¿Qué tendrá la cama de papá y mamá?

¿Qué tendrá? Puede que las sábanas sean iguales, incluso el tamaño. Es posible incluso que ni siquiera estén papá y mamá dentro. Pero está claro que la cama de papá y mamá tiene algo especial.

Julia y Jaime son niños de bien dormir. Madrugan todos los días, incluyendo fines de semana, pero no se despiertan en plena noche. Las pesadillas son algo desconocido en casa. No son de venir de madrugada buscando nuestro consuelo y compañía.

Eso sí, por las noches les gusta hacer alguna incursión entre nuestras sábanas antes de acabar arropados por las suyas.

«¿Puedes leerme el cuento hoy en tu cama, mami?», pregunta con frecuencia Julia. Y se lo leo o lo leemos entre ambas, luego cantamos y allí la dejo buscando el sueño. Más tarde habrá que trasladar el peso caliente de sus veinte kilos justos.

Jaime no pregunta. Jaime prefiere venir por las mañanas, mientras su hermana aún duerme, a abrazar nuestra almohada en la que aún se nota la calidez de nuestros propios sueños interrumpidos por las obligaciones.

«Será que conserva el olor de papá y mamá», me comenta una amiga. Tal vez. Somos más animales de lo que nos gusta pensar. A mí me gusta pensar que la cama de mamá y papá es para ellos una balsa de seguridad sobre un mar en calma. Nada malo puede pasar en ese pequeño fuerte. Estar allí es sentirse protegido y amado.

¿Cómo negarlo? ¿Por qué negarlo? ¿Para qué negarlo?

Ojalá la cama de papá y mamá conservara siempre esa magia, ojalá siempre pudiera ser de torreón de sueños. Ojalá.

J&J ayer noche.

J&J ayer noche.

16 comentarios

  1. Dice ser eterna primeriza

    Qué empalagosa eres treintañera ya no tanto. Qué suerte que te paguen por esto. Ahora me borras.

    26 noviembre 2014 | 09:25

  2. Dice ser albitaguapa2

    ojala? los niños tienen que crecer y no deberían dormir con sus padres salvo si están enfermos, así salen de tontitos

    26 noviembre 2014 | 09:49

  3. Dice ser marian

    Muy bonito madre reciente, yo también creo que es el olor, lo mismo nos pasa a nosotras con su olorcillo a niños, es el mejor ansiolítico del mercado, barato y sin receta.

    26 noviembre 2014 | 10:20

  4. Dice ser Social

    Pues tampoco veo nada malo en el artículo, para opinar con esa «inquina » que leo en ciertos comentarios. Tiene parte de razón, a los niños pequeños les gusta sentir la presencia de los padres, y eso, se extiende en el momento de dormir. El artículo no habla nada de que duerman toda la noche con los padres, o que se les hagan tontitos….creo que es un artículo inocente, sin más. Ains !!! hay que liberar tensiones, y no «pagarla» con el primero que se nos pone a tiro, y más, sin razón.

    26 noviembre 2014 | 10:43

  5. Dice ser Lola

    A nuestra hija desde que le pusimos «cama grande» comenzó a bajarse y a meterse algunas veces en nuestra cama, cuando se dormía muchas veces el padre la llevaba de nuevo a su habitación, otras veces cuando él se marchaba temprano al trabajo iba y la trasladaba a nuestra cama para que nos hiciéramos mutua compañía.
    Recuerdo con nostalgia una noche en que sentí un ruido y encendí la lamparilla de noche y entonces oí su vocecita que me decía: No te asustes mamá, que soy yo. Era ella que venía con su muñeca preferida a quedarse con nosotros.
    Hoy día es una adulta responsable, no creo que haya nada de malo en que los niños compartan alguna que otra vez la cama con sus padres, llegará el momento en que dejarán de hacerlo por sí mismos.

    26 noviembre 2014 | 10:49

  6. Dice ser Almudena Fer

    Mis hijos tienen casi nueve años. La niña cada noche se va a nuestra cama con su padre a charlar o leer un rato antes de dormir. A veces se queda dormida y cuesta despertarla para que se vaya a la suya, imposible llevarla en brazos dormida con sus 35 kilazos. Ya es muy raro que por la noche se venga a nuestra cama El niño se duerme en su cama, pero todavía se viene a la nuestra algunas noches, sobretodo si tiene un «accidente», que alguno hay aún.

    Y para los que pensáis que con estas cosas se hacen mimados y tontitos, pues deciros que eso no les impide hacerse ellos el desayuno los fines de semana si se levantan temprano, ir solos al colegio desde la parada del autobus, cruzando una calle. Y hacer tortitas o freir un huevo, eso sí, bajo mi supervisión. Unas cosas no tienen que ver con otras.
    Cuando nacieron mis mellizos me trasladé lso tres primeos meses a casa de mis padres y nos dejaron su dormitorio, dormía en su cama… y algo de la magia si que se mantiene. Aunque ya tuviera 40 años. A lo mejor es el olor.

