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¿Las compresas, tampones y pañales deberían tener un IVA reducido del 4%?

a00469647 3141Me llega una petición existente en Change que lleva más de 100.000 firmas y que pide reducir el IVA de estos productos, que parece que no se consideran de primera necesidad y tienen un IVA del 10% (subió desde el 8% el verano de 2012). El mismo IVA que la importación de antigüedades y objetos de arte. Me resulta absurdo.

Indagando, descubro que no es la única petición al respecto en esa plataforma. Indagando un poco más, averiguo que los pañales tienen un IVA del 21%. De hecho, la pasada primavera diferentes asociaciones de Familias Numerosas de toda Europa iniciaron una campaña para pedir a la Unión Europea (UE) la rebaja del IVA de los pañales, que «soportan el tipo máximo de este impuesto, el 21%». También hay peticiones al respecto en Change.

No sé vosotros, pero yo considero que, efectivamente, estos productos sí que son de primera necesidad. ¿Sabríais vivir sin pañales, compresas y/o tampones? Yo desde luego no.
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Los pañales no se precisan durante muchos años, a menos que estemos hablando de niños o adultos con problemas de salud o retrasos en el desarrollo. Pero desde luego cuando se necesitan son imprescindibles.

Respecto a tampones y compresas, espero que me queden bastantes años por delante necesitándolos, que mi madre tuvo la menopausia con menos de cuarenta años y no es nada recomendable. Y Julia también los necesitará durante mucho tiempo. En un hogar con varias mujeres en edad de menstruar, el gasto anual supone un buen piquito.

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Dejemos a la menstruación en paz

Indignada. Así estoy desde que el viernes pasado a primera hora leyera en una previsión de EFE que a lo largo del día se iba a presentar un estudio de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) con el resumen:

GINECOLOGÍA – Un estudio de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) sobre el síndrome premenstrual desvela que las mujeres causan baja laboral unos 8 días al año por las molestias que ocasiona, lo vincula con un 30% de los divorcios y con elevados índices de depresión e intentos de suicidio.

¡¿Cómo?! ¡¿Qué?! ¡¿Mande?!

Así que tres de cada diez divorcios son culpa del síndrome premenstrual. Es decir, son culpa nuestra, de las mujeres que son las que lo tenemos, claro. Y de esa manera los señores empresarios que están en pleno proceso de selección de personal (no abundan en estos tiempos, pero los hay) tomarán buena nota consciente o inconsciente: las mujeres tenemos ocho días de baja al año, semana y media larga nada menos, por el mismo motivo.

Pues va a ser que no, que naranjas de la china. No solo no me creo nada, sino que me parece un ataque inconcebible en la línea de flotación de un buque, el de la igualdad de oportunidades por género y la lucha contra la desigualdad y falsos mitos relacionados con lo femenino.

A título personal resulta que yo me encargo de controlar el calendario de turnos, guardias, permisos, etc. de toda la redacción del periódico. Ni un solo día una sola mujer ha faltado por algo así. Ni siquiera en su vertiente camuflada. Ni jamás yo en toda mi vida. Mi santo también lleva un equipo de gente bien surtido de mujeres. Lo mismo me ha dicho. Hay mujeres con graves síntomas premenstruales, pero son una anecdótica minoría. Prácticamente todas tiramos del carro, más aún por ese motivo.

Estuve el viernes pendiente de si entraba el estudio por teletipo, pero por unas cosas o por otras hasta el lunes no pude acceder a él. Os dejo lo que cuenta EFE:

Las alteraciones menstruales de las mujeres están vinculadas con el 30 por ciento de los divorcios, siempre que exista «un sustrato ambiental o profesional» que lo facilite. Son algunos de los datos extraídos de un estudio impulsado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) que señala, además, que las mujeres que padecen un síndrome premenstrual severo causan un promedio de ocho días de baja al año, y una media de más de 1.500 días a lo largo de su vida laboral debido a los fuertes síntomas que padecen durante al menos cuatro días cada mes y que les impide realizar su actividad normal.

