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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

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Ucrania: torturas y crímenes de guerra

Tanque prorruso en las calles de Donetsk (EFE/ EPA/ Alexander Ermochenko).

Tanque prorruso en las calles de Donetsk (EFE/ EPA/ Alexander Ermochenko).

En las guerras no hay ni perdedores ni ganadores, todos son víctimas. Y en muchos casos, víctimas olvidadas. Según datos de Naciones Unidas, más de 6.100 personas, incluyendo personal militar y civil, han muerto a causa del conflicto entre abril de 2014 y abril de 2015.

Según un reciente informe de Amnistia Internacional (AI), Breaking bodies: Torture and summary killings in eastern Ukraine, se están perpetrando crímenes de guerra, como torturas y homicidios sumarios de presos, a manos de captores de las dos partes del conflicto. Prácticas brutales que se cometen, dice AI, a diario en el conflicto del este de Ucrania. De los 33 ex presos entrevistados por la organización, 32 describieron palizas brutales u otros malos tratos graves infligidos por grupos separatistas y pro Kiev por igual.

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Expansión y auge del terrorismo

Nueva York, 11 de Septiembre de 2001. Madrid, 11 de Marzo de 2004. Londres, 7 de Julio de 2005. Todo el mundo lo recuerda. Caos, horror, incertidumbre. Cuando una piensa en estas fechas hay un mínimo común múltiple: terrorismo. Y cuando una piensa en terrorismo su cabeza se va casi de modo automático a estos días.

Imagen de archivo de un grupo de activistas de Boko Haram, en Nigeria.

Imagen de archivo de un grupo de activistas de Boko Haram, en Nigeria. (GTRES)

El Institute for Economics and Peace (IEP) elabora un informe sobre el Índice de Terrorismo Global con el objetivo de tener una visión de grupos, atentados y víctimas terroristas en todo el mundo para entender mejor cuáles son sus raíces y qué produce su metástasis. Desde el atentado a las torres gemelas, con Al-Qaeda demostrando al mundo que su primera potencia no era impenetrable como pensábamos, con grupos como el Estado Islámico sembrando el pánico en Siria e Irak o Boko Haram en Nigeria, esta visión ofrecida por el IEP es más necesaria que nunca.

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Blackwater: justicia siete años después

Por Blanca Blay

Un helicóptero de Blackwater en Bagdad en 2004.

Un helicóptero de Blackwater en Bagdad en 2004.

 

El 4 de julio escribí el post ‘La privatización de una guerra’ y terminaba diciendo: “Esperemos que se haga justicia y que estas empresas dejen de gozar de impunidad”. Y en parte así ha sucedido. La justicia ha tardado siete años en llegar, pero ha llegado.

Después de que este verano se retomara el caso de la masacre que dejó 17 civiles muertos y una veintena de heridos en la plaza Nisour, en Bagdad, los cuatro miembros de Blackwater acusados de disparar y lanzar granadas bajo la falsa convicción que serían atacados han sido declarados culpables. Alegaron que fue en defensa propia.

Ese 16 de Septiembre de 2007 ninguna de las víctimas iba armada, algo que remarcó el fiscal federal Anthony Asuncion en el juicio, que ha tenido lugar esta semana en Washington. Todas ellas se encontraban en un atasco de tráfico, en una abarrotada intersección, cuando sonaron disparos provenientes del convoy Raven23 en el que se encontraban los acusados. Una treintena de testigos y familiares llevados desde Irak han tenido que revivir una vez más la angustia y el horror de ese instante que cambió sus vidas para siempre.

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La privatización de una guerra

U.S. Army photo by SPC John P. Ledington

Blackwater en Afganistán

Una de las guerras más privatizadas de la historia ha sido, sin duda, la de Irak. Desde el inicio de la guerra contra “el terrorismo” la administración Bush optó por la contratación de varias empresas de seguridad privadas, las llamadas empresas de mercenarios. Estas compañías que, bajo un marco legal muy vago y oscuro, ofrecen “servicios de seguridad e inteligencia” de interés para gobiernos como el de Estados Unidos. La ventaja de subcontratarlas: la falta de transparencia y la impunidad de la que gozan a menudo.

