¿Cómo es Pokemon Go para niños pequeños?

juliaProbablemente la mayoría estéis muy hartos de oír hablar de Pokemon Go, llevamos gran parte del verano bombardeados a contenidos sobre el tema, cuando no rodeados de jugadores con mayor o menor grado de implicación. Por eso mi intención inicial de escribir al respecto, impulsada en parte porque algunos me han preguntado sobre si lo veía apto, incluso recomendable para niños pequeños, se entibió.

Al final he decidido publicar este post por si a alguien le resulta interesante mi impresión de este juego respecto a su uso por parte de niños como mi hija. La perspectiva de una madre que hace ya muchos años, cuando era una periodista veinteañera, escribía de ocio electrónico, que jugó bastante (también a las primeras entregas de Pokemon en GameBoy Advance) y que no tiene prejuicios respecto a los videojuegos como forma de ocio.

Lo instalé en julio en mi móvil. No lo hice porque Julia lo hubiera pedido, fue una cuestión de interés informativo mío, también de simple curiosidad. A Julia le gustó desde el principio, despertando su interés por ver los dibujos inspirados en estos bichos de Nintendo. Aunque sin enganches, durante tres semanas en agosto ni lo olió. Y el resto del tiempo es un entretenimiento más entre muchos otros.

* Vamos con las ventajas que he encontrado…

La primera y más importante es que anima a caminar, a pasear. Jamás ha sido tan fácil salir con Julia a recorrer todo tipo de parajes. El paseo por el paseo no suele interesar a los niños de su edad, pero este verano he visto a muchos de cacería de la mano de sus padres. Los pokemons aparecen cuando recorres distintos lugares. Lo que en los videojuegos clásicos de Pokemon consistía en patear digitalmente los mundos que se te mostraban en pocos pixeles, ahora es el mundo real. Cuanto más se varíen zonas y lugares, más variedad de pokemons podremos cazar. Y no sólo se camina para encontrar pokemons que cazar, también sirve para eclosionar huevos de los que saldrán pokemons-sorpresa en plan huevo Kinder y para encontrar pokeparadas en las que conseguir objetos y gimnasios en los que batirse en duelos sin sangre ni muertos. Invita incluso a hacer turismo y nos descubre rincones de nuestras ciudades a los que no habíamos prestado atención, con el juego hemos descubierto el nombre de esculturas que estábamos hartos de ver, placas con información histórica o, sobre todo, ejemplos de arte urbano.

Vinculado a lo que os comentaba de los gimnasios, es un juego completamente blanco. No hay muertos, ni sangre. Las peleas son lo más suaves que se pueda imaginar. Tampoco hay violencia verbal, desigualdad hacia la mujer o sexo. En ese sentido no hay el menor miedo. Los protagonistas son unos animalitos muy cucos que encuentras o salen de huevos aparentemente por generación espontánea completamente asexuados salvo en un par de casos, que para lo que les sirve…

No entraña dificultad, sino perseverancia. Adultos, adolescentes y niños están igualados. Al menos por la edad, por qué hay muchos motivos de desigualdad que explico abajo.

Anima a leer a esos niños que se están empezando a hacerlo. No solo los contenidos del juego, que te describe pokemons y sus características, también buscando contenidos relacionados. Julia estuvo este verano leyendo de principio a fin una guía impresa sobre Pokemon Go que compramos junto a la playa y en tiempo récord. También las hay muy completas en Internet. Hace muy poco hemos instalado en un simulador una de las versiones vetustas, Pokemon Rojo Fuego, con la que os aseguro que hay que leer bastante.

En cierto sentido es como la colección de cromos de todo la vida, con la que se ejercita la memoria, pero más barata. De hecho completamente gratis si no pagamos por los objetos del juego. Está el inconveniente, eso sí, de no poder intercambiar pokemons, que es parte fundamental en cualquier colección de cromos. No obstante parece que los desarrolladores están trabajando para solventarlo.

No hay chat ni los peligros que conlleva. El juego invita a hablar con otros niños que también lo estén jugando y comparar los pokemons que se tienen, pero en la vida real. Primos, amigos… No hay opción de contactar con desconocidos y hablar con ellos como en juegos tipo Clash of Clans. Los desconocidos con los que puedas acabar hablando serán otros jugadores que encuentres a tu lado en pokeparadas o gimnasios. Con mi hija eso no entraña riesgos porque nunca está sola en la calle.

Y como cualquier objeto de interés de los niños puede ser motivador o justo lo contrario. Conozco algunos padres que lo usan a modo de castigo/recompensa. También como entretenimiento en los tiempos de espera que para los pequeños son aún más tediosos o para ayudarles a estar menos nerviosos, por ejemplo antes de pasar con el pediatra.

Ahí lo dejo.

