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El recibo de la luz, las tarifas “felices” y David Bisbal

Desde hace un tiempo han ido floreciendo nuevas modalidades de contratación para el suministro eléctrico de hogares y, lo que parece una noticia esperanzadora, puede causar escalofríos si analizas algunos casos concretos. Primero por las reacciones que he observado en gente de mi entorno y, en segundo lugar, por mis convicciones sobre este sector que proceden fundamentalmente de la visión y propuestas de la Fundación Renovables (editora de este blog).

Hablo por ejemplo de la tarifa “tiempo feliz” (comercializada como «Tempo Happy») de una conocida eléctrica “italiana” que promete dos horas al día gratis todos los días de la semana, un día entero gratis a la semana o, en su última vuelta de tuerca, no te facturan las 50 horas de mayor consumo. Esta modalidad, a mi entender, es «engañosa», invita al derroche concentrado en determinadas horas y lleva a los usuarios a la confusión. En cualquier caso y suponiéndoles buena fe… ¿una gran eléctrica regalando algo?

Si la calculadora de mi móvil no falla y un mes tiene 720 horas, pasarás a pagar 670 de las mismas a un precio excesivo (actualmente las ofertan a 0,15569 € el kWh) mientras que el precio de la tarifa regulada en 2018 (un año no especialmente barato) estuvo de media a 0,12335 € el kWh.

Distribución de las horas de un mes de 30 días con la tarifa “tiempo feliz”

Pese a ser una modalidad poco clara a priori pueden llegar a salir las cuentas si concentras mucho consumo en pocas horas pero… ¿queda ahí la cosa? No, mientras te regalaban 50 horas, te han pasado a la modalidad de Discriminación Horaria (la antigua tarifa nocturna) en la que 14 de las 24 horas que tiene el día sí que resultan especialmente baratas (aproximadamente 0,08 el kWh) pero para ellos. Son en total 388 horas mensuales en las que te están cobrando prácticamente el doble (0,15 € y pico el kWh) de lo que pagarías si te acogieras a una tarifa de Discriminación Horaria real, una muy buena opción (esta sí) para la mayoría de los hogares.

Distribución de las horas de un mes de 30 días con una tarifa de Discriminación Horaria real

 

Si vamos más allá del término de energía y ponemos el foco en la potencia contratada también pagarás más: 3,46 € / kW y mes es el precio de la potencia en la tarifa regulada frente a 3,98 € / kW y mes de la dichosa tarifa feliz. Efectivamente es una tarifa muy feliz para la cuenta de resultados de cualquier compañía que juegue a regalar horas y tal será su margen que les permite incluso organizar conciertos con David Bisbal (efectivamente estimado lector, no le había mencionado al azar en el titular).

Imagen capturada de tempoconbisbal.com

En definitiva, salvo que tengas derecho al bono social, puedes plantearte abandonar el paraguas de la tarifa regulada porque hay opciones honradas en mercado libre y a precios competitivos. Si te decides a dar ese paso mi consejo sería, como señalaba en un artículo anterior, que lo hagas a través de tarifas de energía verde, sencillas, de precio fijo, sin costes añadidos y sin horas “regaladas”. En el próximo capítulo, las tarifas “planas” del recibo de la luz.

Por Iván de Otto – consultor en SdeO Comunicación y socio de FR

El “gustazo” de pasarse a alternativas verdes y de precio fijo para el recibo de la luz

De vez en cuando se disparan las alarmas y toda tertulia, magazine o telediario que se precie ocupa sus minutos con la factura de la luz. Suele ser debido a subidas del mayorista de electricidad como las que estamos viviendo estas últimas semanas que suponen que los usuarios en las tarifas reguladas de las grandes eléctricas (unos 11 millones de puntos de suministro) paguen en su recibo mensual varios euros más según su consumo.

