LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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Abono para los brotes verdes

El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido las expectativas de la mayoría de los analistas bajando un cuarto de punto el tipo de interés oficial de la zona euro hasta dejarlo en el 1%.

Una vez más, pues, la institución presidida por Jean-Claude Trichet ha hecho gala de su consabida prudencia y se ha mantenido firme frente a los que pedían una rebaja mayor para superar la actual fase de recesión. Cosa que ya hizo en su día la Reserva Federal norteamericana.

Se supone que los defensores de la ortodoxia monetaria creen que esta modesta rebaja será suficiente para sacar a la economía europea en general y a la de los países del euro en particular de la crisis más o menos galopante que padecen.

O utilizando la metáfora de moda, piensan que el pequeño recorte del 0,25 será una dosis de abono suficiente para que esos «brotes verdes» que algunos optimistas empiezan a ver en la evolución de nuestras maltrechas economías puedan seguir creciendo fuertes y sanos.

En todo caso, parece claro que esta puede ser la última rebaja del tipo de interés por parte del BCE y que mucho peor tendrían que ir las cosas para que el eurobanco llevara a cabo nuevos recortes por debajo de ese ya histórico 1%.

¿Que pasará con los tipos en Europa?

La Reserva Federal acaba de anunciar una nueva rebaja de medio punto de los tipos de interés en Estados Unidos para dejarlos en el 3%. El martes pasado ya los bajó 0,75 puntos con lo que en ocho días han caído 1,25 puntos. Con estas dos medidas, el banco central estadounidense pretende estimular el crecimiento económico y alejar el fantasma de una recesión, con la esperanza de que la inflación se mantenga bajo control.

La pregunta que nos podemos hacer es: ¿Y en Europa qué? Pues, a pesar de que el máximo responsable del Banco Central Europeo (BCE) ha negado cualquier posibilidad de que acabe siguiendo los pasos de sus colegas de los EE UU, cada vez son más las voces que pronostican que también habrá caídas de tipos, desde el 4% actual, en los países de la zona euro, entre los que se encuentra España.

Hay un argumento de peso en contra, que ya ha apuntado el propio BCE, y no es otro que el elevado nivel de precios que hay en la eurozona: la inflación media está en el 3% (la española en el 4,2%) cuando el límite tolerable es el 2%.

Pero cada vez hay más argumentos a favor. Primero, la más que previsible desaceleración de la economía, por ahora menos profunda que en el caso norteamericano, reclamará medidas similares a las que estos días ha adoptado la Reserva Federal para estimular la actividad. Y segundo, el euro sigue estando en un nivel muy alto en relación al dólar y castiga las exportaciones de las empresas europeas frente a la de sus competidoras estadounidenses, que suman un dólar barato a unos tipos bajos.

Por lo tanto, no es extraño que el mercado apunte a que a finales de año veamos el precio del dinero en Europa en el 3,5%. Quizá con un recorte de 0,25 puntos antes o inmediatamente después del verano y otro antes de acabar el año. Porque cada vez son más los que creen que el BCE irá cambiando de actitud a medida que la realidad económica le obligue a ello.

La Bolsa cae, pero el euribor también

Efectivamente, la Bolsa exagera y amplifica el efecto tanto de las buenas como de las malas noticias. Hoy un nuevo ejemplo: el anuncio del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, de que no tocará los tipos de interés ha vuelto a hundir las bolsas europeas. Igual que ayer subieron por la decisión de la Reserva Federal estadounidense de bajarlos, la perspectiva de que el BCE no seguirá los mismos pasos ha devuelto el pesimismo a los mercados bursátiles.

Pero mucho ojo. Aunque la atención de las informaciones económicas sigue fijada en el sube y baja bursátil, están pasando otras cosas que pueden ser muy favorables para la economía en general y para nuestros bolsillos en particular. Y la Bolsa cae, pero también esta bajando el euribor, el índice al que están referenciadas la mayoría de hipotecas.

Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga. Y por mucho que Trichet y los suyos se emperren en mantener el precio del dinero en la eurozona en el 4% (en los EE UU se colocó ayer en el 3,5%), los mercados acabarán dictando su ley y el BCE deberá replantearse esa resistencia a tomar una decisión que, sin duda, aliviaría la situación financiera de muchas familias.

