El regalito

El miércoles por la tarde Julia y yo estuvimos la mar de atareadas. Primero fuimos a la peluquería, costó que fuera a arreglarse el flequillo y un poco el corte porque quiere dejarse el pelo largo (como Rapunzel, ya os adelanto que con una melenita corta o medianita se va a tener que conformar, su pelillo liso y fino no da para más). Luego me acompañó a la tintorería y de ahí a hacerse las fotos para el colegio, que ya iba siendo hora de entregarlas.

Justo de camino a casa pasamos por una tienda de la familia de mi santo, la típica papelería de barrio que tiene juguetitos, cuentos… «Vamos a entrar y, si quieres, te compro un cuento para leerlo esta noche».

Una vez dentro me di cuenta de que, en lugar de los cuentos, andaba mirando una vitrina con decenas de muñequitos de plástico con personajes de Disney y de los dibujos animados de televisión.

«¿Mamá, puedes comprarme un muñequito en lugar de un cuento?»

«Claro, elige el que más te guste. Mira, tienen a Tiana, a Pascal, a Rapunzel…» dije señalándole a sus personajes favoritos.

arielSorprendentemente eligió una figura de Ariel, la sirenita. Me extrañó porque no hace ni caso a su película y es una princesa que ni fu ni fa para ella. Le di los tres euros para que pagara, que le encanta, y salió feliz con ella.

La sorpresa vino casi llegando a casa: «seguro que a Nora le encanta, mamá».

«¿A Nora?». Todo encajó entonces. Todas las semanas vienen a casa a jugar una tarde dos niños hijos de unos amigos nuestros, amigos desde el instituto. La niña, un año más pequeña que Julia, es hooligan de Ariel.

«Sí, se la voy a dar de regalito cuando venga mañana a jugar a casa».

Lleva ya tiempo trayendo desde el colegio dibujos que hacen sus amiguitos y que le regalan y ella m consta que hace lo mismo. Peo esto es diferente. Toda una tienda para ti, para elegir el cuento o el juguetito que quieras, y decides renunciar para hacer feliz a otro. Y tiene apenas cuatro años, no está tan lejos la etapa del «mío mío«, aunque ella no la pasó de forma intensa.

Os aseguro que comportamientos así me ilusionan mucho más que cualquier logro académico o avance en autonomía. Y le hice saber lo orgullosa que estaba de ella. Que aprenda a atárselo los zapatos o a reconocer todas las letras no importa que llegue antes o después, pero la buena pasta de la que estamos hechos debería cuidarse aún más tanto en casa como en el colegio.

Por eso también me gustó tanto que en la reunión con sus maestros hicieran hincapié e cosas como que es importante es enseñarles a respetar los dibujos que hacen los demás.

Ya le recordaré cuando sea mayor que el primer regalo que decidió hacer de manera espontánea a alguien, sin que hubiera un día especial para hacerlo, fue a su amiguita Nora.

6 comentarios

  1. Dice ser maribel

    bonita historia

    11 octubre 2013 | 14:11

  2. Dice ser Cris

    Me parece algo precioso y llevas toda la razón del mundo: hay que cuidarlo para que no lo pierdan. A mi hija de cinco años también le encanta hacer dibujos, para sus amigos, para su padre, su hermano o para mi… Esta mañana, sin ir más lejos, ha sacado uno de sus cuentos y me ha dicho que se lo iba a regalar a su amigo Mario (que este año ya no va al cole con ella y llevaban juntos desde la guarde) al que veremos este fin de semana, porque sabe que le encanta Cars. Me encanta.

    11 octubre 2013 | 14:27

  3. Dice ser MARJOSE

    Es maravilloso!

    11 octubre 2013 | 14:39

  4. Dice ser El hijo de Jenny McCarthy

    Pero no era tu hijo el niño con un trastorno, parece por tu relato que tu hija lo tiene también porque dices Os aseguro que comportamientos así me ilusionan mucho más que cualquier logro académico o avance en autonomía. Y le hice saber lo orgullosa que estaba de ella.
    No me aclaro, el regalo lo compra tu hija o tu hijo para su amiga? porque si lo compra tu hijo eso significa que se ha echado novia.

    11 octubre 2013 | 19:38

  5. Dice ser Madre Reciente

    Esta vez la protagonista es Julia 🙂

    11 octubre 2013 | 21:33

  6. Dice ser vivian

    A mi hijo le encanta compartir sus chuches con sus amigos en el parque. A veces le llevo galletas, sugus o cualquier otra cosilla y por repartir a veces se queda sin ello, pero no le importa. Yo le fomento este tipo de actitudes. Hasta entre las madres reparte sus golosinas. Y ha llegado a enfadarse (disgustarse) con otro niño porque se empeña en que le coja una galleta que al otro no le apetece.

    4 años. MR, esto no es educación, esto es que venían así de fábrica. Nuestro único mérito es que les dejamos ser como son.

    14 octubre 2013 | 12:15

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