En 2006, a dos años vista de las presidenciales, Hillary Clinton era la favorita entre los demócratas. En 2009, sin embargo, no era una mujer quién asumía el liderazgo de la Casa Blanca; lo hacía Barack Hussein Obama, convirtiéndose en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos. Durante los primeros años de su mandato, Obama cayó en simpatía con sus discursos llenos de promesas y buenas intenciones. Después de la reelección en 2012, que le daba el margen de tiempo que pedía para completar sus planes, el presidente sigue sin cumplir varias de sus promesas y se encuentra en uno de los momentos de mayor impopularidad.