Por la accesibilidad cognitiva

Aunque aún estamos lejos, se llevan años trabajando para reducir las barreras de los discapacitados físicos y sensoriales. Paso a paso se va avanzando y logrando señales sonoras, visuales, rampas, ascensores adaptados… La sociedad se está concienciando y las administraciones van tomando nota.

No ha sido equivalente por desgracia con las personas con dispacacidad intelectual o del desarrollo. Ellos también necesitan de ayudas que les permitan moverse con mayor libertad en nuestro mundo lleno de trabas para los que no están hechos a su medida.

Hace un año tuve el placer de escuchar en vivo y en directo a Javier Tamarit, un hombre al que da gusto oir y leer. Javier trabaja desde hace 37 años en el mundo de la discapacidad intelectual o del desarrollo, especialmente en el campo de los Trastornos del Espectro de Autismo (TEA).

El mes pasado escribió en el blog de FEAPS
, lugar en el que ahora desarrolla su labor, un texto que me encantaría compartir con vosotros. Se titula «Perdone, ¿me podría decir si ha llegado ya mi hora?».

Aquí lo tenéis:

No es lo que usted está pensando, es que no tengo manera de saber si es mi hora de comer, ni de ir a mis ocupaciones, ni siquiera de saber si es la hora de mi serie favorita de televisión. No le digo ya de saber si es la hora del tren de cercanías que tengo que tomar, o la hora de acabar de estar en el centro de día al que voy. Y mire usted, llega un momento es que es un tanto angustioso no saber si ya es la hora de la comida o si todavía queda mucho, o saber si es momento ya de acabar la jornada o si aún me queda mucho tiempo. Vaya, que imagínese usted que está en una situación en la que no es capaz de saber si son las doce del mediodía y, por lo tanto, de anticipar que aún queda lejos esa hora bendita en la que saldrá de su oficina para ir a su casa, o para quedar con su pareja para ir al cine. Imagínese que piensa que ya son las seis menos cuarto, y que tan sólo le separan quince minutos –incluso trece, doce, once… si araña el reloj–, para gozar de su merecido tiempo libre y de repente le dicen que no, que “qué se cree usted”, que “qué es eso de intentar acabar la jornada cuando aún son las doce y veinte”. Desconcertante ¿verdad?

Pues así es en demasiadas ocasiones la vida de un número significativo de personas que tienen discapacidad intelectual o del desarrollo. El mundo en que vivimos parece pensado sólo para ser usado en plenitud por gente capaz de todo, de leer, de escribir, de entender los sofisticados relojes de hoy en día, de saber reconocer cuándo un símbolo extraño de un triángulo invertido significa el baño de señores y un triángulo normal el de señoras. ¡¡Señores, señoras, reconozcan conmigo que a veces es misión imposible saber dónde se tiene que entrar cuando las ganas aprietan!! Vamos, que estamos en un mundo que a veces da por pensar que o eres poco menos que una persona joven, conocedora de mundo, capaz de moverte con soltura y sortear vallas, socavones y demás gracias típicas de una ciudad o estás condenada a encontrarte barreras por todos los lados. Y claro, afortunadamente ya sabemos que las rampas son importantes, que las señales sonoras que acompañan a algunos semáforos no son un “politono” que graciosamente nos regala el ayuntamiento para amenizarnos el tránsito, que las personas que signan en algunos programas de televisión no están haciendo eso porque formen parte de ningún concurso televisivo de habilidades manuales.

Han sido muchos años de lucha para aminorar barreras físicas, barreras de participación social y comunitaria de las personas con discapacidad física, visual o auditiva. Y esta lucha nos está haciendo a todos mejores personas, construyendo una mejor sociedad que vela por el bienestar y los derechos de todos sus ciudadanos. Incluso hoy en algún programa he visto una iniciativa preciosa de un ayuntamiento de Vizcaya que ha tenido la buena idea de poner huellas en el camino, pintadas, para guiar a los niños a su escuela, fomentando así su autonomía y de paso su autoestima.

