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Es nuestro deber estar al lado de nuestros hijos si son hospitalizados y es un derecho de los niños

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Estos días está moviéndose una petición en Change que pide que los padres trabajador@s tengan derecho a estar con sus hijos mientras están ingresados. Esto es lo que solicita:

Ayer una compañera de trabajo lloraba desconsolada porque había tenido que dejar a su bebe de 11 meses ingresado en el hospital y tenía  que volver a su puesto de trabajo.  Tan solo tenemos tres días por convenio para poder cuidar de nuestros hijos en el caso de que tengan que ser ingresados en el hospital, las alternativas para poder quedarnos con ellos son, pedir una excedencia, agotar tus vacaciones o como último recurso, fingir una enfermedad y pedir una baja médica para quedar exento de tu trabajo durante ese periodo de tiempo, esta última opción no es la mas correcta ya estas cometiendo un fraude, pero si no te queda otra alternativa supongo que eso es lo de menos. ¿Como se puede privar a un hijo que esté malito en el hospital la presencia de su madre o de su padre por motivos laborales? Lo único que pido es un poco de humanidad, que dicen que existe, y poder aliviar ese sufrimiento que alberga en ambas partes, el del hijo por no poder estar con su mamá o su papá y el de la mamá o el papá por no poder cuidar de su hijo. Ayudadme a recaudar firmas con esta propuesta para que esto cambie y podamos conciliar nuestra vida familiar y laboral. Muchas gracias por vuestro apoyo.

Yo hubiera planteado la petición exactamente en esos términos, ya existe una figura llamada Cuidado de menores afectados por cáncer u otra enfermedad graves de hace pocos años que contempla que se pueda tener reducción de jornada sin merma de sueldo, incluso un permiso retribuido por el que no haya que pisar la empresa. Eso sí, este subsidio solo aplica en casos de cáncer u otra enfermedad grave de las determinadas legalmente. Hay muchas otras causas por las que un niño puede tener que ser hospitalizado un tiempo.

Pedirán mucho papeleo, que los médicos nos los faciliten y que se presenten actualizados de manera periódica, pero es una opción que está ahí.

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Pero es cierto que hay mucho camino por andar cuando un niño está ingresado largo tiempo o tiene una enfermedad crónica. En muchas empresas solicitar cualquier tipo de medida, ya sea esa prestación excepcional, reducciones de jornada o excelencias, es la mejor manera de lograr que te arrinconen profesionalmente o, directamente, que antes o después te veas de patitas en la calle. Por otro lado también están los padres que son autónomos, que si tienen su propio negocio o son freelance, tienen en muchos casos especialmente difícil cualquier medida de conciliación.

Lo que no podemos es gestionar estas situaciones tan difíciles y con frecuencia tan dolorosas a expensas de la buena voluntad y humanidad de nuestros jefes, a convenios que lo hayan contemplado o de nuestra capacidad para que nuestro negocio se sostenga temporalmente sin nosotros. Ya os dije hace más de seis años que creía que era nuestra obligación estar con ellos cuando se les sometía a cualquier tipo de prueba, más aún si están ingresados.

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«Mamá, estoy malita»

10940566_1599917366886365_650112745435208992_nDormir a deshora, irradiando calor seco, con el hablar atropellado, comer poco y escogido, buscar mimos, recordar al bebé que fue más que a la niña que es al verla dormir, resucitar al tomar su yogur con medicina… y acabar tú también enferma. Pero siempre es distinto en nosotros. La fiebre no es tan alta, la medicina es menos milagrosa.

Es inevitable verlos enfermos alguna vez. Es inevitable que nosotros enfermemos con ellos.

Así estamos ambas desde ayer.

En casa hemos tenido suerte, tanto Julia como Jaime son niños que enferman poco. Pero aún siendo duros tenemos nuestras dosis de catarros, alguna gastroenteritis, hemos pasado por una escarlatina, una parafimosis y una operación de fimosis posterior.

Hace ya tiempo que quería traer aquí un libro que viene bien para saber lidiar con las enfermedades infantiles, pero entre unas cosas y otras lo he ido dejando. He tenido un año bastante atareado, que no es excusa, pero estas cosas a veces pasan. Pero hoy tener a Julia enferma y estar yo de enferma y enfermera a la vez (seguro que os suena) es tan buena excusa como cualquier otra para recuperar esa recomendación atrasada.