Bueno. Me dejaba algo. También sirve para desconcertar a los abuelos y echarse unas risas.

image

* Posibles inconvenientes

El enganche, está claro. Hay niños a los que les resulta más fácil caer en el exceso, pero es responsabilidad de los padres controlarlo. En nuestro caso ese problema no se da. El juego está en mi móvil. Si yo no estoy, no hay posibilidad de juego. Julia lo tiene instalado en su tablet, pero como no tiene datos y no puede salir de casa se aburre a los pocos minutos. Eso ya limita bastante el tema, aunque que usen el móvil de los padres tiene como inconveniente no disponer de tu móvil en ocasiones y que se pulan la batería y/o los datos.

Hay grandes desigualdades para los jugadores en función del lugar en el que vivan. Es un juego eminentemente urbano. Las grandes ciudades están mucho mejor surtidas de pokemons, pokeparadas y gimnasios que las zonas rurales. Si hay mucho monumento o lugar de interés, mejor aún. Y el colmo ya es que tenga distintos tipos de hábitats. Gijón, por ejemplo, es maravillosa. En un paseo de una hora pasas por mar, roca, parques, sitios relevantes… con pokeparadas a cada paso. Así es fácil lograr objetos, pokemons, evolucionarlos, subir de nivel, etc. Y aquellos que tengan la suerte de enganchar una pokeparada desde su salón también parten con ventaja. Eso hace que para muchos jugadores los gimnasios sean inalcanzables, ni se planteen entrar a pelear.

Según las circunstancias personales de cada cual puede acabar siendo monótono. Sin amiguitos con los que comparar pokemons capturados y en una ciudad con poca chicha, el juego se agota pronto.

Para manejarlo sí, pero para sacarle todo el provecho no es especialmente intuitivo. Los niños pequeños van a necesitar que les expliquen el modo de exprimirlo y los trucos y estrategias. Eso implica que los padres hagamos el esfuerzo de enterarnos.

Ya lo comenté antes: no se pueden intercambiar, no se puede entrenar a tus pokemons con tus amigos salvo que estés ante un gimnasio libre. Es demasiado estanco en ese sentido. La forma de mejorar pokemons también es limitada. En ese sentido la jugabilidad de los títulos clásicos para las distintas con colas portátiles de Nintendo era mucho mejor.

Necesita buenos móviles con buenas tarifas de datos, algo que los niños pequeños no suelen tener. En el mío sin ir más lejos, de gama media, la realidad aumentada funciona regular, es imposible ver a los pokemons en nuestro mundo para hacerles esas fotos que tanto hemos visto de pokemons en la taza del váter o cabalgando al perro. Todos los niños que conozco en mi entorno que juegan, entre los seis y los nueve años, lo tienen en el móvil de alguno de sus padres. Si hay dos hermanos, pues uno en el de cada progenitor. Puede ser fuente conflictos y desigualdades. Si hay más niños que móviles en manos de adultos desconozco qué harán la verdad.

Vinculado a lo anterior, devora la batería, nuestra batería. Y nos podemos encontrar con que somos los adultos los que acabamos caminando con el móvil en la mano camino al trabajo para capturar pokemons para nuestros hijos. «Papá, a ver si camino al trabajo me encuentra un Ponyta, que solo me queda capturar uno para evolucionarlo a Rapidash».

Es posible que sea más interesante para los niños algo más mayores, que pueden salir a pasear solos o en pandilla por la calle. Eso sí, también es má peligroso. Julia sabe que tiene que ir de mi mano y siempre está conmigo. A los que vuelan solos conviene darles instrucciones claras de usarlo con seguridad, en qué sitios no meterse y de tener cuidado con entablar conversaciones con desconocidos. Poniendo un cebo en una pokeparada no sólo se atraen pokemons, es fácil que aparezcan preadolescentes y adolescentes con el móvil en la mano.

Con un poco de paciencia y con pokeparadas a mano no es preciso gastarse dinero para comprar objetos, pero también conviene dejárselo claro a nuestros hijos. «Eso cuesta dinero de verdad y no se toca». También os digo que yo soy de la idea de gastar un poquito si el juego nos está proporcionando un buen entretenimiento, sobre todo en casos como este que no incluyen publicidad y es realmente gratuito, salvo por el consumo de datos.

Y a continuación la opinión de otros padres, alguno como Víctor que sabe bien de lo que habla cuando habla de juegos. Estáis invitados a dejar las vuestras.

