¿Cómo explicar el horror a un niño?

«¿Cómo explicar el horror a un niño?», me decía una amiga cuya hija mayor era un bebé el 11-M y que desde que nació hasta este viernes ha visto ya demasiados ejemplos del terror que los seres humanos nos causamos los unos a los otros. «¿Cómo les explicamos el sinsentido?» me decía, pidiendo que escribiera un post al respecto.

Amplío su pregunta. ¿Cómo explicar algo que uno mismo es incapaz de abarcar, de comprender?

El viernes por la noche estábamos en Soria, en una casa rural con otras tres familia con niños pequeños y la cobertura justa. En cuanto recibí el SMS con la alerta informativa avisé a los adultos que estaban allí conmigo, y entre todos fuimos siguiendo los acontecimientos cómo pudimos. «Dicen que al menos 20 muertos». «Al menos cuarenta». «Hay rehenes en una sala de conciertos». «Han evacuado a Hollande».

Aquella noche los niños jugaban felices y ajenos a lo que sucedía en Francia, sin preguntar. La mayoría tienen unos seis años, que es pronto aun para que vean interrumpidos sus juegos por la actualidad.

El sábado Julia me escuchó hablar del tema y una palabra captó su atención: París. ¿Muertos en París? ¿Papá y mamá preocupados por algo que sucede en París? Ella ha estado con nosotros allí, tomándose un sándwich en las Tulllerías, diciendo bonjour y merci, cruzando los puentes sobre el Sena. París para ella es el castillo de Aurora en Disney, es una ciudad muy grande en Francia, país que ha sido nuestro destino dos años seguidos en las vacaciones de agosto.

Y ahí sí, ahí preguntó: «¿Qué ha pasado en París?».

No soy ninguna experta sobre lo que hacer en estos casos, solo os puedo contar lo que yo creo, lo que yo hago, que es contestar con la verdad más plana, sincera y sencilla cuando ella muestra interés por saber. «Unos terroristas han matado mucha gente inocente, que estaba pasándolo bien en la calle y en una sala de fiestas, y han herido a muchas otras personas».

Entonces llegó la segunda pregunta: «¿qué es un terrorista?». «Lo llaman así porque es una persona que siembra el terror matando». La tercera: «¿Por qué han matado a tanta gente?». «Está muy equivocados, creen que tienen que hacerlo porque son sus enemigos, pero no es verdad». Y la cuarta: «¿y qué va a pasar ahora?». «Van a perseguir a los que se hayan escapado y a intentar que no vuelva a suceder», contesté.

Julia se dio por satisfecha y volvió a jugar, dejándome a mí pensando en que realmente no sabía que iba a pasar, aunque intuía una escalada de violencia en forma de bombardeos y más atentados que si va in crescendo solo puede conducir a más terror y a borrar naciones enteras del mapa, un mayor cierre de fronteras, mas xenofobia, el tratado de Schengen y el sueño de una Europa abierta (en muchos sentidos) en la cuerda floja, que la Historia del Viejo Continente siempre estuvo llena de sangre y guerras y unas pocas generaciones nos habíamos creído erróneamente a salvo de eso, que me aterra pensar el futuro que  ella se podría encontrar…

Cuatro preguntas, inocentes y certeras: «¿Qué ha pasado en París?», «¿qué es un terrorista?», «¿por qué han matado a tanta gente?», «¿y qué va a pasar ahora?».

No sé cómo explicar el horror a un niño, pero tal vez simplemente deberíamos dejar que ellos nos preguntasen para intentar explicárnoslo nosotros mismos.

GTRES

El País publicó en febrero de 2015, tras el ataque a la redacción de Charlie Hebdo, un tema titulado Cómo contar a un niño que ha habido un atentado, en el que la psicóloga clínica Victoria Noguerol, especializada en problemas de la infancia, explicaba:

“La idea que hay que transmitir es que la mayoría de los eventos que existen en nuestra vida cotidiana no son traumáticos, la mayoría de las personas de las que nos rodeamos son normales y saludables, pero hay un porcentaje mínimo de individuos y circunstancias que se salen de esa normalidad y causan unos niveles de sufrimiento altísimos. Explicar que es un hecho puntual, que es la primera vez que sucede, ayuda. También dar una información que el niño pueda procesar”. Está bien, además, compartir emociones con nuestros hijos “porque eso les da seguridad. Así ven que no son los únicos en sentirse mal: ‘mi papá, que está viendo la tele, también se ha sentido triste con el episodio’. Pero, siempre, añadiendo una respuesta de calma”.

Y evidentemente, hay que utilizar un lenguaje acorde con su edad. No es lo mismo contarle un atentado a un niño de 12 años que a otro de cuatro (en los más pequeños, según los expertos, el impacto de estas escenas puede ser mayor). Tampoco hay que recrearse en las explicaciones: “En el momento en que los niños reciben la mínima información que les tranquilice, que satisface su curiosidad, dejan de demandar más. Ya es suficiente”, añade Noguerol.

Por cierto, el Ministerio de Educación francés ha difundido una guía de dos páginas ilustrada para ayudar a los maestros y a aquellos padres también que lo deseen usar a explicar los ataques terroristas. En él explican por ejemplo que los terroristas son “gente que usa la violencia y el terror para imponer sus ideas” y que “estas personas ultra violentas no tienen nada que ver con la mayoría de los musulmanes, que viven su fe tranquilamente”.

También hay otras explicaciones que tal vez yo no habría dado así: “Los terroristas atacan Francia porque es un país libre, donde todos pueden expresarse y vivir libremente” o que nos pueden dar miedo, “pero los terroristas tienen aún más miedo de la libertad”.

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