Tal vez conozcáis ‘Diario de una mamá pediatra’, es el veterano blog de la doctora Amalia Arce. Hace ya casi seis años que os lo recomendé por primera vez. Desde hace unos meses es también un libro de consulta tan lleno de sentido común como es Amalia (lo sé bien, que he tenido la fortuna de conocerla en persona) y su blog.

En el libro, sensato y nada extremista, se recogen las preocupaciones más comunes relativas a la crianza. No por nada Amalia tiene experiencia escuchando a los padres en el Hospital de Nens de Barcelona. Y también un compendio de las enfermedades más comunes y cómo reaccionar ante ellas.

Si sois de los gustan de tener este tipo de manuales al alcance, desde luego es el mejor que yo he tenido entre manos.

Estar enfermo teniendo hijos, tampoco es lo mismo

a00477850 5796Casi nada es igual tras ser tener un hijo. Algunas cosas son mejores, las hay peores, la mayoría de las veces sencillamente son diferentes.  Ni siquiera estar enfermo es lo mismo. Hace poco hablaba con un padre reciente que me decía que estaba enfermo, pero que tenía que andar corriendo detrás de su niño. No tenía fuerzas casi ni para levantar una cuchara, pero se veía obligado a atender a un pequeño terremoto deslumbrado por el súper-poder de andar.

Poco después me encontraba con una madre de gemelas en la edad de Julia que está a punto de dar a luz. Justo al arrancar su tercer trimestre de embarazo se rompió el hombro. Os aseguro que no ha tenido la recuperación más tranquila del mundo, menos mal que, finalmente, todo ha ido bien.

Estar enfermo o lesionado cuando tienes que cuidar a un bebé o a un niño pequeño es un mundo que normalmente consiste en tirar de televisión, abuelos, iPad, pareja, casa desastrada…

Recuerdo hace unos meses, cuando estuve un par de días con gripazo, que una compañera me dijo con toda su buena intención al regresar al trabajo: “Bueno, no viene mal de vez en cuando un par de días de tele y sofá”. Y gracias a ella recordé esas épocas sin niños en las que los virus iban acompañados de unos cuantos episodios de una serie y no levantar el culo de una superficie blanda hasta que se dormía.

Pero… ¿sabéis qué? Mejor siempre nosotros que ellos.

Hay madres recientes que no pueden permitirse caer enfermas

Seguro que la historia os suena si tenéis niños pequeños. Tu hijo va al cole, allí le contagian un catarro que el peque supera sin grandes complicaciones. Tres días después caes tú. Y el catarro se convierte en un gripazo de los que te tumban.

Pues eso me ha pasado a mí. He ido al médico, que me ha confirmado que además del lote habitual de afonía, tos y mocos, tengo sinusitis y conjuntivitis. La cosa se ha traducido en antibióticos y en dos días laborales/escolares tirada en el sofá tanto tiempo como he podido para recuperarme lo antes posible.

Soy una afortunada. He podido permitirme descansar para restablecerme. He contado con mi santo y con la ayuda de varios familiares para llevar y traer a Julia y Jaime a sus colegios, que son distintos y a mucha distancia uno de otro, para llevar a Jaime una de esas tardes a la piscina y a Julia a inglés y para quedarse con Julia otra de esas tardes.

Soy perfectamente consciente de que muchas madres no pueden. Si caen enfermas tienen que tirar de medicamentos y arrastrarse para cumplir con sus tareas y atender a sus hijos, que tal vez pierdan sus actividades extraescolares, lo que tampoco es un drama. Son mujeres que no tienen familia de la que tirar cerca, que crían a sus hijos sin ayuda de su pareja, que tienen trabajos de esos que se pierden si no acudes y no están las cosas como para verse en el paro. Yo conozco unas cuantas, tal vez vosotros también.

Así que me consta que hay muchas madres recientes que no pueden permitirse caer enfermas. Y me gustaría creer que cada vez serán menos, pero no lo tengo nada claro…

Delegando virus

Tengo a Julia con mocos y un poquito de fiebre, por eso no he actualizado antes y por eso este post va a ser cortito.

Este primer catarro es la prueba evidente del inicio del otoño y del cole de su hermano. Ella no va al colegio, pero es inevitable que su hermano nos traiga a casa algún que otro virus escolar.

