Entradas etiquetadas como ‘cachete’

A mis hijos no se les pega

Todo el que me conoce mínimamente sabe que no creo en el uso del azote, el cachete o el pellizco para educar a los niños, esos golpes que por no doler o doler muy poco muchos justifican.

Entiendo que un adulto pueda perder la paciencia en un momento dado y levantar la mano, pero para mí siempre es un fracaso del adulto que ha perdido los papeles. Y no entiendo a los que creen que es un método válido para educar a los niños.

Creo que se puede educar sin recurrir a la violencia, que se pueden modificar las conductas de los niños, aplicar correctivos y lograr que crezcan siendo buena gente respetuosa con los demás sin recurrir a los golpes. De hecho los golpes dudo que ayuden a lograr todo eso.

Ya he argumentado mi postura al respecto en este blog en el pasado y en varias ocasiones con mucha polémica en los comentarios que imagino que hoy se repetirá.

También lo he hecho hablando con familia y amigos. Y me consta que en mi entorno han tomado nota y no levantarán la mano a mis hijos ni les amenazarán con ello.

¿Pero qué pasaría si no fuera así?
¿Qué pasaría si estando totalmente en contra del cachete un abuelo o un tío de nuestros niños les pegase? Imagino que dependería mucho de sí ha sido una pérdida de nervios y reconoce su error (incluso tendría sentido pedir perdón al niño a posteriori) o si se mantiene en sus trece.

Lo que sí creo es que los padres tenemos la prerrogativa de sentar unas bases educativas (y equivocarnos haciéndolo) que los demás procuren respetar, aunque crean que nos equivocamos. Nuestra es la responsabilidad última a fin de cuentas.

¿Por un cachete no pasa nada?

Creo que esta vez no estoy con la mayoría:

Es algo en lo que he cambiado de idea muchísimo tras tener hijos.

Nunca he defendido pegar a los niños pequeños obviamente, pero sí que justificaba en determinados casos o con algunos niños algún cachete o pellizco de esos que hieren más el amor propio que la carne.

Y es especialmente llamativo en mi caso teniendo en cuenta que cuando he educado a mis perros siempre he defendido que no hay que levantarles la mano en ningún caso.

Probablemente lo hacía porque mi madre a veces me propinaba algún que otro pellizco para frenar mi mal comportamiento, que solía consistir en decir cosas inadecuadas a cualquiera que tuviera delante.

Y aunque recuerdo esos pellizcos, la verdad es que fueron pocos, apenas graves y defenderé ante cualquiera que mis padres me educaron lo mejor que supieron y que no lo hicieron nada mal.

Cuando los padres recientes de ahora éramos niños, ese tipo de práctica era común y nadie se escandalizaba.

A mi santo y a su hermano era común que su madre hiciera uso de la zapatilla.

Efectivamente, en nuestro caso se puede decir que por un cachete no pasó nada.

Pero eso no significa que lo defendamos.

Ahora que tengo hijos creo que nada lo justifica. Que nunca hay una razón válida para levantarles la mano. Hay otras formas de cambiar un comportamiento o de ganarse su respeto, es nuestra obligación encontrarlas.

Así que paciencia, paciencia y paciencia. Nadie dijo que ser padre fuera siempre fácil.