La mirada pokemon, día del discapacitado

Una silla de ruedas en la playa (FLICKR / SomosMedicina)

Una silla de ruedas en la playa (FLICKR / SomosMedicina)

Tenía pensado hace ya tiempo escribir sobre sana curiosidad de los niños cuando se encuentran con distintos tipos de discapacidad. Una sana curiosidad que maleamos el tiempo y los adultos. Sobre todo los adultos. Hoy 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, me ha parecido un buen momento.

Me extrañaría que hubiera por ahí algún niño pequeño que no haya preguntado a sus padres porqué ese señor va siempre sentado, esa señora es tan bajita o aquel de allá hace cosas raras. De hecho muchas veces preguntan a voz en grito delante de la persona en cuestión, así que anécdotas las hay a cientos.

Julia lo ha hecho, por supuesto. El otro lado del espejo es Jaime, que ya tiene siete años y sigue con sus estereotipias, vocalizaciones peculiares y comportamientos extraños, cada vez acapara más miradas y más preguntas de niños en parques, colas, restaurantes o parques de bolas.

Desde aquí quiero que quede claro: no hay problema. Dejad que vuestros hijos pregunten. No les alejéis avergonzados. No tengáis miedo de que se acerquen y sacien su curiosidad. La normalización que tanto persigo desde este blog pasa por eso en la calle. No hay problema. Cuanto antes comprendan nuestros niños que hay muchos tipos de personas diferentes y que no pasa nada, mejor. La discapacidad existe, no debería ser invisible. No hay que proteger a los niños de su existencia.

Es cierto que no estáis libres de encontraros con personas con distintos tipos de discapacidad y muy pocas ganas de contestar, incluso que reaccionen de mala manera. Hay gente de todo tipo en todos los colectivos. Pero el problema es de ellos, no es de vuestros niños.

Uno de mis blogs de cabecera desde que lo descubrí es De retrones y hombres. No es la primera vez que os lo cuento y os lo recomiendo. Hoy he querido traerlo aquí de nuevo con dos fragmentos que recogen todo esto.

Pablo Echenique-Robba publicó el pasado mes de marzo un post llamado Sí, voy en silla de ruedas. Puedes mirar. Es un postmuy extenso que merece la pena leer, os dejo solo un párrafo:

Prerrogativa casi exclusiva de los niños, tenemos la mirada «¡Hostiaaaa! !¿Y eso qué es?! ¿Cómo funciona? ¿De dónde ha salido? ¿Cómo encaja en el esquema del universo?», también llamada «mirada Pokemon». Esta mirada parte de un interés genuino, de una inteligencia y una intuición aún no contaminadas por la aspiración imbécil a la «normalidad» que todo lo invade en esta sociedad sin rumbo. Como ejemplo, yo siempre cuento que los niños suelen preguntarles a sus padres cuando me ven «¿Tiene pupa?» Los padres me lanzan una mirada mea culpa y le dicen al niño que se calle, no sea que yo me vaya a enterar. Los padres piensan que sí que «tengo pupa» y que la mirada mea culpa es una respuesta más adecuada que la mirada Pokemon. Piensan que le están enseñando algo al niño, cuando es claramente al revés. Si los padres no me ven, le saco la lengua al niño y le guiño un ojo, para que sepa que, independientemente de lo que digan sus padres, el que tiene razón es él.

Y pocos días antes que Pablo, su colega Raúl Gay también escribió al respecto otro post imprescindible sobre esa mirada pokemon llamado Veo, veo… ¡un retrón!. De nuevo os dejo un fragmento y os invito a leerlo entero.

Los niños miran porque es su deber. Son niños, tienen curiosidad. Si un ascensor de cristal les parece una chulada, ¿qué pensarán al ver a ET con un iPhone? Según su carácter, actúan de diferente forma. Y a cada tipo respondo también de forma diferente:

a) Niño se queda mirando fijamente. Gruño y ladro por lo bajinis, sin que el padre/madre se entere. El crío alucina y gira la cabeza sin saber muy bien lo que ha visto.

b) Niño me mira a escondidas, cuando cree que no le veo. Le saco la lengua y sonrío. Alguno me responde igual. La madre/padre ni se entera y se va contento.

c) Niño pregunta: “Papá, papá, ¿qué le pasa a ese señor?” El padre enrojece y le dice que eso no se pregunta. Algún progenitor ni siquiera responde; el niño, claro, insiste. Todo muy divertido. Hace poco un padre respondió: “Nada, que tiene zapatos grandes”. Y el crío replicó: “Noooo, ¿no ves que no tiene brazos?”. Le faltó decir “que no te enteras…”. No pude evitar reírme.

