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Por fin las eléctricas abren el melón del escenario 2030

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

Ha sido el Consejero Delegado de ENDESA quien lo ha hecho, quien por fin se ha atrevido a abrir el melón del escenario 2030 que venimos reclamando, aunque lo haya hecho a propósito o simplemente por intentar salvar los muebles en el tema de las centrales nucleares. 

Según informan los medios, recogiendo su intervención en la UIMP el pasado 21 de junio y en declaraciones posteriores, el Sr. Bogas, para justificar que se extienda de 40 a 50 años el periodo de vida útil de las centrales nucleares, nos ha dejado perlas que bien merecen ser engarzadas adecuadamente para responderle a ese pequeño órdago que ha echado al Gobierno y a la sociedad en general.

Es un buen comienzo el que haga suyas las palabras del Ministro Nadal de que “las políticas energéticas no pueden supeditarse solo a decisiones económicas”. Ya era hora de que lo descubrieran. Estamos ante un desafío fundamentalmente político y hay que responder con políticas a medio y largo plazo, no con parches y decisiones cortoplacistas y descontextualizadas, como es el caso español. En España no existe  política energética que no sea la de anteponer los intereses de las eléctricas y energéticas al interés general, además de responder tarde y mal a los compromisos de la Unión Europea, como muestra la desacertada subasta de renovables de mayo y la anunciada para junio con el objetivo de tratar de respetar el objetivo comunitario del 20% de participación de las renovables en la energía final en 2020.

También opina el Sr. Bogas que debería alcanzarse un consenso sobre cómo hacer las cosas y dejar manifestarse al Gobierno en «un tema tan importante como este». Se refiera ya sea a las centrales nucleares o a las políticas energéticas, no deja de tener cierta gracia porque es algo que no solo “se deja” sino que todos reclamamos al Gobierno. Efectivamente, queremos que se manifieste sobre cuál es su política energética a medio y largo plazo, su plan de transición energética a 2030-2050 como cualquier país que se precie e incluyendo su plan de cierre de centrales nucleares (lo tiene para no cerrarlas). Y queremos que lo someta todo a un debate político y público, en lugar de su política “por entregas”, con la cual va secuestrando y robándonos un futuro energético sostenible y deseable.

El caso más evidente de este reduccionismo es el debate abierto por el Gobierno utilizando Garoña como punta de lanza con el que quieren blindar las centrales nucleares para el escenario energético 2030 que ahora por fin tendrán que exponer después de haberlo prometido desde hace ya más de diez años.

Es una buena propuesta viniendo del Sr Bogas, que el Gobierno finalmente explicite su política, planes, escenarios… energéticos y los someta a debate público y consenso político porque no hacerlo podría calificarse de “prevaricación política”.

Finalmente entramos ya en materia cuando el Sr. Bogas se aventura en un escenario 2030 que inexorablemente implica una gran penetración de las  renovables, para lo cual no hacen falta enjundiosos estudios de prospectiva, ya que la UE con sus tres Hojas de Ruta 2050 y con el llamado paquete 2030 (pendiente de revisión al alza en el Parlamento Europeo) ha concretado los objetivos a los que España tendrá que contribuir. Objetivos que en el caso de las renovables va a ser como mínimo del 30% de participación en la energía final.

Como esto significaría como poco pasar de los 100 Twh actuales a 150 Twh, el Sr. Bogas anticipa que será necesaria  una potencia adicional  de generación con renovables unos 30.000 MW

El Sr. Bogas va más lejos al señalar que «si en esa transición (hacia el escenario 2030) eliminas las nucleares, eliminas 7.000 megavatios», y que no es viable sustituirlos por ciclos combinados, que no permitirían cumplir con el objetivo de emisiones cero, ni por energía renovable, que sería «físicamente imposible». «Nuestra opinión, por tanto, es que son necesarias las nucleares«, añadió.

Con esto y por primera vez alguien tan relevante de UNESA nos ha esbozado las dos alternativas básicas de generación eléctrica con renovables para el escenario 2030, ambas de mínimos (podrían tener que mayorarse por exigencias del esfuerzo compartido para alcanzar la reducción de emisiones de más del 40% en 2030 o simplemente por convenir a España). Una con centrales nucleares, que significaría cubrir un 60% de la generación eléctrica, y otra sin centrales nucleares en la que cubrirían el 80% que, no es por casualidad, se corresponde con las Propuestas de política energética de 2015 de la Fundación Renovables.

