Archivo de mayo, 2017

Miguel tiene 18 años y autismo y no hay posibilidad de que se forme para tener una profesión en toda Valencia

Hace ocho años supe que Jaime tenía autismo. Una de las primeras personas que encontré y que me ayudó fue Inma Cardona, y es algo que jamás olvidaré. Por aquel entonces su hijo Miguel tenía la edad que ahora tiene el mío, y ella tuvo la amabilidad de intercambiar largos correos conmigo y darme unas cuantas pistas para arrancar en esta maratón que es la maternidad de un niño con TEA con buen pie. Ella, además de madre de una chica y dos chicos, uno de ellos con autismo, es logopeda de un colegio de Educación Especial.

No he dejado de leerla. No he dejado de alegrarme viendo a Miguel crecer feliz, convertido en un atleta.

Y recuerdo la mañana que vi por sus redes sociales que la habían diagnosticado cáncer y cómo se me encogió el corazón como si me lo hubieran dicho de alguien muy cercano. Porque no os lo he dicho, pero Inma y yo jamás nos hemos visto en persona. Ella vive en Valencia y no sabe no luchar, como debe ser. Por eso es probable que, si tenéis relación con el autismo, la conozcáis.

La última publicación en su blog, Miguel, autismo y Lenguaje ha vuelto a encogerme el corazón, pero por la indignación.

¿Recordáis que hace poco os contaba que si hay pocos recursos para los niños con autismo, según crecen es peor?. Ese post se titulaba “Si pensáis que hay pocos recursos para los niños con autismo, ya veréis cuando lleguen a la edad adulta”. No he podido evitar recordarlo cuando he leído Excluidos.

Igual que he recordado la lucha que tienen desde hace tiempo por salvar en Madrid el IES Pérez Galdós de Madrid. Solo cuatro institutos con aula TEA en Madrid y resulta que quieren cerrar uno de ellos.

Miguel tiene 18 años y autismo, ha logrado terminar de estudiar en la vía ordinaria e inclusiva. Un logro mayúsculo que pocos chicos con TEA (exceptuando Asperger) logran, y ahora encuentra que no hay en toda la Comunidad de Valencia forma de formarse profesionalmente en el sistema público para poder avanzar hacia su independencia e integración plena.

Os dejo con el texto de Inma, porque es importante que sepamos el panorama que tenemos, no solo en Valencia:

Miguel ya tiene 18 años. Actualmente está estudiando en el Instituto Orriols, en el aula de Comunicación y Lenguaje. Él está perfectamente incluido, no solo por profes y compañeros, si no por la percepción que él mismo tiene. Se siente claramente alumno de Orriols y lo dice con orgullo.

Pero por edad se acaba la ESO y debemos seguir avanzando. Desde hace muchos años apostamos por la Escuela Pública Ordinaria, porque pensamos que era la mejor respuesta para Miguel y así lo seguimos pensando. Así que terminando esta etapa, nos ponemos a buscar que opciones de formación prelaboral ofrece la escuela pública ordinaria para chicos con diversidad.

Las opciones que encuentro son matricularlo en un Colegio de Educación Especial hasta los 21 años, o solicitar un programa sobre una familia profesional que interese a Miguel, que dura dos años y que se puede repetir una vez cada curso.

La primera opción queda descartada, no vamos a renunciar a seguir estudiando en la Escuela Pública Ordinaria, porque Miguel tiene derecho a ella, igual que mis otros hijos y que cualquier estudiante de la Comunidad Valenciana.

Como en ordinaria sólo está la opción del programa, decido buscar en qué instituto lo hay para plantearnos solicitar matrícula. Pero resulta que la Escuela Pública Ordinaria no ofrece NINGUNO.

O sea que tal como yo lo veo, Miguel se queda fuera del sistema. La Consellería de Educación se llena la boca de Inclusión y sin embargo nos EXCLUYE.

Estoy indignada porque desde el año pasado estoy manteniendo reuniones con la Consellería, y todo se queda en declaración de intenciones, a la hora de tomar decisiones te dicen «pase usted por la siguiente ventanilla»

Miguel es un chico con capacidades, con intereses y con un futuro enorme por delante. Si para cualquier estudiante la formación será crucial para su futuro, para los que tienen diversidad lo será mucho más.

Miguel ha ido abriendo camino, empezó con las CyL de Primaria, después con las de Secundaria, y a continuación abrirá la siguiente etapa. Ojalá ya estuviese todo hecho y solo tuviésemos que preocuparnos de qué familia profesional elegir, pero como no es así, no nos vamos a conformar. Me niego, nos negamos a mantener las puertas cerradas.

No pararemos hasta conseguir que se respeten sus derechos!

Me pide Inma que destaque que el nivel curricular de Miguel corresponde a un primero o segundo de primaria, «pero tiene buenas capacidades adaptativas, y creo que no solo deben formarse los chicos con altas capacidades, los demás deben tener acceso también». Efectivamente, la inclusión no debería responder a la capacidad que se tenga. Yo también lo creo.  Y la mayoría de los centros que presumen de inclusivos en realidad no lo son, en realidad despiden pronto a aquellos que suponen un mayor reto.

Corre Miguel, corre. Corre que nosotros te alentaremos.

