Nunca he sabido coser. Y dudo que la cosa vaya a cambiar. En mi casa existe una cajita de alfileres, agujas e hilo que me regaló mi madre cuando me independicé y que me ha acompañado cuando he cambiado de casa. Pero más por su valor sentimental que real.
Las dos abuelas de mis hijos sí que cosen. Pertenecen a una generación en la que acudir a clases de corte y confección y fabricarse los modelitos a partir del Burda era de lo más común. Ni Mango ni Zara existían. Ni sobraba el dinero para ir al Corte Inglés.
Mi madre me vistió con sus creaciones cuando era niña. Y mis tías y abuelas también me cosieron vestidos, me tejieron ropa de ganchillo o de lana.
A mi santo le pasó tres cuartos de lo mismo.
De hecho mi hija tiene varios vestidos y chaquetas obra de sus abuelas y tías, incluso alguna de su bisabuela. Jaime no tanto. Los varones son menos agradecidos con eso de la ropa. Ya hable hace un par de años que no hay paridad en el tema de ropa para bebés.
Lo que me llama la atención y por lo que escribo este post es porque cada vez conozco más casos de madres recientes, de mi generación, que pasados los treinta agarran las agujas de tricotar, la máquina de coser o simplemente aguja e hilo.
Sus creaciones son estupendas, bonitas, originales… y sobre todo son suyas.
Sé que su sensación de orgullo y satisfacción cuando visten a sus hijos con ellas o cuando las regalan no se puede comparar, por muy guapos que queden, a lo que yo hago vistiendo a mis hijos con ropa comprada o regalando ropa ya hecha a otros niños.
Ayer precisamente me crucé con una de estas madres recientes que ha decidido además, con la crisis que cae, convertir su afición en un intento por ganarse la vida.
Podéis ver su tienda online, se llama Krischu.com y tiene hasta mochilas como la que ilustra la imagen.
Y recuerdo otro caso parecido que publiqué hace casi un año en el blog: el de camisetaswan, cuyas pequeñas obras de arte se pueden ver al final del post.
Para ellas, toda la suerte del mundo.
Para las que sin buscar convertirlo en un medio de vida transforman sus sueños en ropa para sus peques, toda mi admiración.
Es interesante conocer la visión del otro lado del mar, acá en mi país, no se usa que las mamás hagamos la ropa, a lo mucho, hacían suéters las abuelitas, hace años de eso. Debe ser increíble tejer protección, amor, dedicación y claro, como dices, mucho orgullo.
01 julio 2010 | 01:45
pues yo tampoco se coser y la verdad que en muchas ocasiones lo echo de menos.
–
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01 julio 2010 | 07:46
Yo le hacia vestidos a mis barbies con cuatro telas mal cosidas. Ahora no tendria tiempo para hacer la ropa para los niños, aunque quiza si supiera coser a ese nivel tendria una pequeña tienda o algo por el estilo…
Lo que si me llamo la atencion de pequeña y hacia mucho (ahora ya no) era bordar y hacer punto de cruz. Tambien aprendi a hacer punto, pero como lo hacia a lo zurdo me costaba mas aprender nuevas tecnicas.
Tiene que ser muy bonito tener ropa para los hijos hecha por una misma!
01 julio 2010 | 07:58
Yo les invito a conocer madridknits.blogspot.com un grupo de tejedores en Madrid que nos reunimos todos los Viernes y algunos sabados a tejer.
El tejer es el yoga del siglo XXI
Un abrazo,
SIONA
01 julio 2010 | 08:19
Yo tampoco tenía ni idea de coser pero, cuando nació mi sobrina Lucía, me aficioné a hacerle camisetas y ahora tengo algunos encarguitos. Os mando mi dirección del blog por si queréis visitarme: http://victoriacis.blogspot.com
Saludos
01 julio 2010 | 09:48
http://muranoyplata.wordpress.com
01 julio 2010 | 09:59
Me gustaría poder votar en positivo o en negativo a los comentarios
01 julio 2010 | 10:36
Creo que pocas mujeres de nuestra generación saben coser, porque no les hace falta, para eso están las abuelas (madre/suegra).
Mi caso es distinto. Mi madre y mi suegra trabajan fuera de casa (además de dentro), tienen estudios universitarios y sólo aprendieron a coser un poco de pequeñas en el cole y de mala gana. Se les daban mejor las matemáticas que la costura, cosa que a las monjas del cole no les parecía nada apropiado.
Conclusión, que si quiero algo debo hacerlo yo misma y con auto-aprendizaje porque mi madre y mi suegra olvidaron lo poco que habían aprendido y mi abuela ya no se anima a enseñarme (son casi 90 años).
Así que ahora tengo mi máquina de coser y hago algunas cositas sencillas, sobre todo disfraces, cortinas, bolsitas para el cole, algún vestidito veraniego…. A mis hijas les encanta que les haga cosas porque dicen que son originales y así no las lleva nadie más. La otra opción es llevar las cosas compradas en tiendas económicas que todos conocemos y que todos llevamos.
El problema es que con el trabajo, la casa y los hijos no me queda tanto tiempo como quisiera, pero me relaja mucho, cada día me gusta más.
01 julio 2010 | 10:40
Parece que me estás describiendo. Hasta los 29 años apenas sabía coser un botón, y decidí apuntarme a clases de corte. Hoy mis hijas lucen vestidos hecho por mí, al igual que hijos e hijas de amigas y parientes, las cortinas de mi casa las hice yo y ya hace tiempo que no me compro ropa porque la confecciono a mi gusto y en los colores que me van (bueno, excepto los vaqueros, eso si los compro). Mi mayor orgullo es el vestido de cristianar de mis hijas, que es un modelo clásico de organdí y raso con puntillas (jejeje, cursi total pero precioso) con su capota y todo. Y te ahorras un dinerito que hoy en día viene muy bien 🙂
01 julio 2010 | 10:53
Hoy en día sale más caro comprar el burda, los hilos, las telas… y no digamos las horas de trabajo. que comprar la ropa en una tienda barata o en el hipermercado.
