Por Juan Castro – Gil – Abogado y Secretario de ANPIER
Hace tan solo unos días, la Corte Penal Internacional, asomó su patita medioambiental fuera del armario.
La Corte Penal Internacional es un Tribunal creado con el impulso de la ONU (aunque al margen de ella) a finales del siglo pasado, con el objeto de juzgar a personajes acusados de cometer crímenes de esos que no caben en cabeza humana (si es que cabe alguno), tales como los genocidios, guerras, esclavitud…
Los países del mundo, después de mucho tiempo discutiendo sobre la posibilidad de crear un tribunal penal supranacional para asuntos que superaban límites territoriales e incluso de derecho natural, tuvieron que vivir en sus propias carnes el genocidio ruandés y la barbarie de los Balcanes para dar el paso finalmente y aceptar compromisos de cesión de soberanía de Jueces no nacionales. Todo el mundo entiende que haya determinados delitos que superan la imaginación de la jurisdicción doméstica, en los que además, la triste realidad demuestra que terminarían resultando impunes si un organismo semejante no los abordase.
Hasta ahora, en el imaginario colectivo, este tipo de procesos se destinaba a sanguinarios criminales que asesinaban sin pudor a centenares de miles de inocentes, o a los que usaban armas químicas contra la población, o esclavizaban a niños y mujeres en beneficio de guerras miserables,… Pero, ¿qué incidencia penal pueden tener determinadas actividades humanas que inducen de forma directa a un cambio del sistema de vida radical provocado por el cambio climático?
No se rasquen los ojos todavía.
No parece que exista mucha discusión (más allá de alguna anécdota) sobre que la acción humana está forzando sobremanera los límites de supervivencia de nuestro planeta. Existe consenso científico: el calentamiento global provocado por la acción del hombre, (fundamentalmente por su política masiva de extracción y generación energética fósil), está suponiendo un cambio en los ecosistemas, en la salud, en los territorios, en el agua, … de dimensiones nunca conocidas desde que existe el género humano.
Quizás sin valorar en su completa magnitud las dimensiones de su documento, la Corte Penal Internacional anunció que iba a empezar a considerar los casos de destrucción del medio ambiente, el mal uso de la tierra y la apropiación masiva de tierras como crímenes contra la humanidad. Esto supondría un cambio sideral en su estrategia hasta ahora. Quizás prebostes de grandes compañías den un respingo al pensar que su política de forrarse a costa de contaminar, contaminar y contaminar (que hasta ahora les ha salido gratis), a lo mejor, empieza a tener otras consecuencias. Quizás politiquillos de sobre fácil que han aceptado bajo mantras falsos de sostenibilidad económica que el petróleo, el uranio, el gas o el carbón son intrínsecos al estado de bienestar (aunque se lleve por delante el espacio natural de sus hijos y sus nietos), les empiece a temblar un ojillo al vislumbrar una posibilidad como esta. A lo mejor alguno de los iluminados que entiende que la posibilidad de destrozar masivamente acuíferos de nuestros ámbitos rurales buscando una pizca de gas que vender a precio de oro, se lee un par de veces esta noticia.
Que un indeseable tirano acabe con una tribu del Amazonas parece que nadie discute que habrá de ser perseguido más allá de dónde se encuentre, pero que otros miserables de corbata destrocen a cachitos todo lo que conocemos, parece que sorprende que deba de ser perseguirlo penalmente. ¿O no?
No creo que la Corte Penal Internacional levante esta alfombra inmediatamente, pero desde luego, es extraordinario que se hayan atrevido a que este debate salga del oscuro armario en que muchos lo quieren dejar. A ver si de una vez por todas es cierto aquello de que el que contamina paga, pero de verdad.
Existe consenso científico en una opinión, pero no está demostrado más allá de lo que es una hipótesis.
Cuando según el método científico algo está demostrado y funciona bajo unas normas estas pasan a ser leyes. Antes de que eso se pueda demostrar, son teorías. Y si ni siquiera hay indicios y solo es un postulado, se llama hipótesis.
Mientras una gran campaña con mucho dinero se empeña en convencer a la gente que invierta dinero en su industria para evitar el cambio climático, 150 científicos han montado una plataforma para intentar convencer a la ONU para que presente pruebas de eso que muchos ya dicen que es un hecho… sin haberlo demostrado primero.
http://www.climatescienceinternational.org/
http://www.libertaddigital.com/ciencia/consenso-150-cientificos-escepticos-niegan-el-calentamiento-antropogenico-1276378505/
28 septiembre 2016 | 12:05
Es mentira que haya consenso sobre el cambio climático. Unos dicen que es causado por el hombre, y otros decimos que no lo es.
Ninguna prueba científica demuestra que el cambio climático sea antropogénico. Todas las pruebas demuestran que el clima está determinado astronómicamente.
La corte penal internacional debería ocuparse en perseguir a Bush, Blair y Aznar, y no en plegarse a los intereses de los países más nuclearizados, interesados en imponer trabas a los países en vías de desarrollo.
HIDE THE DECLINE
28 septiembre 2016 | 17:05
Gonzalo Calvo Pérez una avestruz tiene más gónadas que tu.
28 septiembre 2016 | 23:08