Millenials, no os preocupéis por las palabras necias

Soy de lo que se llamó la Generación X. Podría ser madre de algún millenial, aunque tendría que haberme dado mucha prisa.

Aún me da reparo hacerme selfis, me siento un tanto imbécil cuando me pongo ante el móvil para hacerme una foto, y me acuerdo de una sensación similar y ya superada hace mucho cuando tuve mi primer teléfono móvil con 21 años, al empezar a trabajar estando aún en la universidad. Era un Alcatel One Touch Easy verde pistacho que cambió mi modo de obrar: no tenía que presentarme a ciegas si había quedado con alguien y esperar sin saber o correr agobiada sin poder avisar si llegaba tarde, mi cerebro podía dedicar a otros asuntos el espacio que antes reservaba a recordar la ubicación de las cabinas.

Recuerdo que iba en el tren de Cercanías y daba bastante apuro si el móvil sonaba. Todo el mundo giraba la cabeza, te miraba mientras hablabas bajito y rápido. Algo avergonzada por dar la nota.

Las cosas han cambiado bastante y ahora mi móvil pistacho es un juguete infantil que favorece el juego simbólico. Una vez explicas a los niños que eso es un teléfono móvil claro, porque viéndolo no acaban de averiguar de qué se trata.

Ese móvil no tenía Internet, estaba muy lejos de tener un móvil con el que poder hacer algo más que llamar o enviar mensajes de texto, pero sí que tenía Internet en casa. Primero con Infovía en mi 486, sufriendo caídas y lentitudes. No había redes sociales, pero teníamos el IRC y recuerdo bastantes noches de sueño perdido charlando con gente con la que compartía intereses. ¿Qué habrá sido de ellos? Ya llevaba unos años trabajando cuando vi aparecer un nuevo buscador extremadamente sencillo y con buena pinta llamado Google, que sustituiría pronto a Yahoo!, Ya o Terra en nuestra página de inicio. Y no teníamos Spotify, pero apareció Napster, lo amamos y lo lloramos cuando la industria discográfica se lo cargó.

Mi generación fue la que creció viendo crecer a los videojuegos. Pasamos de maravillarnos con el Prince of Persia a asombrarnos y disfrutar con Monkey Island, El día del tentáculo, Wolfenstein o Quake. Y luego con Tomb Rider o Splinter Cell. Y así hasta ahora. Un privilegio que otros no tendrán.

Y la generación para la que la música fue portátil, fue una compañera constante cuando nos movíamos por la ciudad. Mi walkman era una de mis posesiones más preciadas, también las cintas que algunos amigos me grababan con sus canciones favoritas.

También los videojuegos fueron portátiles. Yo llevaba mi GameBoy en el bolso junto al walkman y algún libro.

Empezamos a trabajar y muchos de nuestros trabajos eran incomprensibles para nuestros padres y abuelos. Nuevos oficios vinculados a la tecnología. Igual que les resultaba incomprensible que nos gustara cierto tipo de música o que llevásemos los vaqueros rotos.

Hace veinte años de todo aquello. Y ya entonces recuerdo a algunos de nuestros mayores, muchos con púlpito mediático, pontificando, sacando conclusiones precipitadas sobre nosotros.

Éramos adictos a Internet. Éramos adictos a los videojuegos. Estábamos desconectados del mundo real. Nos íbamos a quedar sordos a los cuarenta. Solo queríamos divertirnos y huíamos de las responsabilidades. Teníamos pocos hijos y demasiado tarde. Éramos unos cómodos. Nos lo habían dado todo regalado nuestros padres. Si trabajábamos en algo relacionado con nuevas tecnologías nos miraban por encima del hombro.

No os preocupéis millenials. Que no os importe lo que os digan esos mismos u otros desde similares parapetos. Bastante preocupación supone ya avanzar por este mundo persiguiendo la felicidad sin empujar a otros.

Solo espero no acabar desarrollando con la edad la misma estrechez de miras que esos que parecen creer que unos pocos años de diferencia y el avance de la tecnología nos convierten en extrañas especies de seres humanos diferentes.

5 comentarios

  1. Dice ser Tipo de Incognito

    Toda la razon. Por cierto, es Prince of Persia y Metal Gear Solid marcó mucho mas los videojuegos que Splinter Cell.

    13 junio 2017 | 09:39

  2. Dice ser Madre Reciente

    Ahora arreglo la erratilla Tipo de Incógnito. Gracias. Y yo siempre fui más de Sam Fisher que de Snake, pero sí 🙂

    13 junio 2017 | 11:15

  3. Dice ser papilla

    Melisa dice: «Solo espero no acabar desarrollando con la edad la misma estrechez de miras»

    Desde el momento que has escrito esto de hoy ya estás haciendo alarde de tu estrechez de miras, contar batallitas te pone en el mismo lugar de quienes mencionas.
    Estás mayor, Melisa, da igual la pose que elijas y la edad que tengas, tus ideas e historias son vintage puro.

    13 junio 2017 | 11:58

  4. Dice ser quetonteriasdecis

    a todas las generaciones jóvenes se les ha criticado y todas han aguantado lo mismo
    déjense de tanto protagonismo que lo que os pasa ahora ha pasado ya miles de veces en la historia de todos los países del mundo…
    No, lo siento, pero no sois los incomprendidos, es lo que pasa siempre entre generaciones.
    A llorar al parque!

    13 junio 2017 | 15:22

  5. Son otros tiempos y hay que respetarlos…

    Besos!

    Anabel

    19 junio 2017 | 08:33

Los comentarios están cerrados.