    26 noviembre 2014 | 10:50

  7. Dice ser Gema

    Yo también estoy de acuerdo en que la cama de los papás es mágica, y por supuesto que dar calor y cariño a tus hijos no los vuelve tontos ni dependientes. Sea para practicar colecho, sea para alguna noche esporádica, sea para cuando están malos, sea para contar el cuento antes de acostarse en su cama, sea para perrear los domingos junto a papa y mama antes de desayunar, sea para hablar las tardes de invierno metidos entre las mantas…. y entiendo a MR cuando dice que ojalá no se acabe, y no se refiere a dormir con los padres, se refiere a esos momentos mágicos, yo soy madre, y cuando voy a casa de mis padres sigo yendo a la cama de mi madre por las mañanas a hablar un rato hasta que se despierta la peque, y luego se viene ella a jugar a la cama. En mi casa la cama de mis padres es un sitio de reunión, y al final, hasta mi marido ha acabado sentandose allí a hablar con nosotras

    26 noviembre 2014 | 11:33

  8. Dice ser Almudena Fer

    Por cierto, se me había olvidado. La cama de mis padres los domingos por la mañana se convertía en un barco en el que navegábamos mi padre, mis dos hermanos y yo. Y mi madre un tiburón del que había que huir. Uno de mis mejores recuerdos de infancia

    26 noviembre 2014 | 11:56

  9. Dice ser mari mar

    La cama de papá y mamá, desprende «calor humano»……..y quien de pequeño, no haya buscado consuelo en élla, debería hacérselo mirar.

    26 noviembre 2014 | 12:01

  10. Dice ser Nara

    Yo recuerdo que cuando era pequeña, hasta los 5 años o así, los fines de semana me levantaba temprano y mi padre venía , me llevaba a su cama. Allí me dormía otra vez, quiza desde las 7 hasta las 9. Eso dejaba a mis padres descansar un par de horas más.

    Recuerdo que me gustaba, y cuando nos levantábamos, a jugar con las mantas gigaantes (yo era una pequeñaja). Dejé de pedirlo yo sola, empecé a preferir quedarme en mi cama leyendo o dormir más. No creo que me haya vuelto una adulta menos válida por eso, de hecho lo recuerdo con cariño, y cuando tenga a mis niños probablemente lo haga.

    26 noviembre 2014 | 12:03

  11. un site de cartes adorables que je découvre par hasard et pour mon plus grand plaisir, bravo !!

    26 noviembre 2014 | 12:12

  12. Dice ser SUSANA

    Mis hijos de 3 y 5 años se vienen a mi cama casi todas las noches. Se duermen en su cama, pero conmigo al lado. Les leo cuentos y les hago cosquillas. Duermen estupendamente y no tienen pesadillas, pero les encanta escaparse de noche y acurrucarse con nosotros, en nuestra cama. Debe ser esa magia de la que hablas. Hemos intentado todo para evitarlo. Solemos llevarlos de vuelta, pero a veces estamos tan dormidos que les hacemos hueco.
    Lo mejor es despertarse. Jugamos, cantamos, nos escondemos bajo las sábanas para que papá no nos encuentre…. a mi me encanta. Reconozco que no descanso lo mismo cuando ellos están, pero me levanto mejor.
    Yo misma buscaba a mi madre los fines de semana. Me metia con ella en su cama y me encantaba. Nos despertabamos juntas y charlabamos antes de levantarnos y ponernos en marcha.
    Creo que eso es lo que les gusta a mis peques, el despertarse con nosotros, los juegos y el remoloneo entre las sábanas antes de arrancar el dia.

    26 noviembre 2014 | 13:01

  13. Dice ser marian

    Mi hijo tiene ahora 10 años, desde los 3 meses dormía solo en la cuna de su habitación y nunca vino a nuestra cama ni viceversa, sin embargo desde hace un año soy yo la que me meto en su cama y charlamos hasta quedarnos dormidos, luego a eso de la una de la madrugada me mudo a mi cama; algunos días me dice que ya es mayor para eso, pero soy yo la que necesito su calor, su olor, su conversación y sus risas relajados entre las sábanas.
    Reconozco que es uno de los mejores momentos del día, me siento tranquila, a salvo y muy a gusto, su cercanía es el mejor somnífero que hay y mientras, mi marido duerme acompañado de su radio hasta que vuelvo de «mi terapia»
    Es uno de los mejores placeres.

    26 noviembre 2014 | 13:37

  14. Dice ser clara Alegria

    Pues yo soy de esas madres que «permitieron» a sus hijos dormir con sus papás en la cama grande.

    Y hoy en día que mis hijos son casi adultos, no tienen ningún trauma. Fue una época maravillosa para todos. Si, es cierto que mi marido y yo tuvimos que inventar nuevas formas de hacer «nuestras cositas» de mamás y papás…pero en vez de ser algo negativo, yo creo que reavivó la llama de nuestro matrimonio. ¿Que los peques se van a dar un paseo con los yayos? Pues venga, nosotros a lo nuestro……;) Que los niños están entretenidos jugando en el parquecito, del cual no saben (aun) escaparse? Ven pacá, cordero, un aquí te pillo aquí te mato…..

    ¡Fantasía al poder!

    Para mí, la època de nuestra «cama redonda» fue fantástica, inolvidable y por supuesto, algo que volvería a repetir.

    Y repito, mis dos hijos adolescentes no tienen ningún complejo de Edipo o Electra

    26 noviembre 2014 | 13:59

  15. Dice ser Félix

    El colecho es biológicamente lo normal en nuestra especie, es lo que se ha practicado mayoritariamente durante toda la Historia de la Humanidad, y probablemente en pleno siglo XXI sigue siendo mayoritario en el Mundo. Es lo normal en mamíferos, y más aún en primates. Sus razones tendrá.

    26 noviembre 2014 | 15:59

  16. Dice ser marian

    Supongo que a la hora de dormir igual que a la de comer, cada familia es un mundo y en casa propia cada uno hace lo que quiere y cómo quiere.
    Luego llegan los entendidos: que si el colecho es malo, que si no dar pecho es lo peor, que si comer espárragos por la noche rejuvenece, etc…. estudios que cambian sus resultados según van pasando los años y las modas.
    Es muy simple, que cada uno haga lo que le venga bien y evite juzgar a los demás por venirles mejor lo contrario.
    Y algo muy importante y aconsejable: «No decir nunca, de éste agua no beberé»

    27 noviembre 2014 | 11:25

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