Peligro: Aumento de sueldo

Lo peor que le puede pasar a la economía en las actuales circunstancias de precios disparados, repunte del paro y caída de la confianza de los consumidores es que a alguien se le ocurra subir los salarios. Es la advertencia que acaba de hacer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean Claude Trichet, para meternos el miedo (más?) en el cuerpo.

Ni se nos ocurra pedir un aumento de sueldo porque eso dispararía la ya preocupante inflación, que está en el 4,3% en España y en el 3,1% en el conjunto de los países de la zona euro. Ambas bastante lejos del 2% que el BCE considera como límite soportable. Por encima de ese nivel, avisa el guardián del euro, tan sólo podemos esperar nuevas subidas de tipos de interés. Lo que nos faltaba.

Las advertencias de Trichet siguen la línea de la teoría clásica de la supuesta espiral precios-salarios, defendida recientemente también por el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez. Si los precios se disparan, como ha sucedido y sigue sucediendo, y los sueldos no se mueven, cabe esperar que el consumo se frene, se venda menos y los precios acaben bajando y, por tanto, la inflación. Si sucede lo contrario, y se combinan precios altos y aumentos salariales, los costes de producción aumentan y se encarecen más los bienes y servicios. El resultado es una escalada inflacionista.

O sea, que encima de que se encarecen los alimentos, los combustibles, los transportes, las hipotecas, etc., no tenemos derecho a reclamar que nuestro jefe nos aumente el sueldo porque acabaríamos hundiendo la economía. Pues lo tenemos claro con las teoría clásicas.

Ahora bien, si nos fiamos del vicepresidente económico, Pedro Solbes, no debemos preocuparnos porque «sólo» estamos en una etapa de desaceleración y no en una crisis, lo que -asegura- nos irá de perlas para sanear nuestra economía. Y ni se nos ocurra decir lo contrario, no vaya a ser que alguien pueda considerarnos malos patriotas. Lo que hay que ver.

Los tipos suben y suben…y subirán

Como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido subir los tipos de interés oficiales de la zona euro un cuarto de punto hasta situarlos en el 4%. Ninguna sorpresa, pues. Lo importante era ver cuáles son los planes de futuro de la máxima autoridad monetaria europea.

Todo apunta a que va a mantener esa tendencia porque su máximo responsable, Jean Claude Trichet, sigue pensando que estamos en niveles «acomodaticios». Traducción: que hay margen para seguir tirando para arriba del precio del dinero. No sería de extrañar pues que antes del verano el banco tomara una decisión similar a la de hoy y que a finales de año llegáramos al 4,5%.

Eso como mínimo. No olvidemos que los mercados van por delante del BCE y que el euríbor, el índice de referencia de los préstamos hipotecarios, está ya muy cerca de esos niveles.

El BCE subirá los tipos al 4% antes del verano

Estaba cantado y no fallaron las previsiones: el Banco Central Europeo (BCE) ha colocado el tipo de interés de la zona euro en el 3,75% con el nuevo incremento de 25 puntos básicos decidido el jueves pasado. Pero la cosa no se quedará aquí. Tras haber decidido siete subidas del precio oficial del dinero en quince meses –estaba en el 2% antes de la primera subida de diciembre de 2005- No parece que el guardián de la política monetaria europea tenga intención de parar. Los expertos dan por seguro que en junio, o en cualquier caso antes del verano, habrá otro aumento para llevar los tipos para llevarlos al 4%.

Las palabras del gobernador del BCE, Jean Claude Trichet, mostrándose preocupado por la posibilidad de nuevas tensiones en los precios de la eurozona avalan estas previsiones. Según él, la buena marcha de la economía y un previsible aumento del empleo pueden presionar al alza los salarios y acabar perjudicando a la inflación.

«Actuaremos con firmeza y precisión para asegurar que la estabilidad de los precios está garantizada a medio plazo. El BCE seguirá con atención todos los acontecimientos para que ese riesgo no llegue a materializarse». (Texto íntegro en inglés de la rueda de prensa de Jean-Claude Trichet)

En cualquier caso, el tipo de interés que en realidad preocupa a mayoría de las familias españolas, el euribor, ya ha superado la barrera del 4% hace semanas. Si el BCE prevé una subida antes de verano, es más que probable que para entonces el índice de referencia más utilizado para negociar las hipotecas esté muy por encima de su nivel actual. Una mala noticia si tenemos en cuenta del elevado nivel de endeudamiento de nuestros hogares, que pueden empezar a tener serias dificultades para hacer frente a los pagos de sus préstamos.

