La política del Gobierno sobre cambio climático: “(…) y ya llegaremos al 2050”

Por Carlos Bravo – Coordinador del Secretariado Técnico de la Alianza Mar Blava

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«Lo que va a ocurrir en 2020 está claro, en 2030 quedan las cosas por definir y ya llegaremos a 2050», eso es lo que, de forma evasiva, respondió el nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 22) celebrada recientemente en Marrakech, al ser preguntado por los planes del Gobierno español para llegar a un horizonte descarbonizado en 2050, que es la meta que se ha marcado la comunidad internacional para hacer frente al desafío del cambio climático.

No deja de sorprenderme la irresponsabilidad de esta lamentable respuesta del ministro Nadal, sobre todo porque España es un país especialmente vulnerable al cambio climático. Esa afirmación evidencia que no existe un compromiso activo por parte del Gobierno español para hacer frente de forma eficaz a este problema.

Sí, sin duda, algún día llegaremos al 2050. Quizá no el ministro Nadal y tampoco muchos de nosotros, pero sí nuestros hijos y nuestros nietos. Pero la pregunta es: ¿en qué condiciones llegarán a esa fecha? ¿Cuál será la temperatura media del planeta entonces y cuales los efectos del cambio climático que tendrán que sufrir? Lo cierto es que las previsiones no son nada  halagüeñas. En cualquier caso, dependerá en gran medida de la mayor o menor ambición de las políticas energéticas y climáticas de España y los demás países de la comunidad internacional.

Todo parece indicar que el cambio climático se está acelerando a nivel global. Cambios previstos para dentro de unas décadas, están sucediendo hoy día. Un reciente estudio publicado en Science concluye que el 80% de los procesos ecológicos del planeta ya se están viendo alterados por el calentamiento global.

Seguramente prueba de ello es que, con los datos disponibles hasta ahora, es muy probable que 2016 termine por batir el récord de incremento de la temperatura que actualmente ostenta 2015, tal y como informó el pasado 14 de noviembre la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas. Los datos preliminares que maneja la OMM indican que el aumento de la temperatura mundial en 2016 será de aproximadamente 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales.

Así pues, no estamos muy lejos de alcanzar un aumento de la temperatura media del planeta de 1,5 ºC con respecto a las fechas de referencia, cifra a la que ahora, tras las nuevas evidencias sobre el empeoramiento acelerado del cambio climático, los científicos  apuntan ya como el límite que no debería superarse si no queremos vernos abocados a sufrir un cambio climático irreversible y de efectos catastróficos.

Cumbre del Clima de Marrakech

En la declaración política acordada en la cumbre de Marrakech, la comunidad internacional reafirmó de forma rotunda el compromiso de implementar completamente el Acuerdo de París. Una declaración muy positiva, y más en estos momentos, tras la elección del retrógrado y negacionista climático Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Aunque no queda más remedio que ir todavía más allá, exigir más ambición en los objetivos de los planes de acción voluntarios planteados por los países en el marco del Acuerdo de Paris para reducir emisiones de CO2, pues, en sus versiones actuales, el esfuerzo conjunto de todos estos planes no suma lo suficiente para evitar alcanzar un incremento de 1,5ºC de la temperatura media del planeta, sino que nos acercaría más hacia la estremecedora cifra de 3ºC.

Ante las preocupantes perspectivas de la evolución del cambio climático, y teniendo en cuenta el Acuerdo de Paris y la Declaración de Marrakech, lo esperable sería que el Gobierno español fuera responsable y actuara de forma proactiva en la adopción de medidas para luchar contra este problema. Es inaceptable que España haya aumentado sus emisiones de CO2 más de 3,5% en 2015 con respecto al año anterior, principalmente por el gran aumento del uso del carbón para la generación de electricidad, mientras que la tónica general en la Unión Europea fue la de rebajarlas, y que al Gobierno no le importe que sigamos transitando por ese equivocado camino.

