Por Mariano Sidrach de Cardona – Catedrático de la Universidad de Málaga
Posiblemente no es el mejor día para hablar de energía. La coincidencia con el día de los enamorados y toda la propaganda comercial asociada, que nos incita, una vez más, a celebrarlo desde una perspectiva consumista, no ayuda nada a visibilizar que hoy celebramos el día mundial de la energía. Una energía que es un derecho básico, a la que se debería acceder en condiciones de igualdad y justicia social y que debería, sobre todo, consumirse con responsabilidad.
Una fecha importante debido a la fuerte dependencia existente entre desarrollo económico, consumo de energía y cambio climático. Si analizamos los datos disponibles a nivel global, veremos que el consumo de energía en el mundo es profundamente desigual. En grandes números, los países desarrollados, que representan el 25% de la población mundial, consumen aproximadamente el 75% de toda la energía y por lo tanto somos los máximos responsables del cambio climático. Una población mundial que ha alcanzado los 7400 millones de habitantes, de los que todavía un 17% no tiene acceso a la electricidad y un 38% depende de usos tradicionales de la biomasa para cocinar.
Es razonable pensar que la deseable mejora de las condiciones de vida de esta población va a facilitar su legítimo derecho al uso de energía y, por lo tanto, el consumo de energía a nivel mundial va a seguir aumentando en las próximas décadas. Esta encrucijada, motivada por tener que aumentar la producción de energía y a la vez mitigar el cambio climático, sólo se puede resolver si abandonamos el uso de los combustibles fósiles, que son actualmente la principal fuente de energía del planeta y el principal responsable del cambio climático. Los primeros en hacerlo debemos ser los países desarrollados, ya que disponemos de tecnología y recursos económicos suficientes para llevar a cabo la transición a una energía baja en carbono.
En segundo lugar, los países desarrollados tienen una especial responsabilidad en ayudar para que los países en desarrollo puedan cubrir sus necesidades energéticas de forma sostenible con el medio ambiente.
Según lo publicado por la Agencia Internacional de la Energía, poco a poco las cosas están cambiando. Casi la mitad de la nueva capacidad de generación eléctrica mundial instalada en 2014 fue renovable. Gracias a la mejora de la eficiencia en sectores tales como la industria, el transporte y la edificación, por primera vez el aumento de la actividad económica no ha llevado implícito un aumento de las emisiones de CO2, lo que hasta ahora eran parámetros fuertemente relacionados. Las fuentes no fósiles en el mix mundial eléctrico representan el 14% y se prevé que alcancen el 25% en 2040.
Algunos países como China han empezado a apostar fuertemente por las energías renovables y empiezan a abandonar el uso del carbón. En el lado opuesto, India ha entrado en un proceso de crecimiento rápido y va a aumentar el uso del carbón y los combustibles fósiles. Aun así, pretenden alcanzar el 40% de generación eléctrica renovable en 2030. Podemos decir que en los próximos años van a seguir creciendo las emisiones de C02 a la atmósfera, pero a menor ritmo que en el pasado. No es suficiente, pero algo es algo.
En general, el sector eléctrico está liderando la lucha contra las emisiones de CO2, lo que pone de manifiesto que la electrificación de la demanda, con generación renovable, es el único vector energético capaz de hacer frente al cambio climático. El gran reto energético que tiene planteado la humanidad es ser capaces de cambiar de un transporte y de una movilidad dependiente de los combustibles fósiles a un transporte y una movilidad basados en el uso de energía eléctrica. Esto va a suponer aumentar de forma significativa la generación de electricidad, que deberá hacerse con fuentes renovables.
Para favorecer esta transición, podríamos empezar por eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, reducir el uso del carbón y hacer un plan de cierre de las centrales térmicas que lo usan, apostando decididamente por las energías renovables.
Que nadie tenga la tentación de apostar para este proceso por las centrales nucleares, con el argumento de que no generan CO2. Los peligros asociados a la energía nuclear y las graves incertidumbres tecnológicas que persisten en el ciclo de vida completo de esta tecnología, la descartan como fuente de energía no sólo para el futuro, sino también para el presente: más nos valdría en España, cuanto antes, hacer un plan de cierre de las que están en operación y apostar de una vez por todas y en serio por las energías renovables. La reciente resolución del Consejo de Seguridad Nuclear a favor de renovar la autorización a la central nuclear de Garoña, es una muy mala noticia. El accidente que se ha producido en la planta nuclear de Flamanville- Francia, nos recuerda el riesgo que estamos corriendo usando esta tecnología.
No parece, de momento, que este gobierno esté por la labor de impulsar estas políticas. Tendremos que cambiar de gobierno.
¡Feliz día de San Valentín a todos!
Ya estamos con las tonterias.
Que no!! no y no!! ostias.
Dejaos de hashags de lazos y de coñas. Quereis otro sistema de energías eléctricas para el pais, muy facil; no votéis a los mismos corruptos y ladrones de siempre, no votéis aquellos que os encarecen la luz y hacen negocio a vuestra costa, no votéis a los que generan este sistema electrico, a los que se lucran, lo protegen y lo mantienen, a los que luego acaban en sofas de consejos de dirección de empresas eléctricas.
Es muy facil coño, dejad de votad a putos delincuentes. No hace falta hashtags
http://interestrellado.es/2017/01/25/pobreza-de-valores/
14 febrero 2017 | 13:55
Nada que hacer: SIGUE EL PP.
14 febrero 2017 | 14:43