He descubierto hace poco a Dr.Papá, que se describe como «padre de una hermosa princesa. Científico, geek, animalista y flexitariano». Lo he descubierto hace poco porque no lleva mucho tiempo en la blogosfera maternal, que cada vez es más paternal. Es una gozada ver el auge de padres blogueros, comprometidos en la crianza de sus hijos y rompiendo tópicos y prejuicios. Pero ese es otro tema.
Volviendo a lo que iba, os contaba que he descubierto hace poco Dr.Papá y me ha conquistado. Más allá de las afinidades que tengamos (amor por los animales y la ciencia y una visión respetuosa de la crianza), su blog es divulgativo, bien escrito y ameno. Os lo recomiendo de corazón. las entradas con pata científica, como en las que explica la sonrisa o la base necrológica de las rabietas son especialmente interesantes. Ojalá publicara con mayor frecuencia.
Acompañando a esa recomendación, os traigo hoy parte de uno de sus posts más recientes. Se llama Veggie Baby, sí se puede, en el que explica su decisión de que su hija crezca en el vegetarianismo y cómo la están llevando a cabo con toda seguridad. Os dejo solo parte, pero os animo a leerlo entero.
Cuando nos quedamos embarazados lo tuvimos claro. Nos informaríamos sobre la posibilidad de criar a la peque en el vegetarianismo. Así que una vez nacida, al tiempo de empezar con la alimentación complementaria, hablamos con nuestra pediatra y con una nutricionista infantil (no sectaria).
Empiezo por el final, mi hija no ha probado carne o pescado aún, con dos años de edad, y está perfecta. Siempre en el 1er percentil de crecimiento, etc. Su actitud y actividad es normal, está sana como un roble y le hacemos analíticas regularmente para saber que nada se desequilibra. Así que #síesposible criar a un niño en esta filosofía.
En definitiva, se puede hacer una dieta vegetariana en los niños siempre y cuando sea estudiada, meditada y se lleven a cabo controles regulares para asegurarnos de que no exista ninguna deficiencia. Evidentemente no somos talibanes de la alimentación y cuando mi hija pida carne o pescado, se lo daremos encantados. Una vez le intentamos dar por ver su reacción y no lo quiso ni en pintura. Así que mientras esté sana, sus análisis de sangre y su crecimiento y capacidad intelectual estén intactas, y dependa más de nosotros que de su propia decisión, seguirá con esta alimentación que tan buenos resultados nos ha dado con ella, seguiremos manteniendo dicha alimentación (está sana como un roble, hasta que no empezó en la guarde con año y medio no estuvo enferma ni una sola vez, y ahora ya en la guardería se pone malita de vez en cuando pero todo muy leve. No digo que sea por la alimentación, pero nos ayuda a estar tranquilos de que está fuerte y su sistema inmune bien potente).
Que conste que con esta entrada no pretendo dar lecciones a nadie, ni insinuar que nuestra forma de alimentar a la peque es mejor que la de nadie. Sólo comparto con vosotros/as una experiencia más de mi paternidad, y de mi visión de ella a través de éste humilde blog personal.
Concluye el post recomendando «un libro que nos ayudó mucho y que le encantó a mi santa»: “Niños veganos, felices y sanos: una guía para madres y padres” de David Román.