En Paris y en Marrakech ha quedado claro que ya hay un consenso planetario de que es necesario poner en marcha de forma urgente planes que conduzcan a una descarbonización profunda de nuestra economía. Tenemos que alcanzar lo antes posible a 2050 un sistema energético eficiente e inteligente basado al 100% en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables, únicos recursos energéticos sostenibles con los que plantar cara eficazmente el problema del cambio climático.

Para cumplir con los compromisos del Acuerdo de Paris, que el Gobierno español ha oficialmente asumido ante Naciones Unidas, España tiene que cambiar su política energética radicalmente. Para eso, entre otras cosas, hubiera sido muy útil haber creado una cartera de Energía y Cambio Climático en el gobierno recién formado. Sin embargo, se ha optado incoherentemente por seguir dejando separadas estas dos responsabilidades en ministerios diferentes, como bien denunciaba Concha Cánovas en este mismo blog hace unos días.

La incoherencia de la política energética española para hacer frente al desafío del cambio climático no puede achacarse a la falta de información sobre los efectos que este fenómeno previsiblemente nos va a deparar. En el ministerio de Medio Ambiente disponen de relevantes estudios al respecto. Estos demuestran que, dada su situación geográfica y sus particulares características socioeconómicas, España lo va a pasar mal por culpa del cambio climático. Sectores económicos tan importantes como el turismo, la agricultura o la pesca se van a ver afectados de forma muy negativa, por no hablar de los impactos en los ecosistemas naturales.

El Gobierno español debe entender que no queda otra posibilidad que reengancharse a la revolución de las energías limpias que está teniendo lugar en el mundo, gracias a la importante reducción de costes de las principales tecnologías de energías renovables, de acumulación de electricidad, etc. Una revolución imparable porque estas señales económicas son las que realmente mueven a los mercados financieros. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su reciente informe World Energy Outlook 2016, concluye que para el año 2040 el 75% de la inversión mundial en energía será en fuentes renovables, el 58% de la electricidad mundial se generará con energías renovables y el 50% de los vehículos particulares serán eléctricos.

De seguir así, España corre el riesgo de quedarse rezagada en este proceso. Si se queda atrás, sin duda tendrá que asumir mayores costes financieros y sufrirá mayores riesgos ambientales. Pero esto no nos lo podemos permitir.

 

7 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Secreto

    Carlos Bravo como se nota que no tienes ni pajolera idea de lo que hablas. Parece mentira que ni en los medios ni al parecer en los diarios «independientes» se abarque el tema de la dieta cuando se refieren al cambio climático. Menos hablar de energías limpias cuando la ganadería industrial representa el 18% de las emisiones globales de efecto invernadero mientras que todo el transporte representa el 13% eso sin mencionar todo el otro daño medioambiental que ocasiona. El mundo necesita que la gente adopte una dieta basada en plantas, total o parcialmente. Pero si ignorantes o deshonestos como tu os dedicais a esconder la verdad para no parecer unos hipócritas le estáis haciendo un flaco favor a España y al mundo. Eso si, que a nadie se le ocurra tener una bombilla que no sea de bajo consumo…. Anda a la mierda todo ya.

