Barbie: la dicotomía

Invitación PrensaBarbie, la muñeca más famosa del mundo. Importante icono del pasado siglo. Polémica de muchas maneras. Objeto de estudio o inspiración de artistas, feministas, pornógrafos y coleccionistas. Pero ante todo un juguete ya histórico. Barbie en sus múltiples personalidades lleva acompañando a las niñas (y a muchos más niños de los que parece) desde hace generaciones. Mi relación con Barbie es complicada desde pequeña. No fui una niña que jugase con muñecas ni especialmente inclinada la rosa y los vestiditos, pero tuve una Barbie, como todas. Quise y pedí la Barbie Cristal, con un vestido brillante y tornasolado que era lo que prefería de la muñeca. Lo que más me gustaba era meter las piernas de la Barbie por el agujero superior de la lamparita de noche para verlo brillar e iluminar la habitación. Tres noches me duró el experimento antes de que empezara a oler a chamusquina. Barbie se quedó desnuda a partir de entonces. Casi siempre acaban desnudas y despeluchadas. Julia también tiene una Barbie a la que no hace mucho caso. Prefiere los peluches. Lo que sí le encanta de la muñeca de Mattel son sus películas. A ella y a todo niña que pasa por mi casa y se las encuentra (a algún niño también). Están disponibles de manera gratuita en Ono y las ha visto todas. Su favorita es una protagonizada por una mini Barbie llamada Pulgarcita que es un tipo extraño de hada de las flores. En la otra que más le gusta Barbie tiene que acudir al rescate de Ken, secuestrado por un hada malvada que vive en Gloss Angeles, Barbie es ayudada en su misión por el hada de los zapatos y el hada de los bolsos (sí, habéis oído bien). Son películas tan llenas de brillos, corazones, rosas y objetos y actitudes superficiales (con obvios mensajes de amor a la naturaleza y exaltación de la amistad) que cualquier adulto que intente verlas sin perder detalle acabará pidiendo a gritos una sesión de Perros de paja, La naranja mecánica o Psicosis para compensar la experiencia. Pero insisto, a los niños les encanta. Y como no quiero darle más importancia de la que tiene, pues si la piden se la pongo. No quiero rodear a esas películas del atractivo de lo prohibido. Y tengo herramientas suficientes como para compensar su influencia (no, no estoy pensando en poner a Julia ni Perros de paja ni Psicosis, no me refiero a eso). Hace pocos días han sacado nueva película de Barbie (y nueva colección de juguetes relacionados). Es la segunda protagonizada por Barbie mariposa y han procurado insistir en la importancia de leer libros, de no dejarse llevar por los prejuicios, de ofrecer amistad sin pedir nada a cambio. Mensajes que nadie en su sano juicio objetaría, pero tan llenos de unicornios voladores, alitas centelleantes y extrañas mascotas algodonosas que elevan el azúcar en sangre incluso con una sobredosis de insulina encima. Barbie, esa gran dicotomía…

6 comentarios

  1. Dice ser Lina

    La naranja mecánica, si no te importa.

    04 octubre 2013 | 09:35

  2. Dice ser Inés

    Yo siempre quise una Barbie y jamás me la compraron.

    Mis padres eran anti-barbie, anti-vestidos rosas, anti-pelo largo,…. Probablemente pensaban que estaban haciendo lo correcto, pero yo siempre he tenido la necesidad de desquitarme.

    Así que si vuestras hijas (porque reconozcámoslo, es algo que piden más las niñas) os pide una Barbie, un vestido centelleante, unas alas de mariposa o mil maquillajes, por favor, no lo sustituyáis por indios, pistolas, construcciones o coches porque penséis que eso es mejor para ellas.

    04 octubre 2013 | 12:10

  3. Dice ser Lola

    Mi hija también pidió en su momento una Barbie, principalmente porque TODAS sus amiguitas del colegio tenían una, finalmente terminé comprándole esa Barbie Cristal, creo que estaba de oferta, al principio mucho entusiasmo pero terminó relegándola al rincón del olvido. Sin embargo las Barriguitas, tuvo muchísimas, es cierto que a mí me encantaban y siempre que podía le compraba alguno de los tantos complementos que traían, pero tampoco olvidé de comprarle Legos, libros y puzzles.

    04 octubre 2013 | 16:18

  4. Dice ser Cucú

    Pues a mí nunca me gustaron las muñecas. Nunca tuve ni barbie ni chabel. Una Nancy sí, regalo de un familiar lejano que no conocía mis gustos. Así que eso de que «como todas», como ves, no. De pequeña ni yo pedía muñecas, ni mis padres me regalaban. Ni peluches tampoco. Y sin traumas, ni nada que se le parezca. Cuando venían mis amigas a casa, pues jugábamos a otras cosas. A día de hoy siguen sin gustarme ni unas ni otros. Yo era más de puzles y legos. Con ellos me divierto todavía de vez en cuando.

    Lo de la dicotomía es que no lo entiendo, de verdad. No sé qué le puede ver nadie de atractivo ni de divertido a ese tipo de muñecas, que, si no recuerdo mal, ni siquiera se sostienen de pie. Si no fuera una muñeca archivendida y archifamosa, nadie le prestaría atención, hay jueguetes mucho más divertidos en cualquier casa o tienda.

    04 octubre 2013 | 21:36

  5. Dice ser JAJA

    Cucu, respeta los gustos de la gente. Tal vez a ti no te gustasen, pero tienes que reconocer que a la inmensa mayoria de las crias si, por eso la expresion «como todas», que obviamente es una generalizacion.

    05 octubre 2013 | 21:14

  6. Dice ser Mama de I

    ¿Por qué han quitado el enlace de la página principal de 20 minutos.

    06 octubre 2013 | 09:03

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