Una de las situaciones más extrañas la viví en 2007. Estaba en el Centro de Historias de Zaragoza (un lugar de exposiciones y conferencias) con unos compañeros de clase; a lo lejos, unos gitanillos jugaban a la pelota. Me vieron y se acercaron. Sin vergüenza alguna, me rodearon y, curiosos, empezaron a decir: “¡Qué muñeco tan grande! ¿Dónde están los mandos?” Un amigo me salvó de ser desnudado en busca del botón de apagado.

Así que ya sabéis, si algún día os encontráis con Pablo, Raúl o Jaime dejad que miren, dejad que pregunten, dejad que comprendan y dejad que jueguen  juntos si es que les apetece. Les vendrá bien a vuestros hijos, les vendrá bien a los míos, le vendrá bien al mundo que se encuentren cuando crezcan.

 

10 comentarios

  1. Dice ser Carla

    Que lastima perder esa curiosidad y dejarnos llevar por la dictadura de la «normalidad»

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    03 diciembre 2013 | 08:30

  2. Dice ser Mayka

    Ayer en la pista de patinaje , una niña algo mayor que mi hija se le echó encima y la madre la agarró mientras se disculpaba conmigo : «perdona cariño, es que es autista» …
    Mi hija que tiene ya siete años me mira y me dice «Qué es eso de sutista», Autista, le respondo…y no supe seguir.
    Qué le digo…pues le intenté decir que era una niña diferente, que no se relaciona como otros y que tiene dificultades en muchas cosas, pero es una niña como ella.
    No pareció muy conforme, porque esta mañana me ha vuelto a hacer preguntas sobre ella.
    Un niño en silla de ruedas, con muletas y algo más «visible» es quizá y para mi juicio, fácil de explicar pero lo que no se ve, tanto como autismo, retraso madurativo, un discapacidad intelectual…aún cuesta .
    No puedes darle normalidad a lo que no lo tiene pero si intentar hacer ver que hay gente de todo tipo y eso nos hace únicos a cada uno de nosotros

    03 diciembre 2013 | 10:19

  3. Dice ser Eva

    Nuestro sobrino, de 3 años, sabe perfectamente que «el palo» ayuda a su tío a caminar, (secuelas de la EM), pero también sabe que es el primero en tirarse por el suelo a jugar con él. ¿Resultado? » Mi tío favorito anda raro porque estuvo malito, pero ahora está bien y aunque no puede cogerme en brazos, hace muchas cosas más guays».
    Me lo comería a besos. Ojalá todo el mundo tuviese un razonamiento tan sencillo.

    03 diciembre 2013 | 11:17

  4. Dice ser Mamá de I

    Hola Madre reciente.
    Leyendo la frase de Mayka, «Mi hija que tiene ya siete años me mira y me dice “Qué es eso de sutista”, Autista, le respondo…y no supe seguir.», me he dado cuenta que yo tampoco sabría seguir.
    Si no te importa, ¿Cómo le explicaste a Julia el autismo de su hermano?.
    ¿Cómo podemos explicárselo a nuestros hijos con palabras sencillas?
    Gracias de antemano.

    03 diciembre 2013 | 11:42

  5. Totalmente de acuerdo, los míos alguna vez han preguntado, es que es normal, y se lo hemos explicado con total normalidad.
    Además ayuda que en el cole tengan compañeros con alguna discapacidad y amigos también, hace que todo sea lo que es :NORMAL

    03 diciembre 2013 | 11:55

  6. Dice ser JAJA

    Yo no tengo hijos, pero me pongo en el lugar de esos padres que no contestan o miran avergonzados. Y es que puede que haya personas que no les importe que otros hablen de ellos, pero hay otras muchas que si, para las que no sera agradable ver a dos desconocidos hablando de su discapacidad con el delante.

    Y tu dices que eso es problema de ellos, pero yo discrepo, porque el que tu hijo tenga una explicacion en ese preciso momento no tiene por que estar por encima de que esa persona se sienta incomoda. tampoco sabemos como le ha afectado la discapacidad, si es demasiado reciente…

    Explicarles a los ninios lo que le pasa a esa persona de la manera mas realista posible vale, pero intetnando hacerlo con educacion, sin molestar a nadie, y desde luego no dejandoles acercarse a mirar y tocar como si fuera un mono de feria.

