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Un día en Micrópolix

El sábado pasamos todo el día en Micrópolix con Julia, que tiene cuatro años, y con mi sobrina, que tiene tres. A Jaime no lo llevamos porque me dió la impresión de que un sitio cerrado dedicado al juego simbólico no iba a ser lo suyo, e hicimos bien. En cualquier caso, me prometí contar qué tal había ido nuestra experiencia por si puede serle de utilidad a alguien. Así que allá vamos.

Antes de nada: ¿Qué es Micrópolix?. Pues es una especie de ciudad de los niños que hay junto al Factory de San Sebastián de los Reyes, una idea francamente buena. A los niños les encanta jugar a ser mayores: médicos, policías, periodistas, bomberos… pues en Micrópolix recogen ese interés lógico de los niños y, en un entorno techado de dos plantas, han recreado una suerte de miniciudad con su ayuntamiento, sus calles y distintas actividades que aspiran a ser al mismo tiempo educativas y lúdicas. Los niños pueden votar en el ayuntamiento, tienen Eurix, se les paga por los oficios que desempleñan, pueden a su vez comprar en el súpermercado o financiar su formación, sacarse el carné de conducir o formarse. Son además actividades susceptibles de ser patrocinadas por empresas relacionadas lo que supone otra fuente de ingresos, de hecho muchas lo son. Os dejo con un vídeo que lo explica:

Antes de ir estuve leyendo las críticas de diferentes páginas web y fotos de Internet. Era curioso. Las había muy buenas y muy malas. Tras mucho leer he llegado a la conclusión de que el factor clave para que sean buenas o malas es la cantidad de gente que se hayan encontrado en el sitio. Cuando nosotros fuimos estábamos la mar de tranquilos, así que lo pasamos muy bien sin tener que hacer ni una sola cola en ninguna actividad. Imagino que con buen tiempo la gente prefiere otro tipo de actividades al aire libre. De hecho, cuando íbamos camino de Micrópolix, que abre a las 12, ya estaban avisando en la M-30 que el parking del zoo estaba al completo. Es cierto que si hubiéramos encontrado tanta gente como para que solo hubiéramos podido hacer tres o cuatro actividades, no hubiera merecido la pena.

Hay algunas otras críticas que hacen tanto los que lo consideran un buen plan como los que no: el precio. Los niños pagan 20 euros y no pueden salir del recinto, por lo que deben comer allí (no dejan pasar comida y el menú infantil ronda los 7 euros).  Yo os digo la verdad, me parece un precio más que razonable si se va a pasar todo el día.

Los padres sí que pueden salir y entrar, de hecho muchos dejan allí el niño todo el día y aprovechan para pasearse por las tiendas de alrededor, pero tienen que pagar 15 euros y lo único que pueden hacer es ser espectadores (turistas) en algunas actividades y asisitir a un monólogo a las 18:30. Pese a que han rebajado el precio de la entrada de adulto ( de 20 a 15) sigue siendo mucho dinero para no poder hacer prácticamente nada salvo irse, matar el tiempo el algún banco o acompañar a los niños más pequeños.

Esa es otra. Los niños de 3 y 4 años son ciudadanos Junior y no tienen ni pasaporte, ni Eurix, ni pueden acceder a algunas de las actividades más vistosas como los bomberos, el avión o el supermercado. Por eso es recomendable para sacar todo el provecho al precio de la entrada ir si tienen más de 5 años. No obstante, nuestras dos niñas lo pasaron genial y estuvieron todo el día de actividad en actividad y aún nos faltó alguna, así que los junior pueden ir perfectamente solos o acompañando a sus hermanos mayores.

Les gustó especialmente ser policías y hacer la ronda por la ciudad, montar en el minicircuito (los coches grandes son a partir de 5 años), el desfile de modas, bailar en la minidiscoteca, ser mensajeras y llevar paquetes, el centro de reciclaje y jugar en el Hospital. Los monitores, que eran legión, eran todos encantadores con los niños. Con toda seguridad volveremos, pero cuando hayan cumplido los cinco años para que puedan usarlo todo y con buen tiempo para estar más tranquilos.

Os dejo una foto con las actividades que turistas y ciudadanos Junior pueden hacer. Los de menos de dos años se tienen que conformar con la ludoteca, que está pelín desangelada:

la foto