Hace unos meses pagaba prácticamente lo mismo que en PVPC y con la situación actual del mercado mi última factura ha sido aproximadamente un 10% más barata que la del mercado regulado

En este caso todo parece indicar que los precios altos del mercado han venido para quedarse (una temporada al menos). Como prueba de ello la ministra Teresa Ribera anunció la semana pasada que suspendería de forma temporal el impuesto a la generación de electricidad que puede suponer una rebaja de entre 1,5 y 3 euros al mes. Digo puede suponer ya que la experiencia nos dice que las empresas son más eficaces trasladando a los usuarios finales las subidas de impuestos que las bajadas.

 

Desde hace un tiempo vivo estas crisis desde otra perspectiva dado que firmé un contrato con precio fijo por 12 meses con una comercializadora del mercado libre que lleva más de 10 años suministrando energía verde a hogares y empresas. Lo hice tras revisar lo que iba a pagar usando una herramienta de su web ¿El resultado?

  • Tengo el precio del kWh a 11,4 céntimos € garantizado durante un año con la tranquilidad que eso supone.
  • Hace unos meses pagaba prácticamente lo mismo que en PVPC y con la situación actual del mercado mi última factura ha sido aproximadamente un 10% más barata que la del mercado regulado para una potencia de 3,2 kW y 150 kWh de luz en 33 días.
  • Todo mi consumo está respaldado por energía de origen cien por cien renovable garantizada por la CNMC (cuántos más exijamos esta garantía de origen, más empujaremos porque nuestro mix camine hacia el 100% renovable).
  • Por último estoy fuera de las grandes eléctricas y siento que mi dinero ha ido a parar a mejores manos y sin pasar por puerta giratoria alguna.

Cualquier usuario, sea propietario o inquilino, puede salir de la tarifa regulada de las grandes; basta con tener la voluntad, escoger entre las ofertas del comparador de la CNMC (puedes discriminar las que son 100% renovable usando la columna “Verde”), coger el último recibo y realizar el trámite que en mi caso supuso menos de 5 minutos.

Estoy fuera de las grandes eléctricas y siento que mi dinero ha ido a parar a mejores manos y sin pasar por puerta giratoria alguna

Recomiendo encarecidamente* darse ese auto-homenaje, ese gustazo, ese decir adiós a Iberdrola, a Endesa (empresa de la pública italiana Enel) o Naturgy (las antiguas Gas ¿¿Natural?? y Unión Fenosa)  y negarles la visita a tu buzón de correo, postal o electrónico, una vez al mes. Además, dentro de unas semanas podrán ver tranquilamente su serie favorita mientras las tertulias hablan de las subidas de la luz. No se arrepentirán.

*Con la salvedad de aquellos usuarios que sean consumidores vulnerables o beneficiarios potenciales  del bono social en cuyo caso es necesario estar en la tarifa regulada PVPC.

Por Iván de Otto – consultor en SdeO Comunicación y socio de FR

¿Pero qué está pasando con el recibo de la luz?

Por Soledad Montero – Área de energía de Ecologistas en Acción y miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético Soledad Montero

Estos días volvemos a tener en el centro de la actualidad la subida del precio de la luz, y me recuerda a la situación vivida a finales de 2013, cuando la presión mediática caldeó tanto el ambiente que el Gobierno eliminó las subastas CESUR y se implantó la tarifa indexada para el PVPC (precio regulado), es decir, trasladar al usuario doméstico el concepto de funcionamiento del mercado mayorista para que, en teoría, pueda decidir por sí mismo cuando le conviene consumir y adapte su demanda a la mejor oferta.

Si analizamos los últimos acontecimientos nos damos cuenta que estas situaciones parecen ser recurrentes y acaban en algún tipo de reforma legislativa; que esa reestructuración nos conduzca a una solución efectiva del problema, ya se verá, pero que la habrá, eso es seguro. Y esto es una buena noticia, porque el sistema eléctrico necesita una modificación estructural profunda.

Lo primero que hay que aclarar es que estas subidas se producen en el término de energía, que supone algo así como un 34% de lo que pagamos en nuestros recibos. El término de potencia o fijo, como lo conocemos mejor, no se ve afectado, y supone un 40% del recibo. El resto, casi un 27% corresponde a impuestos (IVA, impuesto eléctrico y municipal).

