Aquellos viejos cuentos de nuestra infancia

Algunos de mis viejos cuentos.

Algunos de mis viejos cuentos.

Os confieso que uno de los pequeños placeres (y son muchos) que he encontrado relacionados con la maternidad viene de la mano de los cuentos. Me gusta investigar qué cuentos pueden gustarnos en casa, descubrirlos por primera vez, leerlos con Julia pegada a mi costado por las noches, descubrir cuáles son sus favoritos y se sabe de memoria, ver cómo empieza a reconocer cada vez más letras…

Me consta que somos muchos los padres que disfrutamos con los cuentos tanto como nuestros hijos.

Pero hoy quería hablar de algo muy concreto que me encanta: redescubrir los cuentos de mi infancia, recordarlos a través de otros ojos infantiles.

En mi familia no somos de conservar cosas, en parte por falta de espacio y en parte porque no tenemos ese gen de urraca que cree que todo puede servir más adelante o coger valor. No guardo ni un solo juguete de cuando era niña, ni ropa, ni muebles, ni álbumes de cromos. Nada salvo los cuentos. Esos están todos. Y son muchos, sobre todo aquellos pensados para las primeras lecturas autónomas en adelante. Los cuentos y los libros eran los regalos que siempre pedía en Reyes y cumpleaños.

En la habitación de Julia hay una estantería llena de los más infantiles. Han permanecido cerrados décadas. Algunos con dibujos olvidados dentro. Y cada vez más sucede que los devolvemos a la vida y descubro de nuevo auténticos tesoros casi olvidados.

Ojalá algún día también pueda compartir su lectura con Jaime.

Y ya adivino que cuando Julia crezca también abriré y volveré a leer otros libros para niños más mayores: Fray Perico y su borrico, El pirata Garrapata y toda la colección de Barco de vapor de colores que tengo, los de elige tu propia aventura, los de Gran Angular y Santillana, las adaptaciones de clásicos infantiles…

También un libro ilustrado de Furia que fue de mi padre y que para mí es tan valioso como cualquier joya familiar. Me hubiera encantado tener más libros de mis padres. Y por eso mismo regalaré la ropa y los juguetes de mis hijos, pero guardaré todos sus cuentos. Por si algún día ellos también tienen a quién leérselos para saborear así su propia infancia de nuevo.

1 comentario

  1. Dice ser Paula

    Yo tengo varios libros de la colección de Cuentos Escogidos en casa de mi madre, y mi hija los trae y los lleva de una casa a la otra. De todas formas, si tengo que elegir prefiero los libros de hoy en día. Me siento más identificada con las historias, con el mensaje, y hay libros con unas ilustraciones preciosas.
    Lo que sí tiene mi hija desde hace unos años es el carnet de la biblioteca. Todo un descubrimiento para ella.

    10 enero 2014 | 19:06

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