Leer, ver películas y la empatía

Me he encontrado con un viejo post de Lecturalia, un blog que me gusta mucho transitar (absolutamente recomendable si la lectura es uno de vuestros vicios) y del que os quiero traer un fragmento que viene muy al hilo de este blog:

En el artículo que mencionamos de Annie Murphy Paul sobre la neurociencia y la ficción, ésta nos habla de una serie de estudios realizados en colaboración por el departamento de Toronto y especialistas canadienses de la Universidad de York, que demostraban que aquellas personas que leían con frecuencia tenían mayores habilidades para empatizar con los demás, para entenderlos, para ver el mundo desde otras perspectivas. Llegaron a estas conclusiones a través de una serie de pruebas que descartaban que todo esto partiera de que los individuos de naturaleza más empática disfrutaran más de la lectura que otro tipo de individuos: se realizaron pruebas a niños de muy temprana edad, en las que se descubrió que los niños a los que se les leían cuentos de manera habitual desarrollaban de manera mucho más significativa esta cualidad empática (esto también ocurría con los que veían películas, pero no con los que veían programas de televisión, posiblemente porque al ver la televisión a solas los niños no gozaban de una interacción provechosa con sus padres, lo cual da bastante que pensar respecto al valor del diálogo posterior a la lectura, a ese análisis en común que nos ayuda a percibir todo tipo de elementos que antes no habíamos descubierto en el texto, como nos ocurre al leer una crítica bien hecha o al comentar un libro con amigos). Todo esto indicaría que no sólo se trata de la lectura, sino que la exposición a cualquier tipo de narrativa estructurada y de calidad produce seres humanos más comprensivos y tolerantes. Y nada mejor para ello que una buena película o, cómo no, una joya literaria.

No conozco la muestra y el procedimiento del estudio, pero me lo creo a pies juntillas (tendré que preguntarle a mi compi el listo que todo lo sabe de dónde viene esa expresión). Yo fui una lectora voraz de niña, de las que comían con el libro a modo de pantalla sostenido entr el plato y el vaso, y sólo se me ocurren ventajas. Ojalá yo tuviera que pedirles a mis hijos, como me pedían mis padres a mí, que apaguen de una vez la luz y dejen de leer porque hay cole al día siguiente y tienen que descansar.

Algunos de mis viejos cuentos.

Algunos de mis viejos cuentos.

Me encanta leer cuentos a mis hijos. A Jaime son cuentos para niños muy pequeñitos, con Julia de todo tipo, de día y de noche. A veces son libros pensados para primeros lectores que tenemos que lee en dos o tres tandas. Ayer estuvimos en la Fnac por la tarde y leímos al menos diez. Y me enamoré de una versión ilustrada de El principito con el texto íntegro que era una belleza y que creo que ya podríamos leer juntas. En los cuentos no me duele gastar el dinero, yo también estoy descubriendo maravillas, pequeñas obras de arte.

Para Julia el proceso de elegir qué cuento le apetece leer es un momento importante del día. He intentado organizar su habitación para que los vea bien. Y hoy le toca biblioteca en el cole: cada niño elige un cuento para llevar a casa, leer el fin de semana y devolverlo el lunes. Tienen su cuaderno de préstamo y escriben el título que se llevan. Y si no lo devuelven no pueden llevarse otro. El proceso también le gusta y estoy pensando muy seriamente proponer a sus primas instaurar una versión casera y familiar de ese sistema.

Y sí, ver películas también nos gusta, en el cine y en casa con sus palomitas y todo. Y creo que es importante que los padres también las veamos con ellos, que nos fijemos y conozcamos a los personajes y las escenas que les llaman la atención para poder conversar con ellos y que vean que tenemos interés por lo que a ellos les interesa. No basta con sentarse al lado con el móvil en la mano a jugar al Candy Crush.

Y que venga la empatía y todo lo que acompaña al disfrute de las buenas historias.

5 comentarios

  1. Dice ser Carla

    En todas esas actividades se comparten momentos, se crea complicidad entorno a un ciento o una película vivida juntos.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    07 febrero 2014 | 08:41

  2. Dice ser Bego

    Una pregunta, ¿a qué edad se puede empezar a leerles cuentos?

    07 febrero 2014 | 11:01

  3. Dice ser madre reciente

    Hay cuentos para todas las edades Bego, incluso a bebés se les pueden contar, solo que cantando mucho y haciendo ruidos de animales. Los argumentos vendrán más tarde, pero los cuentos ya pueden estar ahí.

    07 febrero 2014 | 15:13

  4. Dice ser educasado

    Con Cristina hemos conseguido ‘pelearnos’ por lo de apagar la luz y dejar de leer gracias a los cuentos de Pupi, de Barco de Vapor. Además es q se parte de risa. Se los recomiendo a todo el mundo

    07 febrero 2014 | 15:44

  5. He recogido el guante que me has lanzado y en mi blog te aguarda un post sobre tu consulta: ¿De dónde proviene la expresión ‘a pies juntillas’? https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/de-donde-proviene-la-expresion-a-pies-juntillas/
    Besos y feliz inicio de semana

    10 febrero 2014 | 09:54

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