En esta ocasión, lo que en él apenas se ha notado a ella le ha afectado bastante más.

Pero es imposible que no deleguen virus: uno utiliza el vaso de agua del otro, otro le da una chupada de piruleta a la otra… tenemos asumido que estamos en manos de la suerte y de su sistema inmune.

Y ahora a ver qué tal se nos da esta noche, que la anterior como no podía respirar bien fue un tanto toledana.

La escarlatina ha entrado en casa

La primera vez que escuché que un niño tenía escarlatina (la hija de una prima hace unos cinco años) me sorprendió. Era una de esas enfermedades que, en mi ignorancia, me sonaban extintas en este país. Era oir la palabra escarlatina y recordar novelas tipo «Mujercitas».

En estos cinco años varios niños que conozco la han pasado y ahora ya sé que es relativamente frecuente y que no hay que alarmarse por ella.

Pues hoy la escarlatina ha entrado en mi casa. Ayer Julia estuvo con fiebre y apagadilla y hoy por la mañana se ha despertado con un exantema por todo el cuerpo. He ido a su pediatra, que ha dicho que probablemente se trataba de escarlatina (bacteriana) o tal vez de un virus de garganta que había cursado con exantema. Me ha mandado a urgencias infantiles (la primera vez desde que tengo hijos que voy) para que le hicieran una prueba muy sencila: se toma una muestra en la garganta con un bastoncillo de algodón y en hora y media me han confirmado el diagnóstico.

Ahora tocan diez días de antibióticos y un par de días sin relacionarse con otros niños pequeños, ya que hasta que lleve cuarenta y ocho horas con antibióticos puede transmitir la bacteria mediante secreciones nasales y de la garganta al respirar y estornudar.

Ella ya no tiene fiebre y juega contenta y está de buen humor, así que no estamos preocupados.

Lo único que nos preocupa es ver si seremos capaces de que se tome las dosis de antibiótico como es debido. Son sobres que disolveremos en agua o zumo. Ya os he contado alguna vez que mis hijos son malísimos tomando medicinas.

Un fragmento de un artículo de Guiainfantil.com que explica la enfermedad:

La escarlatina es una enfermedad contagiosa que se distingue por la aparición de una erupción cutánea (puntos rojos brillantes) que se va extendiendo desde el pecho y la nuca hasta todo el cuerpo. Suele ir acompañada por una amigdalitis con dolor de garganta, fiebre, pérdida de apetito, abatimiento, vómitos, además de dolor de estómago (debido a la inflamación de ganglios abdominales).

Si se confirma la enfermedad, el médico prescribirá algún antibiótico. El tratamiento es efectivo en 2 días, pero la mejoría no significa que usted deba suspender la medicación. Es normal encontrar niños con complicaciones por el no cumplimiento del tratamiento antibiótico de 10 días de duración (mínimo de 7 días). El niño puede regresar a la escuela a las 48 horas de iniciado el tratamiento antibiótico. Con medicación no contagia. Cuándo las erupciones desaparecen es normal la presencia de descamación tanto en la cara como en las manos. La Escarlatina puede repetirse 3 (tres) veces en la vida ya que son 3 las toxinas del Estreptococo que pueden producirla.

Hoy vestiré de blanco para apoyar a los niños con cáncer

Hoy es el Día Internacional del niño con Cáncer e internacionalmente se está intentando promover el uso de una prenda blanca todos los 15 de febrero en apoyo a estos niños.

Yo no lo sabía y esta mañana he salido de casa vestida de verde y rojo, pero os aseguro que esta tarde vestiré de blanco.

Los niños no deberían pasar por cosas como un cáncer.

Y todo lo que puedo hacer para mostrar mi apoyo a esos valientes, a sus familias y a los profesionales que les ayudan a luchar me parece ridículamente poco, ya sea vestir de blanco o publicar un post.

Pero aquí están las dos cosas….

El 15 de febrero ha sido declarado como el Día Internacional del Cáncer Infantil en Luxemburgo en el año 2001. La conmemoración de este Día tiene como objetivo principal sensibilizar y concientizar a la comunidad respecto de la importancia de la problemática del cáncer infantil y de la necesidad de que todos los niños en todas partes del mundo puedan acceder al diagnóstico y tratamiento adecuado.

