Nuestros diez cuentos infantiles favoritos

jaimeleyendoEsta semana esto y escribiendo mucho de libros, de leer, de cuentos… Es lo que corresponde en torno al 23 de abril, el día del libro. Una jornada estupenda para acercarse con nuestros niños a una librería o a una biblioteca para recorrer los estantes en busca de un nuevo tesoro que llevarnos a casa.

Desde qué son bebés Jaime y Julia han estado rodeados de libros, nuestros y suyos. Espero que vernos leer y bañarles en letras sirva para que crezcan disfrutando de la lectura, encontrando en ella un refugio.

Os voy a contar algo curioso. Jaime por su autismo no tiene interés en los juguetes. Haciendo memoria lo cierto es que nunca lo tuvo, incluso cuando era bebé y parecía evolucionar bien, repitiendo palabras y gestos, antes de perder esas capacidades en torno al año y medio. Lo único que siempre le gustó fueron los cuentos. Pasaba las hijas concentrado en los dibujos, feliz. Siguen gustándole. Y no sólo los cuentos, también los álbumes de fotos. En la imagen podéis verle la pasada primavera sentado tranquilamente en una librería, viendo un cuento tras otro.

Sus cuentos favoritos cuando era pequeño eran Todos los besos y Todos los bebés, unos cuentos que su padre y yo nos aprendimos y aún recordamos. Sobre todo el segundo: «el bebé león, es un campeón. El bebé avestruz, del sol ama su luz». Los destrozó de tanto verlos pese a ser bastante resistentes. No importa, no creo que haya mejor destino para un libro de bebé que caer en el campo de batalla de animar a la lectura, mucho mejor que permanecer intacto y olvidado en una estantería.

Para conmemorar el día de hoy he hecho una recopilación con los cuentos infantiles favoritos en casa, nuestros imprescindibles. Los cuentos que más han gustado a Julia y a Jaime, los que siempre quieren, los que se saben de memoria y los primeros en emocionarles hasta las lágrimas.

El primero va a ser ese Todos los bebés que os comentaba. Yo sé lo he regalado a unos cuantos bebés con éxito. Vayamos por el resto:

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Las ciudades de colores, un cuento delicioso, en texto, ilustraciones y proyecto editorial. Cuenta la historia de Iris, una niña de colores que vive en una ciudad terriblemente gris. Tan gris, tan gris, tan gris, que a la pobre Iris, que es de colores, la gente la señala por la calle y le hace sentir fatal.

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la foto-3‘El tesoro de Lilith’, el cuento es alegórico: un pequeño árbol que quiere bailar, correr y vivir aventuras, por lo que acaba convertido en una niña. Una niña que encierra en su interior una capullo que al convertirse en mujer pasará a ser una flor que, regularmente, desprenderá sus pétalos, equiparando las distintas fases por las que pasa el cuerpo de las mujeres con las estaciones del año. En el cuento también aparece el deseo. Son unas mariposas que rondan la flor, que la hacen cosquillear y latir. El cuento es metafórico y delicado, permite con sus árboles, sus flores y sus mariposas explicar de una manera razonablemente detallada cómo son las cosa. Con una visión positiva y fomentando el autoconocimiento, la aceptación y el escuchar a nuestro cuerpo.

Un par de cuentos para perder el miedo a los monstruos Que para mí es como si fueran uno solo:
¿Estás ahí, monstruo? permite perder el miedo a lo desconocido, a lo que apenas se ve, a comprender que la imaginación puede jugarnos malas pasadas si estamos predispuestos a ello. Tiene en cada página unas solapas que no se abren, metes la mano (si te atreves) para tocar las babas del monstruo, sus garras, su pelaje… que en realidad acaban siendo pintura de papá, un buho, conejitos…
Fuera de aquí horrible monstruo verde y con él vemos aparecer rasgo a rasgo a un monstruo que el niño hará desaparecer a grito pelado pasando páginas hasta llegar al final: “¡Y no vuelvas más hasta que lo diga yo!”. Es decir, lo que hace es animar a los pequeños a empoderarse, a aprender a decir no, a enfrentarse y a alejar aquello que no les gusta.

Sí, somos raros, el primer cuento que Julia se aprende de memoria sobre niños que son diferentes, ya sea porque están imantados y atraen todos los objetos metálicos, les crece el pelo a toda velocidad, una nube les persigue por todas partes o al gritar son capaces de derribar edificios. Eso tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, necesitan una pesada bicicleta de madera o usar cubiertos de plástico, tienen que llevar la melena en una mochila, están siempre mojados o no les dejan cantar o gritar gol en el cole. Pero siempre al final aprenden a aceptarse y a encontrar ventajas en sus rarezas.