Este escenario sin centrales nucleares, con renovables a tope, con menor consumo de energía final y mayor electrificación es el escenario necesario deseable y oportuno para España. Necesario para contribuir responsablemente a mitigar el Cambio Climático, del que además somos víctimas preferentes, y librarnos de la contaminación atmosférica de nuestras ciudades. Deseable aunque no hubiera Cambio Climático porque es un paso enorme hacia el futuro, hacia la “autosuficiencia energética conectada” considerando su alto potencial en renovables y es un escenario oportuno porque no solo nos liberaría de las importaciones de combustibles fósiles que suponen entre 25.000 y 40. 000 M€ al año sino porque potenciaría enormemente nuestra industria de renovables (líder incluso con el abandono actual de las renovables) y empleo de calidad.

Solo hace falta demostrar, en contraste con lo que dice el Sr. Bogas que este escenario de generación eléctrica 2030 es viable y gestionable en términos socioeconómicos si se plantea con firme propósito político.  Un escenario sin centrales nucleares ni de carbón y con hasta un 80% de generación con renovables, en gran parte distribuida y en autoconsumo, con el mix adecuado: eólica, fotovoltaica, solar de concentración, biomasa, biogás, centrales hidráulicas, muchas reversibles… y gestionadas en parte por el operador (Red Eléctrica Española).

Lo mejor es que demostrar que es viable y gestionable no tiene un coste elevado considerando las inversiones involucradas y los beneficios derivados del mismo. Según las consultas que personalmente he hecho en nombre de la Fundación Renovables, la realización de un ejercicio simple de análisis de simulación realizado en abierto, mediante discusión en un foro permanente, tanto de las hipótesis de partida como de los escenarios alternativos a 2030 y 2050, tendría un coste aproximado del orden de los 80-90.000 €, una cifra que sí parece físicamente posible (menos de 2 ppm, o dos euros por millón de  inversión). Este análisis tendría en cuenta las obligaciones al respecto tanto de la Unión Europea, del Acuerdo de París y las que serían deseables con el objetivo de mostrar, esperemos,  la viabilidad física, en coste/eficiencia en generación-transmisión y gestionabilidad, de estos escenarios (o de un “proxi”) que el Sr. Bogas considera imposibles físicamente.

¿Quién está dispuesto a financiarlo? Para el sector eléctrico esto no sería un quebranto, tampoco para el de renovables y aún menos para el Ministerio ya que es su obligación y algún ejercicio tendrá que hacer. En último extremo y, dado que los ciudadanos parece que seriamos los más beneficiados del mismo, si los agentes anteriores no responden quizás deberíamos recurrir al “crowd funding”. Sería vergonzoso tener que hacerlo.

Gracias Sr Bogas por abrir el melón.

 

 

La era de la energía renovable 100 x 100

Por José Luis García – Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

Hoy debería ser el día de la energía 100% renovable. Cada vez más voces reconocen no solo la necesidad, sino la viabilidad de alcanzar un suministro energético completamente renovable. Y así lo voy a plantear en un debate en el que participo hoy, representando a la Fundación Renovables, con el sugerente título de “La transición energética hacia un modelo 100 x 100 renovable”.

Es cierto que cada vez somos más los que defendemos ese futuro basado en la energía renovable. Hoy mismo se presenta en Bonn una Plataforma Mundial por la Energía 100% Renovable, que formaliza la colaboración de gran cantidad de grupos y entidades que vienen trabajando juntos en los últimos años para impulsar la agenda 100% renovable en distintas partes del mundo y desde diferentes ámbitos.

Pero no siempre ha sido así. Hace solo diez años, muy pocos creían en esa posibilidad, pues se pensaba que las energías renovables nunca serían suficientes para satisfacer toda la demanda de energía y que, aunque lo fueran, no podríamos usar “solo” energías renovables, porque ¿qué hacemos cuando no hay sol o no sopla el viento?

Greenpeace se propuso desmontar esos mitos y encargó a los mejores especialistas que analizaran esa posibilidad en vez de descartarla de antemano. Las conclusiones se publicaron en varios estudios. El primero (Renovables 2050) demostró que la cantidad de recursos renovables disponibles en España permitirían producir más de diez veces la demanda de energía total que tendríamos en 2050.

