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El paso de niña a mujer

Si naciste en algún país de Latinoamérica debes saber lo que es una fiesta de 15. Esas celebraciones en las cuales un padre orgulloso toma la palabra en medio de un salón lleno de invitados y, champagne en mano, dice en alguna parte de su discurso: «mi hija ha dejado de ser una niña y ha pasado a ser una mujer». ¡Salud!

Con esas palabras te lanzaban al mundo de los grandes, de los adultos, donde ya te llamaban «señorita» y eso te hacía sentir bien. Las fiestas de 15 años eran, y siguen siendo, un ritual que simbolizaba el abandono de la infancia y el inicio de una nueva etapa en la vida de las mujeres, y por una sinrazón el color rosado es el tono oficial de la celebración.

Después del brindis, la nueva señorita, vestida de rosado de pies a cabeza, baila un vals con su padre y éste le entrega a su chambelán, que puede ser su novio adolescente o un amigo cercano, aunque si la quinceañera tiene un hermano mayor, no hay novio que valga.

Pero antes de todo esto, y siguiendo los rituales, hay una parte fundamental en las fiestas de 15: durante la misa, porque casi siempre la quinceañera inicia su nueva etapa con una bendición religiosa, se hace el siguiente rito: el sacerdote bendice los zapatos de la nueva señorita y los padres calzan estos zapatos, rosados, bendecidos y de tacón, a su hija, que hasta ese momento había estado usando sandalias planas. Como se ve en la fotografía de arriba, que la tomé en una ceremonia de 15 años que se celebró en la iglesia de San Lorenzo, en Madrid.

En España, esta tradición no existe, pero como he dicho al empezar este post, las fiestas de 15 no faltan en Latinoamérica, y las familias inmigrantes sigan festejando a sus quinceañeras en cualquier parte del mundo. Aunque años más tarde, muchas ex quinceañeras reprochemos ese discurso paternal que habla de la niña-mujer, pero en ese momento, en medio de la atmósfera rosada, nos hace mucha ilusión sentirnos grandes y ser llamadas señoritas.

¡Feliz cumpleaños Lucía!

La iglesia de todos los acentos

En la Iglesia madrileña de San Lorenzo, en una de las paredes de la sacristía, descubrí más de veinte banderas en miniatura colocadas una junto a la otra. El padre de la parroquia ubicada en el barrio de Lavapiés me explicó que corresponden a las nacionalidades de las personas que participan en el coro. Pero este no fue el único ejemplo de multiculturalidad que encontré en esa iglesia. En uno de los retablos se puede apreciar varios íconos religiosos foráneos. Está la Virgen del Cisne, el Divino Niño y la Virgen de Caacupé; la primera talla pertenece a los ecuatorianos, la segunda a los colombianos y la tercera a los paraguayos. No por nada se dice en el barrio que la iglesia es de los inmigrantes.

Pero no es exclusiva de los inmigrantes, al contrario, les cuento de esta iglesia porque es uno de los pocos lugares donde comulgan extranjeros y españoles. He tenido la oportunidad de asistir a varias ceremonias religiosas en este templo y siempre se hace hincapié en el intercambio. A los españoles se les cuentan que hay otros vecinos que se parecen a ellos en la fe y a los extranjeros lo mismo, y a todos se les convoca a las festividades de los santos locales, como el mismísimo San Lorenzo, y a las fiestas de las imágenes importadas, como la de Virgen del Cisne que será el 7 de septiembre.

Bueno todo esto para contarles que el intercambio es posible, que españoles y extranjeros (sobre todo latinoamericanos) tenemos muchos puntos de coincidencia y la religión es uno. El padre que me explicó el porqué de las banderas en miniatura responde al nombre de Juan José Arboli y si lo visitan verán que en su despacho guarda una colección de figuritas que nos demuestran ese intercambio: vemos un nacimiento en el que José, María y Jesús son indígenas guatemaltecos y también vemos a indios peruanos cargando la cruz de Cristo. Está también el Hermano Gregorio de Venezuela, el santo peruano San Martín de Porres y la próxima santa ecuatoriana, Narcisa de Jesús. Todas estas imágenes han sido dejadas por aquellos inmigrantes que llevan su fe inmigrante por el mundo.