Un amigo buen amigo, nada menos

Conservo en casa un buen montón de cartas escritas de un soldado destinado en los Balcanes. No son cartas de amor. Bueno, tal vez sí, porque ese soldado era el mejor de mis amigos. Cartas de un tiempo en el que Internet aún no marcaba nuestras vidas y que llegaban con fotos, billetes, postales…

image

Conservo en mis álbumes de fotos muchas imágenes impresas de cuando nada era digital en las que él aparece, con nosotros. En el parque de atracciones de Madrid siendo unos adolescentes, en nuestro primer hogar,  en playas y viajes a otros países. ¿Había dicho muchas? Bueno, tal vez no tantas. Nunca le gustó demasiado ponerse ante las cámaras.

Conservo en mi recuerdo muchos buenos momentos creciendo a su lado, conservo sobre todo la seguridad de conocer desde hace más de dos décadas a una persona con la que poder guardar silencios confortables y una confianza inquebrantable. Alguien generoso, con la mano siempre tendida, que no conoce la mezquindad, que nunca ha necesitado hacer de menos a los demás para hacerse él de más.

Un buen amigo. Nada menos.

Hoy celebraremos que ha encontrado una persona con la que compartir su vida, con la que formar una familia, con la que envejecer y a la que amar.

Desde luego es motivo de celebración.

Los comentarios están cerrados.