‘Cristal oscuro’ tendrá una nueva versión en Netflix, más Jim Henson tras ‘Julie entre bambalinas’

¿Recordáis Julie entre Bambalinas. Os hablé de esta serie de Netflix hace unos tres meses, antes de que se estrenara. Ya hace tiempo que está disponible en esa plataforma y es estupenda. La he disfrutado junto a Julia, que se ha visto varios episodios varias veces.

En ella Julie Andrews, maravillosa octogenaria, transmite su amor por el teatro en episodios de media hora de duración, cada uno dedicado a diferentes aspectos artísticos de una obra (bailar ballet, escribir el guion, montar los decorados, hacer reír, cantar…) con invitados de primer nivel en cada uno de ellos, traídos con frecuencia de Broadway. Ya la he recomendado de viva voz a unos cuantos padres de niños pequeños, y tenía pendiente hacerlo también desde aquí.

En esta serie infantil, en la que se contempla también la inclusión (uno de los personajes protagonistas va en silla de ruedas, echad un ojo al episodio del ballet), Julie acompañada del joven Giullian Yao Gioiello ayudan a un grupo de niños, que en realidad son creaciones de Jim Henson Factory, a crear su propia obra.

Y otra creación con el sello de Jim Henson quería yo hablar, porque además de Julie entre bambalinas y de un documental que habla de cómo se creó el personaje de Elmo que se llama Being Elmo, resulta que Netflix está desarrollando una serie de aventuras de diez episodios que se llama The Dark Crystal: Age of Resistance.

Sí, Cristal Oscuro. ¿Recordáis Cristal Oscuro?

No es el producto de Henson que mejor ha envejecido. Dentro del laberintoha resistido mucho mejor (divinamente) el paso de los años y es una película que vuestros pueden disfrutar mucho. Pero pese a ello sigue siendo un clásico de los 80 recuperable que muchos recordamos con cariño. Entrañable tal vez sea la palabra.

Está concebida como una precuela de la película de 1982 y su trama tiene lugar 10 años antes de lo que se narraba ahí. En la creación de las criaturas de la serie, rodada en el Reino Unido, ha participado Brian Froud, el diseñador del concepto original.

Seré una nostálgica, pero lo cierto es que me alegré con la noticia. Y la veré con Julia, aunque es seguro que tendré yo más curiosidad que ella por saber cómo han expandido el mundo de Thra.

Y me viene a la memoria lo que escribí aquí hace un año, cuando disfrutamos juntas La historia interminable:

Recuerdos como ese vuelven cuando transitamos con nuestros hijos los rincones familiares de nuestra infancia. Y son un regalo que nuestros niños nos hacen si somos capaces de verlo así. No tenemos torres de marfil, pero sin duda ellos son nuestro Bastian.

La maternidad tiene para mí muchas maravillas, sin la menor duda una es volver a disfrutar con nuestros hijos de historias, en libros o en películas, como La historia interminable, Charlie y la fábrica de chocolate, Dentro del laberinto, Cristal oscuro, Camioneros, Willow, La princesa prometida o Gran Lobo Salvaje.

La maravilla de comprobar que, en verdad, nunca dejamos de ser del todo aquellos niños.

Volvamos al nuevo Cristal Oscuro: esto es lo que sabemos de momento de este proyecto, que llegará a lo largo de 2018:

El renombrado director de cine Louis Leterrier (Ahora me ves, El increíble Hulk) será el encargado de la producción ejecutiva y de la dirección de la serie producida por The Jim Henson Company en colaboración con Louis Leterrier, Lisa Henson y Halle Stanford. La veterana colaboradora de Henson, Rita Perugi, es la productora de la serie y Blanca Lista la productora ejecutiva. Los responsables del guion serán los co-productores Jeffrey Addiss y Will Matthews (Life in a Year), y Javier Grillo-Marxuach (Perdidos, Los 100).

The Dark Crystal: Age of Resistance combinará el arte de los títeres de The Jim Henson Company con la visión de Louis y su capacidad de contar historias, combinado con un conjunto de imágenes digitales y efectos visuales de última generación”, ha señalado Cindy Holland, vice presidenta de contenidos originales de Netflix. “Tengo muchas ganas de que las familias de todo el mundo vean cómo damos vida a estos personajes increíbles”. “Louis Leterrier es un apasionado del mundo de The Dark Crystal y tiene una increíble visión creativa de la serie. Aporta su pasión a cada aspecto de la producción mientras que lidera al talentoso equipo de artistas y escritores que están trayendo a la vida este universo”, ha señalado Lisa Henson, CEO de The Jim Henson Company.

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Un concurso de poesía para niños de entre seis y doce años en honor a Gloria Fuertes

La poesía es música y emoción, la poesía evoca, inspira, educa, hace sentir. La poesía acompaña a nuestros niños desde multitud de cuentos y canciones infantiles. De hecho, para muchas personas, la infancia es el momento de la vida en el que más reina la poesía.

Y a veces nuestros niños también hacen poesía, queriendo y aún sin darse cuenta de ello.

Eso trajo Julia hace un mes del colegio, uno de los textos libres que escriben y que trataba de un pirata y un cordero. Píntalo de marea. De marea azul. Azul frondoso…

«Esto que has hecho es poesía mi amor», le dije tras paladear el texto que había creado. «¿Ah, sí?», me replicó sorprendida.

