«Con sólo 15 segundos un niño pequeño puede respirar agua y terminar en el hospital»

a00483957 2493Ya hemos tenido los primeros casos: una niña de cinco años ahogada en una piscina de un complejo hotelero del Sur de Gran Canaria, otro niño en una piscina de Navarra, otro en un parque acuático… Todos los años igual, un goteo constante de dramas venidos de una conjunción de agua, mala suerte y despistes.

Según la OMS, en España cada año entre 70 y 150 personas mueren ahogadas en piscinas, playas, ríos y embalses, y la mayoría de ellas son niños pequeños. En Europa, el ahogamiento es la segunda causa de muerte accidental, después de los accidentes de tráfico, en personas menores de 19 años, y en nuestro país representa el 13% de la mortalidad infantil por lesiones.

Por eso es raro el año que no traigo aquí la necesidad de tener mil ojos y algunas recomendaciones, empezando por la de enseñar a nadar a nuestros hijos cuanto antes. Es algo de lo que soy especialmente consciente porque a Jaime le atrae el agua como el sol a una polilla, y con su autismo no sabe medir riesgos. Por eso desde muy pequeño está acudiendo ininterrumpidamente a natación y ahora, a sus ocho años, se desenvuelve como un pequeño delfín en cualquier piscina. Julia también está recibiendo clases, y aunque le cuesta más bucear (ahora se está soltando con seis años), también se le da bien y le gusta.
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Pero que naden bien, sobre todo Jaime. no quita que haya que seguir vigilándolos en todo momento. El mar o el río son algo a lo que no están tan acostumbrados e incluso en la piscina más segura puede haber accidentes.

Por muchas y diferentes causas, ya sabéis que estoy convencida de que somos los guardianes de nuestros niños.

La Fundación CET 10 es uno de los muchos organismos que está intentando concienciar del peligro de ahogamiento en los niños con la campaña Ningún niño se ahoga, que consta de una charla de prevención y una sesión práctica de salvamento.

«Con sólo 15 segundos un niño pequeño puede respirar agua y terminar en el hospital», aseguraba el experto con seguridad y salvamento acuático Ramsés Martí que ha dado una charla preventiva organizada por la Fundación CET 10 al CEM Maresme de Barcelona.

En esa misma charla explicaban que tres de cada cuatro ahogamientos se producen en piscinas privadas (piscinas unifamiliares y de comunidades de vecinos) y siempre el niño carecía de vigilancia. De hecho se está observando un incremento.

«Es importante la figura del socorrista, pero aún lo es más que el cuidador esté siempre alerta y cerca del niño, por lo que las personas debemos estar aún más concienciadas del peligro que supone el agua», remarcó Ramsés.

El Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia de la Asociación Española de Pediatría (AEP) también ha publicado una serie de recomendaciones para evitar ahogamientos, un accidente en el que los protagonistas suelen ser niños pequeños y adolescentes varones, y recalcan que “entendiendo como vigilancia adecuada cuando la distancia al menor es inferior a la longitud del brazo del cuidador, es decir, tenerlos al alcance”.

En Francia desde 2003 se aplica la Ley Raffarin que obliga a vallar las piscinas privadas, una medida que ha logrado reducir en un 75% este tipo de accidente. Es necesario que las vallas tengan una altura mínima de 1,20m, que no puedan ser escaladas por los niños, que se cierren solas y tengan un cierre de seguridad. También conviene que no se dejen nunca juguetes u otros objetos en el agua que llamen la atención de los niños.

Otro peligro es confiar ciegamente en los utensilios de flotabilidad. En los mismos utensilios se recomienda su utilización siempre bajo la supervisión de un adulto.

Y tampoco hay que fiarse de las pequeñas piscinas hinchables y creer que por ser tan pequeñas no tienen peligro: en Estados Unidos un niño se ahoga cada cinco días en una piscina hinchable según un estudio publicado en la revista Pediatrics. Un 94% las víctimas tenía menos de 5 años y la causa ha había sido un lapsus en la supervisión del niño.

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Otra recomendación es optar por los chalecos salvavidas y evitar el uso de flotadores que se puedan deshinchar.

Asimismo, proponen enseñar a los niños a que no naden sin la supervisión de un adulto y el entrenamiento en maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) tanto para padres como para adolescentes y niños mayores, ya que “la protección cervical adecuada, el tiempo transcurrido desde el ahogamiento y la aplicación precoz de medidas de RCP por personal entrenado resultan cruciales para mejorar el pronóstico en un ahogamiento”.

En el caso de los adolescentes, otro grupo de riesgo, hay dos consejos diferentes: no consumir alcohol, que estaba presente en elevadas dosis en el 25% de los ahogamientos, ni drogas. Y cuidar muy mucho tirarse de cabeza, ya que esta práctica causa más del 70% de todas las lesiones medulares relacionadas con actividades deportivas y recreativas en el agua.

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* Fotos: GTRES

1 comentario

  1. Dice ser WhatsApp

    Interesantes datos, no conocía la mayoría, la verdad que a veces podemos cometer imprudencias por simple ignorancia.

    04 julio 2015 | 15:27

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