El siguiente estudio (Renovables 100%), del que ahora hace diez años de su publicación, demostró que sí es posible garantizar el suministro de electricidad cada hora de cada día de cada año con fuentes renovables, y a un coste mucho menor que hacerlo con energías sucias. La clave está en combinar las distintas tecnologías renovables disponibles (termosolar, fotovoltaica en suelo o en edificios, eólica terrestre o marina, hidráulica de embalses existentes o de pequeños saltos, energía de las olas, biomasa o geotérmica) de forma que siempre exista la capacidad de producir lo necesario. Lo bueno es que hay múltiples soluciones 100% renovables.

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La (enorme) hipoteca nuclear

Por Joan Herrera – Abogado

Abro la prensa y veo que el presidente de Endesa tiene hoy semáforo verde en la prensa escrita. El motivo no es otro que la demandada de alcanzar un nuevo pacto energético bajo la premisa de alargar la vida útil de las centrales nucleares existentes. Continúo mi lectura y compruebo cómo en el mismo periódico que le da semáforo verde, en la página impar, hay un anuncio de la misma compañía, mientras que en la página par hay un desarrollo de la noticia en la que Endesa pide ese pacto para la energía, cuya principal propuesta es el alargamiento de las centrales nucleares, bajo la amenaza de que de no ser así aumentará el precio en 10 euros el megavatio-hora.

Curioso país este. El debate energético, aquello de lo que va el cambio de modelo productivo en uno de los países más dependientes del mundo (72% de dependencia energética, más del 80% si añadimos el uranio importado, 20 puntos más que el entorno europeo, que a su vez es el escenario regional más dependiente del planeta) no existe. Pero se introduce para hablar del alargamiento de la vida útil de las centrales nucleares. Una propuesta que, de ser realidad, marcará el futuro de muchas generaciones. Si posponemos o no el funcionamiento de las centrales.

Tenemos centrales que todas ellas están a las puertas de cumplir los 40 años (más allá de su vida útil). Centrales que necesitan de una inversión extraordinaria de acuerdo con los estándares establecidos tras el accidente de Fukushima. Dicha tecnología es claramente incompatible con las energías renovables, ya que estas últimas necesitan de tecnologías complementarias que se puedan activar cuando no hay fuentes de origen renovable, y que se puedan apagar cuando la potencia instalada en renovables está a su máxima producción.

De hecho, hoy, el modelo en la fijación del precio en la nuclear es uno de los factores por los que pagamos una de las energías más caras de Europa entre el pequeño consumidor. Jorge Fabra, economista especializado en la materia, ha explicado de forma reiterada como, bajo hipótesis generosas, los costes asociados a la producción en una planta se sitúan en torno a los 22€ el MWh) pero sus ingresos se multiplican por dos y por tres por MWh en función del año.

Mientras tanto, en el mundo se invierte cada vez más en renovables: el 2016 ha habido casi tanta inversión en renovables y ahorro y eficiencia como en extracción de petróleo y gas, según datos de la Agencia Internacional de la Energía. En el Reino Unido se ha instalado 32 veces la potencia fotovoltaica que España el 2016 (72 veces en 2015). Y en EEUU, que representa el 20% de la inversión global en renovables, un tercio de la inversión se ha producido en autoconsumo. Si el carbón fue la palanca de cambio (de control y contaminación) del siglo XIX y el petróleo la del siglo XXI, hoy las renovables pueden cambiar el modelo productivo. Con un elemento añadido, que la gestión de las renovables puede pasar por una gestión democrática de la energía (y no necesariamente por oligopolios).

Pero España a su rollo. Tenemos un traje eléctrico que nos van grande. Con mucha potencia instalada, ineficiente, antigua, e incompatible en muchos casos con un mix energético en que entren con más fuerza aún las renovables y especialmente el autoconsumo. Pero, a pesar de ello, el autoconsumo continúa parado, debido al veto del gobierno del PP a la proposición de ley unitaria sobre la materia (con la aquiescencia de Ciudadanos). Se anuncia una subasta para renovables porque la Unión Europea obliga, pero se imposibilita que el pequeño inversor pueda entrar en la subasta. Las micro redes no se permiten. Los contadores inteligentes se instalan, pero se deja la gestión de los datos en manos de quien tiene el monopolio natural de la distribución, dificultando una gestión de la demanda eficiente, permitiendo que quien tiene hoy el monopolio de la distribución pase a tener el monopolio del saber.