Recordaba este pequeño poema instintivo cuando recibí ayer una nota de prensa del Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid contando que han organizado un concurso de poesía para niños de entre seis y doce años, residan o no en la ciudad.

Se trata del primer Premio de Poesía Infantil Gloria Fuertes, que se enmarca dentro de los actos para conmemorar el centenario del nacimiento de la poeta y con el objetivo de «incentivar la creatividad y apoyar el fomento de la lectura entre los más pequeños».

Seguro que Gloria Fuertes, esa creadora tan injustamente ninguneada durante tanto tiempo que al fin comienza a ser reivindicada, vería con buenos ojos esta iniciativa.

Aquí se pueden consultar las bases completas, pero os dejo un resumen:

Podrán presentar un texto de carácter poético, en lengua castellana, de tema libre, original e inédito antes del próximo viernes 30 de junio de 2017.

Los autores deberán participar con un solo poema original, escrito a mano, en tamaño DIN A4 y con una extensión máxima de una cara. El texto no debe haber sido publicado ni premiado anteriormente.

Los autores que se presenten al Premio tendrán que aportar el papel original de su poema, indicando en la parte superior del folio nombre, apellidos y edad. Además, deberán también de hacer constar nombre, apellidos, dirección, edad, número de documento (DNI, NIF, NIE o pasaporte) y contacto (número de teléfono y correo electrónico) de su adulto responsable (familiar o tutor).

Las candidaturas serán remitidas por correo postal y en sobre cerrado a la siguiente dirección:

PREMIO DE POESÍA INFANTIL GLORIA FUERTES 2017
AYUNTAMIENTO DE MADRID
DIRECCIÓN GENERAL DE PROGRAMAS
Y ACTIVIDADES CULTURALES
C/ Montalbán, 1 – 4ª planta

Un jurado valorará las propuestas ponderando originalidad, sentido y profundidad de las obras presentadas.

De entre todos los participantes, el jurado escogerá a cinco ganadores. Cada uno de ellos recibirá un lote de libros y películas y cuatro entradas para el Bus Turístico de Madrid.

Esta tarde hablaré con Julia, que cumplió ocho años en marzo, a ver si quiere presentar su El pirata y el cordero.

Cualquier excusa es buena para volver a la poesía.

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¿Verías con tus hijos ‘Por trece razones’?

La pasada semana terminé Por trece razones, la serie de Netflix que mas está dando que hablar los últimos meses. La he visto con un poco de retraso, ya lo sé, pero el tiempo que puedo dedicar a la televisión es bastante limitado.

Tenía curiosidad por esta serie por distintos motivos. Independientemente de su popularidad, tenía amigos en cuyo criterio confió que la tachaban de muy interesante, lo cierto es que había algún otro que reconoció su calidad pero añadiendo que le había dejado frío. Trata sobre acoso escolar llevado a sus últimas consecuencia, al suicidio que es un tema tabú en televisión y medios (cada vez menos, también es cierto) y que se trata de la segunda causa de muerte entre los adolescentes de Estados Unidos. Y en ese país precisamente ha suscitado un intenso debate sobre la conveniencia de que la vean adolescentes, incluso de ponérsela para trabajar sobre ella.

Es una serie cuyo mayor acierto creo que es su casting. Casi todo el peso de la producción recae sobre los jóvenes hombros de un elenco sobradamente capaz. Y no hablo solo de sus dos protagonistas (a mi parecer brilla especialmente Clay Jensen, la imagen del cartel promocional e hilo conductor interpretado por Dylan Minette), el trabajo actoral de todos ellos es el que da credibilidad a la historia, polémica por su crudeza y por mostrar sin apartar la mirada violación y sobre todo suicidio. Un intento declarado por los productores de mostrar que no es algo fácil ni bonito y que el dolor que causa en otros puede ser insuperable.

Otro gran valor es el de tratar a los personajes adolescentes con el respeto y aproximación que se daría a los adultos, sin filtros ridículos, interpretaciones simplistas o tintes de caricatura. Pero al mismo tiempo son adolescentes, imperfectos todos ellos, impulsivos, incapaces de expresar sus emociones, de entender del todo la situación en la que están, el mundo que les rodea.

Cuando la ves siendo padre es inevitable empatizar con los padres que también asoman a la serie, preguntarte cómo pueden estar tan ciegos en unos casos, cómo pueden estar así de desaparecidos en otros, constatar no saben lo que pasa en el día a día de sus hijos, su desconocen sus relaciones con sus iguales, y sufrir con el dolor de los padres de Hannah, que es inimaginable.

Pero no voy a entrar a hablar en profundidad de la serie, que para eso ya está mi compañero Víctor con su blog Smelly Cat (os recomiendo su tema Cinco consejos para padres aterrorizados de que sus hijos vean ‘Por trece razones’). Lo que yo quería era preguntar si habéis visto la serie y si la recomendaríais a adolescentes. Incluso a profesores como me sugieren por Twitter.

A mí aún me quedan unos cuantos años para verme lidiando con adolescentes, pero creo que sí lo haría. Es una ficción dolorosa pero que merece la pena para poder hablar luego de ciertos temas más que relevantes. Eso sí, me parece apropiada solo para adolescentes de al menos dieciséis años, creo necesario verla junto a ellos y no dejársela digerir a solas, y tendría especial cuidado si el adolescente en cuestión está en una situación de especial vulnerabilidad.