Esta semana ha vuelto a los titulares una de estas compañías, la entonces llamada Blackwater, porque cuatro de sus agentes se enfrentan (al fin) a un juicio en Washington por la matanza de 17 civiles -entre ellos un niño – en la plaza Nisour, en Bagdad, hace siete años. Entonces, en 2007, la firma estadounidense estaba subcontratada para proteger a sus diplomáticos por el módico precio de 1.000 millones de dólares (732 millones de euros).

Blackwater, ahora llamada Academi, fue sólo una de las varias empresas que contrató Bush, y aunque su imagen no salió muy bien parada (de ahí el lavado de nombre en 2010) el negocio fue viento en popa. Ya en 2002 la empresa firmó un contrato federal por valor de 5,1 millones de dólares y sólo tres años después, subió a 221,4 millones de dólares. En 2010 la administración Obama firmó un acuerdo de 10.000 millones de dólares por cinco años con ocho compañías, entre ellas Triple Canopy, que hace un mes se fusionó con Academi, la firma que adquirió a Blackwater en 2010.

En el momento de la masacre, en 2007, había unos 25.000 agentes de seguridad en el país. Los hechos son objetivos, el mismo FBI determinó al poco tiempo que al menos 14 de los 17 civiles murieron por disparos provenientes de un convoy de jeeps de la compañía. Ahora, cuatro de los agentes (todos anteriores miembros del Ejército estadounidense) están acusados de disparar de modo indiscriminado ese 16 de Septiembre y se enfrentan a juicio. La defensa alega que fue en defensa propia pero habrá que esperar para ver que dictamina el juez y los 17 miembros del jurado. También será clave la declaración de la cincuentena de ciudadanos iraquíes que la acusación prevé traer a Washington.

Esperar siete años para el juicio

El casó llegó a los tribunales estadounidenses pero todos los cargos fueron desestimados en 2010 porque un juez federal estadounidense, Ricardo Urbina, consideró que los derechos de los acusados habían sido violados. Según el magistrado, el Departamento de Justicia de EEUU basó su acusación en los testimonios que los mercenarios dieron poco después de cometerse la masacre, testimonios que fueron concedidos para la investigación pero bajo la condición de que no serían usados contra ellos en un futuro.

EUA no se libra de responsabilidades (por lo menos morales)

En un informe de agosto de 2007, revelado esta semana por The New York Times, un investigador alertaba que la falta de supervisión había generado un “ambiente lleno de negligencias” y que los guardias de la compañía se sentían “por encima de la ley”. De hecho, el propio investigador explica que al pedirle explicaciones al jefe de Blackwater en Irak éste amenazó con asesinarle y altos cargos de la Embajada de EE UU en Bagdad se pusieron del lado de la compañía de seguridad.

Esperemos que se haga justicia y que estas empresas dejen de gozar de impunidad. Deberían rendir cuentas de sus actividades, especialmente cuando actúan contratadas por un gobierno y en una guerra. Además debería existir algún tipo de supervisión in situ, algo que en Irak brilló por su ausencia.

 

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

 

 

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Blackwater: Shadow government

Las otras víctimas de la guerra

Una niña camina sobre una tienda en el campo de refugiados de Atimeh. Crédito: Flickr/FreedomHouse

Una niña camina sobre una tienda en el campo de refugiados de Atimeh. Crédito: Flickr/FreedomHouse

Ninguno de ellos ha elegido estar ahí, ni pasarse nueve, diez o catorce meses. Incluso años. Su casa, a estas alturas, está muy probablemente quemada, destruida y quedan sólo algunos restos. Y si todavía existe, si todavía existen las cuatro paredes, estará vacía, no habrá vida.