Los ginecólogos que han participado en la elaboración de la investigación, coinciden en señalar que el proyecto se ha llevado a cabo debido al desconocimiento de la situación real del 80% de las mujeres que tienen síndrome premenstrual en España.

Los expertos señalan que las enfermedades asociadas a este síndrome que provoca la incapacidad de la mujer para poder trabajar en los casos extremos generan un elevado coste social y económico que puede reducirse con tratamiento médico.

María Jesús Cancelo ha señalado que existen datos que constatan que el absentismo laboral de las mujeres que padecen el síndrome premenstrual «puede llegar a ser alto» sobre todo en las que tienen una «sintomatología importante».

En concreto, según los expertos, las mujeres que sufren este síntoma de forma severa -el llamado Trastorno Disfórico Premenstrual- están de baja laboral unos ocho días al año, ya que además de la secuelas físicas, tienen un problema psicológico «importante» que le impide realizar su actividad.

Los síntomas físicos que padecen las mujeres con el síndrome «son muchos» ha explicado Cancelo, aunque los más frecuentes son dolor, sensación de hinchazón, cefaleas y malestar general, entre otros. A ellos hay que unir los psicológicos: «la sensación de no encontrarse a gusto consigo misma, de estar poco motivada», ha señalado la ginecóloga.

Uno de los problemas, tal y como muestran los expertos, es que las mujeres asumen los síntomas como algo normal y no acuden al médico, de hecho, una encuesta realizada en 2009 muestra que más del 80% de las mujeres que sufría síndrome premenstrual no consultaba al especialista.

Además, el 20% de los médicos decía a las pacientes que padecerlos era algo normal y no las prescribían ningún tratamiento. Por ello, el doctor Ezequiel Pérez, quien también ha participado en la elaboración del estudio, ha destacado la necesidad de reconocer este problema y saber cuál es la realidad.

Pérez ha indicado que hay métodos de diagnóstico preciso para detectarlo, así como tratamiento, tanto hormonal como no hormonal para ofrecer a las pacientes.

Pues sí, el 80% de las mujeres no acudimos al médico porque no nos hace ninguna falta. Los tratamientos específicos no suelen ser precisos. Y al leerlo pensé «tal vez me equivoqué, aquí hay gato encerrado en forma de farmaceútica con una pastilla milagrosa o similar. O eso o yo soy un gato. O eso o ya no entiendo nada de nada».

Contacté con SEGO pidiendo el estudio y muy amablemente (gracias) me dijeron que el estudio completo no era visible que no sabían sí lo sería y me facilitaron un comunicado de prensa algo más extenso que el teletipo en el que no se ampliaba mucho más. Ni metodología, ni origen de los datos, ni financiación del estudio.

Cuando lo pedí me dijeron de nuevo muy amablemente que podía remitirles esas preguntas por escrito para que se las hicieran llegar a los autores del informe y me lo aclarasen. Así lo he hecho y aún no he recibido respuesta. Si me las responden os lo contaré, pero de momento y ya que se cumple una semana aquí está este post.

Flaco favor nos hacéis a todas las mujeres, a toda la sociedad, con comunicados e informes así señores del SEGO.

Lo que me recuerda que no es la primera vez que se ganan mis simpatías. No se me olvidarán las polémicas viñetas humorísticas que publicaron en 2011 en su revista. Aquí tenéis una galería con varias.

Así no, así no se hacen las cosas. Dejemos la menstruación en paz, que bastante tenemos ya encima.

Una de las viñetas difundidas en la gaceta electrónica distribuida por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). (JAVIER SERVER GOSÁLVEZ)

‘El tesoro de Lilith’, el cuento del árbol que quiso ser niña

la foto-3Me gusta llamar las cosas por su nombre cuando estoy con Julia. No creo que palabras como vulva, útero o pene sean demasiado grandes para ella. Ha tenido su explicación adaptada pero realista de cómo nacen los niños y nunca me he escondido ni me ha dado vergüenza cuando estoy con la menstruación. Sí, entro en el baño y cierro la puerta, pero a veces la ha abierto y me ha preguntado con esa sana curiosidad infantil qué era esa sangre. «Es algo que tenemos las mujeres, no las niñas ni las abuelas, aproximadamente cada mes y que nos permite tener bebés». Siempre lo ha visto de manera natural. Sabe que mamá sangra a veces y que no pasa nada, que es algo bueno y necesario. Sin esa sangre ella no estaría en este mundo. Igual actuaría con Jaime.

