Imagino que nos sucede a todos. Una vez has regresado a tus escenarios habituales parece que las vacaciones fueron un sueño de pocos días. Nosotros estamos ahora en esa situación. Pero los quince días que pasamos al pie de las playas de Vera, en Almería, fueron muy reales y los disfrutamos enormemente. Han sido con toda seguridad las vacaciones familiares que mejor nos han sentado.
La zona a la que fuimos es muy tranquila incluso en agosto. Es fácil circular y aparcar cerca de dónde vas, no hay tiempos de espera ni colas, nada está masificado. Y la pequeñas urbanización a la que fuimos, en la que apenas media docena de sus treinta viviendas estaban ocupadas, era nuestro oasis de paz particular. El piso, de dos habitaciones, era acogedor y no le faltaba de nada. Y teníamos bajando unas pocas escaleras dos piscinas de agua caldeadita a nuestra disposición, una infantil y otra para adultos. Pocas veces coincidimos con alguien en la piscina.
Esa tranquilidad es algo que nos facilita la vida mucho con niños pequeños, pero sobre todo cuando un niño tiene autismo.
Nuestras jornadas han transcurrido de la siguiente manera: desayuno, piscina, pequeña excursión para hacer la compra (salvo en dos días, siempre hemos comido y cenado en casa) o tomar una clarita en el chiringuito, regreso a casa para comer (si se volvía pronto, con piscina previa), megasiesta conjunta, merienda, piscina, excursión/paseo a algún pueblo próximo (Bédar, Garrucha, Mojácar, Vera, Níjar..) o paseo por la playa, vuelta a casa para cenar, niños dormidos y un rato para que mi santo y yo jugásemos una partida a algún eurogame y nos viésemos antes de dormir un episodio de Boardwalk Empire o Los Tudor.
El tiempo nos ha acompañado. El día que más calor hizo fueron 30 grados. En Madrid ha hecho mucho más calor.
Ha habido tres salidas de la norma que a los niños les encantaron.
Una fue una excursión al poblado del oeste, el minihollywood, parque temático Oasys o como quiera llamarse. El parque que mi santo recordaba de su propia infancia ha cambiado mucho y ahora es un lugar estupendo para los niños. Además de la parte del lejano oeste (Julia ha vuelto fascinada por las «princesas del cancán»), tiene una piscina enorme y con poco fondo en la que Jaime fue realmente feliz y una reserva de animales de un tamaño muy razonable. Ni siquiera allí había agobios de gente. Francamente recondable.
La segunda fue el concierto de Cantajuego en Vera. Fuimos Julia y yo, para Jaime hubiera sido mucho agobio. Además, son 20 euros la entrada sin distinción de edad. Lo pasó teta. Cuando aparecieron sus héroes televisivos no daba crédito, se le veía en la cara, y luego bailó y cantó como una loca.
La última actividad fue un paseo en pony por el paseo marítimo de Vera.
En fin, que hemos descansado y disfrutado todos, como véis.
¿Me contáis vuestras vacaciones?
Lo nuestro fue en las Merindades, al Norte de Burgos, alquilamos una casa aislada, antigua cabaña de vacas, rodeada de 500 metros cuadrados de prado. Toda una experiencia para nuestra peque (21 meses): vacas, ovejas, caballos, burros, gallinas, todos los animales de sus juegos y cuentos vistos por primera vez en la realidad. Y también caracoles, babosas, por todas partes caca de vaca (“a tata a mu”). Descubrió las moras (“¡más, Mamá, más!”), comió ciruelas del árbol, ya cada vez que le enseñábamos algo nuevo, como setas, preguntaba “¿se come?”. Paseos al río a tirar piedras, visita al zoo de Cabárcenos, mercado medieval en Espinosa de los Monteros, con paseo en pony incluido.
Todos los días comió como un león, y de todo. Cuando veía una terraza por la calle, decía: “¡a comer!”. Nos acostábamos pronto, y dormíamos todos unas 10 u 11 horas. Y nos sobraba tiempo luego para todo.
Este año elegí yo el tipo de vacaciones: quería ir a un lugar donde la niña pudiese ser lo más libre posible sin tener que estar todo el rato reprimiéndola como en Madrid. Y ha funcionado. De hecho, a la vuelta nos quedaba un día de vacaciones en Madrid, pero aunque nos quedamos en casa ya no fue igual: acabamos agotados, como no lo acabábamos en la casa del campo. Por algo será.
Un saludo.
18 agosto 2011 | 08:19
Unas vacaciones completas 🙂
Nosotros fuimos a la casa de la playa de mis padres. Mucho relax, buena comida, mucha familia, helados y paseos. Y ahora que estamos de vuelta se hace un poco cuesta arriba.
18 agosto 2011 | 08:48
Me alegro que lo pasaras tan bien en mi tierra. Todavía quedan muchos rincones de esta provincia que son un auténtico reducto de paz.
Saludos
18 agosto 2011 | 10:46
Qué envidia, ¡enhorabuena!
18 agosto 2011 | 10:53
Las mias han sido parecidas pero lo del eurogame lo hemos dejado por otro tipo de jueguecitos que nos han venido muy bien.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
18 agosto 2011 | 11:09
¡Pues qué envidia! Ahora mismo estoy indagando sobre Vera y la costa almeriense.
