del niño y en seguridad de los juguetes:

Lo más importante es elegir un juguete teniendo en cuenta la edad del niño, ya que en cada etapa desarrollan distintas habilidades:

  • En el primer año los juguetes más adecuados son aquellos que les hacen moverse y que son agradables para el tacto y la vista.
  • Entre uno y tres años el entorno familiar tiene un papel muy importante y destacan los juguetes que fomenten la relación entre los miembros de la familia, como juegos de mesa sencillos.
  • Entre los seis y diez años comienzan a jugar de manera más individualizada y autónoma. El interés se centra en las nuevas tecnologías y el deporte; y por ello, destacan los juegos electrónicos, de estrategia y reflexión, las maquetas y otras manualidades, y el material deportivo.

Además de la edad hay que considerar los gustos, la personalidad y el entorno de cada niño. El valor lúdico y el carácter educativo, teniendo en cuenta los valores que se quieren transmitir, también toman gran relevancia. El diseño tiene que ser atractivo, ya que provocará curiosidad y motivación en los niños por el juego.

Sin perder de vista las consideraciones anteriores, sin duda la seguridad debe ser el principal objetivo. Para ello, se debe tener en cuenta las siguientes recomendaciones para escoger un juguete que no comporte riesgos:

  1. Comprar juguetes en comercios, tiendas online o marcas de confianza, ya que, normalmente mantienen unos niveles de seguridad más estrictos.
  2. Elegir el juguete adecuado para la edad, habilidades y capacidades del niño. Si esto no se respeta es muy peligroso, ya que puede lesionar al niño, sobre todo si es menor de tres años.
  3. Comprar con las máximas garantías de seguridad. Para ello hay que comprar juguetes que lleven la marca CE (Conformidad Europea), y tener en cuenta las recomendaciones de seguridad del fabricante que indique en el etiquetado.
  4. Seguir las instrucciones de montaje y uso en compañía de un adulto. Guardar siempre las instrucciones y la información del juguete en un lugar seguro.
  5. Revisar periódicamente el estado de los juguetes. Se debe comprobar si se encuentran desgastados o rotos ya que pueden ser un riesgo para la salud y seguridad del niño.
  6. Supervisar el juego del niño. El juguete tiene que ser utilizado de la manera indicada y ser adecuado a su edad y habilidades.
  7. Enseñar a los niños a mantener los juguetes recogidos y ordenados para evitar cualquier accidente. Nunca dejar juguetes en zonas de tránsito o en escaleras.
  8. No dejar a niños menores de 3 años con juguetes con piezas pequeñas y controlar los juguetes de hermanos mayores ya que en caso de entrar en contacto podrían sufrir asfixia debido a la tendencia de ponerse los juguetes en la boca.
  9. Deseche todos los envases, pero conserve las instrucciones. Las bolsas podrían ser un riesgo de asfixia. También recicle las pilas y baterías correctamente.
  10. Ponerse en contacto con el fabricante y autoridades públicas correspondientes, en caso de descubrir algún problema de seguridad en el juguete.

Los regalos a padres recientes, que se puedan devolver

El otro día me pidieron consejo sobre qué regalar a unos padres recientes. Es el típico regalo en el que se junta mucha gente y al final hay bastante dinero para comprar. Mi respuesta inmediata fue «algo que venga con ticket regalo».

Me parece imprescindible que se puedan devolver con facilidad, en un lugar en el que reembolsen el dinero o al menos haya muchas bastantes posibilidades de compra. Y con el ticket regalo por delante, que no se vean en la tesitura de tener que pedirlo. Hay personas a las que les da apuro. Y luego hay gente que se molesta cuando le dices amablemente que no ha acertado y que quieres cambiarlo. No soy capaz de entenderlo. Siempre gusta acertar, pero si lo que quieres es entregar algo útil y agasajar al que regalas, no deberías torcer el morro.

En esa fase hay muchos regalos, muchas cosas que se heredan y tantos estilos diferentes (estéticos y de crianza), que es muy fácil no acertar.

Yo recuerdo aún una cesta llena de pololos, bodys con puntillas y trajecitos tipo tirolés que nunca vistieron mis niños. Tengo por casa dos pinzas para chupetes de plata a estrenar dado que mis hijos jamás usaron chupete. También una cajita de plata para guardar los dientes que se caen (ejem) y una especie de tubo muy decorado y aparatoso para guardar la partida de nacimiento.

Nada de eso lo pude devolver. También tuve gimnasios infantiles (¡cómo le gusta a la gente regalar eso!) que no necesitaba a menos que hubiera querido poner un parque de atracciones para mis gatos, alguna ropita y accesorio de puericultura que pude devolver sin problemas. Mucho mejor.

En algunos comercios tienen incluso listas de nacimiento, al estilo de las listas de bodas, que hacen los padres para poder así obtener lo que necesitan. Lo que pasa es que te limita a una única tienda y mucha gente no le gusta financiar dos ruedas de un carrito y prefiere el detalle que se recuerde.