    03 diciembre 2013 | 12:12

  7. Dice ser mac

    Mi padre lleva desde que yo tenía tres años en una silla de ruedas. Siempre le ha hecho mucha gracias la curiosidad de los niños y las preguntas del tipo ¿por que ese señor va en carrito?.

    Lo más normal es que el padre le diga al niño «por que probablemente no puede andar», y ya está, a partir de ahí le puede dar mil explicaciones, ya en su casa o según siguen andando…

    Lo más natural del mundo es la curiosidad de un niño, y si está bien educado, como nunca le faltará al respeto a la persona con discapacidad, no hay ningún problema, no hay que sonrojarse.

    Por cierto, si mi padre ve receptivos a los padres, le dice al niño que es que no puede andar y que necesita la silla para desplazarse y les invita a echar una carrera.

    03 diciembre 2013 | 12:28

  8. Dice ser Lidia

    Lo difícil es responder a esos otros padres que te preguntan si a tu hijo le pasa algo. Porque lo ven como un bicho raro y a veces no sé si es mejor explicar o no explicar, porque el problema de explicar es que te etiqueten. Y claro, las etiquetas no siempre son en positivo.

    Mi sobrino tiene un TGD y mi hermana es reacia a hablar de ello con otras personas o con otros padres del colegio. Entiendo su postura porque se ha encontrado con muchas reacciones negativas y con los tipicos enteradillos que te dicen que lo pasa es que está mal criado y te dan su evaluación como si fueran licenciados en Psiquiatría o tuvieran un master Psico-pedagogía.

    Yo tengo claro que hablaría de ello y no lo ocultaría pero entiendo que hay que verse en esa posición para decidir.

    03 diciembre 2013 | 18:22

  9. Dice ser Arantza.

    Lo difícil no es responder a los padres que te preguntan si a tu hijo le pasa algo, bien porque lo ven más infantil o por ciertos comportamientos, yo no tengo ningún problema en hablar con ellos y compartir la experiencia y se muestran muy interesados a decir verdad. Me parece positivo que pregunten, siempre que lo hagan desde el respeto, porque les das herramientas para que se lo expliquen a sus hijos de forma correcta y no acaben con el típico «es que es un niño especial».
    Lo difícil es responder a ciertos padres de tu entorno que te preguntan directamente si tu hijo es retrasado y así se lo transmiten a sus hijos. Otros directamente consideran a tu hijo un consentido o un maleducado, siendo la realidad todo lo contrario a ello. Y los hay como dice el comentario anterior, incluyendo familiares que se atreven a aconsejarte «lo más adecuado para tu hijo» porque vaya educación que le estás dando y hasta ponen en duda que tu hijo necesite un tratamiento farmacológico porque han visto en la tele…
    Yo ante este panorama opto por la omisión, que no es más que ausencia de información, al que pregunta y está interesado comparto, pero al que sólo le mueve el cotilleo paso. No veo la necesidad de ir por ahí comentado lo que mi hijo tiene, ¿¿acaso no es un niño cómo los demás con sus sentimientos y emociones???.
    Otras personas te tienen lástima a ti y al niño.. pobrecito dicen y delante del niño. Y mi hijo que es muy inteligente lo primero que pregunta es por qué soy pobrecito???o especial, o raro..Y yo no quiero que se tenga lástima y no quiero que le vean así, él es un niño que tiene TGD NE de alto funcionamiento, su cerebro funciona diferente y que trabaja a diario para comprender situaciones sociales y emociones que escapan a su entendimiento. Pero es brillante, despierto, divertido, interesante, tiene inquietudes y miedos como muchos niños y niñas y tiene que ser uno más, con una mochila diferente pero uno más al fin y al cabo. Y esta sociedad no lo permite, yo encantada de que los niños pregunten, me parece que utilizan el cerebro muchísimo mejor que los adultos, no hacen asociaciones negativas, ni discriminan, los adultos tendríamos que aprender mucho de ellos e intentar ver a través de los ojos de los niños.

    04 diciembre 2013 | 12:44

  10. Dice ser Inés

    Mi hijo pequeño tiene un compañero de clase que «siempre come puré y batido».
    Me preguntó si era porqueno le gustaba otra comida y le dije que por qué no se lo preguntaba directamente a él (en realidad yo tampoco sabía ponerle nombre al problema).
    La conversación entre ambos me fascinó.
    El otro niño le dijo: «porque no puedo masticar bien» y siguieron jugando como si nada.
    Lo diferente les produce curiosidad, pero lo integran mucho mejor que los adultos.
    Será la mirada pokemon…

    04 diciembre 2013 | 22:12

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