No me avergüenza reconocer que desde que tengo niños las vacaciones han perdido para mi todo su significado. El verano no es más que una continuación del invierno, más agotadora y estresante aún que el resto del año al disponer de menos tiempo para trabajar por no tener los niños colegio. Espero poder visitar Almería en septiembre y disfrutar como vosotros lo habéis hecho.
18 agosto 2011 | 11:34
Comer siempre en el piso??? no mola…
18 agosto 2011 | 12:55
Tus vacaciones han sido muy similares a las nuestras. Mucha playa, largos paseos, siestas interminables;) y ver al peque disfrutando como un enano del agua y de su familia. Han sido una de las mejores vacaciones de nuestra vida.
18 agosto 2011 | 13:01
Concierto de cantajuegos! Nosotros vamos a ir en septiembre a uno, pero dices que son 20 euros sin distincion de edad? pensaba llevar al pequeñin (10 meses tendra entonces, sentadito sobre mami) tambien tendria que pagar??. Para el no compre entrada :S
18 agosto 2011 | 14:45
Para mí unas vacaciones es irme a un hotel y que me lo hagan todo…desde la cama hasta que me quiten el último vaso de la cena, me recogan la ropa tirada en el baño y me sirvan una buena coca cola con mucho hielo bien fresquita mientras me voy quedando frita en la tumbona de una gran piscina, a la sombra…
Para meterme en un piso, apartamento, ir a hacer la compra y estar peor que en mi casa no me muevo…
Un saludo!!
18 agosto 2011 | 14:59
Trabajando en una residencia de ancianos como Aux. de Enf
18 agosto 2011 | 19:09
Yo aún sigo. Os escribo desde Portugal en unas vacaciones muy parecidas a las tuyas y tb a las de AHA. Mi hijo ha descubierto frutas, animales, palabras… lo que pasa es que es muy movido y en cuanto nos salimos de su ritmo (desayuno, juegos, piscina, comida, siesta, playa o paseo, cena) es un agobio! Así que hemos decidido dejar el turismo histórico para cuando tenga más de 6 años (antes era a lo que nos dedicábamos en vacaciones) y abandonarnos a la pereza y la tranquilidad, que tampoco está nada mal.
Aún nos queda otro destino, así que, de momento no quiero ni pensar en la vuelta…
PD. Tb estamos en un pequeño apartamento y, salvo un par de veces, siempre hemos comido y cenado en casa. No me cuesta porque somos dos para hacer la compra, la comida, lavar la ropa en la bañera y tenderla rn la barra de la ducha, y ocuparnos del peque. Las demás labores (limpieza) no van a nuestra cuenta, cosa que el resto del año sí. Y ya quisiera yo irme a un todo incluído, ya… pero de momento esto es lo que hay.
18 agosto 2011 | 23:40
Opino como Elena. Y ya si tienes que lavar ropas en la bañera y colgarlas en la barra de la ducha…casita de mi alma, que estoy mejor que pasando calamidades por ahí afuera lavando a mano. Que en casa se tienen mejores comodidades, eso es salir por decir que has salido a los vecinos.
19 agosto 2011 | 00:36
A nosotros nos gusta la gastronomía, lo que significa disfrutar de restaurantes y bares de raciones, y también cocinar nosotros, que nos gusta y forma parte de nuestro ocio. Solemos alquilar viviendas para poder cocinar, ya lo hacíamos antes de ser padres. Nos gusta mucho probar el género local (la carne, el pescado, las verduras, las recetas), que da buenas sorpresas.
Lo problemático del restaurante, con niños pequeños, es que el niño aguante toda la comida sentado sin molestar a nadie. La nuestra lo hace a veces, pero otras acabamos turnándonos a entretenerla (normalmente en la calle) y comiendo en solitario. Así que eso de que “te lo den todo” hecho pierde ventajas, en esta situación…
Respecto a lo de lavar a mano, recuerdo haberlo hecho de joven, en los arroyos de montaña, cuando era montañero y salía durante una semana, o dos, a patear montañas. Y también en los viajes de mochilero.
Un saludo.
19 agosto 2011 | 08:32
Amen Elena!!!!
19 agosto 2011 | 09:22
Para Elena y Paso:
Bueno, es tu opinión. La mía es que prefiero lavar 4 camisetas y 2 bragas en cualquier lado de vacaciones durante 15 días que utilizar mi maravillosa lavadora, que ya la utilizo 11 meses y 15 días del resto del año.
Para mí viajar es cultura. Pero como digo, sólo es mi opinión.
19 agosto 2011 | 22:40
Hola,
Yo vengo de Vera, de estar en el apartamento de unos amigos. Me ha encantado la zona y la playa, super tranquila. El mar estaba fuerte, pero yo soy como tu, que no soy muy de meterme en el mar ni estar mucho en el playa, como mucho dos horas.
Si vuelves a ir, te recomiendo que vayas a un chiringuito de los que estan en la playa que se llama el Pomodoro (pizzeria llevada por italianos con horno de leña). Maravillosa toda la comida y espectaculares las puestas de sol (viva el sol de españa y el rumor de las olas).
bss
27 agosto 2011 | 20:41