Por eso me llamó mucho la atención un cuento llamado ‘El tesoro de Lilith’, un cuento que en su portada explica que va sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual. Me llamó también la atención porque ese cuento ha nacido del empeño de Carla Trepat, que ha logrado autoeditarlo con la ayuda y financiación de 150 personas. Siento simpatía por esos proyectos voluntariosos.

El cuento es alegórico: un pequeño árbol que quiere bailar, correr y vivir aventuras, por lo que acaba convertido en una niña. Una niña que encierra en su interior una capullo que al convertirse en mujer pasará a ser una flor que, regularmente, desprenderá sus pétalos, equiparando las distintas fases por las que pasa el cuerpo de las mujeres con las estaciones del año.

En el cuento también aparece el deseo. Son unas mariposas que rondan la flor, que la hacen cosquillear y latir.

El cuento es metafórico y delicado.
Jamás menciona útero, vulva ni pene, pero permite con sus árboles, sus flores y sus mariposas explicar de una manera razonablemente detallada cómo son las cosas. A Julia le gusta mucho el cuento del árbol que quiso ser niña, como ella lo llama. Ayer mismo me pidió de nuevo que se lo leyera. A mí me gusta su visión positiva y cómo fomenta el autoconocimiento, la aceptación y el escuchar a nuestro cuerpo.

Y al final incluye una guía didáctica con la que reflexionar sobre cómo afrontar con nuestras hijas su menarquia (primera menstruación), el descubrimiento del placer sexual o el conocimiento de sus órganos reproductivos.

Esa guía ha sido elaborada con la ayuda de Anna Salvia, una psicóloga especialista en salud sexual y reproductiva que se dedica a dar charlas y talleres sobre las etapas sexuales de la mujer y que publicó en 2012 ‘Viaje al ciclo menstrual’.

El único pero que se me ocurre transmitir a su autora desde aquí es que no haya un equivalente para los chicos.

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¿Opiniones respecto a la copa menstrual?

El de hoy no es un tema relacionado directamente con la maternidad, aunque nadie puede negar que hay una relación tangencial.

Una madre reciente de mi familia me comentaba el otro día que había comprado por Internet una copa menstrual (copa vaginal también la llaman). Ya la tiene en su poder y, aunque aún no ha tenido ocasión de estrenarla, me ha pedido que saque el tema en el blog para compartir consejos y experiencias.

Yo había oído hablar de ella a otra madre algo más reciente unos meses atrás, pero la verdad es que no me había dado por indagar sobre el tema.

En la wikipedia , entre otras cosas, cuentan lo siguiente:

La copa menstrual es un tipo de barrera que se inserta en la vagina durante la menstruación para retener el flujo. A diferencia de los tampones, que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre; ésta queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se desecha el líquido.

Existen dos tipos principales de copas menstruales disponibles en el mercado:

El tipo más común es una copa en forma de campana de goma (látex) o silicona. Es reutilizable y puede durar alrededor de 10 años con el mantenimiento adecuado. Las marcas de este tipo incluyen The Keeper, The DivaCup, The Mooncup y The Femmecup. En Europa ha salido la marca finlandesa Lunette la marca francesa Fleurcup disponible en cinco colores y la marca alemana MeLuna, disponible en tres tallas y siete colores.

Otro tipo de modelo menos común está realizado en polietileno y es de forma similar al diafragma. Este último modelo es desechable y se encuentra fabricado por una sola de marca (Instead). Por ser muy flexible y suave, el modelo desechable se puede utilizar durante las relaciones sexuales (aunque no es un anticonceptivo y no debe utilizarse con esa finalidad).No es muy usada ni conocida por las mujeres en comparación con los tampones y compresas, principalmente porque apenas existe publicidad de estos productos. Estas copas a diferencia de otros sistemas de usar y tirar solo se compra una vez en mucho tiempo y el beneficio conseguido no compensa una inversión en publicidad fuerte.