Es cierto que la ropa es más original y en ocasiones muy bonita pero mucha gente no lo hace no solo porque no sepa, sino porque no merece la pena económicamente o no tienen tiempo.
01 julio 2010 | 10:53
Tiene que ser un duro trabajo hacer la ropa uno mismo. Creo que sale más rentable comprarla ya hecha, aunque la originalidad y el orgullo de haberlo confeccionado uno mismo brillaría por su ausencia.
01 julio 2010 | 10:58
En mis tiempos si una chica no sabia coser se tenia que meter a monja.
Clica sobre mi nombre
01 julio 2010 | 11:05
Pues es genial y además entretiene, ilusiona y ayuda a tu creatividad y a la de tus hijos. Ved sino:
http://mibalcondepatchwork.blogspot.com/
01 julio 2010 | 12:28
Pues a mí me acaban de regalar por mi cumpleaños una máquina de coser y voy a aprovechar el fin de semana para ir a visitar a mi madre y que me explique las cuatro cosas básicas y necesarias para utilizarla.
No pretendo hacer virguerías, pero el año pasado me pegué un curre bestial cosiendo totalmente a mano todas las costuras del disfraz de mi hija para halowen y esas pequeñas cosas con una máquina se hacen en un pis pas. Tengo clarísimo que hoy en día la ropa de diario sale más barato comprarla en zara o kiabi, que si te compras la tela, los hilos, los patrones, etc…, pero para alguna cosilla puntual creo que puede venir muy bien, además de ser entretenido, quien sabe, quizás le acabe pillando el gustillo a coser.
01 julio 2010 | 13:28
Me ha encantado esta entrada, tomo nota de las mamis que comentas, yo soy una recie estreada mami que quiere hacer cositas a sus pekes y me siento tal y como tu describes, te cipio mi nuevo blog por si quieres echarle un ojo, todavía tengo pocas cositas, poco a poco lo espero llenar
http://www.juntitoscrafts.tk
01 julio 2010 | 21:01
Silvia da la sensación que relaciones incultura con saber coser. Tu suegra y tu madre tienen carreras universitarias y no estaban interesadas, mejor en matemáticas. Pues ni mejor ni peor, es una afición más que no está reñida con tener una preparación profesional o trabajar. Que conste que yo no sé coser más allá de un botón o un dobladillo por necesidad, nunca he tenido interés. Pero se hacen estereotipos muy ridículos que no tienen nada que ver con la realidad. Te puede gustar tener tu casa bien, arregladita, ordenada, limpia, coser y tener tu trabajo fuera, no por lo primero eres esa palabra tan despectiva y estúpida de «maruja». Qué poco valor se le da a vivir en órden y limpieza y qué modernas se creen algunas por el simple hecho de trabajar y despreciar las tareas de casa, que son reflejo de muchas cosas cuando luego sales a la calle.
02 julio 2010 | 11:35
Pues al revés de lo que expones, tengo más ropa confeccionada de niño que de niña. Tal vez suponen que la segunda hereda de su hermano y no le prepararon casi nada.
También es que soy la principal suministradora, aunque no hago gran cosa: tejer cosas sencillas, complementos, crear disfraces y customizar camisetas. Y lo hago con paridad.
Me lo paso pipa, voy a las rebajas de mujer a última hora, cuando son saldos, o taras en outless, pensando tal vestido me puede valer para transformarlo una capa de hobbit, este para una túnica romana, o una camiseta sosa o zapatillas de tela que con un adorno tejido o pintado son monísimas etc.
02 julio 2010 | 12:40
Me parece muy positivo, sin excesos.
12 julio 2010 | 19:16
inconsciente, para apoyar el habla. Yinconsciente, para apoyar el habla. Y es que sí, todos los adultos las usamos. El que crea que no, sencillamente es que no se ha dado cuenta o no ha dado la oportunidad a un niño pequeño de que se lo demuestre.
Mi hija con 16 meses recién cumplidos dice constantemente “a ver”. Gracias a ella me he dado cuenta de lo mucho que yo lo digo también y he hecho un esfuerzo consciente por controlarlo. En apenas tres días ambas lo estamos diciendo mucho menos. Primero me controlé yo, detrás vino ella.
También repite bastante “¡hala!”. Y también es cosa mía.
Sú última muletilla, que nos hace partirnos de la risa, es “¡ooooh noooo!”. Pero con esa aún no tengo localizada la procedencia.
¿Vuestros hijos también han sido grandes cazadores de muletillas? Me apostaría algo a que sí…
es que sí, todos los adultos las usamos. El que crea que no, sencillamente es que no se ha dado cuenta o no ha dado la oportunidad a un niño pequeño de que se lo demuestre.
Mi hija con 16 meses recién cumplidos dice constantemente “a ver”. Gracias a ella me he dado cuenta de lo mucho que yo lo digo también y he hecho un esfuerzo consciente por controlarlo. En apenas tres días ambas lo estamos diciendo mucho menos. Primero me controlé yo, detrás vino ella.
También repite bastante “¡hala!”. Y también es cosa mía.
Sú última muletilla, que nos hace partirnos de la risa, es “¡ooooh noooo!”. Pero con esa aún no tengo localizada la procedencia.
¿Vuestros hijos también han sido grandes cazadores de muletillas? Me apostaría algo a que sí…
13 julio 2010 | 08:53