Tal vez lo indicado fuera verla primero nosotros y luego valorar si, en ese momento concreto, a nuestros hijos les puede venir bien verla y que luego (o durante) hablemos sobre lo que en ella se ve: el peligro de la difusión de imágenes, de que se malinterpreten, que nuestros comentarios, nuestras bromas a las que damos poca importancia pueden hacer sufrir mucho a otros, que aunque creamos estar solos no es así, que ante cualquier aproximación sexual es necesario el consentimiento expreso de la otra persona, que hay que saber pedir ayuda…

Al terminar los trece capítulos, las trece cintas, hay un pequeño documental en el que los creadores y los asesores de la serie, psicólogos especialistas en estas lides, que resulta especialmente interesante, porque trascienden la ficción y dan pistas sobre las percepciones erróneas que llevan a los chicos a sentirse completamente solos y sin salida y porqué no es así.

De hecho la serie, basada en una novela de Jay Asher, de la que ya hay una segunda temporada en marcha y tras la que está la actriz y cantante Selena Gomez como productora ejecutiva, tiene una clara vocación de ayuda a los chicos para afrontar situaciones de bullying y ofrece información y recursos en su página web.

Vuelvo, para terminar, a la pregunta inicial: ¿La veríais con vuestros hijos?

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Pediatic, una jornada dedicada a la salud infantil (también el autismo) y las nuevas tecnologías

Istock

Hoy os quiero hablar de un evento que se celebra este sábado en Madrid y al que yo voy a asistir. Se llama Pediatic y ya por su nombre se puede deducir que va de salud infantil y nuevas tecnologías: reflexiones, soluciones, propuestas… Se hablará de la adolescencia y las redes sociales, de la búsqueda de contenido fiable en Internet, de la hiperactividad y el déficit de atención, del tratamiento de la salud en los medios…

Promete ser una experiencia interesante ya que Internet esta aquí no sólo para quedarse, sino para evolucionar rápidamente.

Se trata de una jornada completa que tendrá lugar en el Colegio Oficial de Médicos. Aquí se pueden adquirir las entradas, que cuestan desde 10 euros la fila cero con posibilidad de verlo todo en streaming hasta 50 para todo el día con la comida incluida.

Podéis consultar en la web el programa entero, pero yo os lo resumo:

La jornada arranca con un recuerdo a la infancia emigrante de la mano del pediatra Ramon Capdevila con La infancia en Lesbos, la vergüenza de Europa.

GTRES

El primer bloque, Qué pueden hacer las redes sociales por la infancia, proyectos, realidades y riesgos, está dirigido por Amalia Arce autora del Blog Diario de una mamá pediatra y Responsable de E-Salud de la fundación Hospital de Nens de Barcelona. Participan:

  • Antonio Cambronero @blogpocket, bloguero profesional.
  • Marian García, Boticaria García.
  • Mª Angustias Salmerón de Mi mamá ya no es pediatra.
  • Mónica Lalanda de Médico a Cuadros.
  • José María Cepeda de Salud Conectada.
  • Esther Gorjón enfermera de urgencias @jesterhanny.
  • María José Mas de Neuronas en crecimiento.

En un segundo bloque, Crianza y desarrollo, es más clínico y se revisarán esos temas que acaparan las redes sociales maternales. Será dirigido por el pediatra Jesús Garrido de Mi pediatra online y autor del libro Crianza respetuosa.

  • Mónica de la Fuente de Madresfera.
  • Tania García de Edurespeta.
  • Elena Miró, psicóloga y bloguera.
  • Pablo Caballero de Vitadieta.
  • Manuel Fernández de El Neuropediatra.
  • Lorena Gutierrez, Fisioterapia para Bebés y Mamás.

Para la tarde un tercer grupo dirigido por Mª José Mas, neuropediatra y autora del blog Neuronas en crecimiento que fue premio Bitácoras 2016 que con el título La infancia diversa hablará de autismo, TDAH, niños diferentes y de como la tecnología puede colaborar con ellos.

  • Susana Lluna y Javier Pedreira Wicho de Microsiervos.
  • Rosa Aparicio de Ipads y autismo.
  • Un representante de la fundación Autismo diario
  • Luz Rello de Change Dislexia.
  • Àngels García-Cazorla Pediatra neuróloga investigadora en Neurociencia en HSJD.
  • Carlos M. Guevara de Raras no invisibles.
  • Margaret Creus, pediatra autora de PedRetina.

Para despedir la jornada una última mesa de encuentro abierto entre los medios de comunicación y blogueros especializados para debatir el papel de los medios de comunicación y como compaginar calidad y negocio cuando hablamos de salud, educación y crianza en la infancia.

Esa mesa redonda final se llama La infancia y la maternidad en los medios y participamos:

  • Begoña González. Experta en comunicación en Best Relations.
  • Cecilia Jan periodista en El País, Mamas & Papas.
  • Melisa Tuya es periodista en 20minutos y Madre Reciente.
  • Carlos Martín, CEO en Sombra doble outsourcing científico.
  • Leyre Artiz es periodista y directora de la revista Ser Padres.
  • Laura Baena de El club de las malas madres.