En 98 países, 151 Organizaciones de Ayuda a Niños con Cáncer, miembros de la Confederación Internacional de Organizaciones de Padres de Niños con Cáncer (ICCCPO), realizan durante todo el mes de febrero, campañas en favor del mejoramiento de las condiciones en sus países.

A través de la ICCCPO, en un trabajo estrecho con la Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica (SIOP), padres de todo el mundo se unen en una causa común: ayudar a los niños con cáncer a acceder al mejor tratamiento posible con las mejores condiciones de soporte y cuidado, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer.

Y por último os dejo con dos de las reivindicaciones de los padres de ninos con cáncer en nuestro país: piden al gobierno que regule ya las bajas remuneradasy que se ceen unidades oncológicas específicas para adolescentes.

Los padres de los afectados piden al Gobierno que concrete ya, de forma «rápida y eficaz», el procedimiento que deberán seguir las familias para acogerse al permiso laboral remunerado, anunciado por el Ejecutivo, para que puedan cuidar a sus hijos gravemente enfermos.

Este permiso deberá regularse en una norma que modificará, a su vez, algunas leyes ya existentes y que según han dicho fuentes del Ministerio de Trabajo a Servimedia, «está a punto» de salir.

El objetivo de la medida, que parte de una proposición no de ley aprobada por el Congreso de los Diputados, es que si los dos progenitores de un menor gravemente enfermo que requiera hospitalización trabajan fuera de casa, uno de ellos pueda beneficiarse de una excedencia, pero remunerada, para acompañar a su hijo durante un tiempo determinado.

Los padres de niños con cáncer aprovechan también el día internacional de la enfermedad para llamar la atención sobre la necesidad de crear unidades oncológicas específicas para adolescentes, que, dicen, tienen necesidades y características que no acompañan a los niños y tampoco a los adultos.

Siguiendo estas consideraciones, el manifiesto de la federación para 2011, titulado ¡Estoy aquí!», reivindica unidades especializadas para adolescentes afectados por tumores malignos.

«Quizá si a todos los chicos que estamos en la misma situación nos trataran en Unidades de Cáncer para Adolescentes, la enfermedad seguiría siendo dura, pero recibiríamos una atención más personalizada y especializada, más acorde a nuestra edad y a las necesidades especiales de esta etapa que llaman «adolescencia», reza el texto.

La primera vez que se ponen malitos

Tengo una preciosa sobrina que va para los cinco meses. Una bebota hermosa que se parece a mi hija. Hoy está malita por vez primera. Nada serio. Unos mocos, algo de tos y fiebre.

Viéndola he recordado las primeras veces que mis hijos se pusieron malos.

El peque tuvo un poco de catarro siendo muy bebé, pero la primera vez que le recuerdo realmente enfermo fue cuando, con casi un año, agarró uan gastroenteritis que le dejó hecho un trapito durante dos días.

El pobre sólo quería teta. Ni agua. Y a teta estuvo. No fue nada del otro mundo. Ahora me doy cuenta. Pero recuerdo perfectamente mi sensación de madre primeriza con su hijo enfermo por vez primera.

No fuimos a urgencias de milagro. Por que no soy yo de ir a urgencias a menos que lo vea muy negro. Pero lo que sí hice fue llamar a mi pediatra que me explicó que, no estando deshidratado, esperase un poco y siguiera dándole pecho y suero, si se quedaba con sed.

Julia ha pasado ya por dos o tres catarrillos sin importancia. Consecuencia de tener a su hermano trayendo los virus del colegio.

Pero es cierto que esa sensación de «mi niño está enfermo» tan particular de esa primera vez con su hermano no la he vuelto a tener con ella ni con él, pese a que ha estado más pocho en posteriores ocasiones.

Una acaba acostumbrándose a los catarros, gripes y gastroenteritis ocasionales afortunadamente.

Por desgracia, aún no hay nada que podamos hacer para evitarles pasar por eso en alguna que otra ocasión.

Los bebés y niños pequeños también tienen dolores de cabeza

Ayer Amalia Arce, la mamá pediatra que nunca dejo de leer, escribió sobre los dolores de cabeza.

Ella los padece, y mira que lo siento. En la familia de mi marido alguien hay que los tiene también tremendos, de encerrarse y aguantar con ayuda de los medicamentos.

En la mía la verdad es que lo de los dolores de cabeza es rarísimo. Yo no tengo prácticamente nunca. Y las pocas veces que los he tenido, normalmente asociados al cansacio físico, no han sido nada del otro mundo la verdad.

