‘Zootropolis’: conejita astuta, película inteligente

imageHay ocasiones en las que niños y adultos salimos entusiasmados por igual del cine, Zootropolis es una de esas películas que contentan a todos.

La última oferta de Disney, de los creadores de Frozen, Big Hero 6 y Rompe Ralph, es compleja, inteligente y al mismo tiempo atractiva y ágil para niños a partir de unos cinco años. Una genial traslación a animación de lo mejor de las clásicas buddy movies, en las que una pareja de policías chocan y casan al mismo tiempo mientras tienen sue llegar a cabo una investigación al mismo tiempo.

Judy es la primera conejita que logra ser policía a base de tesón y ánimo en Zootropolis, la gran urbe por excelencia de un mundo en el que los animales evolucionaron hasta acabar domando sus instintos naturales, se cubren con ropas, trabajan, tienes clubs naturistas, se hacen selfies y conviven en armonía. Una armonía que no es perfecta, en la que hay delitos, se arrastra la fama que tenía en origen tu especie y se presupone que el trabajo de policía es para los animales más grandes y fuertes.

Nick es un zorro, considerado astuto y ladino como todos los de su especie, que sobrevive en la ciudad con chanchullos y pequeños timos. Por una carambola acabará siendo a su pesar compañero de Judy en la búsqueda contrarreloj de una nutria desaparecida, tras la que se encuentra una amenaza para Zootropolis mayor de lo que se pensaba.

Disney tiene una tradición de zorros carismáticos a la que Nick hace justicia. Podría ser el tataranieto de su versión de Robin Hood , (la mejor que se ha hecho nunca en cine a mi juicio), que hasta de verde me lo han puesto. También de Tod, la mitad del canto a la amistad que es Tod y Toby. Y si Nick es un personaje delicioso, en el que brilla el reflejo del mejor Han Solo, del arquetipo del canalla encantador, Judy es todo un hallazgo: una protagonista femenina decidida, íntegra, fuerte, con un foco claro y dispuesta a conseguir su sueño por muchas zancadillas que le pongan. Hay que agradecer a Disney que esté dando a las niñas modelos como Judy o como Rey, volviendo de nuevo a Star Wars.
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Pese a que la química entre dos personajes tan bien conseguidos salta a la vista, no esperéis contenido romántico por ninguna parte. Lo que sí hay es un hermoso discurso a favor de la integración, de la riqueza que aporta la diversidad, de buscar nuestras similitudes y no nuestras diferencias, de no prejuzgar a los demás a la ligera, de no aceptar que nuestro destino o el lugar en el que nazcamos u ocupemos en la sociedad puede limitarnos. No es nada edulcorado y encaja perfectamente con el argumento; en demasiados casos el obligado mensaje de las películas de animación aparte metido a calzador.

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La animación está al servicio de la historia, que es ágil y bien cerrada. Y pese a que he perdido la cuenta de los guiños que nos decía a los adultos, estoy segura de que un segundo visionario me haría percatarme de muchos más. Haced como Judy con Nick y no la dejéis escapar (te entiendo Judy, ¿cómo resistirse a un pelirrojo con carisma?).

En conclusión Zootropolis (Zootopia en muchos países) es una delicia, original en el universo Disney, que deja con un estupendo sabor de boca que compensa el desencanto de la anterior cinta de Pixar, la irregular El viaje de Arlo. La siguiente cita llegará en junio con Buscando a Dory y, unos meses más tarde, con la nueva princesa Moana. Veremos qué nos deparan.

Para finalizar os dejo con uno de esos muchos guiños: la cantante estrella de Zootropolis es Gazelle, a la que interpreta Shakira con una canción que los niños que estaban en la sala acompañaron dando palmas al final de la película.

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