Llamadme cagao, llamadme gallina, llamadme para una orgía, pero a mi lo de Carolina me ha dejado el culo más apretado que los cerrojos del Banco de España. Pues nada, que ve muertos. Pero no uno de vez en cuando, que va, a cascoporro. Y tan normal, oye.
Yo me toco la punta de la nariz con la lengua, yo muevo las orejas, yo toco el piano, yo veo espíritus, yo… Pero vamos por partes, porque mientras escribo esto son las 2 de la mañana, hay mucho silencio y me da miedo levantar la vista del ordenador.
¿Qué ha sido eso? ¿QUÉ HA SIDO ESO? Ah, joder, la puta coneja comiendo alfalfa. Que susto más tonto.
Sigamos.
Milá conenzó la gala haciendo los 10 metros de plató lisos. La mujer se había puesto un traje blanco que parecía un ángel lavado con lejía del futuro. Madre mía, que fulgor. Con ese vestido no puedes hacer nada sin que se te manche.
Milá, de blanco nuclear. (TELECINCO)
Completaba el conjunto con un collar de brillantes que si fueran de verdad la tenían que poner una carretilla para llevarlos y dos guardias de seguridad a cada lado.
Mientras Milá introducía la gala vimos a Amanda apretándose una espinilla entre las tetas. Ella sí que sabe seducirnos y ponernos cachondos. Y es que con las uñacas que tiene Amanda bien puede apretar espinillas. Puede apretar volcanes y vaciarlos si le da la gana.