El nuevo de ‘Gran Hermano 12+1’ se exhibe en la ducha transparente

¿Sabéis esos ricachones feos como una caries con bigote que van en cochazos de lujo exhibiéndolos como si eso les fuera a hacer comerse una rosca?

Pues lo mismo hace Christian, solo que en lugar de mostrar a los cuatro vientos su coche de lujo, enseña su caballero de yelmo púrpura.

Los demás se duchan con bañador, o desnudos, pero con recato, cuando nadie mira o procurando que la franja translúcida de la ducha de cristal les tape las partes pudendas.

Christian no, él se ducha cuando está el patio más lleno que un estadio y como es más bien tirando a canijo y tiene un pene como el cerrojo de un penal, pues los demás tienen que observarlo quieran o no.

Pero es que además, el chaval del cortafríos no tiene un tema de conversación que adore más que el de su poste de la luz. No importa cómo empiece la conversación, hablando de coches, de filosofía o del universo, todo lleva al final a su prolongación cárnica.

Todos los habitantes de la casa repelen semen-jante tema y semen-jantes vistas, que eso es como ver a una vaca espantar moscas. ¿Todos? ¡No! Una pequeña aldea llamada Marta está por la labor de probar las mieles del empalamiento.

Así, se pasa los días haciéndose carantoñas con su Vlad Tepes, caricias, manoseo… en fin, que no me extrañaría que fueran los siguientes que hagan edredoning este año. Y ya serían tres parejas, récord absoluto.

Y eso que el pequeño percutor no está muy por la labor, porque le ha echado el ojo a Noemí. ¿Y por qué? ¿Porque Noemí es muy guapa, porque es simpática, porque le gustan los niños, porque los pitufos son azules? ¡¡No!! Porque según Christian, Noemí es «una golfa». Así, con dos cojones.

Menos mal que Noemí va a pasar de él como de comer zurullos de cabra… (aunque le de cancha para que Alessandro esté celoso).

Hay días que no se si comento GH o comento una telenovela colombiana.

En fin.

Hablando de telenovelas: Sindia podría ser la protagonista de una de ellas.

Y es que la mondarinera está confundida, como Dinio, pero con acento andaluz. Le gusta Pepe y se ha enamorado. Bueno, no. Bueno, sí. Bueno, no sé. Así es la cosa, más o menos.

«Puedes estar enamorada de una persona y de repente llega otra, enamorarte y hacer locuras», dijo la muchacha, que se agobia y llora como si le fueran a dar garrote por lo que su novio puede estar pensando fuera.

Y es que se pasa el día pegada a Pepe como si fuera una eccema en la piel del bailaor, que por otra parte, la mira con los ojos como platos. Ah, no, perdón, él mira todo con ojos como platos.

Christian, Pepe y Michael, que para eso es policía, andan mosqueados por las desapariciones de comida que se están produciendo estos días. Es Juan, claro, que les lleva comida a los nuevos, que viven felices acampados en el pabellón de pruebas cual zagales del 15-M.

Con todo esto, Michael demuestra que es sagaz como un sabueso constipado. Hay sólo 11 posibles culpables, todos están encerrados y no es capaz de pillar al culpable. Si eso lo ve Agatha Christie se arranca los ojos.

Hablando de los nuevos. El tal Daniel es de lo peorcito que me he echado a la cara. De todo sabe el jodío Einstein. Ahora, en realidad no tiene ni repajolera idea de nada. Lo que viene siendo el listo que todo lo sabe. Repelente como un papel higiénico a base de lija.

Más cosas. A Michael se le ha ido la pinza. ¿Pues no va el jodío y le pide a la boca de los deseos que le de un viaje a Nueva York para él y su hermano cuando acabe GH?

Ja ja ja ja. No me quiero ni imaginar lo que pedirá este zagal para los reyes magos. Ya puestos podía haber pedido una mansión con vistas al cuarto de baño de Shakira. Que jodío.

Noemí, por su parte, ha sido más modesta, o lo que viene siendo sensata, y ha pedido un chuletón a la brasa y gambas al ajillo. Creo que ella piensa que la boca de los deseos es un bar de carretera con menú a 9 euros.

Lo que no sé es como tiene hambre todavía. Lo digo porque el otro día se dedicó a depilarle la espalda a su amado Alessandro, que debe tener parientes ewoks. Con la máquina de rapar, tuvo que darle. Y no pidieron un soplete porque no oliera todo a gocho asado.

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