Gonzalo Añón: «El deporte del caballo es una actividad espectacular para los niños»

Me gusta la hípica. Es un deporte que he disfrutado, como espectadora, desde niña. Igual que lo hizo mi padre antes que yo. En Gijón, la ciudad de mis veranos, hay mucha afición, y es una afición que no está vinculada al poder adquisitivo o la clase social. Todo tipo de gente acude a divertirse pasando una tarde al aire libre, animando a los jinetes por los que han apostado, la gran mayoría unos pocos euros.

El pasado verano estuve con mi hija en Las Mestas y lo disfrutamos mucho. Es un buen plan en familia, un buen plan con niños. Si estáis por Asturias en agosto, cuando se celebra, os recomiendo que os acerquéis.

Pero no hay que esperar al verano. Este mismo fin de semana se celebra en Madrid un Concurso de Saltos Internacional en el que participan nueve jinetes de los diez mejores del mundo. Una competición que forma parte de la Longines Global Champions Tour, el circuito hípico más importante y de mayor dotación económica del mundo. Un espectáculo deportivo de primer nivel con 120 jinetes de 21 países, pero también un posible plan para ir con niños.

Puede que en Madrid no tengamos la emoción de las apuestas que hace que en Gijón se escuchen cientos de alientos contenidos cuando salta un favorito, pero no conozco el niño que no se maraville viendo caballos volar raudos sobre los obstáculos.

Y hay más para ellos, cuentan con una zona infantil llamada Little Riders Corner con un carrusel y un Pony Park, se les enseña el material hípico y cómo cuidarlo y hay talleres y juegos. Para comer: food trucks.

Tiene lugar en el Club de Campo Villa de Madrid, la entrada para un día cuesta 15 euros en el caso de los adultos y 7,5 para los niños.

Gonzalo Añón (Víctor Lerena/EFE)

Uno de los jinetes que compiten este fin de semana es Gonzalo Añón. 2016 fue el primer año de Añón en el circuito profesional. «Fue un año espectacular, pude rodearme de los mejores jinetes del mundo en los mejores lugares hípicos del mundo. Aprendí muchísimo, fue como otra carrera universitaria más. Y ese aprendizaje se está notando al principo de 2017».

Con apenas 22 años es uno de los participantes más jóvenes del concurso, también uno de los deportistas españoles más prometedores en esta disciplina. Viendo su palmarés no es de extrañar que tenga la vista puesta en los campeonatos de Europa que se celebran este año y en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: «Como todo deportista de alto nivel siempre tienes como objetivo los Juegos Olímpicos. Es un objetivo a largo plazo, pero lo tengo en mente», me cuenta poco después de confesar que tiene «muchos frentes abiertos» y que el martes justo tras el concurso presenta el trabajo de fin de grado, porque además de competir, este joven gallego también estudia y trabaja.

Este jinete tuvo la cortesía de hablar brevemente conmigo sobre hípica y niños.

¿Le da la impresión de que cada vez hay más niños practicando este deporte?
Sí, cada vez está un poco más de moda. El deporte del caballo es un estilo de vida. Para los niños es una actividad espectacular. Tienes algo en la cabeza, te quitas de tiempo para hacer cosas que no debes, es un deporte muy sano. Y la relación con los animales te hace ser muy responsable. Un caballo no es como un balón de fútbol. A un balón tú lo dejas en casa y vuelves a los tres días y como mucho está deshinchado. Los caballos requieren de responsabilidad y esfuerzo y eso es bueno para todos.

Un caballo no es una moto.
No, no son de usar y tirar. Un caballo no es ninguna máquina.

¿Qué le diría a unos padres que no tienen nada que ver con el mundo del caballo y a los que sus hijos les dicen que quieren montar?
Yo recomiendo siempre que prueben. Es un deporte que enamora a los hijos y a los padres. La relación con el caballo es muy bonita. Yo no conozco a nadie que me haya dicho que haya llevado a sus hijos a montar y hayan quedado disgustados.

Bueno, salvo que haya habido un susto o una caída imagino.
Son gajes del oficio que hay que asumir. Es un deporte de riesgo. Pero no te vas a quedar en el sofá de casa. Los niños tienen que hacer actividades y estar en forma. Yo desde pequeño he practicado todos los deportes que te puedas imaginar y cada día agradezco más a mis padres que me hayan dejado hacer todas esas actividades deportivas. Es algo que voy a agradecerles toda la vida.

Volviendo a esos padres que buscan un sitio para que sus hijos monten sin tener mucha idea. ¿En qué deberían fijarse para elegir un picadero?
Creo que lo más importante es la gente con la que se relacionan, con la que los niños van a aprender. Si el sitio es más bonito o más feo es algo a lo que yo no doy tanta importancia, sobre todo para los niños pequeños que van a disfrutar y pasarlo bien.

Siempre me ha llamado la atención que sea el único deporte olímpico en el que hombres y mujeres compiten juntos.

Para el jinete la condición física es importante, pero importa más la del caballo. Por eso podemos competir hombres y mujeres juntos y que no haya desnivel. No hay nada que nos diferencie a caballo.

Y es bonito que los niños que lo practican crezcan viendo eso, que no llega una edad en la que tienen que separarse.
Claro. Es el respeto, la igualdad que todos merecemos, que es lo que necesita la sociedad.