Sin embargo tiene múltiples ventajas:

* Economía: el coste inicial en mayor que los absorbentes tradicionales pero el gasto solo se produce una vez y se recupera la inversión a los pocos meses, ya que la duración con los cuidados adecuados puede ser hasta diez años.
* Infecciones: La silicona es inerte de forma similar al cristal y no es adecuada para que los gérmenes se acumulen en ella. No se han relatado casos de Síndrome del shock tóxico, ligado al uso de tampones tradicionales.
* Comodidad: se puede llevar durante la noche. Se puede utilizar durante toda la menstruación independientemente de lo copiosa que sea e incluso en cualquier momento del ciclo simplemente para acostumbrarse a llevarla.
* Medio ambiente: Supone menos desechos para el medio ambiente.

Debe esterilizarse al final del ciclo.

Pero también tiene algunas desventajas:

* Es poco usada y es un poco difícil encontrar donde comprarla o conocer opiniones de otras usuarias.
* Puede ser incomoda de utilizar en baños públicos que no dispongan de un lavabo o bidé privado.
* Al final del ciclo, además del lavado habitual con agua y jabón, se debe esterilizar hirviéndola.
* Como los tampones, puede ser un poco complicada de usar al principio. Se puede mover si esta mal colocada. Sin embargo, si la colocación es adecuada es difícil que se mueva, de hecho puede crear una succión que impida sacarla si no se sabe hacer. Simplemente introduciendo un dedo para que entre el aire, se deshace el vacío y sale fácilmente.

Por cierto, que la explicación de lo que es el archiperre en cuestión es uno de esos temas que hacen arrugar la nariz e intentar cambiar de conversación a los hombres presentes. Por mucho que sean padres recientes que han presenciado un parto.

¿Las conocéis? ¿las habéis probado? ¿las recomendaríais? ¿qué tipo? ¿hay algún tipo de truco recomendación o consejo?

Las que no lo hemos hecho, somos todo oídos.

Esto (la menstruación) sí que no lo echaba de menos

Este fin de semana hablaba con otras dos madre recientes del regreso de la menstruación tras haber tenido un niño.

Ambas han tenido su primer hijo. Una de ella ya no da el pecho y su hija tiene nueve meses. Lleva ya tres reglas encima. La primera vino, con muy mala baba, justo la primera semana que se incorporó al trabajo.

La segunda aún da el pecho en exclusiva a su bebé de cuatro meses. La venida de la regla aún pinta lejana.

Comentábamos si venía igual que antes o si la frecuencia, duración y cantidad de los menstruos variaba tras haber tenido un hijo.

En caso de la primera madre reciente la cosa ha cambiado mucho en cuestión de cantidad. Y me decía que otras madres con las que ha hablado del tema le habían confirmado que sí, que volvía con más fuerza.

Yo con el peque no tuve el periodo de nuevo hasta justo el momento en que cumplió el año. Y la verdad es que no noté diferencia alguna.

Y tal vez por hablar del tema, justo hoy noto que me está bajando la regla por vez primera tras un año y nueve meses.

Justo cuando Julia tiene un año. Igualito que con su hermano.

Es algo que, de verdad, no echaba de menos.

Aunque no me puedo quejar. Entre embarazos y lactancia, desde noviembre de 2005 apenas he tenido al regla unas siete veces.

En cualquier caso me da que pensar. No es algo de lo que se hable mucho.

Los manuales no suelen tratar sobre el regreso de la menstruación y en los cursos de preparación al parto que yo conozco, aunque dediquen una o dos sesiones al puerperio, no hablan tampoco de este tema o lo pasan muy por encima.

¿En vuestro caso como fue? ¿Regresó de la misma manera? ¿Con fuerzas renovadas? ¿Con menos? ¿Más o menos dolorosa? ¿Con la misma regularidad?