El dinero tiene precio

Hay cosas que no tienen precio, pero el dinero no es una de ellas. Este jueves, cuando el Banco Central Europeo (BCE) decida previsiblemente subir el tipo de interés oficial del dinero en la zona euro del 3,25% actual al 3,50% no estará haciendo otra cosa que aumentar su precio. Se trata de un índice que utiliza la banca europea en sus actividades financieras y que se aplica como referencia en los préstamos que estas entidades se hacen entre ellas. Pero ese es tan sólo uno de los precios que puede tener el dinero. Cualquiera que tenga una hipoteca lo sabe muy bien, especialmente si está contratada al euríbor más algo y es a tipo variable. En cada revisión del crédito, nuestro banco o caja cambia (o sea, sube) el precio del dinero que nos prestaron para comprarnos la casa.

Ese precio es ahora un 45% más caro que hace un año en el caso de los bancos y un 38% más en el de las cajas. Lo dicen los últimos datos del Banco de España. El tipo medio de la hipoteca en los primeros ha pasado del 3,14% al 4,55% en los últimos doce meses. En las segundas, del 3,39% al 4,68%. Y lo más probable es que siga creciendo si, como parece, el BCE sigue aumentando el precio oficial del dinero: el próximo año sus tipos podrían llegar al 4%. Justo el límite a partir del cual los expertos pronostican que muchas familias tendrán dificultades para devolver los préstamos y momento en el cual se espera un aumento notable de la morosidad por impagos, que ahora ya se sitúa en los niveles más elevados desde hace cuatro años.

Eso por lo que respecta a las hipotecas. El dinero de los llamados préstamos al consumo tiene otro precio mucho más elevado: el tipo medio en los bancos está en el 9,29% y en las cajas, en el 9,76%. No es ninguna broma porque no podemos olvidar que son precisamente este tipo de créditos los que más se han incrementado en los últimos años y tienen el índice más elevado de morosidad, con el inconveniente que no están soportados por un bien como la vivienda, que supone una cierta garantía frente a eventuales apuros financieros de las familias.

Hasta aquí el precio del dinero “regulado”. Hay otros “precios” posibles. Como los que aplican las cada vez más numerosas compañías que conceden “créditos rápidos”, sin apenas garantías ni avales por parte del cliente, pero con unos tipos de interés que en algunas ocasiones pueden llegar a rozar la usura. O los que cobran los intermediarios financieros especializados en la reagrupación de créditos. Se trata de actividades que escapan a la supervisión del Banco de España y que deberían estar sometidas a su control para garantizar los derechos de los consumidores, como reclama la Asociación Hipotecaria Española (AHE):

En España, cualquier avance creíble en transparencia pasa necesariamente por regular y supervisar a los intermediarios que intervienen en la distribución de más del 50% del crédito hipotecario a las familias sin ningún tipo de norma ni supervisión. Por ello, consideramos necesario que esta Ley (la Ley Hipotecaria) urja al Gobierno a desarrollar las normas necesarias dado que esta es, posiblemente, la mayor carencia en España en materia de protección de consumidores.

Así al menos nos podríamos evitar sorpresas desagradables tipo Forum o Afinsa, entre otras.

Enganchados a la hipoteca variable

Seguimos prefiriendo hipotecarnos con interés variable. Los últimos datos del INE constatan que el 97% de las hipotecas en nuestro país tienen este tipo de interés. Lo sorprendente es que la cifra sigue creciendo: en agosto aumentaron un 7% más porque la mayoría cambiaron de fijo a variable. El objetivo no es otro que reducir la cuota mensual del préstamo: la del nuevo crédito variable es más baja que la anterior a tipo fijo. Pero eso es ahora, ¿qué puede pasar en los próximos meses?

Se trataría de una decisión lógica si, como en el pasado, viviéramos en un entorno de tipos interés bajos y muy estables a lo largo del tiempo. Pero supone poco menos que una temeridad si tenemos en cuenta que el euríbor, el índice de referencia más usado en los préstamos hipotecarios, acumula trece meses consecutivos de subidas y está en el 3,799%. Y ya casi roza el «suicidio financiero» si tenemos presente que las cosas van a seguir así los próximos meses y que, más pronto que tarde, llegará al 4%. El Banco Central Europeo ya ha avisado: los tipos de interés oficiales subirán en diciembre hasta el 3,50%-3,75%, a pesar de que ayer decidió mantenerlos en el 3,25% actual.