Los primeros dan el paso en Abril de 2011, son cerca de 5.000, y se dirigen al país vecino, a Líbano. La mayoría son mujeres y niños. Meses más tarde la situación empeora y otros miles de familias cruzan la frontera para dirigirse a Turquía o Jordania. Mientras las relaciones entre Turquía y Siria empeoran y la crisis se internacionaliza, se van multiplicando los campos de refugiados. Miles y miles de tiendas color tierra se amontonan indefinidamente.

El ritmo de personas que huyen a diario aumenta a medida que la crisis siria empeora e incluso en países como Grecia se colocan guardias para que controlen la frontera. Campos como el de Za’atari, al norte de Jordania, en el desierto, llega a albergar a más de 100.000 refugiados y este y otros países vecinos se ven desbordados por el flujo de personas. En septiembre de 2012 el pánico llega a la cifra de 11.000 personas saliendo de Siria en menos de 24 horas.

Vivir entre telas

Las condiciones en los campos son las que son. En invierno de 2013 se calcula que de los refugiados sirios más de tres millones son niños y muchos se ven forzados a trabajar para sobrevivir. Algunos llevan ya más de dos años sin educación. En Marzo la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas anuncia que el número de refugiados sirios llega al millón y en verano la media diaria sobrepasa el índice alcalnzado durante el genocidio de Rwanda. Las imágines dejan sin respiración. Llegan multitudes.

Naciones Unidas anima a todos los países a ofrecer opciones de reasentamiento y la llamada comunidad internacional accede a recibir hasta 30.000 con fecha a finales de 2014. Las peticiones de asilo en la UE se disparan pero en realidad sólo el 4% de los refugiados sirios estan en Europa (básicamente en Alemania y otros países del norte). Europa se resiste a abrir sus fronteras. Eso sí, en términos de asistencia humanitaria la UE ha dado más de 843 millones de euros, que combinado con las donaciones individuales de algunos países miembros (el que más Reino Unido) sitúa la UE como el mayor proveedor de asistencia.

Una crisis global

En el mundo hay más de 43 millones de refugiados y desplazados internos, de los cuales el ochenta por ciento son mujeres y niños según datos de 2013 proporcionados por Naciones Unidas. Actualmente hay más de 6 millones y medio de desplazados internos en Siria y más de 9 millones necesitan asistencia humanitaria. Sólo en Turquía el número de refugiados sirios alcanza ya el millón. Según los últimos datos de Amnistia Internacional la guerra siria ha dejado más de 2,7 millones de personas registradas como refugiadas, la mitad de ellas niños, y se calcula que para finales de este año el número puede crecer hasta los 4 millones. De momento sólo 94.000 han solicitado asilo en la Unión Europea, Noruega y Suiza, un total de 725 (el 1,4%) en España.

Hoy es el día mundial del refugiado, uno de esos días que se fijaron en el calendario para recordar, por lo menos una vez al año, la triste e injusta situación de todos ellos, los que no han elegido estar ahí, los que son víctimas de la guerra, la persecución y la violencia y que, a menudo también, son víctimas del olvido.

 

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

 

 

«Nosotros somos los Estados Unidos de América»

ImagenHace unos días el periodista Carlos Elordi escribía en eldiario.es un artículo bajo el titular Qué difícil es opinar sobre Siria…Lo cierto es que desde que empezó el conflicto a principios de 2011 la complejidad de su forma y los intereses de los países vecinos y las potencias occidentales han enturbiado cualquier información e intención y dificultado que nos formemos nuestra propia opinión. Lo único seguro que sabemos son los hechos y los números, la frialdad de la estadística, el poco margen de error. Más de 100.000 muertos, 2 millones de refugiados, 4,25 millones de refugiados internos. Y los últimos datos: más de 1.000 muertos tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto.

Hasta ahora la llamada comunidad internacional ha fracasado en sus varios intentos de poner fin a la guerra civil mediante un hipotético proceso de paz. Mientras, sin embargo, cada país ha hecho sus pinitos. Rusia ha armado el régimen de Bachar el Asad y Estados Unidos ha participado junto con otros países a reforzar los rebeldes. La Unión Europea, como de costumbre, no se decidió a hacer algo hasta hace unos meses, cuando terminó el plazo que había establecido para el embargo de armas, hecho que dio luz verde a aquellos países que querían armar los rebeldes, como es por ejemplo el caso de Francia.