De todas maneras es curioso que haya muchas más niñas aprendiendo a montar que niños, pero compitiendo en los primeros puestos veamos más hombres. ¿A qué cree que se debe?
No sé la razón. No sabría decirte porqué empiezan montando más y luego son menos. Ceo que cuando son madres pierden tiempo de competición, pierden puestos en el ranking que luego cuesta recuperar. En ese sentido tienen unos inconvenientes que nosotros no tenemos; nosotros no tenemos que parar.

La práctica de este deporte parece estar vinculada a un alto poder adquisitivo, al menos a la hora de competir. ¿Es así?
Más o menos. Los caballos de alta competición son animales muy caros, pero el que es bueno de verdad no tiene problema normalmente para encontrar patrocinadores. El 80% de los jinetes del Global Champions Tour que estarán en Madrid este fin de semana no son propietarios de los caballos y no les cuesta dinero el deporte, sino que viven de ello. Pero a nivel amateur y asumiendo todos los costes es un deporte caro no, muy caro.

¿En España es tal vez incluso un poco más difícil?

Es un poco más complicado. Sí, hay caballo español, pero no es un país de caballos de deportes como puede ser el salto de obstáculos. La gente no tiene esa mentalidad. No hay cría de caballos, aunque ahora está empezando. Hay que ir fuera a comprarlos y es un coste mayor. En Bélgica, en Francia, en Alemania, en Holanda… la situación es totalmente diferente.

De hecho muchos jinetes españoles se tienen que ir fuera. ¿Se lo plantea?
Yo tengo la suerte de contar desde joven con el apoyo de patrocinadores y de mis padres; estudio y trabajo aquí y no tengo pensado irme. Si no tuviera ese apoyo y quisiera dedicarme de manera profesional a los caballos, probablemente lo haría.

Gonzalo Añón. (Stefano Grasso/LGCT)

Una Oficina de Vida Independiente para personas con discapacidad intelectual, en los presupuestos participativos de Madrid

“Si pensáis que hay pocos recursos para los niños con autismo, ya veréis cuando lleguen a la edad adulta”. Así se titulaba uno de los primeros posts que publiqué este mes. Y es cierto. Cuando las personas con autismo, con discapacidad intelectual en general, crecen los recursos que tienen a su alcance van mermando dramáticamente.

Desde el pasado lunes y hasta el 30 de junio, todos los empadronados en la ciudad de Madrid pueden votar por distintos proyectos para que formen parte de los presupuestos del Ayuntamiento. Proyectos para los que hay destinados 100 millones de euros de las cuentas municipales.

De los 3.200 propuestos inicialmente fueron declarados inviables 915. Ahora hay 729 proyectos finalistas que suman más de 1.200 millones de euros. Uno de esos proyectos es la puesta en marcha de una Oficina de Vida Independiente para personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.

Es una propuesta de la organización Plena Inclusión Madrid, que estos días está pidiendo el voto de la siguiente manera:

Como como todos recordaréis, el Ayuntamiento de Madrid reserva una parte de sus presupuestos de 2018 para llevar a cabo acciones que cuenten con el apoyo de los ciudadanos. Hasta ahora hemos hecho varias cosas: primero realizamos un proceso abierto entre nuestras entidades en el que se acordó la presentación de una propuesta para crear un Oficina de Vida Independiente para personas con discapacidad intelectual. Dicha propuesta obtuvo un amplio respaldo de los ciudadanos y ahora ha superado un tercer filtro del propio Ayuntamiento de Madrid que lo considera una propuesta viable.

Ahora se está abierto un nuevo y definitivo proceso de votación en Internet. Si logramos los apoyos necesarios, la Oficina de Vida Independiente para personas con discapacidad será una realidad en el municipio de Madrid.
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‘Warner Bros. Studio Tour London’, la magia tras el hechizo de Harry Potter

WARNER

Desde que Julia cumplió tres años mi santo y yo decidimos que, al menos un fin de semana al año, nos escaparíamos sin niños; que dedicaríamos una noche y dos días en marzo, en torno a nuestro aniversario, para estar solos. Y así lo hemos estado haciendo hasta este año en el que, rompiendo la tradición, nos fuimos a Londres en compañía de Julia. Jaime se quedó triscando felizmente en una granja escuela, porque para él, con su autismo, un viaje-paliza como el que planteamos habría sido excesivo. También porque subir al avión con él nos da miedo, no voy a engañaros.

Fueron tres días y dos noches en una ciudad maravillosa que los tres desconocíamos y que nos enamoró, pero de lo que quiero hablaros es de la mañana entera que pasamos en lo que coloquialmente todos llamamos «los estudios de Harry Potter en Londres» y cuyo nombre oficial es Warner Bros. Studio Tour London. The Making of Harry Potter.

Si me leéis con regularidad tal vez sepáis que Julia, que coincidiendo con el viaje cumplió los ocho años, es una pequeña gran entusiasta del universo creado por J.K.Rowling. Ha visto todas las películas, aunque sus favoritas son las cinco primeras antes de que la cosa se ponga demasiado turbia y adolescente, hemos leído juntas el primer libro, fuimos a ver Animales fantásticos en una sesión especial para fans de Potter, fue a un taller de varitas al Festival de Fantasía de Fuenlabrada (que pronto tendrá lugar de nuevo y es un buen plan con niños), de lo que más le gusta disfrazarse es de Hermione y su séptimo cumpleaños convirtió nuestra casa en Hogwarts. Mi santo y yo, sin llegar a ser fans, vimos las películas y leímos los libros en su momento y somos conscientes de ese algo que tiene Potter y que ha hechizado a millones de personas en todo el mundo.