A mí me gusta regalar ciertas cosas concretas cuando hay confianza y conozco lo suficiente a los padres como para intuir que les puede gustar.

La mochila Ergo Baby.

La mochila Ergo Baby.

Están los libros de Carlos González, la rana croki (un juguete que fascinó a Jaime y que usaban en su centro de atención temprana), y la mochila ergobaby (similar a la manduca, nada que ver con la mayoría de mochilas que llevan a tanta gente a odiar el porteo). Disfruté mucho llevando a Julia en mochila desde que era recién nacida hasta que tuvo dos años. La usé más que que el carrito, ya ha pasado por más madres recientes y me trae muchos buenos recuerdos.

Pero por mucho que a mí me gustase, todo va siempre con ticket regalo. Tenedlo en cuenta que os lo agradecerán.

Lo que quiero para Reyes

No sé si es vuestro caso, pero me consta que mañana es el día favorito del año para mucha gente.  Y no es ya por los regalos que recibas, es por los que das, por el recuerdo de la magia de nuestra niñez, por el reflejo de la magia en los niños, por el ambiente festivo…

Esto es lo que le he pedido a mi santo para Reyes. Y para mi cumpleaños el próximo mes de marzo. Para todos mis regalos de reyes y cumpleaños.

Y, paquetes aparte (o no), esto es lo que pediré a mis hijos y a todos aquellos a los que quiero.

¡Feliz día de Reyes!

MAGOLA marzo 30 CUIDADO

Y, ya sabéis, hoy a la cama prontito.

 

 

El regalito

El miércoles por la tarde Julia y yo estuvimos la mar de atareadas. Primero fuimos a la peluquería, costó que fuera a arreglarse el flequillo y un poco el corte porque quiere dejarse el pelo largo (como Rapunzel, ya os adelanto que con una melenita corta o medianita se va a tener que conformar, su pelillo liso y fino no da para más). Luego me acompañó a la tintorería y de ahí a hacerse las fotos para el colegio, que ya iba siendo hora de entregarlas.

Justo de camino a casa pasamos por una tienda de la familia de mi santo, la típica papelería de barrio que tiene juguetitos, cuentos… «Vamos a entrar y, si quieres, te compro un cuento para leerlo esta noche».

Una vez dentro me di cuenta de que, en lugar de los cuentos, andaba mirando una vitrina con decenas de muñequitos de plástico con personajes de Disney y de los dibujos animados de televisión.

«¿Mamá, puedes comprarme un muñequito en lugar de un cuento?»

«Claro, elige el que más te guste. Mira, tienen a Tiana, a Pascal, a Rapunzel…» dije señalándole a sus personajes favoritos.

arielSorprendentemente eligió una figura de Ariel, la sirenita. Me extrañó porque no hace ni caso a su película y es una princesa que ni fu ni fa para ella. Le di los tres euros para que pagara, que le encanta, y salió feliz con ella.

La sorpresa vino casi llegando a casa: «seguro que a Nora le encanta, mamá».

«¿A Nora?». Todo encajó entonces. Todas las semanas vienen a casa a jugar una tarde dos niños hijos de unos amigos nuestros, amigos desde el instituto. La niña, un año más pequeña que Julia, es hooligan de Ariel.

«Sí, se la voy a dar de regalito cuando venga mañana a jugar a casa».

Lleva ya tiempo trayendo desde el colegio dibujos que hacen sus amiguitos y que le regalan y ella m consta que hace lo mismo. Peo esto es diferente. Toda una tienda para ti, para elegir el cuento o el juguetito que quieras, y decides renunciar para hacer feliz a otro. Y tiene apenas cuatro años, no está tan lejos la etapa del «mío mío«, aunque ella no la pasó de forma intensa.

Os aseguro que comportamientos así me ilusionan mucho más que cualquier logro académico o avance en autonomía. Y le hice saber lo orgullosa que estaba de ella. Que aprenda a atárselo los zapatos o a reconocer todas las letras no importa que llegue antes o después, pero la buena pasta de la que estamos hechos debería cuidarse aún más tanto en casa como en el colegio.

Por eso también me gustó tanto que en la reunión con sus maestros hicieran hincapié e cosas como que es importante es enseñarles a respetar los dibujos que hacen los demás.

Ya le recordaré cuando sea mayor que el primer regalo que decidió hacer de manera espontánea a alguien, sin que hubiera un día especial para hacerlo, fue a su amiguita Nora.

Sobre esos regalitos que se llevan los niños en bodas, cumpleaños…

Es frecuente que a los niños pequeños se les agasaje con pequeños detallitos. Los motivos pueden ser muchos: ceremonias tipo bodas o comuniones, por ser invitados de un cumpleaños, por adultos a los que invitamos a comer o cenar a casa y quieren tener un detalle con ellos…

Mis niños se han visto con paquetes de chuches, cuentos, puzzles, pequeñas pizarras electrónicas, muñecos, camisetas… en muchas de esas situaciones. Seguro que también los vuestros. Y es frecuente que nosotros nos hayamos visto como adultos en la posición de ‘regaladores’: al casarnos, al visitar a algún amigo o al organizar el cumpleaños de nuestros niños.

