Por Juan López de Uralde – Diputado
El camino de las energías renovables nunca ha sido fácil en este país. Aunque parezca mentira en el país del sol y el viento se ha llenado sistemáticamente de obstáculos el camino para el desarrollo las fuentes renovables. Hace no tanto tiempo, la energía solar fotovoltaica estaba prohibida en España por motivos de seguridad. Se consideraba que conectar una planta solar a la red ponía en peligro la estabilidad de la misma, así que el desarrollo fotovoltaico estaba fuera de lugar. Fue necesaria mucha lucha y mucho esfuerzo para superar aquel obstáculo. La energía solar térmica para agua caliente estaba muy extendida en los países mediterráneos, cuando aquí sólo algunos pioneros se atrevían a instalarla.
El bloqueo que sufre en la actualidad el autoconsumo eléctrico es un paso más en el mismo escenario de dificultar el desarrollo renovable en el país del sol; como lo fue también la campaña terrible de descrédito sufrida por la energía solar por el coste de las primas. En los últimos años parecía que las renovables eran la causa de todos los males de nuestro sistema energético.
Ahora las empresas eléctricas han dirigido todos sus esfuerzos a frenar el desarrollo del autoconsumo: no quieren permitir que los consumidores puedan desconectarse y generar su propia energía. El autoconsumo no precisa de primas, sólo que le dejen desarrollarse sin obstáculos; pero tampoco eso parece posible.
Por eso los que llevamos muchos años en esto no nos extraña demasiado los obstáculos al autoconsumo, aunque desde luego nos alarma tanta persistencia en impedir el desarrollo de las energías limpias en nuestro país, La última deserción ha sido la de Ciudadanos. Después de hacer del autoconsumo uno de los puntales de su discurso energético, ha bastado un pacto con el Partido Popular para bloquear la tramitación en la Mesa del Congreso de una Propuesta de Ley para eliminar el impuesto al sol.
Como si fuera la última barricada que debe superar para alcanzar el cambio de modelo energético, el autoconsumo se ha convertido en el auténtico enemigo a batir por las empresas eléctricas. No ahorran esfuerzos para tumbar cualquier avance que le permita abrirse paso. Ello nos da una idea de la importancia que la legalización del autoconsumo con balance neto y sin obstáculos tendría para dar la vuelta al modelo energético. Y es que finalmente estamos ante el enfrentamiento de dos modelos: un modelo, el actual, oligopólico en el que el control de la energía está en manos de unas pocas empresas que nos la venden en las condiciones que les son convenientes; frente a otro descentralizado y mucho más autónomo basado en las fuentes renovables, en el que el ciudadano puede decidir la forma en que se produce la energía que consume.
Así que no nos extraña la deserción de Ciudadanos del campo de la defensa del autoconsumo. Finalmente se ha acabado alineando con los que defienden el modelo oligopólico. Con ello se ha perdido una oportunidad única de resolver el conflicto en el que se encuentra inmerso el autoconsumo; porque por una vez había una absoluta mayoría dispuesta a eliminar el impuesto al sol. Y es que en contra de lo que nos quieren vender, la cuestión energética es profundamente política.