Pero el debate energético que nos encontramos es el de alargar la vida útil de las centrales, bajo la amenaza que si o es así aún se encarecerá mas el precio de la luz.

Pues bien. Dejemos las cosas claras. Si lo consiguen, si ahora alargan la vida de las centrales no será necesario ni autoconsumo ni renovables. Incluso será inconveniente: ¿cómo tener renovables que no son compatibles con un modelo con fuerte peso de la nuclear? Es más; continuaran haciéndolo todo para que no haya más potencia renovable para poder así sacar provecho de la potencia instalada, y para poder hacer que los ciclos combinados funcionen más horas. Por supuesto que no habrá modelo cambio de modelo productivo. Ni se generará puestos de trabajo. Ni tendremos las figuras del agregador energético que ya proliferan en otros países. Es posible que al cabo de los años Europa obligue. Y para entonces tendremos que cerrar abruptamente la centrales nucleares. Unas centrales más antiguas, más inseguras, pero que hoy por hoy son la gallina de los huevos de oro para sus titulares, y uno de los motivos por los cuales tenemos un sector energético tan reacio a los cambios que se dan en otras latitudes. Pero las cerraremos con la correspondiente indemnización, multiplicando el negocio de unos pocos y añadiendo hipotecas al conjunto de la sociedad y la economía.

Hoy somos, un país rico, muy rico en sol y viento. Pero pobre, muy pobre, en la voluntad política necesaria para protagonizar un cambio de modelo energético.

Las eléctricas contaminan, tú pagas

Por José Luis García – Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

Ellos contaminan tu pagas

Escribo esto cuando las noticias nos abruman con las centenares de víctimas que las lluvias torrenciales están causando en Colombia y en Perú. Vidas humanas inocentes que sufren por un fenómeno, El Niño, que se hace cada vez más intenso en medio de un clima cambiante. Esas personas nos recuerdan que el cambio climático es más que un conjunto de datos amenazadores, porque catástrofes naturales ha habido siempre, pero cada vez son más y más fuertes. Cuando los científicos confirmen que esta catástrofe también es consecuencia del cambio climático, las víctimas habrán sido olvidadas y los responsables seguirán haciendo lo de siempre – la expresión en inglés es muy elocuente: “business as usual”, que literalmente significaría “negocio como siempre”.

Pero las víctimas están despertando, la sociedad se está levantando ante la evidencia de que los responsables de que tengamos un cambio climático que rompe todos los registros son los mismos que provocan que el aire de nuestras ciudades sea irrespirable, los mismos que provocan que cada vez más personas no puedan calentar o iluminar sus hogares por las insoportables subidas de la luz o el gas, los mismos que dejan sus residuos radiactivos para que las generaciones futuras se hagan cargo de ellos y, más indignante si cabe, los que tratan de frenar el desarrollo de las soluciones renovables apoyando medidas como el “impuesto al sol”. Y es así porque no solo se les permite sino que se les premia, pues paradójicamente “el que contamina, cobra”, y lo pagas tú.

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Un trámite “normal” para Garoña

Por Juan Castro – Gil – Abogado

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El Consejo de Inseguridad Nuclear ha decidido así como si tal cosa, que la Central Nuclear de Santa María de Garoña, de 40 años de edad y cerrada desde hace cuatro, pueda volver a abrir. Es gracioso ver en el orden del día del pleno del Consejo como su reapertura es un asunto de “trámite normal”. Sí, ya sé que seguramente sea la forma de hablar de los ilustres consejeros, pero no me pueden negar que semejante decisión es cualquier cosa menos “normal”.

Ahora que esta buena gente ha decidido sacarse el marrón de encima, deja a la siempre impecable voluntad del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital la decisión de reabrir la planta y, por extensión, permitir que sus peligrosas hermanas puedan prorrogar su actividad.

Por su parte, en la trama del vodevil, los dueños del establecimiento (Endesa e Iberdrola), cual canción de Pimpinela, distraen la atención del público con manifestaciones sobre el “sí quiero” y el “no quiero” a razón de pito pito gorgorito, mientras de trasfondo, como dueños de la central de Almaraz, operada por aquellas compañías junto con Gas Natural Fenosa, observan con una sonrisa macabra cómo pronto van a prorrogar la jubilación a sus peligrosos juguetitos un 50% más de tiempo del que les correspondía (verdadero quid de la cuestión).