Entenderéis que con esos antecedentes, si íbamos a Londres y teníamos oportunidad de visitar los estudios que tiene allí Warner, teníamos que acudir y llevarla con nosotros.

¿Qué son exactamente los estudios de Harry Potter en Londres? Se trata de la transformación de los estudios en un enorme espacio, casi todo a cubierto (solo hay una pequeña zona a la intemperie, lógico teniendo en cuenta dónde está ubicado), en el que se pueden ver escenarios de las películas (en gran salón comedor de Hogwarts, el despacho de Dumbledore, Privet Drive, la casa de los Weasley, el tren, fragmentos del ministerio de magia, la clase de pociones, el callejón Diagon…), vehículos emblemáticos como el autobús nocturno, el coche volador o la moto de Hagrid, todo tipo de criaturas empleadas en el rodaje, los trajes que llevaban…

Pero vayamos por orden. Lo primero que veremos es una gran nave (que en la segunda guerra mundial se dedicó a la fabricación de aviones), aparentemente en medio de la nada, con varias de las grandes figuras del ajedrez mágico de la primera película casi como único elemento que nos dice que hemos llegado al lugar correcto. Al entrar veremos a nuestra izquierda una cafetería, a la izquierda la tienda de recuerdos, a nuestra espalda el lugar en el que se pueden coger las audio guías y de frente el acceso.

Las entradas indican la hora a la que podremos adentrarnos del todo en el mundo de Harry Potter. Escalonar los accesos nos obliga a estar allí puntuales para poder pasar cuando toca, pero es buena idea para que dentro haya siempre un número razonable de gente, que permita moverse, ver todo y hacer fotos sin agobios. Una vez dentro no hay límite de tiempo, se puede estar tanto como uno desee. La media de la visita ronda las cuatro o cinco horas, pero si se quiere leer todo, ver todo, hacer todo y escuchar la audioguía entera, fácilmente se puede estar todo el día.

Conviene llegar con tiempo. Nosotros así lo hicimos y aprovechamos para cotillear tranquilos la tienda, que es enorme, perfectamente ambientada e invita a hacer fotos. Peluches, varitas, camisetas, trajes, joyas, libros, ranas de chocolate… Hay de todo y no precisamente barato, también es cierto. Por esa tienda, por la tienda de varitas de Olivander en concreto, saldremos cuando concluya la visita.

La visita en sí arranca con la bienvenida de uno de los trabajadores y un pequeño vídeo en una sala de cine. Nosotros nos sentamos en la primera fila y acertamos, porque cuando acabó la proyección se desplegaron ante nosotros las puertas de entrada a Hogwarts y nuestra anfitriona invitó a un puñado de niños, entre ellos la nuestra, a que bajaran con ella a empujarlas. Al abrirse, de repente, estábamos en el impresionante comedor del castillo. Exactamente igual a las películas y un comienzo por todo lo alto.

WARNER

Y tras el comedor, toca seguir andando y descubriendo la magia tras el hechizo de Harry Potter. El siguiente gran espacio muestra vestimentas, objetos y lugares emblemáticos. Se miran, se fotografían, pero que nadie espere poder sentarse en la silla de Hagrid o en la cama de Harry.

WARNER

No obstante, aunque casi todo es ver, también hay cosas que hacer. A los niños se les entrega un pasaporte que indica distintos lugares en los que buscar snitchs doradas. Una vez localizadas se pueden ir poniendo los sellos hasta completarlo.

En esa zona también es posible subir y volar sobre una escoba con un croma detrás y llevarse las fotos o el vídeo recuerdo.


Hay clases de cómo lanzar conjuros con la varita o una escoba a la que se puede llamar para que vuele hasta nuestra mano. Por cierto, también hay trabajadores en todas las zonas disponibles para responder a nuestras preguntas con toda amabilidad.

Tras esa zona llegamos a la estación 9 3/4 y al expreso de Hogwarts. Allí también podemos sentarnos y actuar ante lo que sucede por la ventanilla. Después del tren hay una zona al aire libre con el puente de Hogwarts, más piezas de ajedrez, el coche de los padres de Ron y la moto de Hagrid y la casa de los tíos y de los padres de Harry.

Esa zona está justo al lado del restaurante, en el que se puede hace parada y fonda para reponer fuerzas. No solo hay comida (tirando a especiales y al precio ligeramente inflado habitual de estos sitios), también hay la famosa cerveza de mantequilla y helados con ese sabor.

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¿Qué harías si te invitaran a una boda en la que tus hijos no son bienvenidos?

El pasado viernes una amiga estuvo de boda. Aunque la gente se casa durante todo el año, lo cierto es que con el buen tiempo estas celebraciones se concentran. Ella es madre reciente (reciente de verdad, no como yo que elegí tan mal el nombre con el que escribo aquí que dentro de poco tendré que cambiar el mío a ‘madre de adolescentes’), y estuvimos hablando de ir las bodas con niños.

