La nueva energía es mayoría

Por Domingo Jiménez – Presidente de la Fundación Renovables

Si volvemos a hacer “la prueba del algodón” en materia energética a los compromisos de los partidos políticos que han conseguido representación parlamentaria, podemos comprobar que es viable una nueva política que nos lleve a un nuevo modelo energético para España y que garantice una respuesta eficiente al desafío del cambio climático.

Hay una mayoría absoluta de fuerzas parlamentarias que están de acuerdo en la necesidad de un programa a medio y largo plazo en materia de energía y cambio climático en el que se respeten los compromisos de París, incidiendo en la oportunidad para España de una transición energética basada en las energías renovables.

Aunque en su concreción varían algo, hay acuerdo (hay mayoría, aunque no absoluta) en un escenario deseable para el horizonte 2050 con el 100% de generación eléctrica de origen renovable, mientras que en los otros sectores estas alcanzarían hasta un 70%.

Con esta base debería ser viable una Propuesta de Ley de Energía y Cambio Climático para una transición hacia la sostenibilidad energética como principal instrumento para un nuevo modelo energético con la mitigación del cambio climático como resultado.

• Hay una mayoría absoluta en favor de colocar a los ciudadanos en el centro del sistema energético, eliminando la pobreza energética y promoviendo el autoconsumo para que el consumidor pase a ser “prosumidor” o productor de energía eléctrica en particular y, en gran parte, consumidor de la energía que produce, sin el “impuesto al sol”, pudiendo enviar a la red en condiciones económicas adecuadas la que no usa. Sería viable un Proyecto de Ley sobre Autoconsumo y debería ser urgente hacerlo, incluso sin esperar a la propuesta anterior, dada la inseguridad jurídica existente por el Decreto Ley de diciembre de 2015 sobre Autoconsumo.

• Hay una mayoría absoluta para el restablecimiento del régimen jurídico y económico de las renovables, lo que exigiría simplemente una propuesta de Ley de derogación de la normativa que ha modificado el régimen original de retribución de las renovables y que propició en su día su desarrollo. Dada su envergadura económica y lo distribuido de los beneficios del desarrollo de las renovables, quedaría por debatir y decidir cómo se costea dicho restablecimiento o, mejor dicho, a qué centro de coste se carga, pudiendo plantearse el que no sea a la factura eléctrica, sino que, dados esos beneficios dispersos, vaya a cargo de los Presupuestos Generales y no del consumidor de electricidad.

• Y hay mayoría absoluta para cambiar el régimen regulado del Sistema Eléctrico, una pieza clave de esa transición. Prácticamente toda la oposición al gobierno anterior, ahora en funciones, y gran parte de las nuevas fuerzas parlamentarias lo apoyan, lo que permitiría la derogación de la normativa que regula el régimen general del Sistema Eléctrico, con la posibilidad de una auditoria de costes del sistema como base para un nuevo Proyecto de Ley que incluiría la regulación del mercado eléctrico siguiendo ya las directrices que la Comisión Europea aprobará antes de final de año y, en particular, del modelo de subasta y fijación de los costes y gravámenes a incluir en las tarifas y en la factura.

• Y por el momento solo hay mayoría simple, que podría convertirse en absoluta si se pronuncian al respecto fuerzas que no lo han hecho, para el cierre programado de las centrales nucleares -aunque hay dos propuestas sobre la mesa, una más restrictiva para su cierre en 2024, cuando prescriban sus permisos actuales de operación, y otra en la que la última central cerraría en 2028, cuando todas hayan cumplido los 40 años de actividad-.

Así que hay mayoría de fuerzas parlamentarias suficientes para darle la vuelta al sistema energético y arrumbarlo ya hacia la sostenibilidad y mitigación del cambio climático como necesidad y gran oportunidad.

Necesidad y oportunidad no solo ambiental (junto con la mitigación del cambio climático conseguiríamos una mejora sin precedentes de la calidad del aire urbano) sino también socioeconómica, empresarial y de empleo, con criterios de transición justa, ya que se perderán empleos en los sectores muy dependientes de los combustibles fósiles que se compensarán con creces, en cantidad y calidad, en los sectores de la eficiencia energética (rehabilitación de edificios, regeneración urbana, movilidad y transporte sostenible…) y las renovables

Una llamada al ciudadano y a las ciudades:

Hace falta que, desde la sociedad civil, desde el tejido asociativo, las redes… y desde la ciudadanía en general, animemos y exijamos a las fuerzas paramentarías cumplir los compromisos adquiridos para con sus votantes y la ciudadanía en general.

Y hace falta que, como ciudadanos, colaboremos activamente con nuestra ciudad, con las ciudades ya comprometidas de una u otra forma con la sostenibilidad energética, las emisiones cero, ciudades sostenibles, ciudades con futuro, ciudades solares…y con las que todavía no lo están para que lo hagan. Si las ciudades (y los ciudadanos con ellas) cambian, todo cambia.

La esperanza energética se puede exigir porque en gran parte se puede cumplir ya.

• Imagen: Onlyyouqj – Freepik

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