Otra cosa que debemos dejar claro es que frecuentemente se oye que éstas subidas solo afectan a los usuarios con contratos de tarifa regulada PVPC, pero no es así. Nos afecta a todos, lo que ocurre es que si tienes contratada una tarifa de precio no indexado la subida te repercutirá más adelante, cuando la comercializadora actualice los precios, porque ha comprado esta energía que tú estás consumiendo a un precio más elevado y tendrá finalmente que revertirte (de otro modo, la comercializadora vende a pérdidas) a no ser que te esté cobrando un precio fijo tan elevado que le permita absorber estas subidas sin perjuicio económico para ella.

Así que focalicemos los “puntos calientes” que influyen a la hora de la subida de los precios de la luz. Y aquí son diversos los factores que nos encontramos. Tenemos como figura principal el sistema marginalista de conformación de precios del mercado mayorista, (el precio final lo fija la oferta más cara que entra en el mercado), que no resulta ser el más conveniente debido a las características de nuestro mercado, sin competencia real o efectiva, puesto que son tres las compañías verticalmente integradas que lo controlan, a lo que hay que añadir que nuestro mix energético es demasiado variado, conviviendo tecnologías muy diversas.

Otro factor serían los servicios de ajuste, que gracias a que tenemos un mercado libre, permiten a las empresas generadoras de energía aprovechar el llamado “coste de oportunidad” para marcar el precio de la energía “no programada”, de la misma forma que para los desvíos en los que incurren las comercializadoras inevitablemente, y que permiten que se puedan cobrar hasta 100 veces por encima de su precio. Esta fórmula, si bien en cualquier otro sector no tendría por qué ser criticable, en energía si, por tratarse de un servicio público y una necesidad para el desarrollo de la vida humana. Por tanto, una de las propuestas sería que se pusiera un máximo a este coste de oportunidad y evitar así la especulación con este mecanismo.

Mientras “el milagro” llega, revisa tu potencia y no contrates más que lo que necesitas, comprueba si la tarifa que pagas es adecuada a tu consumo, adopta medidas de ahorro y eficiencia (tu bolsillo y el planeta lo agradecerán) y si puedes, autoconsume

Los impuestos suponen una cuarta parte de lo que pagamos en nuestros recibos. Desde septiembre de 2012 estamos pagando el IVA de lujo, 21%, sobre un bien esencial y necesario para el desarrollo de nuestra salud y economía. Solo en tarifas domésticas (hasta 15 kW de potencia contratada) hay 29 millones de puntos de suministro (29 millones de facturas al mes con “su 21% de IVA”), de modo que a poco que hagamos un cálculo, es difícil que cualquier gobierno se preste a renunciar a estos ingresos. Pero hay que hacerlo, y yo propongo varias opciones, desde reducir el IVA a la cantidad de energía mínima necesaria, de modo que se penaliza a los derrochadores y se incentiva el ahorro y la eficiencia energética (y de paso se deja de penalizar la pobreza energética, porque tiene poco sentido hacer un descuento por bono social de un 25% o un 40% para después aplicar un IVA del 21%), hasta utilizar los niveles de renta de cada usuario de energía para grabarle o bien con un IVA de lujo o con un IVA reducido.

Si el Ministerio no se anima antes, (estoy segura de que lo hará), lo que sí sabemos es que a final de año tienen que presentar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en la Unión Europea, así que algo cambiarán, ¿no? Si las medidas servirán para bajar el importe de nuestros recibos, el tiempo lo dirá, pero mientras “el milagro” llega, revisa tu potencia y no contrates más que lo que necesitas, comprueba si la tarifa que pagas es adecuada a tu consumo, adopta medidas de ahorro y eficiencia (tu bolsillo y el planeta lo agradecerán) y si puedes, autoconsume. La mejor energía es la que no se consume y si la que consumes es autoproducida, mucho mejor.

El Gobierno no quiere que baje la luz

Por Jorge Morales  – Director General de Geoatlanter

Factura de la luz Por increíble que parezca, lo ha puesto por escrito. El impacto presupuestario de una menor recaudación tributaria —mayoritariamente relativa al IVA— es razón suficiente para que el Gobierno haya vetado un proyecto de ley impulsado por el Congreso de los Diputados.

