Suele pasar que se asocia a las personas con autismo con semblantes tristes o inexpresivos, con rostros carentes de sonrisas o en los que apenas asoman.
No se me escapan los motivos, que son varios, pero que sobre todo se apoyan en la creencia errónea de lo que es el autismo; en los esbozos que se han hecho en películas y series de televisión de las personas con TEA; también en el tratamiento que, desde los medios de comunicación, hemos dado a las noticias relacionadas con el autismo.
Petición a colegas periodistas. Por algún motivo (que no se me escapa del todo) en los bancos de imágenes que usamos los medios al buscar #autismo suelen aparecer niños tristes o enfadados. Por favor, no uséis imágenes así, que estigmatizan #DíaMundialAutismo pic.twitter.com/lDV0NJ6D5m
— madrereciente (@madrereciente) 2 de abril de 2018
No solo es que metamos imágenes de recurso de personas (sobre todo niños) que lo mismo nos valen para ilustrar la depresión, la ansiedad o el acoso escolar (de hecho es frecuente que la misma imagen del mismo banco de imágenes aparezca ilustrando todo eso en el mismo y en distintos medios).
Además es que si elaboramos un reportaje sobre una familia en concreto, como suele ir vinculado a reivindicaciones, luchas o carencias, no nos pega la sonrisa y elegimos las fotos en las que abundan los ceños fruncidos. El tono en el que se escriben esos temas van en consonancia con esos semblantes adustos.
Gracias @rfcolmenero77 por poner de manifiesto las necesidades de Carla y de que haya más neuropediatras (faltan por toda España). Y solo un apunte, los niños con #autismo sonríen muchísimo, como cualquier otro niño. Carla no querrá, por lo que sea https://t.co/eqYDKhAyAI pic.twitter.com/CdF5jWIAS3
— madrereciente (@madrereciente) 7 de mayo de 2018
Mis colegas de oficio no lo hacen ni mucho menos mala intención, de hecho estoy convencida de que lo hacen con la mejor del mundo, con toda la sensibilidad y el mejor periodismo social en mente, pero lo mismo va siendo año de ir cambiando ese proceder, al menos de vez en cuando.
Solo se escapan aquellos contenidos sobre savants, esas personas con TEA que tienen un oído perfecto e interpretan música maravillosamente o tal memoria fotográfica que pueden reproducir a carboncillo cualquier paisaje que han visto brevemente. Prodigios que también se dan entre las personas sin autismo y que son tan excepcionales que no representan en absoluto al colectivo, otra fuente de mitos y malentendidos a pie de calle de lo que es realmente este trastorno.
Una mayoría de personas con autismo sonríen mucho. Y muchos disponen de sonrisa social, incluso estando severamente afectados. También las hay que lo hacen poco, pero no necesariamente por el autismo. La etiqueta diagnóstica no debe eclipsar a la persona. El autismo no lo explica todo de las personas, que tienen su personalidad, sus gustos, sus recelos y sus querencias, independientemente de estar dentro del espectro autista.
Jaime es escalador, comilón, melómano, sano como un retoño de roble… El #autismo se manifiesta en él de manera diferente que en cualquier otro. Por eso hay que evitar que un diagnóstico eclipse a ese ser humano único. #DíaMundialAutismo https://t.co/SRm1sKO9p5 pic.twitter.com/XANQe1eMbt
— madrereciente (@madrereciente) 2 de abril de 2018
Nuestros hijos no son un drama. Son niños, adolescentes, adultos. Somos familias potencialmente tan felices como cualquier otra en la que no haya autismo por muchos retos que nos encontremos. Y dentro del trastorno del espectro autista, abundan todo tipo de sonrisas.
Lee el resto de la entrada »