Ahora, tras el desastre humano que tuvo lugar hace unos días debido al uso de gas sarín, la suerte (o desgracia) de la guerra en Siria puede cambiar. Si bien, como era de esperar, Obama no logró convencer a Putin en la última reunión del G-20 en San Petesburgo de la necesidad de actuar, está decidido a seguir adelante. Su campaña a favor de una intervención de corta durada (60 días) y sin botas americanas sobre el terreno (así disminuye el riesgo de volver con cadáveres estadounidenses) ya está en marcha y por ahora parece no importarle para nada la reacción de Rusia.

Para conseguir que el Congreso apruebe la resolución sobre una intervención en Siria, Obama empezó sumando adeptos en la reunión del G-20 y volvió de San Petesburgo con el respaldo claro de Francia y el soporte ambiguo de otros países, como España. Ahora su objetivo es convencer los indecisos en el Congreso y para ello el Ejecutivo recurrió a la difusión de trece vídeos que contienen duras imágenes de las víctimas después del ataque químico.

También dedicó su discurso semanal a defender una acción militar limitada en el país árabe. En el discurso no falta, como es habitual, la dosis de americanismo necesario: “Sé que el pueblo estadounidense está cansado después de una década de guerra, incluso ahora que la guerra en Irak ha terminado, y la guerra en Afganistán está terminando. Es por eso que no estamos poniendo nuestras tropas en medio de la guerra de otro. Pero nosotros somos los Estados Unidos de América. No podemos hacer la vista gorda a las imágenes como las que hemos visto fuera de Siria.”

Ahí está: “nosotros somos los Estados Unidos de América”. Y nosotros, y yo, ¿que soy? Yo tampoco puedo hacer la vista gorda a esas imágenes, ni a los más de 100.000 muertos, ni a los que cada día intentan huir del país con la esperanza de sobrevivir. Yo no sé que es lo que debe hacerse al respecto pero rechazo la inacción sólo por seguir un discurso anti-imperialista, como se limitan a hacer algunos. Del mismo modo, rechazo la inacción de la Unión Europea como tal, que todavía cree que “sólo una solución política dará lugar a una Siria unida y democrática” y que sólo así se puede “poner fin al horrible derramamiento de sangre, graves violaciones de los derechos humanos y la destrucción de gran alcance”, como dijo la Alta Representante para la UE, Catherine Ashton, el pasado 7 de Septiembre en un intento de esconder la disparidad de opiniones de los 28 estados miembros de la UE.

De todos los caminos posibles ya sabemos que todos son malos y también sabemos que quizás el camino más correcto -que sería una actuación en bloque de la comunidad internacional con el respaldo de Naciones Unidas- es inexistente debido al veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad. Visto este panorama y con muchas líneas rojas cruzadas en Siria (no sólo el uso de armas químicas como dijo EUA) la responsabilidad del resto de países quizás debería ser la de examinar cuál es la opción menos mala a corto y a largo plazo, no sólo teniendo en cuenta sus intereses sino prestando especial atención a las consecuencias para el pueblo sirio.

La comunidad internacional no puede seguir callada ni de brazos cruzados, debatiendo en reuniones cada equis meses qué debería hacerse. Tampoco pueden Francia o EUA embarcarse en una intervención de la que no se conozcan los detalles o de la que no se sepa cómo servirá para evitar que se repita un ataque con armas químicas y disuadir el régimen (y de paso, países como Irán) de su uso. Todas las preguntas deben tener respuesta antes del mínimo gesto. Es una lástima que seamos incapaces de hablar como Nosotros, las Naciones Unidas y que acaben pesando más los intereses nacionales que la moralidad y los derechos humanos.

BLANCA BLAY

blanca.blay@gmail.com

Respecto la intervención en Siria, desde GS recomendamos este artículo del periodista Jordi Pérez Colomé: “ Escoge tu aventura en Siria”.