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No tengo una opinión clara respecto a la gestación subrogada, y creo tener derecho a no tenerla

Os voy a confesar que no tengo una opinión clara respecto a la gestación subrogada, y creo que tengo derecho a no tenerla. Mejor dicho, que tengo derecho a tomarme mi tiempo para tenerla.

Escucho a gente que aprecio, que considero buena y justa, con criterio, posicionarse con virulencia a favor y en contra. Sobre todo en contra, la verdad. Pero de todo hay. Y ahí estoy yo. Aún rumiando, incapaz de formular juicios definitivos. Será que soy lenta. Será que soy demasiado aristotélica. Tal vez sea por ser empática hasta niveles casi enfermizos. No lo sé…

Escucho a personas que se oponen, que hablan con razón, porque se está dando, de la explotación de mujeres en países pobres. Que lo comparan con la trata con fines sexuales, una lacra execrable y extendida. Y yo no quiero eso. Por supuesto que no. Nadie con un ápice de bondad estaría de acuerdo con esa nueva forma de abuso del cuerpo de la mujer. Gestar y entregar un hijo contra tu voluntad u obligada por las circunstancias pero sufriendo la huella que eso te dejará es una monstruosidad. Aunque me da miedo estar aplicando la óptica del primer mundo, nuestra óptica de necesidades básicas cubiertas, a realidades ajenas, mucho más broncas. No querría caer en eso, en juzgar sin comprender, igual que no quiero no se puede mirar la Historia y entenderla con ojos modernos.

Escucho a personas que lo quieren posible pero bien regulado, que dicen que una mujer debería poder elegir libremente y respaldada por las leyes si desea embarcarse en algo así. Con buenos controles, en el mismo país, con evaluaciones psicológicas y garantías jurídicas. Y suenan razonables pero sé que hay mucho que se me escapa, que es imposible legislar sin agujeros.

Escucho a gente que asegura que no se puede pensar solo en las mujeres, que es ya es una realidad que está aquí en forma de bebés. Ya están llegando niños nacidos así a diario que se encuentran en un vacío legal y que eso no puede ser. Niños en los que también hay que pensar y para los que sería injusto y cruel crecer con el runrún del ‘fue bebé comprado’ como compañero. Un vacío legal, por otro lado, que no beneficia tampoco a las mujeres gestantes. Una cosa es lo que nos gustaría que fuera la realidad y otra la realidad existente y que hay que manejar lo mejor posible.

Escucho a otros que defienden que la adopción debería ser la respuesta, que perpetuar nuestros genes no es algo imprescindible. También tienen razón. También de nuevo hay ‘peros’. La adopción no es ya que no sea barata, es que con frecuencia es imposible. Tanto dentro de nuestras fronteras como fuera de ellas. Y la adopción internacional también tiene muchas sombras.

Escucho a personas que aseguran que no es obligatorio tener hijos. Por supuesto que no lo es. Pero también conozco de cerca el dolor del deseo profundo y frustrado de ser padre o madre y hasta qué punto puede romperte por dentro.

Escucho a los que lo plantean como una lucha de clases globalizada
. Parejas ricas que desean ser padres y se benefician de la situación de pobreza e indefensión de muchas mujeres. Aseguran que jamás una mujer sin necesidades económicas se ofrecería para gestar un bebé ajeno por una simple cuestión altruista. Pero yo tengo dos parejas de amigos, una homosexual y otra heterosexual, que si me pidieran gestar a su hijo me plantearía muy seriamente decirles que sí, no por dinero, sino por amor y amistad. No sería un vientre de alquiler. Sería un regalo. Esos casos son posibles, raros sí, pero posibles en cualquier estrato. En situaciones así… ¿Por qué no?

Escucho también a gente que se enoja cuando les digo que es un tema complejo y que no lo tengo claro. «¡Cómo es posible!», me dicen. Se enfadan con los que necesitamos tiempo y no lo vemos tan fácil para posicionarnos como ellos.

Pues reivindico mi derecho para reflexionar; para hacerlo y evolucionar mis conclusiones, porque todo lo que antes he expuesto, muy resumido, no son las únicas aristas que veo.

No sé qué es mejor. No estoy escribiendo para dar una solución, no la tengo. Escribo dudando, sabiendo que puedo cambiar de opinión mañana. Escribo porque me sorprenden un poco las opiniones tajantes, pero tal vez yo mañana tenga una igual de drástica.

Hoy no: hoy exijo mi derecho a esperar sin que se me lancen a la yugular; a reflexionar más sobre mi posicionamiento respecto a esta realidad reciente y caleidoscópica, sin que me fuercen a dejar que otros piensen por mí solo por haber llegado antes a sus propias conclusiones.

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Se merecen ser padres, se merecen ser madres

Mamaslesbianasybebe-3DLa semana pasada mi compañera Miren Mariño publicó un recomendable reportaje, con testimonios, sobre las familias homoparentales en España. Es decir, aquellas en las que hay dos papás o dos mamás. Se titula  «Cuando hablo de mi mujer no reivindico nada, lo hago igual que otras hablan de sus maridos».

Hablan mujeres, hablan de sus retos, de sus desafíos, pero reconocen que entre sus retos no se encuentra el acceso a la maternidad. Una pareja de mujeres son dos personas capaces de gestar. Capaces de sacar adelante uno o varios embarazos mediante inseminación artificial con relativa facilidad.

Pero hablan también hombres. Las parejas de hombres lo tienen mucho más difícil. Como cuenta Miren:

Las parejas de hombres tienen un obstáculo insalvable a la hora de tener hijos: no pueden gestar. Así que les quedan tres opciones principales, la gestación subrogada, la adopción nacional o internacional y el acogimiento. La primera no es legal en España, aunque en la práctica hay niños nacidos, por ejemplo, en Estados Unidos, que son inscritos después en el registro civil español. Respecto a la adopción internacional, «solo se puede hacer en Brasil», dice Raúl; a nivel interno, recuerda, «en la Comunidad de Madrid se cerró el plazo en 2008 para futuras familias adoptantes». Aunque también existen otras vías, como los acuerdos privados o las adopciones como soltero, añade. «Con el Gobierno actual no es posible en ningún caso» que la legalización de la gestación subrogada salga adelante, dice categórico.

No es justo. No lo es se mire como se mire. Hay muchas parejas de homosexuales en este país que serían unos padres excelentes, igual o mejores que muchas parejas heterosexuales. Muchos hombres homosexuales, aún sin pareja, serían unos padres ejemplares, igual o mejores  que muchas mujeres que se quedan embarazadas y llevan a término ese embarazo.

No suelo ser categórica. Soy una persona que ve muchos grises, que tiende a meterse en el pellejo de los demás y que por tanto  duda de casi todo. Pero este es un tema en el que lo tengo claro. Ellos tienen todo el derecho a ser padres. El mismo a priori que cualquier otro.  La subrogación de la gestación bien legislada debería ser una manera viable de acceder a la paternidad, las adopciones deberían ser viables para ellos como para cualquier heterosexual.

Cualquier otra cosa es una discriminación flagrante.

Artículo 14 de la Constitución Española: “los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.