Todos los libros sobre embarazo tratan, aunque sea de pasada, algo llamado el instinto de nido.

Y es que parece ser que a las madres en potencia, como a las gallinas (o a las gatas, o muchos otros animales), según avanza el embarazo les da por preparar la llegada del bebé hasta el último detalle y dejarlo todo limpio como una patena.

En uno de los libros que yo tenía decía que era muy frecuente que justo antes de parir te diera un arrebato por limpiar la cocina y el baño a fondo. Y te recomendaba aguantarte las ansias limpiadoras y reservar fuerzas para el parto.

Lo leí con bastante escepticismo en su momento para darme luego de bruces con la realidad. Como con tantas otras fuerzas naturales de la maternidad.

Afortunadamente no me dio por pegarme con los azulejos. Pero sí que me empeñé en tener todo comprado, preparado, ordenado y en perfecto estado de revista.

Yo que suelo ser un desorden andante…

Y aún me recuerdo los últimos días mirando ensimismada los muebles, el carrito y la ropita con cara de idiota feliz.

¿Por qué recuerdo el instinto de nido a estas alturas? Por que ayer una amiga que ya está embarazada de 8 meses me contaba que aún no le han entregado los muebles del peque y está ansiosa por tenerlo todo preparado para su llegada.

¿A ti también te pasó? ¿Te dio por limpiar la cocina?