La vaca gordita narra como una vaca, que solo era un pelín más gordita que las demás, comienza a verse las patas gordas, la barriga gorda y deja de comer hasta convertirse en algo que ya no parece una vaca. Por suerte se da cuenta y vuelve a comer para volver a convertirse en una vaca feliz y saludable. En este mundo en el que es ametrallante la obsesión por la imagen que tenemos, asociada constantemente a la delgadez, es muy importante transmitir a nuestros hijos que se quieran bien, que se gusten, que cuando se miren al espejo aprendan a amar lo que ven. Lograrlo sería un gran triunfo como padres. Y La vaca gordita puede poner un granito de arena. Y granito a granito…

El cazo de Lorenzo, un hermoso cuento de Isabelle Carrier, mujer de Jérôme Ruillier, el autor del también muy recomendable Por Cuatro Esquinitas De Nada sobre la aceptación y la integración. Una metáfora adaptada a los niños, que a mí me sigue conmoviendo cada vez que lo leo.

imageGran Lobo Salvaje ha sido el primer cuento con el que Julia ha llorado. En el arranque del libro el pequeño Tritus es abandonado cruelmente, arrancado de los brazos del niño que lo llevó a su casa y depositado al pie de la carretera. Para Julia primero fueron pucheros, luego un breve llanto sofocado con la almohada. Es el primer libro que le emociona de verdad. Durante cuatro días más seguimos las andanzas del cachorro, que en cada capítulo va encontrando diferentes perros con diferentes historias: el viejo perro que le adopta, el cocker mimado que quiere ver mundo, un perrazo que fue la mano derecha de un pastor y sobrevive asilvestrado, otra perrilla mestiza que viaja con él, la bóxer perdida enamorada de sus dueños y loca por volver con ellos y el perro guardián encadenado. Está escrito con delicadeza, con tino, por alguien que se nota que sabe mucho de los perros y sabe transmitirlo, y transmite muchísimos valores, no solo de respeto a la vida animal, sino de compañerismo, resolución de conflictos personales, compromiso…

¡Qué fastidio ser princesa!. Ser princesa en el reino del quinto pimiento es un fastidio, llevando tacones, faldas, joyas que impiden moverse, sin poder hacer apenas nada salvo esperar al príncipe. Cuando se harta, la princesa protagonista huye para ser pirata, caballera y juglaresa. Probando hasta encontrar la ocupación que la haga feliz.

Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl. Hace pocos meses que Julia y yo nos sumergimos en ese mundo de cascadas de chocolate, pequeños oompa loompas (que en nuestra versión eran pigmeos negros de África, pero lo políticamente correcto obligó en otra más reciente a convertirlos en blancos de Oompalandia) al servicio del genio extravagante de Willy Wonka, de niños que ven demasiada televisión, consiguen todos los caprichos, mascan chicles sin parar, comen sin control o simplemente son tan pobres que sólo pueden permitirse una chocolatina al año.

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6 comentarios

  1. Dice ser Laura

    Buenos días

    Al margen de la selección hecha, creo que hay un detalle que no debería ser pasado por alto: la confusión de los géneros literarios. En el texto se han incluido bajo la denominación de «cuentos»: álbumes ilustrados (como Las ciudades de colores), libros sin narración y con fin didáctico (como Todos los bebés), novelas infantiles-juveniles (como Charlie y la fábrica de chocolate), etc. El cuento es un género particular con sus características propias, al igual que el resto de géneros, no es un cajón de sastre en el que todo lo que suene a «infantil» tiene cabida.

    Si nunca diríamos que Caperucita Roja es una novela, no incurramos en el error de etiquetar como cuento cualquier cosa, es más, no llamemos cuento a aquello que no cuenta nada (ejemplo: libros sobre colores, formas, animales,…). Esto último son libros de imágenes, con un objetivo puramente didáctico y carentes de narrativa.

    No obstante la aclaración, gracias por las sugerencias.

    23 abril 2015 | 09:03

  2. Dice ser Nina

    Es una de las frustraciones que tengo en mi vida. Mi padre era un lector empedernido y yo heredé esa pasión.
    En mi casa ya no caben más libros. He intentado con mis tres hijos que les gustase leer, fracaso total, han leído lo justito que les obligaban en el colegio y nada más. Todos los años en Reyes, han recibido libros adecuados a la edad que tenían en cada momento. Cuando eran pequeños los leía yo con ellos, pero, a medida que se hacían mayores, no los volvían a tocar.
    Ahora lo intento con mis nietos y, de momento, estoy teniendo más éxito que con mis hijos.
    Los libros que recomiendas tienen una pinta estupenda, pero mis nietos son un poco mayores (4 y 9) para ellos.