El fondo, cómo no, es del famoso autoconsumo. Ese “atentado” que algunos “desalmados” pretenden perpetrar contra el sistema eléctrico español poniéndose unos paneles en el tejado para ahorrar unos euros en su factura de la luz a la vez que —qué cosas— contribuyen a ser más sostenibles con su deteriorado entorno. Luego nos quejaremos de que nos prohíban circular en coche por las ciudades…

Lo más grave es que en este caso, por mucha obsesión que tenga el Gobierno con el autoconsumo, el contexto es irrelevante. El argumento no es, como en otras ocasiones, que al dejar de pagar una parte de su factura los “desalmados” impongan al resto mayores cargos (lo de que las eléctricas ingresen menos por vender menos no se contempla). Es que la rebaja en la factura implica una menor recaudación de impuestos. Principalmente el omnipresente IVA y el impuesto especial de electricidad.

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Tú, tu recibo de la luz y los beneficios de las eléctricas


sergiodeottomini

Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad 

El pasado año 2015 los beneficios de las tres principales eléctricas de nuestro país sumaron 5.010 millones de euros. En el primer trimestre de 2016 suman ya, solo entre Iberdrola y Endesa, 1.304 millones de euros a los que se añadirán lo que anuncie Gas Natural Fenosa esta semana. Cinco mil millones al año, unas decenas de millones arriba o abajo, es lo que han ganado durante los últimos años estas tres empresas, con unos márgenes que, por cierto, doblan a los de las eléctricas europeas. Y todo ello pese a la crisis que hemos sufrido, que estamos sufriendo en este país; pese a la espectacular caída de la demanda, hoy es la misma que en 2005; y, pese a la reforma normativa de los Soria-Nadal que según el presidente de la patronal eléctrica tanto les iba a afectar a su cuenta de resultados.

Factura de la luz

Ahí están nuestras grandes compañías eléctricas rebosantes de beneficios, con unos relucientes ratings (eso que sirve para medir su solvencia ante los inversores de todo el mundo), con unos ambiciosos proyectos de expansión internacionales y con la satisfacción del deber cumplido: han frenado el desarrollo de las renovables con las que se colaban en su cortijo decenas de actores en el caso de la termosolar, cientos en el caso de la eólica y decenas de miles en el fotovoltaica y que podían haber llegado a ser millones si el Gobierno (siempre obediente a sus intereses) no hubiera puesto el tapón del Impuesto al sol en la regulación del autoconsumo.

Ellos argumentarán enseguida que más de la mitad de esos beneficios que estamos comentando vienen de su negocio fuera de España, lo que es verdad desde hace poco tiempo, aunque llevan diciéndolo desde hace mucho. Sí, es cierto, en efecto, nuestras eléctricas ganan mucho fuera de nuestras fronteras, pero no debemos olvidar que el músculo financiero que les permitió salir a conquistar mercados internacionales tuvo su origen también en tu recibo de la luz y en los regalos gubernamentales como los Costes de Transición a la Competencia.

Y en el rincón de enfrente tú y tu recibo de la luz. Echa un vistazo a cualquiera de los últimos meses y busca uno de hace cinco o seis años. Antes de irte al importe final comprueba como un concepto que se llama “término de potencia” ha crecido en un 40 por ciento. Eso del término de potencia es lo que pagas fijo, consumas más o menos. Eso lo han subido para que en el caso de que tuvieras la peligrosa y subversiva idea de ahorrar energía, los beneficios de esas grandes compañías queden asegurados. De todas las subidas le han echado la culpa a las primas de las energías renovables, pero no te lo creas. Esas primas son un coste más del sistema y eran insignificantes cuando ya se estaba creando ese monstruo del “déficit de tarifa” que ha justificado todas las tropelías que han hecho y por el que se supone que todos los consumidores le debemos un montón de dinero a ese sistema eléctrico del que esas empresas obtienen esos insólitos beneficios. En los costes del sistema sí hay conceptos que no tienen ninguna razón de ser como los “pagos por capacidad” a los ciclos combinados de gas que las grandes empresas perciben para paliar su inmenso error estratégico de instalar 27.000 MW, potencia superior a la que se instaló en esos años en renovables. Con ellos pensaban ganar mucho dinero, pero como se equivocaron los pagas tú en tu recibo de la luz. Vete al final de tu factura y comprobarás que, pese a lo que ha estado diciendo el dimitido ministro de Energía, el coste de la electricidad ha subido cerca de un ochenta por ciento en los últimos diez años.