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¿Quién defiende lo público, también en energía?

Por Domingo Jiménez – Presidente de la Fundación Renovables

 

El “síndrome de Estocolmo” energético del Gobierno Rajoy

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Hace unos días y dentro de una batalla que estamos afrontando desde ONGs y asociaciones de la sociedad civil para apoyar el plan de la Generalitat Valenciana de establecer un depósito por los envases de bebidas a la hora de adquirirlas (que era lo normal en España  -el casco de “La Casera”- hasta que llegaron los hipermercados), las empresas de envasado, distribución y venta, las grandes mayormente, firmaron un manifiesto que entregaron en mano al Presidente de la Generalitat para pedirle que retire dicho plan.

Lo llamativo de esta noticia es que este plan, una decisión política regional trascendental, inexorable para avanzar en el objetivo comunitario de residuos cero y de clara defensa del medio ambiente y los recursos naturales como bienes públicos, haya puesto en pie de guerra a los sectores económicos.

Y lo más llamativo es que una vez más estos sectores económicos se abrogan en su manifiesto la defensa de los intereses generales, de los consumidores e incluso del medio ambiente alegando que este sistema costaría más a la sociedad y no significaría una mejora ambiental sobre los sistemas existentes , los llamados SIGs de recogida voluntaria en contenedores, en este caso el amarillo, gestionado por ECOEMBES.

Los sectores económicos se erigen torticeramente en defensores de lo público y así intentan hacérnoslo creer la publicidad invasiva, abusiva y de publirreportajes de ECOEMBES que gasta en publicidad lo que debería gastar en mejorar su muy mejorable sistema de reciclado de envases de baja eficacia y eficiencia y que no permite en absoluto su reutilización.

Los sectores económicos pretenderían incluso desautorizar a quien debe, y en este caso lo hace, defender lo público como es el Gobierno y la Administracion valenciana, así como a las ONGs que le apoyan en su plan.

Una situación parecida se viviría en el caso del agua en el Levante español, del carbón en Asturias, Aragón y León, del automóvil a nivel estatal…

En el caso de la energía y en particular de la electricidad el asunto es aún más flagrante. Era normal hace unas décadas disponer de empresas de generación locales, a veces municipales y posteriormente, hasta hace unos años, de grandes empresas eléctricas públicas y emblemáticas, como ENDESA a tenor del carácter de la electricidad como servicio básico.

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Las eléctricas ya solo piden tiempo

Por Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

reloj de arenaEs la gran sorpresa del verano. En las jornadas organizadas recientemente por Enerclub (Club Español de la Energía) y APPA (Asociación de Productores de Energías Renovables) sobre “Una nueva etapa para la fotovoltaica”, se ha escenificado un cambio significativo de las eléctricas a favor de las renovables y del autoconsumo como gran indicador.

Cómo sino interpretar declaraciones de Endesa e Iberdrola deslegitimando el “impuesto al sol” decretado por el Gobierno (“no puede entenderse que haya que pagar por la energía autoproducida y autoconsumida”), reconociendo un futuro “apabullante” para la fotovoltaica, la viabilidad de grandes plantas y del autoconsumo, solo pendiente del marco normativo adecuado, y admitiendo, en general, que el desarrollo de las renovables tiene que volver a arrancar.

Es evidente que se han rendido a la inexorabilidad del cambio ante el cual su resistencia numantina solo les dejaría fuera de juego. No les va a valer con el nuevo Gobierno, sea el que sea, incluso si es del PP, y con el “valido” de la eléctricas, el Sr. Nadal de ministro de Energía, porque una oposición con mayoría en el Congreso está por promover ya el autoconsumo y por la transición energética.

Y también es evidente que no se rinden sin condiciones, que lo que piden es tiempo. Piden tiempo sobre todo ante el cambio que más temen, el de la rápida introducción de la fotovoltaica como tecnología verdaderamente disruptiva, introducción que estaría potenciada por nuestro retraso (tenemos una octava parte de potencia instalada con respecto a Alemania y con más irradiación solar y alcanzarla significaría ¡superar el 60% de  nuestra generación eléctrica con renovables!) y por la viabilidad creciente de la generación distribuida en autoconsumo en hogares, Pymes, explotaciones agrarias, municipios (hasta  Barcelona está en ello) y regiones (solo Murcia puede instalar en sus más de 14 Km2 de tejados los mil megavatios de potencia para cubrir en balance neto su consumo residencial y alcanzar la soñada Murcia Solar con “autosuficiencia conectada”).

