Fukushima, 80 años después. Las eternas consecuencias

Luis María de la Maza – Profesional del área energética e industrial

Limpieza de residuos nucleares

Invierno de 2093, escribo desde mi ventana en un edificio de apartamentos de Nagano. Dentro de unos días cumpliré 25 años y, como muchas otras veces, vuelven a mi memoria y a mi diario los recuerdos de mis abuelos y mis padres sobre su tierra perdida, que no olvidada, de la que aquellos tuvieron que salir, para no volver nunca, una tarde de Marzo de 2011: Fukushima.

El lugar donde mis antepasados vivieron durante siglos en una casa familiar en el interior de la región dedicada desde siempre a la agricultura, cultivando frutales de todo tipo, donde llevaban una vida plácida y reconfortante, incluso cuando la región vivió el desarrollo industrial en la segunda mitad del siglo XX con la construcción de varias plantas nucleares.

Pero esa tranquilidad se acabó para siempre una tarde de Marzo de 2011 cuando un maremoto frente a la costa de Miyagi causó enormes daños materiales y dio lugar a un terrible tsunami, con olas de hasta 20 metros de altura, que golpeó la zona costera de Fukushima y dejó más de 20.000 muertos. Mi familia, alejada de la costa, no sufrió los efectos directos del tsunami.

Con ser esto horroroso, lo peor vino después. Explosiones en dos de los seis reactores nucleares de Fukushima Dai-ichi, incendios y fugas radiactivas de máxima gravedad, evacuación de los residentes en el entorno de la central (casi 50.000 personas en un primer momento, hasta cinco veces más en las semanas siguientes) hacia localidades cercanas. Un mes después del accidente, los niveles de radiación seguían siendo máximos, incompatibles con la vida, con kilómetros cuadrados de tierra y vegetación contaminados y fugas de agua radiactiva incontroladas hacia el mar.

Imposible seguir viviendo allí. Las plantaciones agrícolas fueron clausuradas, las pesquerías de la costa abandonadas. La población evacuada tuvo que emigrar a otras zonas del país alejadas del riesgo radiactivo. Toda la actividad de la región se redujo a los trabajos de desmantelamiento de las plantas nucleares, que han venido ocupando a miles de personas durante décadas, y convirtieron aquella hermosa región en un tremendo basurero radiactivo de bidones de agua y bolsas de tierra contaminados.

Nadie había imaginado un escenario tan inconcebible como este, en un país tan desarrollado como Japón, ni en la peor de sus pesadillas, y fue necesario improvisar posibles soluciones sobre la marcha, con muchos fracasos por el camino y con graves consecuencias medioambientales.

Nada fue igual para mis abuelos desde entonces. Tuvieron que empezar a vivir en un ambiente extraño para ellos, su vida agrícola desapareció para siempre y, como otros muchos miles de ciudadanos, perdieron casi las ganas de seguir viviendo. Mis padres no sufrieron tanto, aunque mantuvieron el recuerdo de Fukushima como si lo hubieran vivido, y para mí y mis hermanos aquello es un ejemplo de lo que nunca debería haber pasado y de la irracionalidad del ser humano en su búsqueda continua de un supuesto progreso.

Fukushima permanecerá como un trágico recuerdo durante siglos, los mismos que pasarán hasta que esas tierras puedan ser mínimamente habitables.

¿Hemos aprendido de esto? Un poco sí, pero no del todo: sufrimos el cambio climático desde hace más de 50 años, la Humanidad ha girado notablemente sus esfuerzos hacia las energías renovables, limpias y seguras, pero no ha dejado a un lado la energía nuclear. ¿Tendremos que soportar otra tragedia como la de Fukushima para aprender de verdad? Espero que no, por el bien de nuestra gente y de la Tierra en general.

 

12 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Dani

    Buenos días, el accidente de la central de Fukushima, fue debido al tsunami, no a la acción del hombre como ocurrió en la Central de Chernobyl. La tragedia de Fukushima era inevitable por la violencia del tsunami. A lo mejor hubiera sido preferible construirla en otro lugar más al interior de la isla.

    13 abril 2016 | 09:35

  2. Dice ser Existen normas

    Existen normas internacivonales sobre donde se pueden poner centrales nuclares o no lo que pasa es que no todos los paises pertenecen a estas comisiones o se adpatan a estas normas

    Ademas, en el caso de Japon, un poco complicado ponerla lejos de la costa dada su orografia

    Chernobil tenia una ciudad entera construida a su alrededor y trabajadores jovenes y superinexpertos porque solo contrataban gente de la atigua union sovietica. En la sala de control solamente se hablaban 3 idiomas. Chernobil no es ejemplo de nada salvo de la herencia Stalinista o de implosion de un complejo comunista

    Y aun cumpliendo las normas puede acaecer un fenomeno meteorologico de magnitud nunca registrada y echarlo todo por tierra. Y aunque tengas la central en el mismo epicentro de Europa, puede ocurrir una riada, un gran incendio por una sequia, o una plaga de tornados, eso sin hablar de terrorismo porque si los musulmanes parasen un momento de alabar a gritos a Alá y de fornicar cabras y descubriesen que volando una central nuclaer puede envenenar a toda europa no durdarian en volar una si pudieran

    13 abril 2016 | 09:48

  3. Dice ser Pemascasa

    A quien corresponda, mejor no les des muchas ideas como esta. Te las guardas para ti y tendras q reconocer q calladito estas muy bien