Pero cuando hablamos de dificultades de comprensión del entorno, de barreras para entender el espacio y el tiempo nos situamos aún lejos de haber avanzado en lo que es un derecho reconocido de las personas con discapacidad intelectual: la accesibilidad. Afortunadamente entidades como RENFE están comprometidas en su plan estratégico en avanzar en este camino también, incorporando la accesibilidad cognitiva a su estrategia global de accesibilidad. Afortunadamente también empieza a haber experiencias de ayuntamientos pioneros en este sentido, como el de Campo de Criptana o el de Málaga, de hospitales, como en Granada, que promueven sistemas de facilitación de sus instalaciones también para personas con limitaciones en la comprensión del entorno, tanto espacial como temporal. Y, mire usted, piense que esto no es sólo para quien tiene una discapacidad intelectual o del desarrollo. Sin ir más lejos, los textos en fácil lectura, en fácil comprensión, vienen bien a mucha gente: a personas que acaban de venir a nuestro país y aún no controlan bien el idioma, a personas mayores que ya ven mermadas ciertas facultades, a personas que tienen dificultades en la lectura. Vaya, piense si no le vendría bien un prospecto de su medicamento en fácil lectura. Otro ejemplo: con un reloj visual –una barra de color que se va llenando, o vaciando, conforme pasa el tiempo–, es más fácil de entender por todos que queda menos para que llegue el metro, que poner un 4, y luego un 3, y después un 2…

Vuelvo al comienzo, y perdone el rollo que le he largado, pero es que a alguien le tengo que contar esto, porque seguro que llegará el día en que tendré más gente a mi lado para poder reivindicar mi derecho, en fin, ¿me puede indicar si me queda mucho tiempo?… para la hora de la comida, ya me entiende.

8 comentarios

  1. Dice ser Carla

    Con que gestos tan pequeños se puede avanzar en la integración y la accesibilidad cognitiva.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    11 marzo 2012 | 11:36

  2. Dice ser mama de 7

    Esta lucha te atrapa y ya no te suelta.

    Cuando acabas con una cosa, enseguida comienza otra.

    11 marzo 2012 | 17:46

  3. Dice ser Juan

    Me ha encantado el artículo y espero que lo lean muchos responsables políticos y personas que toman decisiones en el día a día en estos aspectos. Aunque, a decir verdad, soy un poco pesimista al comprobar los escasos comentarios en un tema tan interesante y las numerosas intervenciones en otros foros. La educación y formación en estos aspectos deja mucho que desear en nuestro pais y aunque debemos seguir reclamando cambios, en ocasiones la incultura tiene más adeptos.
    Desde luego el código de verificación para enviar este comentario no observa ni lo más mínimo las peticiones del artículo.

    12 marzo 2012 | 11:03

  4. Dice ser Paloma

    Los que nos dedicamos a trabajar y disfrutar con las personas con algún tipo de discapacidad podemos agradecer que maestros como J. Tamarit nos vuelvan a hacer reflexionar con su visión clara, práctica y sensata de la realidad.

    12 marzo 2012 | 12:09

  5. Dice ser isabel

    Solo te das cuenta de las dificultades que palntea el dia a dia cuando te afectan directamente a ti o a los que quieres.Cuando tuve a mi primer hijo me di cuenta de lo dificil que es circular con un carrito : se supone que hay ascensor para acceder al metro pero no funciona, estacionan un coche en medio de la acera te encaras con el conductor y aun te insulta , no puedes entrar en un baño con el carrito o no hay cambiador…. pero mi hijo llegaria a un punto que andaria , cuanta gente se ha de adaptar a lo que hay porque asi ha de vivir…

    Tengo un familiar directo con alzeheimer que va ya marcha atras y se va convirtiendo en bebe ….A pesar de la gran divulgacion que ha hoy en dia de la enfermedad faltan ayudas para los familiares , para que puedan tener algo de tiempo….Hay centros de dia pero no siempre hay plazas.Se de unas pulseras que facilita cruz roja para poderlos seguir si se escapana porque a veces pasa y la angustia es la misma que si pierdes un niño de 2 años…Es mi tia
    El pasado puente de la purisima estuve en Andorra y en la capital en los semaforoso ponian cuanto tiempo faltaba para que se pusiera en rojo…

    Lo encontr super acertado porque segun con quien pasas te encuentras alli enmedio y los coches empiezan a apasar .

    Asi puedes decir dejarlo pasar o decidirte a andar…

    12 marzo 2012 | 12:58

  6. Dice ser Una madre

    Qué razón tienes Juan…

    Me considero una persona con bastante empatía, pero aún así he de reconocer que antes de descubrir los problemas de mi hijo tampoco me interesaba lo suficiente por estos temas…. Así somos las personas…

    12 marzo 2012 | 13:26

  7. Dice ser mama de 7

    Isabel, en Getafe (Madrid) también hay esos semáforos. Ojala se terminen poniendo en todos los sitios.

    12 marzo 2012 | 21:20

  8. Hacen falta más medios y recursos. Los hay humanos, pero escasean los económicos. Y por desgracia no creo que vaya a cambiar.

    13 marzo 2012 | 11:56

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