Y ante esto, los asistentes a la reunión parecieron estar de acuerdo en que sí va a haber explosión de la fotovoltaica, que ya es algo, aunque no sería inmediata. Según el representante de Endesa, no habría un cambio radical en fotovoltaica en esta legislatura, lo cual es ya un avance en tiempo con respecto a lo declarado por el Sr. Nadal unos días antes cuando posponía el cambio a los próximos 15-20 años.

Es evidente que lo que están pidiendo es tiempo, tiempo para adaptarse a la nueva situación, tiempo para rentabilizar a tope sus activos fósiles y nucleares y tiempo para seguir con la manija (también en autoconsumo) y mantener su situación dominante.

Y tiempo, como decía el Papa en su encíclica Laudato sí, es lo único que no tenemos, es el recurso más escaso. El momento es ahora y es hora de ir a tope con el autoconsumo, la eficiencia y las renovables.

El desafío es simplemente político y el nuevo Parlamento tendrá que estar a la altura de su compromiso con los ciudadanos para dar una respuesta urgente y ambiciosa a la “emergencia energética, climática y ambiental” que vivimos. Desafío que quizás es la gran oportunidad para España de entrar en un nuevo modelo de progreso, más sostenible, también en términos económicos de innovación y de competitividad. Es lo mejor que podemos usar y vender.

Contadores inteligentes, ¿también al servicio del monopolio eléctrico?

Por Joan Herrera, Abogado y Patrón de la Fundación Renovables y Dolors Clavell, Abogada y Miembro del Consejo de Som Energia

Cuadro eléctrico

Cuadro eléctrico (GTRES)

Los llamados contadores inteligentes de electricidad llegan a nuestras casas.  Ello debería servir para hacer una política energética basada no sólo en la oferta, sino también en la gestión de la demanda, tal como impone la Directiva europea 2009/72/CE de 13 de julio de 2009.

En España se ha regulado el cambio obligatorio de los contadores de electricidad de manera que las cinco eléctricas que siempre han trabajado en la distribución eléctrica puedan ahora intentar reservarse el monopolio de nuestros datos de consumo.

En el cambio de contadores, estamos descubriendo la existencia de intereses cruzados entre las empresas fabricantes de contadores y las de distribución eléctrica. Así, se están imponiendo restricciones por parte de una de las empresas distribuidoras, Endesa, para impedir instalar contadores que no sean de Enel, empresa pública italiana propietaria de Endesa. Por otra parte se consagra la falta de transparencia en la fijación de los precios de alquiler de los equipos. Y también se amenaza a la privacidad de los ciudadanos –y a su madurez- cuando no se fijan reglas claras para que el conocimiento de sus hábitos de consumo revierta en su propio beneficio y no en el de las empresas.

Pero lo que aquí queremos plantear es algo más: Las distribuidoras de electricidad mantienen un denominado “monopolio natural” sobre la red de distribución en base a una lógica de red única, que según parece justificaría no dispersar la titularidad de esa red en numerosos agentes.  Aceptando esa hipótesis, ¿qué tiene que ver la titularidad de la red de distribución con el conocimiento y gestión de nuestros datos de consumo?  ¿Cómo es posible que, con la excusa del monopolio sobre la red, se intente ir más allá y tener el monopolio de nuestros datos?  ¿Dónde está la justificación para ese privilegio?

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El futuro es el gran negocio energético del presente

Por Hugo Morán – Exdiputado

“Total compra el fabricante de baterías Saft por 950 millones de dólares”. En 2011 ya había comprado Sun Power.

“Gas Natural Fenosa invertirá 14.000 millones de euros en redes y nueva capacidad de generación fundamentalmente renovable hasta 2020. De los 3.500 millones previstos en nueva generación, 2.500 serán en hidráulica, eólica y solar, y 1.000 en gas”.

“El Fondo de Pensiones Global del Estado Noruego excluyó el año pasado a 73 compañías de su cartera por motivos medioambientales y éticos”.

“Iberdrola entra en el negocio del autoconsumo con su producto Smart Solar. Endesa ya ha presentado su oferta residencial fotovoltaica”.

“Arabia Saudita exportará electricidad renovable en vez de petróleo a mitad de siglo. Esto ha declarado su nuevo ministro del petróleo”.