Espero que mis peques hayan salido a mí en eso.

El post de Amalia me sorprende especialmente al asegurar que mucha gente cree que los niños no tienen dolores de cabeza.

Nunca me había parado a pensarlo. ¿Pero por qué no?

No sería de extrañar que esa fuera la causa un día que están especialmente irritables, pero es raro escuchar un adulto decir «pobre, tal vez le duele la cabeza». Lo normal es que en los bebés y los niños más pequeños todo se achaque al hambre, el sueño, los dientes o el «malacostumbramiento».

Como Amalia creo que la única razón es que no pueden hacernos partícipes de su malestar.

Mis hijos por ejemplo, si les doliera no podrían decirme si les duele la cabeza (o la oreja o la rodilla). Julia tiene apenas un añito y Jaime no es capaz aún de expresarlo por su autismo.

Un motivo más para consolarles siempre cuando lloran o están especialmente mimosetes o tontorrones.

Ante la duda, mejor pecar por exceso que por defecto.

Os dejo con parte de su post:

A diferencia de lo que piensan muchas personas, los niños también pueden tener dolor de cabeza. Además a cualquier edad, si bien es verdad que cuanto más pequeños son, más difícil es que lo sepan expresar. La cefalea ciertamente puede indicar enfermedades graves, pero lo más habitual es que sea un síntoma ocasional como de vez en cuando nos pasa a los adultos. También acompaña a la fiebre y algunas veces indica el inicio de un cuadro infeccioso junto al malestar general.

Las familias se suelen asustar mucho cuando los niños dicen que les duele la cabeza. Enseguida piensan en lo peor. Y pocas veces les dan analgesia cuando muchos de ellos seguro que se tiran de cabeza al botiquín cuando a ellos les duele.

Cuando se visita a un niño que tiene cefalea, lo más importante es la anamnesis o entrevista médica. Deben conocerse las características y la historia del dolor, así como valorarse otros aspectos acompañantes (por ejemplo el estrés o la falta de sueño). Hay que incidir en una serie de síntomas que son algo más alarmantes como por ejemplo que se acompañe de vómitos sin náuseas o que el dolor sea más intenso a primera hora de la mañana. La exploración del niño también es importante y es conveniente tomar una tensión arterial así como una revisión oftalmológica en algunos casos.

Las cefaleas más frecuentes son la cefalea tensional y la migraña.

La cefalea tensional está relacionada con factores psicógenos estresantes. Nuestros niños están cada vez más estresados, por lo cual es normal que esta cefalea vaya en aumento.

La migraña es una entidad familiar, hay antecedentes en el padre o la madre en un porcentaje importante de los casos y atención al dato, porque puede aparecer tan pronto como a los 3-5 años, aunque lo más común es que sean niños o niñas mayores de 10 años y/o adolescentes. A partir de la revolución hormonal de la pubertad será más frecuente en niñas que en niños como sucede en los adultos.

Ante un dolor de cabeza en el niño hay que valorar otros síntomas acompañantes y hay que darle analgesia. No me parece necesario que haya que consultar a la primera de cambio, sobre todo si cede con analgésicos comunes, aunque es un síntoma a estudiar si ocurre de forma recurrente o interfiere de forma destacada en el día a día del niño.

Un exantema en las manos

Tengo al peque un poco picajoso estos días. Al pobre le han salido unos granitos y rojeces en las manos que mi pediatra ha identificado rápidamente como un exántema de origen vírico.

Antes sospechó de algo llamado boca mano pie (nombre francamente idiota para una enfermedad) que parece que anda suelto, pero lo descartó rápidamente,

¿La solución? Pues una crema con corticoides un par de veces al día y si le pica mucho talco líquido.

Ojalá nos lo quitemos pronto de encima. Mi pediatra ya me ha advertido de que puede ser algo engorroso de quitarse de encima.

Parece ser que el talco líquido es mejor que en polvo. Primero por que no lo pueden inhalar y segundo por que no reseca la piel.

Y en esas andamos. Le pica lo justo, así que no se rasca demasiado el pobre.

Pero me ha hecho recordar cuando yo pasé la varicela siendo ya adulta y lo mucho que picaba. A ver cómo contener a niños pequeños frente el ataque de una enfermedad así

para que no se rasquen.