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La pobreza energética y la sentencia del Constitucional

 joanherreramini

Joan Herrera – Abogado 

La pobreza energética es algo que ha existido siempre pero que con la crisis se ha agravado aún más. Podríamos definirla como la dificultad o la incapacidad de mantener tu vivienda en las condiciones adecuadas por razones económicas.

Lo más gordo es que, después de ocho años sufriendo los efectos de la crisis, cada día está afectando a más gente, en un escenario en el que se combinan crisis y una subida del precio de la energía muy por encima de la inflación. Un incremento continuo del precio de la energía, que se ha encarecido un 60% en el caso de la electricidad y un 66% en el caso del agua, sólo en los últimos cinco años (106% des de 2004 al 2014 en lo que se refiere al recibo de la luz). Solo las compañías Endesa e Iberdrola realizaron el año pasado más de medio millón de cortes de luz por impago, exactamente 506.481, según ha revelado la organización FACUA-Consumidores en Acción con los datos que las mismas empresas suministradoras han facilitado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Estas cifras suponen un repunte del 6% respecto al 2014.

Pobreza energética - Bruno Mello Teixeira Flickr

Los usuarios españoles en riesgo de pobreza energética únicamente están protegidos por el bono social que se implantó en 2009 y que incluía descuentos en las tarifas en determinados supuestos. No obstante, este bono no es garantía suficiente para solucionar los impagos porque según FACUA el 48% de los consumidores desconocen su existencia. Por desgracia, hoy es más fácil no encender la calefacción que acceder al bono social. Es el ‘pan nuestro de cada día’ encontrar a un vecino que vive sin calefacción o no puede pagar directamente el recibo. Las consecuencias son dramáticas, y están suponiendo una afectación clara a la salud, especialmente para los más vulnerables (mayores y niños).

Y mientras tanto aquí se ha hecho poco y lo poco que se ha hecho ha sido a cargo de Comunidades Autónomas y ayuntamientos. Como muestra, un botón: el Govern de la Generalitat de Catalunya aprobó una normativa específica en 2013, que costó que se desarrollase y que el Gobierno central recurrió ante el Constitucional. La ley tan solo planteaba una moratoria en el corte de suministro para los meses de invierno, teniendo que pagar el afectado en los meses siguientes. Medida claramente insuficiente que ni tan siquiera benefició a un millar de personas. Después se aprobó la Ley 24/2015 de medidas urgentes para afrontar la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética, una Iniciativa Legislativa Popular, promovida por la PAH, Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Es ahora, meses después, y tras la demanda de muchos actores sociales y políticos, cuando por fin se han comprometido a desarrollar el protocolo de relación entre empresas suministradoras y los servicios sociales de cada ayuntamiento. Pero si la actitud de muchos gobiernos autonómicos es insuficiente, la actitud del Gobierno central es simplemente inaceptable. Éste ni siquiera ha aplicado la transposición al Derecho español de las Directivas Europeas de protección de los consumidores energéticos domésticos (ya han pasado cinco años desde que se aprobaron). Y, además, como el “perro del hortelano”, que ni come ni deja comer, se ha dedicado a recurrir ante el Tribunal Constitucional (TC) la tímida e insuficiente normativa autonómica que legislaba sobre la materia, argumentando que rompía el principio de unidad de mercado. Un recurso que hace buenas, e incluso dignas, las legislaciones autonómicas y las actitudes de muchos gobiernos autonómicos, que están muy por detrás de lo que el momento requiere.

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