#Unoalmes va de fantasmas: ‘La sombra blanca’, de Carlos Fidalgo, y ‘Fantasma’, de Laura Lee Bahr

imageLa última semana de cada mes hay siempre un día en el que me salgo de los temas habituales del blog para recomendar uno de los libros que he leído. La iniciativa, que se llama #UnoAlMes está abierta para que cualquiera que lo desee participe desde su blog (de la temática que sea) y desde sus redes sociales.

Juro que la novela que voy a recomendar hoy no ha sido elegida por la proximidad de Halloween. Pura casualidad.

La sombra blanca, obra del periodista y escritor leonés Carlos Fidalgo y editada por El reino de Cordelia, es una historia de fantasmas ambientada en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

En ella seguimos la pista dejada por pétalos de amapola por un jovencísimo soldado escocés, también a una mujer que camina sobre las tormentosas aguas del Canal de la Mancha, surcadas por hombres camino a los campos de batalla franceses, al dolor y la muerte. Distintas voces se suceden, voces de soldados que caen, se levantan y, en algunos casos, vuelven a caer y se vuelven a levantar.

Aquí tenéis las primeras páginas en PDF. Y a continuación su sinopsis:

Relato de fantasmas, La sombra blanca propone un juego de voces ambientado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Esta historia comienza en un lago invadido por el mar, atraviesa un país movilizado por la guerra y se extiende sobre un laberinto de trincheras, a espaldas de un río que sirve de frontera con un mal sueño. Se narra un misterio; el del soldado escocés Elgin Gairloch, reclutado para combatir en Francia, y cómo volvió a casa después de la última batalla del Somme, fechada en la primavera de 1918. Hay personajes que pierden la voz, soldados ciegos que nunca recuperan la vista, un hospital de puertas cerradas, y un destello fugaz que cruza la ventana de una casa, en una ciudad devorada por el fuego.

Un tono fatalista recorre todo el libro, que es de una gran riqueza poética por mucho que sea prosa. Está escrito en un elegante staccato, semejante a la sucesión de disparos de una ametralladora en una escena de cine mudo.

Es una historia breve, tal vez demasiado porque cuesta despedirse del mundo extraño de muerte, magia y desesperanza al que nos ha transportado. Una lectura perfecta para noches de frío y lluvia, a solas, entre las sábanas y con la luz justa de la mesita de noche.

imageOs hablaba de un rastro de pétalos de amapolas. Cuando estuvimos en Normandía vimos esas flores por todas partes: en los cementerios militares, en los memoriales a los caídos, en lo que habían sido amedrentadoras baterías (la foto que veis está tomada en la batería de Crisbecq). La amapola es la flor que crecía en los campos de batalla tras la Gran Guerra, la flor que pasó a simbolizar a los millones de caídos. El 11 del 11 es el aniversario del armisticio, el poppy day, remembrance day o día de las amapolas en el que se les recuerda. No es algo popular en España, sí en otros países de nuestro entorno.

Un día después, el 12 de noviembre, Carlos Fidalgo presenta este libro en Madrid. Será en la Casa del Libro de la Gran Vía a las 19.30 horas y con el escritor Javier Sierra y el poeta Luis Alberto de Cuenca como padrinos de este libro, que estoy convencida de que hubiera entusiasmado a Lord Byron y Mary Shelley.

imageY aunque el trato sea uno al mes, en esta ocasión al menos voy a mencionar otra historia de fantasmas que leí justo a continuación de La sombra blanca: Fantasma, editada por Orciny Press y mi primera incursión en el género bizarro.

Igual que Byron y Shelley hubieran disfrutado con La sombra blanca, David Lynch también lo haría con este libro pegajoso y desconcertante de la guionista y actriz Laura Lee Bahr.

Inicialmente fue escrito a modo de los libros en los que eliges tu propia aventura, algo que luego se reconstruyó para dar lugar a esta obra para adultos, con giros que nos dejan preguntándonos qué demonios ha pasado, escenas que parecen sueños y personajes caleidoscopios que no son como nos habían presentado.

No hay reglas, ni estructura clásica, ni personajes al uso. A veces ni siquiera sabemos bien si los que nos hablan están vivos o muertos, como la narradora: una chica que no ae sabe cómo murió, pero sí que es un fantasma poco dispuesto a dejar en paz a los que respiran. Lo que hay son muchos cabos sueltos que se atan de maneras insospechadas. Pero nada queda bien atado en este libro experimental, raro, imposible de clarificar. Una obra que no es apta para todos los paladares, sí para aquellos que busquen experiencias lectoras distintas y que disfruten con enanos que bailan tras la muerte de Laura Palmer o cabezas borradoras.

Estos son los anteriores #UnoAlMes:

1 comentario

  1. En esta ocasión.. da miedo leerte.. jejejeje
    Tienen una pinta bárbara los dos libros que comentas aunque me pasa un poco como a tí, después de recorrer la playa de Omaha y visitar el cementerio americano y leer sobre la guerra, el primer libro me toca mucho la fibra..
    Aunque también debo reconocer que no puedo leer novelas de este tipo por la salud de mi corazón, aun recuerdo empezar a leerme «Drácula» en el metro cuando era una jovenzuela y pegarme un susto tremendo porque se abrieron las puertas en una estación y entró un pobre señor que seguro que pensó que yo estaba como una cabra… jejejejeje
    Bss y mil gracias por estar siempre ahí amiga-lectora-impenitente!!

    30 octubre 2015 | 10:44

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