    13 abril 2016 | 10:15

  4. Dice ser No todo es lo que parece

    El problema con Fukushima no es que la energía nuclear sea peligrosa. El problema fue que pese a que se habían hecho varios informes diciendo que la central necesitaba un dique de mayor altura por el riesgo de tsunamis,decidieron no hacer caso. Igual que decidieron no hacer un mantenimiento adecuado en la central.
    La energía nuclear es una energía limpia y renovable. Y es mucho más productiva que el resto de energías que utilizamos. Lo único que falla es que nadie se toma en serio la seguridad que requiere. Pero si las centrales se mantuvieran como deben,y si se tomasen todas las medidas de seguridad necesarias en vez de tomarlo a la ligera,solucionariamos la mayoría de problemas energéticos de la actualidad. Por no hablar de la reducción de emisiones de gases al dejar de lado las energías fósiles. Y dado que ya existen cementerios nucleares,no tendríamos siquiera problema para almacenar los residuos.
    Hace unas cuantas décadas Isaac Asimov escribía su increíble Trilogía de la Fundación,y en ella las civilizaciones más anticuadas y en muchos casos barbaricas usaban combustibles fósiles,mientras que las civilizaciones modernas y más desarrolladas usaban energía nuclear. Y no es una coincidencia. Pero por supuesto,podemos seguir culpando a la energía nuclear de los accidentes que ocurren en las centrales mientras negamos el hecho de que los accidentes se dan por negligencia humana,y mientras seguimos destrozando ecosistemas y empeorando la atmósfera del que hasta ahora es el único planeta habitable con esa maravilla no tan maravillosa que alguien decidió llamar oro negro.

    13 abril 2016 | 10:33

  5. Dice ser joe

    pues ya sabemos que en 80 años no va a haber ningun otro accidente nuclear, barra libre de reactores

    13 abril 2016 | 10:46

  6. Dice ser TengoMisReservas

    Se necesita una fuente de energía limpia y renovable, eso es cierto. Pero la nuclear puede que sea abundante, quizá barata, pero de limpia no tiene absolutamente nada. Dicho de forma más castiza, es dejar la mierda (los residuos nucleares que tardan siglos o incluso milenios en algunos casos desintegrarse, para las generaciones venideras).

    ¿Vamos a hacer pozos cada vez más profundos? ¿Vamos a agujerear todo el planeta 100,200,300 años para llenarlo de MIERDA? ¿O contaminar las fosas marinas con MIERDA NUCLEAR?

    La energía nuclear permite disfrutar de un buen nivel de vida a costa de que las generaciones humanas de dentro de varios siglos vivan con una naturaleza llena de basura nuclear, que imprevisiblemente puede dar problemas a largo plazo.

    Pero claro, a la derecha fascista sólo le interesa la pasta, el dinero, el momento, el carpe diem.

    13 abril 2016 | 11:48

  7. Dice ser Juan

    «Se necesita una fuente de energía limpia y renovable, eso es cierto. Pero la nuclear puede que sea abundante, quizá barata, pero de limpia no tiene absolutamente nada. Dicho de forma más castiza, es dejar la mierda (los residuos nucleares que tardan siglos o incluso milenios en algunos casos desintegrarse, para las generaciones venideras).»

    Para su información, el combustible nuclear se saca de la tierra.
    El uranio enriquecido, no es más que uranio que se ha sacado de debajo de la tierra, se ha enriquecido (separando en U235 del U238, empobrecido).

    Pero todo, absolutamente todo el uranio enriquecido usado en las centrales, ha salido tal cual de debajo de la tierra. Tan sólo se ha separado del inservible (a efectos de fisión) U238. Así que lo de enterrar los residuos no genera ningún problema que no estuviera ya ahí previamente.

    El uranio no se genera espontáneamente. El uranio se extrae en minas, donde es exactamente igual de radiactivo. Así que esa mierda ya la tenemos bajo tierra enterrada y ha sido la naturaleza la que lo ha puesto ahí, no nosotros.

    13 abril 2016 | 14:01

  8. Dice ser Sociólogo Astral

    La humanidad nunca tendrá futuro mientras exista la apestosa energia nuclear.

    13 abril 2016 | 17:04

  9. Dice ser Andrea

    Paneles solares, energía eólica… no sé, hay tantas cosas mas seguras que esos locos isótopos =(

    14 abril 2016 | 20:52

  10. Dice ser Andrea

    Además, es loco que la sociedad a nivel mundial deje de usar pajillas para no contaminar con plástico porque tarda 50 años en degradarse y vengan gobiernos a usar energía nuclear que luego de 3000 años aún no se descompone del todo. En la ciudad de Prypiat (Chernóbyl) dicen que pasar dos días equivale a hacerte una radiografía, es decir, los niveles han bajado mucho… pero aún queda plutonio que si bien no es tan nocivo, es un elemento anormal en nuestro cuerpo.

    14 abril 2016 | 20:55

  11. Dice ser Luis Mª

    No quería centrarme en el accidente de Fukushima en particular sino en las terribles consecuencias de un accidente, cualquiera que sea su causa y por muy mínima que sea la probabilidad de que ocurra. Es casi más un problema ético que político, técnico o normativo. La energía nuclear no es limpia (los residuos son una plaga para la que no hay solución) ni renovable (depende de la disponibilidad finita de un «combustible») y su productividad (medida en términos económicos) es más que discutible: Los nuevos proyectos de centrales son absolutamente ruinosos. ¿Queremos dejar a nuestros descendientes un mundo mejor? Pues abandonemos esta fuente de energía por completo

    15 abril 2016 | 13:02

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