“Volkswagen tendrá 20 modelos de coches eléctricos diferentes a la venta para 2020”.

“El coste de adaptación al cambio climático podría ascender entre 280.000 y 500.000 millones de dólares al año hasta 2050, unas cifras que cuadruplican o quintuplican los cálculos previos. Es lo que se desprende del segundo Informe sobre la brecha de adaptación elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente”.

No hace falta ser especialmente perspicaz para, una vez leídas noticias como las anteriores (que por cierto son todas muy recientes y extraídas en menos de quince minutos de unos pocos medios españoles), concluir que se está produciendo un descomunal giro en torno al modelo energético global y que detrás de este cambio se adivinan inmensos flujos financieros, espectaculares negocios corporativos y no pocos movimientos geoestratégicos de orden político.

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Tú, tu recibo de la luz y los beneficios de las eléctricas


sergiodeottomini

Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad 

El pasado año 2015 los beneficios de las tres principales eléctricas de nuestro país sumaron 5.010 millones de euros. En el primer trimestre de 2016 suman ya, solo entre Iberdrola y Endesa, 1.304 millones de euros a los que se añadirán lo que anuncie Gas Natural Fenosa esta semana. Cinco mil millones al año, unas decenas de millones arriba o abajo, es lo que han ganado durante los últimos años estas tres empresas, con unos márgenes que, por cierto, doblan a los de las eléctricas europeas. Y todo ello pese a la crisis que hemos sufrido, que estamos sufriendo en este país; pese a la espectacular caída de la demanda, hoy es la misma que en 2005; y, pese a la reforma normativa de los Soria-Nadal que según el presidente de la patronal eléctrica tanto les iba a afectar a su cuenta de resultados.

Factura de la luz

Ahí están nuestras grandes compañías eléctricas rebosantes de beneficios, con unos relucientes ratings (eso que sirve para medir su solvencia ante los inversores de todo el mundo), con unos ambiciosos proyectos de expansión internacionales y con la satisfacción del deber cumplido: han frenado el desarrollo de las renovables con las que se colaban en su cortijo decenas de actores en el caso de la termosolar, cientos en el caso de la eólica y decenas de miles en el fotovoltaica y que podían haber llegado a ser millones si el Gobierno (siempre obediente a sus intereses) no hubiera puesto el tapón del Impuesto al sol en la regulación del autoconsumo.

Ellos argumentarán enseguida que más de la mitad de esos beneficios que estamos comentando vienen de su negocio fuera de España, lo que es verdad desde hace poco tiempo, aunque llevan diciéndolo desde hace mucho. Sí, es cierto, en efecto, nuestras eléctricas ganan mucho fuera de nuestras fronteras, pero no debemos olvidar que el músculo financiero que les permitió salir a conquistar mercados internacionales tuvo su origen también en tu recibo de la luz y en los regalos gubernamentales como los Costes de Transición a la Competencia.

Y en el rincón de enfrente tú y tu recibo de la luz. Echa un vistazo a cualquiera de los últimos meses y busca uno de hace cinco o seis años. Antes de irte al importe final comprueba como un concepto que se llama “término de potencia” ha crecido en un 40 por ciento. Eso del término de potencia es lo que pagas fijo, consumas más o menos. Eso lo han subido para que en el caso de que tuvieras la peligrosa y subversiva idea de ahorrar energía, los beneficios de esas grandes compañías queden asegurados. De todas las subidas le han echado la culpa a las primas de las energías renovables, pero no te lo creas. Esas primas son un coste más del sistema y eran insignificantes cuando ya se estaba creando ese monstruo del “déficit de tarifa” que ha justificado todas las tropelías que han hecho y por el que se supone que todos los consumidores le debemos un montón de dinero a ese sistema eléctrico del que esas empresas obtienen esos insólitos beneficios. En los costes del sistema sí hay conceptos que no tienen ninguna razón de ser como los “pagos por capacidad” a los ciclos combinados de gas que las grandes empresas perciben para paliar su inmenso error estratégico de instalar 27.000 MW, potencia superior a la que se instaló en esos años en renovables. Con ellos pensaban ganar mucho dinero, pero como se equivocaron los pagas tú en tu recibo de la luz. Vete al final de tu factura y comprobarás que, pese a lo que ha estado diciendo el dimitido ministro de Energía, el coste de la electricidad ha subido cerca de un ochenta por ciento en los últimos diez años.

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