Pues la reciente actualización de una amiga en Facebook que trabaja en la Asociación Bocalán de perros de asistencia me ha hecho pensar en las muchas buenas oportunidades que perdemos para aprovechar esos momentos y hacer regalos solidarios, regalos que conciencien, en los que todo o parte del dinero vaya a una buena causa.

¡Qué ilusión! Una chica se ha puesto en contacto conmigo contándome que ha comprado 40 peluches para dar como regalo a los niños en su boda que la celebran en junio. En muchas ocasiones la gente es maravillosa. Es una gran idea

Yo a partir de ahora tomo nota mental de no desaprovechar esas oportunidades con pequeños presentes absurdos, teniendo en cuenta todo lo que ya tienen y les sobra a nuestros hijos. Y os animo a hacer lo mismo, da igual que sea comprando algo de la tienda de una ONG, ya sea Unicef, Intermon/oxfam o una protectora de perros o asociación de personas con discapacidad de vuestra zona. No solo por el dinero que se lleven, sobre todo porque a nuestros hijos les estamos transmitiendo unos valores inexistentes en una bolsa de chuches o el último muñequito de moda.

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¡Qué poco dura la magia!

Definitivamente, los tres años son la edad en la que se desata la magia de la Navidad y los Reyes Magos. El año pasado, cuando Julia tenía dos, también se enteró y lo disfrutó. Pero nada que ver con la explosión de estas fiestas.

En Nochebuena dejamos leche y galletas (las de dinosaurios, sus favoritas) para Papá Noel y una zanahoria bien grande para Rodolfo y sus amigos. Dejamos encendido el árbol de Navidad de las hadas, importantísimo. A la mañana siguiente vino corriendo a nuestro dormitorio, el primer año que sucede, gritando «ayer me dormí muy pronto, ayer me dormí muy pronto». Le habíamos dicho que era un requisito imprescindible para que viniera Papá Noel.

«Corre al salón, ve a ver si Papá Noel ha dejado regalos debajo del árbol y nos lo cuentas», dijo mi santo. Julia salió como un sputnik y volvió dando saltitos, con la cara tan iluminada que hacía sombra al árbol. «¡Hay regalos! ¡Vamos, vamos! ¡Ha venido!».

Tener hijos pequeños en casa nos sirve además a los adultos para reencontrarnos con la ilusión que teníamos de niños. ¡Qué poco dura esa magia! Hay que mimarla, protegerla. Son tan poquitos años…

Despertamos a Jaime y fuimos todos al salón. Jaime, con seis años, no entiende el barullo que montamos. Su autismo le roba la magia de estas fiestas. La mañana de Navidad y de Reyes son uno de esos momentos que desearías con todas tus fuerzas que el autismo ladrón de ilusiones (y de tantas otras cosas) desapareciera.

Un regalo diferente para futuros padres recientes

«No puede ser posible, no puede existir algo así». Eso es lo primero que pensé al ver el insólito producto que mi compañero del blog de videojuegos @20hitcombo encontró en la página web Cuantarazón.com. La primera reacción de ambos al ver la imagen sin una explicación fue dudar que fuera cierto, que pudiera existir un cacharro semejante. Aunque por otro lado la experiencia me decía que el ser humano es perfectametne capaz de idear, comercializar y comprar semejante artefacto que equipara la crianza infantil con el cuidado de hamsters, cobayas o conejos. Y, efectivamente, es real y se vende por ocho dólares (3 por 20 y 6 por 40) incluso en Amazon. Afortunadamente es un producto de broma, para regalar a los futuros padres y verles la misma cara de susto al quitar el papel de regalo que se me ha puesto a mí al principio al ver la imagen.

Está lo suficientemente conseguido como para poder prolongar la broma tanto como uno se atreva. Tiene unas pegatinas que indican si la leche está caliente o fría cambiando de color y lo publicitan en la caja con el eslogan: «Dando independencia a los bebés desde 1972». Incluye testimonios de éxito y oferta de bebidas energéticas para bebés.

La verdad es que como broma no está nada mal. Dependiendo del sentido del humor de los padres a los que se les regale, claro.

Y antes de que alguien extenuado  por tener que levantarse varias veces por la noche para alimentar a un bebé lloroso y hambriento se plantee usarlo de verdad (espero que a nadie se le ocurra), dudo que funcionara. Los bebés necesitan alimentarse por la noche, cierto, pero muchas veces lloran para no sentirse solos, para obtener la presencia y el consuelo del adulto. Y muchas de esas veces comerán y se dormirán luego, es cierto, pero lo que buscaban no era el alimento.

Por otro lado, aprovecho para recordar hay costumbres naturales que nos ayudan a estar descansados atendiendo por la noche a nuestros hijos pequeños. Se llaman colecho y lactancia materna, que no tienen necesariamente (aunque suelen) ir de la mano. Y no me voy a extender en defender el colecho y la lactancia materna, que ya he escrito numerosos posts en el pasado sobre el tema.

¡Buen fin de semana!