Almudena: me sirvió para sacarles a pasear sin protestas. Es entretenido. Aunque seguro que en Gijón mola aún mas

Alicia: Sí, nos sirve para hacer ejercicios juntos con cuidado. Además mi hijo con TEA lo utiliza para «sociabilizar», ya que es una forma de estar con chicos y tener intereses comunes. 😉 Usado de manera responsable sí tiene beneficios

Deldy: Afortunadamente socializa y sale cada día sin ayuda de las tecnologías que en su día le ayudaron a comunicarse. Con buen uso y con un fin estoy de acuerdo pero como toda moda ya pasará

Rocío: Yo he conseguido salir a andar con mi hijo

Historias de Pitufines. En casa son todos Pokémon Go-fans, bajan a las Pokémon Paradas , buscan, pasean, corren…. es increíble lo que ha conseguido este juego

Marta: Pokémon go ha cumplido el sueño de mi hijo de 12 años. No puede ser más feliz!!! Y yo con él, pues andamos todas las mañanas más de dos horas…

Taitai en apuros: Yo me resisto a bajarlo por miedo a que me secuestren mi móvil

Víctor. La faceta «tienes que andar 10 kilómetros a menos de 10 Km/h (para que no valga el coche) para incubar un huevo de un pokémon especial», me parece guay. El problema es que está mal optimizado el uso de la aplicación (tienes que tener el móvil encendido, lo que hace que se gaste la batería. Es una aplicación muy exigente con el jugador, que debe estar pendiente mucho tiempo y hacer muchas cosas en muchos sitios para poder avanzar. Y no tiene mucho sentido pedir a los críos que tengan que ir por la vida con móviles (de los caros, no todos valen) encendidos y paseando con ellos bien a la vista por diferentes zonas de la ciudad. En general, todo ello, experiencia propia mediante, genera problemas con baterías, con situaciones en los que los críos se ven demasiado absortos o en los que no entienden el motivo por el que no pueden jugar libremente como lo harían con un título más estático. Por lo demás, ha sido un poco decepcionante encontrar en plenas vacaciones que ciertas zonas más turísticas estuviesen despobladas. La situación de las pokeparadas es bastante injusta con ciertos núcleos urbanos frente a otros. El otro día recogí bolas en al menos 10 pokeparadas de La Gran Vía mientras que en mi propia población sólo tenemos una. Y en mis vacaciones, como digo, muy poco fuera de cuatro ciudades extremadamente turísticas.

6 comentarios

  1. Dice ser Jaime D.

    Estos son los padres que luego dejan a sus hijos pequeños delante de un navegador con acceso a internet y sin supervisión.
    Luego vienen a quejarse de que youtube o otras plataformas que en principio no son para niños no estan adecuadas para niños.
    El tipo de padres que se queda viendo a belén esteban en sálvame mientras sus hijos están navegando por internet encontrando a saber que y que de hecho piensa que por estar bajo el mismo techo está pasando tiempo con sus hijos.
    El tipo de padres que creen que si su hijo está entretenido y no molesta está siendo buen padre/madre.
    Los típicos padres que al marido le da por trabajar porque «es un hombre y tiene que traer dinero a casa» y la madre también porque «es una mujer moderna y no es ama de casa», por tanto si tienen que estar una o dos horas solos en casa los niños tampoco van a hacer escándalo.
    He visto tanta hipocresía ya… Y de verdad, no me molesta, cada cual se atiene a lo que hace pero dejad de pagar vuestra irresponsabilidad con otros.

    11 septiembre 2016 | 10:26

  2. Los amigos de mi hija (14, 20 años) se han recorrido caminos rurales, hasta 10km con la bici , en busca de una pokeparada o un «bicho» de esos, como ejercicio genial, pero si vas pendiente del móvil puedes no mirar el camino. En nuestro caso, por los caminos no suele pasar nadie, no es lo mismo si es carretera, o hay semáforos…
    Hace unos días en el retiro, no se podía ni andar de la cantidad de «pokemistas» que rodeaban el lago, en Madrid parece ser que no hay otro sitio de agua.
    Para mi, los problemas de los pokemon crecen con la edad de los jugadores, tu hija va contigo, como es normal, pero a los 16 ya no me dejan ir, evidentemente

    11 septiembre 2016 | 16:04

  3. Dice ser Latiendapokemon

    Después de unos meses de uso Pokémon GO sigue siendo el juego que más utilizan en mi móvil mis hijas. Es un juego que mantiene entretenida cuando vamos al campo o a pasear por la ciudad, en un ámbito donde a veces es difícil encontrar juegos que no tengan violencia… Buen artículo!

    07 noviembre 2016 | 23:01

  4. Dice ser Sofia

    Yo juego con mi nene de 4 años y lo pasamos genial, como todo es ponerle límites, pero aprende a tener paciencia y «trabajarselo» para tener pokemon fuertes, todo depende de cómo lo lleves y lo que le enseñes con ello.

    29 noviembre 2016 | 21:27

  5. Dice ser emerson

    un juego para móviles que está enloqueciendo al mundo entero.
    http://www.ups.edu.ec/

    17 febrero 2017 | 03:40

  6. Dice ser Andronly

    Pues está chulo…

    10 septiembre 2018 | 00:54

Los comentarios están cerrados.