LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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Menos subidas de impuestos y más lucha contra el fraude fiscal

La subida de impuestos ha dejado de ser un globo sonda veraniego para convertirse en otro de los ejes de enfrentamiento político entre Gobierno y oposición, como hemos podido comprobar esta mañana durante el debate que han mantenido en el Congreso la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro.

No sólo eso, si no que la difusa reforma fiscal dibujada por el Ministro de Fomento, José Blanco, durante sus bolos periodísticos estivales, se perfila como uno de los elementos centrales en la discusión sobre cómo y cuándo España podrá dejar atrás lo peor de la crisis.

El hecho es que, si nos atenemos a las cifras que conocemos hasta ahora, y a falta de mayor concreción sobre el alcance de la subida del IRPF, sus efectos parecen más que limitados y los beneficios escasos para el mucho ruido que genera esa medida.

Si se mantuviera el concepto de «rentas altas» que se aplicó en el último debate del Estado de la Nación -las que superan los 24.000 euros de ingresos anuales- cuando se habló de suprimir la desgravación por hipoteca a ese tipo de rentas , el aumento de impuestos afectaría a 5,36 millones de contribuyentes.

En cambio, si se aceptan las tesis de los partidos de izquierda y de los sindicatos para que afecte sólo a las rentas anuales de 60.000 euros o más, serían unos 600.000 los afectados, que aportan un 3,7% de la recaudación por IRPF. Con lo que la potencia recaudatoria de la medida sería aún mucho más limitada.

Por todo ello parece lógico tomarse un tiempo para madurar una decisión de tal trascendencia y empezar por plantearse medidas alternativas al anunciado aumento del IRPF, como las que proponen los técnicos del Ministerio de Hacienda asociados a Gestha:

1. Restituir el Impuesto de Patrimonio sobre las grandes fortunas eliminado por el Gobierno y que afecta a 35.000 contribuyentes, que podrían aportar 1.000 millones de euros al erario público.

2. Mejorar la lucha contra el fraude fiscal para reducir la economía sumergida en España a la mitad, y dejarla en el 10%. Se podrían conseguir unos 38.000 millones de euros, si se incluyen 13.000 millones de cuotas impagadas a la Seguridad Social.

3. Introducir nuevos impuestos medioambientales para industrias contaminantes.

Medidas todas ellas lógicas y necesarias incluso si el contexto económico no fuera tan crítico como el que atravesamos, y muy especialmente el de la lucha contra el fraude fiscal. Aunque al parecer se han conseguido algunos progresos -en 2008 se recaudó un 30% más pese a la crisis, tras aumentar un 25% las inspecciones-, queda mucho trabajo por hacer.

Si además les sumamos que el diagnóstico sobre dónde están las principales bolsas de fraude parece bastante claro, como demuestra el último barómetro fiscal de 2008(pdf), sólo se trata de actuar. Y cuanto antes, mejor.


No hay euros a 90 céntimos

No hay euros a 90 céntimos. Ni duros a cuatro pesetas, como se decía antes. La verdad es que no deja de ser sorprendente que aún haya incautos que caigan en la trampa que desde organizaciones delictivas de todo tipo les tienden a través de internet o del correo electrónico.

España tiene el dudoso honor de ostentar la medalla de bronce en phising, que no es ningún deporte olímpico, sino un fraude que se consiste en el robo de datos bancarios por la Red, con el 7% de los ataques que se cometieron en 2007 en todo el mundo. Estados Unidos ocupa la posición más alta del podio por méritos propios, con el 62% del total, y el Reino Unido luce la plata con el 11%.

Hace unos días fueron detenidas 76 personas acusadas de este tipo de prácticas fraudulentas, entre otras, utilizando como medio internet. Lo que parece increible a estas alturas es que alguien pueda caer en la trampa cuando en la mayoría de ocasiones el engaño es más que evidente.

Si esto ya resulta muy sorprendente, no me puedo imaginar cómo alguien puede caer en otro tipo de timos cuyo objetivo también es recoger datos bancarios, pero de una forma mucho más imaginativa. Hay multitud de ejemplos y se basan normalmente en la necesidad de alguien de rescatar su fortuna de un país africano normalmente en guerra. Tal que así:

HAGAS UNA INVERSION CON MI

Buenos dias y disculpame por mi correo que vas a leer ,pero es porque la situacion ahora es peor por mi.Me presento primero a usted,estoy Sra DOMINICA FALCON

Esto es mi placer de ponerse en contacto con usted para una empresa de negocio , que tengo la intención de establecer en su país. Aunque yo no le haya encontrado antes pero creo, uno tiene que arriesgar de confiar tienen éxito a veces en la vida.

Hay una enorme cantidad de millónes de dólares americanos ( $ 3.500.000 dólares ) que mi tardío padre guardó para mi con una una compañía financiera en Abidjan antes de que él fuera muerte .

Ahora yo quiero invertir este dinero en su país o en todas partes la bastante caja fuerte fuera de África para la seguridad y motivos políticos.

quiero que usted me ayudas a reclamar este dinero y a tranferirle en vuestra cuenta en vuestro país por la inversión intenta sobre estas áreas:

1). Telecomunicación

2). la industria de transporte

3). Cinco hotel de estrella

Si podeis ayudarme estare contento de ofrecerle el 10 % del fondo total

Espero su respuesta lo más pronto posible.

Atentos saludos,

Sra DOMINICA FALCON

Es una práctica tan habitual que hasta tiene una denominación propia: la estafa nigeriana. Pero si después de leer ésto alguien decide enviar sus datos, casi diría que se merece que lo timen. Porque el engaño no puede ser más evidente.

El «dinero negro» aquí es «morado»

A partir de ahora en vez de «dinero negro» habrá que hablar de «dinero morado», por el color de los billetes de 500 euros que se usan en los grandes fraudes a Hacienda, como cuenta hoy Claudi Pérez en El País.

Por lo que parece este tipo de billetes campan a sus anchas por España como no lo hacen en ningún otro país de la Unión Europea, aunque les prometo que aún no he tenido ninguno entre mis manos y no conozco a nadie que los suela usar habitualmente.

La Agencia Tributaria parece decidida a meter mano en el asunto después de mucho tiempo de permanecer impasible ante tal desaguisado ante la estupefacción del mismísimo Banco de España. En su campaña de cerco al fraude, consiguió que en 2006 se declarasen unas doscientas operaciones con billetes de 500 euros. Para ahorrarse la inspección, claro.

Hay una evidencia clara: el «dinero morado» está claramente vinculado al sector inmobiliario y si el fisco realmente quiere coger el toro por los cuernos ya sabe por donde debe empezar.