    23 abril 2015 | 09:27

  3. Dice ser Laura

    Para Nina

    Tus nietos tienen una edad perfecta para algunos de los libros recomendados. Deberías echarles un vistazo antes de rechazarlos. El cazo de Lorenzo puede ser perfecto para un niño/a de cuatro años, y Charlie y la fábrica de chocolate puede encantar a otro/a de nueve. ¿Una buena forma de conseguir que alguien lea? Llevarlo/a a la biblioteca y dejarle elegir, permitiéndole escoger unos textos y descartar otros. O llevarlo/a a una librería y dejarle libertad para seleccionar un libro que forme parte de su biblioteca personal. Por muy recomendado que esté un libro para una edad, si al niño/a no le interesa no habrá nada que hacer. ¿O acaso las personas adultas leemos obras que no nos interesan, solo porque hayan sido catalogadas como para adultos, o alguien nos las haya regalado/sugerido?
    Ánimo en esa aventura de motivar hacia la lectura.

    23 abril 2015 | 17:25

  4. Dice ser Asdf

    Yo en mi niñez tuve la gran suerte de que los libros que me mandaban leer en el colegio eran buenísimos (entre ellos Charlie y la Fábrica) y luego casi toda la colección de barco de vapor, color naranja y color roja.

    Yo a diferencia de Laura, opino que muchas veces lo mejor para que un niño coja el gusto a la lectura es que te vea a ti leer y que los libros que se escojan para el/ella sean siempre buenos, es decir buenas criticas; hay libros que es difícil que no le gusten cuando hay generaciones enteras alabandolos. Ya tendrá tiempo en su vida para equivocarse si escoge algún día uno malo.

    Con respecto a los géneros literarios que has diferenciado pienso que la intención de la blogera es contar en un lenguaje más coloquial los libros que les han gustado a sus hijos. Para los niños todos sus libros son «cuentos», no distinguen nada más ni falta que hace. Lo importante es que lean.

    Aun recuerdo una entrevista que leí, en la que uno de los fundadores de Microsoft decía que sus hijos no tenían ni videojuegos y que sin embargo tenían una biblioteca enorme. Porque sabe perfectamente el valor que los libros tienen.

    Un saludo

    23 abril 2015 | 20:13

  5. Dice ser Laura

    Para Asdf

    Creo que no has entendido mis entradas. En primer lugar, yo he hablado de una buena forma de fomentar la lectura, no he dicho ni mucho menos que sea la única. Por supuesto, que nos vean leer y que leamos (a cualquier edad) es otra magnífica manera de promover el hábito lector. Del mismo modo, la calidad literaria es muy importante, pero el discernirla no es algo innato, hay que aprenderlo. Y que un libro tenga buenas críticas no tiene por qué significar automáticamente que sea de calidad (cuestiones de mercado, publicidad y demás pueden encumbrar un pésimo texto). Para aprender a distinguir un libro bueno de uno malo hay que tener opciones de conocer muchos, y, cómo no, de equivocarse en la elección (de ahí las visitas a bibliotecas y librerías). Por otra parte, no he dicho que un libro deba ser rechazado solo por ser una recomendación. Si lees el inicio de la entrada dirigida a Nina verás que le comento que algunas de las sugerencias de la bloguera son muy convenientes para sus nietos. No obstante, sinceramente, que muchos niños/as hayan leído los libros de, por ejemplo, Gerónimo Stilton o Kika Superbruja, no aporta a tales obras un matiz de calidad.
    Por último, disiento en que es irrelevante la distinción de los géneros. No he cuestionado la intención de la bloguera, y puedo entenderla. Pero una cosa no quita la otra. Lo siento, pero un poema no es una novela, y eso es algo que cualquiera con un mínimo de cultura debería saber.

    Un saludo.

    Para más información sobre los cuentos, te recomiendo leer: Morfología del cuento, de Vladimir Propp.

    23 abril 2015 | 23:20

  6. Dice ser Asdf

    Gracias por la recomendación Laura, no te tomes mi comentario como un ataque por favor, solo era una critica a tus recomendaciones. Simplemente y a la vista de la corta edad de los niños pienso que es mejor fomentar su aficion por la lectura que «culturizarles» para distinguir géneros literarios.

    Un saludo.

    24 abril 2015 | 14:47

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