(GTRES)

No es el mismo plan que cuando ibas soltero y dispuesto a darlo todo en la fiesta. Con niños pequeños sueles preferir las bodas de día. No sólo porque es más fácil que puedas llevarlos, también porque si vas a una boda por la noche, con y sin niños, es muy probable que acabes muerta de sueño, mirando con envidia a los abuelos que aguantan unas pocas canciones sentados y se marchan con el primer autobús.

Nosotros no llevamos nunca a Jaime a las bodas a las que nos invitan. Fue a un par de ellas de familiares muy cercano hace bastantes años, y la última fue un desastre del que tuve que irme a la mitad. Para él, con su autismo, es imposible concebir una comida que dura cuatro horas. Al baile no llegamos en ningún caso, pero probablemente habría llegado agotado y todo aquello le habría saturado. No hay necesidad de hacérselo pasar mal solo porque haya gente a la que le haría ilusión verlo por allí un ratito.

Lo cierto es que él no concibe estar comiendo o cenando a lo largo de cuatro horas, pero tampoco lo hace ningún niño pequeño. Para todos los que conozco es algo excesivo. Tienen que levantarse y jugar para aguantar. Es lógico, son niños. Y mientras puedan divertirse sin hacer tropezar a los camareros, arriesgarse a tirar abajo las cortinas, no veo el problema en ver jugar a un niño en una fiesta familiar.

Hay bodas concebidas para que vayan los niños y lo pasen bien. Bodas al aire libre en las que hay columpios, toboganes y espacio para correr, bodas en las que incluso hay una persona contratada para jugar con ellos y estar pendiente de ellos. Bodas relajadas en las que se ve que los novios disfrutan teniendo a sus sobrinos o los hijos de sus amigos a su alrededor.

Hay otras en las que no es así. Los novios tienen otro concepto de boda en el que los niños no están contemplados y, si van, aguantan como pueden el evento, intentando divertirse dentro de lo que haya a su alcance. Y, obviamente, los novios están en su derecho de planear ese día como mejor les parezca. Luego está el sentido común de los padres para ver si a ese tipo de boda en concreto llevan a sus hijos o no, si es que tienen opción (en forma de canguro) para no hacerlo.

Pero hay algo a lo que no estoy tan segura que tengan derecho, y es a prohibir directamente la entrada de niños a su boda.

«¿Has oído hablar de las bodas que no admiten niños?», me preguntó mi amiga, y añadió, «¿qué harías tú?».

«Pues depende», contesté. Depende de quién se case, el vínculo que nos una, cómo sea la boda, si nos lo han planteado como una sugerencia o como una prohibición innegociable (los hay que incluso lo plantan por escrito en la invitación impresa), de si han invitado a sus niños más cercanos y los prohibidos son los de los amigos…

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Por qué nunca dejaré que mis hijos suban a un castillo hinchable al aire libre

Una historia de terror. El día de la madre, un restaurante, un castillo hinchable que explota, una niña de seis años muerta, otros dos en estado crítico y otros cuatro heridos. Me duele tanto solo pensarlo, que escribirlo casi invita al llanto. Cada vez que escuchaba la noticia en el canal de 24 horas de televisión española que tenemos permanentemente puesto en la redacción, se me encogían las entrañas.

En febrero de 2016 tuvo lugar otro accidente en Sevilla con un hinchable, en febrero celebrando Carnaval. Murió un niño de cuatro años.

Hubo otro similar hace casi exactamente tres años en la zona infantil al aire libre del centro comercial Parquesur. Cuatro niños salieron volando cuando el castillo salió volando y acabó sobre un tejado cercano. Los cuatro acabaron heridos, uno de ellos grave. Fue 24 de mayo.

Yo estaba allí, habíamos ido al cine y, al salir, vimos los restos del castillo, la zona infantil precintada y la noticia en los medios.

En abril de 2014 una veintena de personas, la mayoría de ellos niños, han resultado heridas durante la mañana de este domingo cuando una ráfaga de viento hizo que cinco de los hinchables de una atracción infantil salieran volando en Alicante

En 2009 hubo otro, en Mallorca. Con tres niños heridos de entre 2 y 9 años, uno grave.

En 2008, en Jaén, una racha de viento desancló otro castillo dejando siete niños heridos.

Son unas pocas noticias encontradas rápido, sucedidas en los últimos años en España. Si se mira en otros países hay muchos más accidentes, algunos incluso con vídeos terroríficos que me voy a ahorrar poner aquí.

Uno de los primeros descubrimientos de ser padre es que supone vivir con miedo de perder a tus hijos, de que algo malo, lo que sea, pueda dañarles en cualquier sentido. El miedo es libre. No todos tememos lo mismo. Y por supuesto que no se puede vivir con miedo, pero os aseguro que mis hijos no van a volver a subir a un castillo hinchable que esté al aire libre.

Dentro de un parque de bolas, sí. En el exterior, jamás. No sé vosotros, pero no quiero verme viviendo la peor pesadillas  porque hayan colocado el castillo sobre una superficie inestable, esté expuesto a que se levante el viento,  los anclajes no estén bien puestos, lo maneje gente con escasos conocimientos, a que subiera alguien con tacones el día anterior, o que haya irregularidades con la licencia o los seguros…

Imagen del castillo hinchable accidentado en Leganés. (EMERGENCIAS 112)