Sexo a oscuras, y amor «mini» y heterogay en Gran Hermano 16

Carlos e Ivy, en su nidito de amor.

A estas alturas en la casa de Gran Hermano ha habido más sexo que en un club de intercambio de parejas. La colina donde está la casa ha visto más orgasmos que la cámara de vídeo de Nacho Vidal.

Y sin embargo esto es como el veterinario que ve nacer un becerro, aunque lo haya visto mil veces, le sigue haciendo ilusión. A nosotros también. En este caso los primeros de la temporada en pedir y tener la hora sin cámaras han sido Ivy y Carlos.

¿Cómo? ¿No sabéis lo que es la hora sin cámaras? Ay, benditos. Es una cosa que piden dos concursantes de GH (hasta el momento no se han dado tríos) para poder meter la zanahoria del amor en la licuadora del amor.

Se quedan a oscuras, se quitan los micros (aunque hay micros de ambiente) y hacen cositas durante una hora. Sí, lo sé, teniendo en cuenta la media de la mayoría de los tíos deberían ser los 5 minutos sin cámaras, pero así les hace ilusión.

Pues los novios Carlos e Ivy han tenido su hora. Les montaron una catre en la sala de juegos y allí tuvieron que apañarse. Aún no hemos visto el vídeo, pero con la pinta de pasional que tiene Carlos eso debió ser emocionante como firmar una hipoteca.

Que tío más soso. Es posible que Ivy se dejara puesto el camisón, que hicieran un misionero procurando no tocarse y que acabaran lo antes posible pidiéndole a Dios un embarazo.

En el otro extremo está Suso. Que sí, que él mismo dijo que con Sofía había aguantado un asalto (qué les dan de comer en esa casa? ¿Eyaculín en cápsulas? ¿Precocex en supositorio?) se le ha declarado a Raquel, a la que le quiere enseñar a su pequeño susito.

«Te ‘miniquiero’ y tengo ilusión, y quiero tenerte conmigo siempre y dar la cara por ti siempre», le dijo el maromo que se cuida más que una modelo el día antes de un desfile.

Es un romántico. Un puñetero poeta. TE MINIQUIERO

Añadir mini o maxy a los sentimientos como concepto. Te miniodio, te maxyquiero, estoy minitriste, estoy maxysalido, te voy a dar una minihostia que te va a parecer una hostia a escala 1:1… en fin, cosas.

Pero Raquel, que es la mala de la casa al parecer, no se deja tocar ni por el viento. No es que tenga la flor intacta, es que tiene un macetero lleno de geranios. Total, que le ha dicho a Suso que si eso ya duermen juntos fuera. 

«Sin pasar por el altar no le dejes ni catar», es el lema de Raquel, frente al de Suso, que es «prometer hasta meter y una vez metido, se acabó lo prometido«, que aplicó con Sofía.

«Es mi prototipo cien por cien, nunca la utilizaría para tener sexo ni nada, me gustaría conocerla», ha dicho Suso de Raquel. Jo, que bonito, no quiere trincharla como a un gorrino en espetón y ya. Quiere conocerla.

Eso sí, está asustado, dice, muerto de miedo, «tengo miedo a querer«, como si querer fuera encontrarse de madrugada en un viejo caserón abandonado con un tipo con máscara blanca y motosierra.

– Mi sargento, la encontramos temblando en medio del bosque, está traumatizada y no habla.

– Dígame, señora, ¿qué le ha pasado? ¡Queremos ayudarla!

– Vi al amor.

– ¡Oh, dios santo, pobre mujer!

Ah, Sofía. Esta muchacha es como una mosca, que se posa, le sueltas un guantazo y un segundo después se vuelve a posar en el mismo puñetero sitio donde ha estado a punto de morir. La chica el día que le cierren la puerta de cristal del jardín va a estar dándose contra él intentando salir hasta que se lo abran.

Sigue pillada por Suso. Me da que Sofía vio Gran Hermano el año pasado y quiere ser la nueva Paula. Le sobra altura y le faltan piñas bebé.

Han y Aritz, en modo cucharita sí pero no.

Por otro lado están Aritz y Han. Esto es muy raro. MUY RARO. Tanto que es sospechoso.

Cuando Han no está intentando montar a Aritz como Alejando Magno montaba a Bucéfalo, es Aritz el que está refrotándose con Han, eso sí, siempre dejando claro que no quiere nada.

Impagable esta conversación:

– Me voy a poner unas gafas, que tengo los ojos achinados, dijo Han.

– Han, eres chino, le explicó Aritz.

El caso es que Aritz le hace la cucharita a Han, que en este caso no es hacer la cucharita, sino hacer el Lego, porque se quedan como encajados. Creo que lo suyo es amor heterogay.

Aritz le trata tan bien y se dan tantos besitos y abracitos y mimos que le pondrían la culebra contenta a cualquiera que parece hasta falso. Aritz: o te arrancas y jugáis con vuestros rollitos de primavera u os dejáis de tonterías.

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