Hoy es el día del maestro. Por algún motivo que desconozco, y no sé si seré la única, yo identifico con esa palabra a los profesionales que atienden y enseñan a los niños más pequeños. Cuando los niños crecen, mi cerebro invoca otra: profesor. Me resulta difícil utilizar con ellos de forma espontánea la palabra tutor, que es la que parece que ahora prefieren. En cualquier caso, denominaciones aparte, es un buen día para recordar a aquellos que acompañan a nuestros hijos en sus primeros pasos escolarizados.
Creo que tenemos mejores maestros que nunca. Sé que siempre los hubo buenos y que siempre los habrá malos, pero de verdad estoy convencida de que tenemos mucha suerte con los hombres y mujeres que atienden a nuestros pequeños, que la gran mayoría están mucho mejor preparados y tienen más vocación que los que nos atendieron a nosotros.
Que tengamos los mejores maestros que nunca ha habido en España no significa que no puedan, que no deban, mejorar. Pero para eso hace falta que estén motivados, que se les apoye. Pero eso no es lo que está pasando precisamente en esta España de recortes.
Mis hijos tienen suerte. Jaime ha tenido distintos maestros, que en su caso son también estimuladores. Este curso, en su nuevo colegio, tiene a Fran, un chico joven, preparado, entusiasta y cariñoso. Entra feliz en el colegio todos los días. Julia está descubriendo en su primer año de cole a su primer adulto de referencia ajeno a la familia. Su profesora se llama Ana, también es muy joven, y ese nombre suena muchas veces en mi casa a diario. “Ana nos cuida mucho” “¿Jugamos al colegio y a que tú eres Ana?” “Ana es rubia” “Ana nos está enseñando la canción de una castañera”, “Ana se llama Ana, como la tía Ana”. Se nota que la adora y eso es muy buena señal.
Esos maestros, o tutores, o profesores, o como queráis llamarlos, se están enfrentando ahora a recortes sin precedentes. Los centros públicos tienen el presupuesto menguado, el ratio de alumnos (con necesidades especiales y sin ellas) aumentado, menos apoyos, menos manos y cada vez más padres que no pueden pagar mensualidades, extraescolares, libros de texto, cooperativas.
¿Cómo no dejarme llevar por la ‘marea verde’ en un día como hoy, en un post como el de hoy?
Además, como bien sabe Julia, que a todo el que se descuida le pregunta por sus colores favoritos, el verde es el color que más me gusta.