    05 diciembre 2016 | 16:07

  2. Dice ser Gonzalo Calvo Pérez

    Carlos Bravo, que es biólogo de formación, y que por tanto no tiene ni idea de climatología por parte de su formación universitaria, tiene en cambio acceso a los medios de comunicación, donde se le permite predicar la religión del cambio climático, antes llamada del calentamiento global, antes llamada del agujero de ozono.
    Los científicos serios, que no tenemos voz en los medios, sabemos que la ciencia oficial miente, tras conocerse los escándalos de manipulación masiva de los registros meteorológicos de estaciones globales (Climategate) y satélites (escándalo NASA).
    El clima cambia, por supuesto. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará. La cuestión es que la gente de a pie no sabe que ese cambio es por cuestiones naturales, a la escala que nos importa, por la variación de la emisividad energética solar.
    Así, lo que los anglosajones han intentado esconder es que tanto el calentamiento climático hasta 1997, como el enfriamiento suave desde entonces, son paralelos e inmediatamente subsiguientes a la variación de emisividad solar en los mismos períodos.
    En resumen: Ni hay cambio climático catastrófico alguno, ni hay calentamiento global desde 1997, ni estos cambios climáticos están causados por el aumento homeopático del nivel de CO2, irrelevante para el clima, tal y como demuestra la inexistencia de experimentos de laboratorio que prueben que un aumento de CO2 entre 350 y 400 ppms (partes por millón) genere aumento de temperatura medible alguno.
    Insistamos: Los datos no manipulados térmicos casan con los datos de actividad solar.
    Si aún no hay un enfriamiento global marcado, a pesar del enfriamiento solar, es por el efecto inercial del océano, recalentado en el período anterior a 1997 por un Sol anormalmente emisivo.
    Quien dude de que el Sol está anormalmente frío, que mire él mismo, y compruebe la ausencia de manchas solares, y el descenso marcado de las mismas en los últimos 3 ciclos de 11 años (conceptos de ciclo solar, clima espacial, doble dinamo solar).

    05 diciembre 2016 | 23:11

  3. Dice ser Pitsail

    Vaya,vaya,Secreto y Gonzalo Calvo parece que saben mas que nadie. ¿Y es mejor esto que poner nuestras propias placas solares en casa? : http://www.eldiario.es/cultura/tecnologia/Chernobil-fin-cubierto_0_585491682.html
    http://elperiodicodelaenergia.com/el-coste-de-desmantelar-fukushima-y-compensar-a-los-afectados-se-dispara-a-mas-de-166-000-millones-de-euros/?platform=hootsuite
    Iros a otro planeta con vuestra paliza anti-renovables y dejad que ponga en mi tejado lo que me de la gana,negacionistas. ¿Porque no os largais a Usa para empezar,con vuestro amiguito Trump? El si os comprenderá.

    06 diciembre 2016 | 00:13

  4. Dice ser Alucino.

    «Los científicos serios, que no tenemos voz en los medios, sabemos que la ciencia oficial miente»

    jajajajajajajajajajajajajajaja vaya crack…

    Confiemos todos en que nunca tengas voz en los medios que es ya lo que nos faltaba…

    06 diciembre 2016 | 00:17

  5. Dice ser Gonzalo Calvo Pérez

    El comentario de «alucino» es el típico ejemplo de cómo, sin datos, y sin dar su nombre real, tantos cobardes ignorantes y desinformadores vienen a atacar a los científicos valientes, que los habemos.
    Háblennos de por qué ya no se llama «calentamiento gobal» sino «cambio climático»… ¿Será porque no hay calentamiento global desde 1997?
    HIDE THE DECLINE

    06 diciembre 2016 | 13:44

  6. Dice ser Gonzalo Calvo Pérez

    Cuando uno ve los curricula de los integrantes de los blogs «verdes» que se dedican al alarmismo climático, hay un claro factor común: Son todos del lobby de las empresas que venden bien caras las tecnologías renovables, y tienen por tanto afán de lucro obvio. ¿Hace falta decir más sobre por qué mienten y se dedican a la propaganda pseudocientífica?

    06 diciembre 2016 | 13:48

  7. Dice ser Pedro

    Gonzalo Calvó, ¿no seras el primo de Rajoy? calientamiento global, cambio climático, ¿que mas da? Viene a ser todo lo mismo. Dices que vienen a atacar a los científicos valientes,pero tu bien que atacas las energias renovables.
    Los del alarmismo climático son para tí del lobby de las renovables.
    Según tu criterio supongo que los del no alarmismo climático vendran del lobby de los combustibles fósiles.
    El cambio climático sin duda tiene un factor natural,como bién dices, pero la boina de contaminación sobre ciudades como Madrid o Barcelona sospecho que no es por causas naturales.
    Todavía no puedo entender a la gente que demoniza las energías renovables si pueden soliviantar en parte los problemas de contaminación

    08 diciembre 2016 | 20:31

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